Un enorme planeta fantasma ronda por nuestro sistema solar. El anuncio no lo hizo uno de esos comerciantes esotéricos que vendían el fin del mundo para el 2012, sino un muy prestigioso científico de Caltech.
Michael Brown y un grupo de colegas de la universidad californiana (en la que también dan clases los rectores de Yachay) realizaron un modelado matemático y concluyeron que se trata de un planeta diez veces más grande que la Tierra, aunque demasiado lejos para haber sido detectado hasta ahora.
Tan lejos está que da una vuelta al sol cada 10 o 20 mil años, más o menos. Recordemos que los caldeos, los primeros astrónomos de la historia, comenzaron a estudiar los cielos hace apenas 5 mil años. Sus herederos, los babilonios, creían en la existencia de Nibiru, un mitológico cuerpo celeste que muy probablemente se tratara de Júpiter.
Quien sí predijo la existencia de un planeta de gran tamaño más allá de los confines de nuestro sistema solar fue el estrafalario astrónomo Percival Lowell. Recluido en su propio observatorio del norte de Arizona, Lowell se proponía recuperar el prestigio profesional tras la vergüenza de haber sostenido que Marte estaba habitado por una muy avanzada civilización.
¿Su evidencia para tamaña afirmación? Que eran capaces de construir canales de miles de kilómetros de largo y cientos de ancho para irrigar sus desiertos. Así se esparció por el mundo el temor a una invasión de estos avanzadísimos -aunque inexistentes- marcianos.
Infelizmente para él. las elucubraciones erróneas de Lowell se debieron a una mala traducción: en sus observaciones del planeta rojo, su colega Schiaparelli había descrito monumentales canali, que en italiano significan “cañones naturales” y no una construcción artificial.
En menos de un suspiro otros científicos desmintieron de manera tajante sus afirmaciones. Más tarde, en 1906, tratando de explicar algunas anomalías en la órbita de Neptuno, Percival Lowell calculó que debía existir otro planeta que aún no se había descubierto. Lo llamó “Planeta X”.

Tras su muerte, en 1930, un astrónomo del mismo observatorio Lowell finalmente dio con él usando un telescopio más potente: era muy pequeño y lejano. Lo bautizó “Plutón” usando las iniciales -PL- del nombre de su malogrado mentor . Y desde entonces nuestro sistema solar pasó a tener nueve planetas.
Pero no daba la talla para ponerlo en el mismo rango de la Tierra o Saturno y comenzó la polémica, hasta que en el 2006 un congreso mundial de astrónomos degradó a Plutón a la categoría de “planeta enano” y el sistema solar volvió a quedarse con ocho planetas.
Quien dirigió esta cruzada se llama a sí mismo “el hombre que mató a Plutón” y su cuenta de Twitter es @plutokiller. ¿Que cómo se llama este astrónomo? Pues su nombre es Michael Brown y sí, es el mismo astrónomo que ahora predice la existencia de un noveno y enorme planeta que afecta… la trayectoria de Neptuno.
Ahora la NASA acaba de mostrar su escepticismo sobre el anuncio de Brown. Si ese enorme cuerpo celeste existiera, ya tendría que habérselo visto. Así es que ahora comienza la apasionante batalla científica por aportar pruebas que lo confirmen o desmientan. Y las vueltas de la historia parecen tan largas y complicadas como la órbita de este escurridizo compañero de viaje alrededor del sol.
Si el laureado periodista..Únicamente puede escribir ,dos artículos bajados de internet
ustedes se merecen un mejor nivel de colaboración.
Muy buena información…extrañamos “mitos y verdades” …
EL HERCOLUBUS EXISTE y es ese gran planeta rojo,
nah mentira, esto es una mera hipotésis que debe ser demostrada antes de querer atemorizar con “supuestos” al público