El presidente Correa trajo a debate durante su último enlace el tema de los “elefantes blancos”. La publicación en la prensa de la cancelación de los vuelos de TAME al aeropuerto de Tena y una caricatura de Bonil en El Universo, dispararon su indignación. Para el Presidente no se han hecho elefantes blancos durante su gestión.
¿Conoce usted un elefante de ese tipo? Envíenlo por favor a 4pelagatos. Quizá el Presidente está mal informado… 4Pelagatos, solo a título de ejemplo, recuerda el caso de tres obras que tienen características de elefantes blancos. Se puede agregar a la lista el Edificio de Unasur y así por el estilo. Muchas obras entran en el concepto elefante blanco: una obra tan costosa y tan poco útil que termina arruinando a su dueño… En este caso a la sociedad ecuatoriana.

Santa Rosa: ojos más grandes que el estómago
El 26 de enero del 2010 se inauguró en Santa Rosa, provincia de El Oro, un aeropuerto que debía transformar la vida económica de la provincia y cierta medida al país. Ese día aterrizó en su flamante pista el presidente Rafael Correa para las ceremonias de rigor. Pocos días más tarde, el entonces vicepresidente Lenin Moreno, utilizando también el avión presidencial, llegó a la nueva terminal para cumplir con otras ceremonias.
El entonces ministro de Transporte y Obras Públicas, que llegó en el avión presidencial con Correa, aseguraba que el aeropuerto serviría para ser un enlace regional con el Perú. Habría vuelos internacionales hasta Piura e incluso otros desde Cuenca para ir de ahí al norte peruano.
El gobierno aseguró que el costo del aeropuerto, la pista y las vías de acceso era de 47 millones de dólares. Una inversión así de grande no era para menos: había parqueadero para 140 vehículos y 32 camiones, una pista de 150 metros a cada lado, se habían construido nueve counters para las aerolíneas que seguramente querrían operar ahí, dos salas de pre embargo y otras dos para vuelos internacionales.
Casi exactamente seis años más tarde, la realidad es otra. A Santa Rosa únicamente llegan tres vuelos diarios: dos de Quito y uno de Guayaquil. Los vuelos internacionales nunca se realizaron y la terminal, así como el parqueadero, permanece casi todo el día vacíos. Los aviones son de mediana y pequeña capacidad, entre 48 a 90 pasajeros. Según El Universo el aeropuerto podría haber operado 1 680 vuelos en sus primeros siete meses pero solo llegó a 84. Ese diario reportó que de este aeropuerto, con una pista apta para el aterrizaje de un Boeing 767 (capacidad de 250 pasajeros) salen vuelos con un promedio de 5 pasajeros.
Movilidad humana: el surrealismo en Azogues
Según la documentación oficial de la Cancillería ecuatoriana, en el viceministerio de Movilidad Humana trabajan 34 personas, incluida la viceministra, María Etelvina Landázuri. A ellos hay que añadir los seis funcionarios de la subsecretaría de Atención al Migrante, cinco de la dirección de Inclusión a la Comunidad de Ecuatorianos en el Extranjero, cuatro de la Dirección de Migrantes Retornados y siete de Servicios Migratorios y Consulares. Total: 56 personas.

Para ellos el gobierno de la revolución ciudadana construyó uno de los edificios más grandes de la ciudad de Azogues: 9.100 metros de construcción, con cuatro pisos sobre el nivel del suelo y tres pisos subterráneos, más un amplio sector de parqueaderos con plazas para 120 vehículos, un auditorio con capacidad para 150 personas, una biblioteca de iguales dimensiones y cinco salas de videoconferencias. Hay oficinas para 208 personas.
La estructura es de hormigón armado. Los pisos son de porcelanato. Los sistemas electrónicos son centralizados. Además, el edificio posee controles de accesos automáticos y cámaras de videovigilancia en todos los pisos, desde los parqueaderos hasta la última oficina.
La obra, ejecutada por la empresa Contaryn, tuvo un presupuesto inicial de $2,9 millones pero terminó costando $5,5 millones. La desproporción era evidente. Por eso, ni bien estuvo inaugurado el edificio se anunció que otras instituciones públicas trasladarían sus oficinas al edificio: el Senescyt, los ministerios de Cultura, Trabajo, Turismo, Agricultura… Algunos ya lo han hecho pero, dado el escaso número de funcionarios que manejan estas dependencias en Cañar, el edificio sigue quedando grande. Tanto, que la propia Gobernación de la provincia se ha traslado allá mientras terminan las reparaciones de su sede, en el centro de la ciudad.
El principal proyecto del gobierno fue llenar el edificio de multiventanillas para atender al público con todo tipo de trámites. Algunas se han instalado ya. Sin embargo, cualquiera que visite el lugar en un día ordinario se sorprenderá de encontrarlo tan vacío. Nadie en los corredores, nadie en las ventanillas, no más de diez carros en los parqueaderos…
Yachay: el sueño tecno populista

Yachay es un sueño de los tecnócratas de la Senescyt. Presentada como una Ciudad del Conocimiento, debía contener la “Universidad Científico Experimental del Ecuador, centros e institutos públicos de investigación”, atraer “inversión extranjera de alta tecnología y servir de asentamiento de instituciones y organismos públicos y privados relacionados con la economía del conocimiento”. Esto debía contar con el plan maestro de la firma IFEZ (Incheon Free Economic Zone) de Corea del Sur.
Yachay fue inaugurado el 31 de marzo del 2014 en Urcuquí, Imbabura, en un terreno de 4489 hectáreas. Abrió con aulas, laboratorios, granjas experimentales y residencias para profesores y estudiantes. 174 estudiantes se matricularon y su primer reto fue superar la nivelación. Lo lograron 144 que pasaron al primer semestre.
Por ahí empiezan las críticas de aquellos que creen que la inversión prevista hasta el 2017, $1.041 millones, es un despropósito. Arturo Villavicencio, profesor e investigador que posee experiencia en ese tema, lo calificó de absurdo y peligroso. Él es quien mejor ha sistematizado las críticas: en vez de lanzar ese proyecto el gobierno debió apoyar universidades como La Politécnica y la Espol. En Ecuador no hay los laboratorios, las bibliotecas, la industria de alta tecnología, las cadenas de valor, las salas informáticas, los centros de estudio, los especialistas que esa iniciativa necesita. Tampoco hay grandes laboratorios que investiguen, empresas que consuman esas tecnologías, bancos que financien todo el proceso…
El planteamiento no se compadece con la implementación en el terreno. Yachay empezó siendo un preuniversitario. Es decir, pasarán años para que Yachay forme los profesionales en las cinco ramas en que dividió su pensum. ¿Merecía tal inversión para tan magra expectativa? ¿Debía empezar de cero? ¿Qué pasará con la investigación en las otras universidades del país?
Yachay se hizo pensando que el dinero iba a fluir sin cese en el país. La denuncia que su rector ganaba $16.300 al mes fue reveladora: escandalizó a la opinión. Pero había más: tres otras personas ganaban lo mismo sin siquiera tener que estar presentes en Yachay. Una señal inequívoca de que el sueño de repetir la experiencia de Corea del Sur o de Silicon Valley está totalmente desfasado. Y que ese centro educativo, con la actual crisis económica, está destinado a ser el elefante blanco más importante del correísmo en el sector educativo.
Y el ministerio de la felicidad con su horario de meditación yoga y consumo de frutas ah. No hay que olvidar que al principio hubo un ministerio del litoral