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La burbuja china y la deuda ecuatoriana (3)

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¿Cómo va a estallar la burbuja china? Tomemos el caso de la empresa Xingrun en la ciudad de Fenghua, parte de Ningbo, en el cinturón industrial en la costa este de China. Los problemas de Xingrun empezaron con un proyecto de renovación que arranca en 2007, como reportó la prensa china. La empresa intentó, luego de obtener apoyo estatal y de adquirir otra empresa inmobiliaria en apuros, construir bloques de vivienda vertical en un pueblo llamado Changting. El proyecto implicaba que la empresa construyera casas para los residentes originales antes de que el pueblo original fuese demolido. La construcción fue proyectada para el primer semestre de 2012. Xingrun pretendía pagar sus deudas en tres años calendario. El proyecto de edificios nunca llegó a la fase de construcción. Las viviendas del pueblo siguen en pie. La empresa construyó viviendas de reemplazo para los pobladores pero nunca fueron construidos los edificios. Y nunca fueron construidos porque los habitantes del pueblo paralizaron el proyecto y a la Xingrun en una demanda legal que ha durado años. Xingrun no ha podido pagar sus préstamos originales. De hecho, los refinanció con nueva deuda con muy altas tasas de interés.

Xingrun no es la única empresa que se ha metido en problemas como contratista estatal, paralizada por el diseño central tecnocrático y la falta de negociación en la propia sociedad civil -un concepto que renace en China luego de dos generaciones de socialismo- y que luego se refinancia en costosos mercados de deuda. Los acreedores están exigiendo ya de vuelta sus créditos. Debido a que los precios de las propiedades inmobiliarias fueron infladas por la impresión de dinero -recordemos que en el mundo de hoy es “normal” y de “libro de texto” tener dinero-deuda estatal en reemplazo de dinero real- su desinfle está destruyendo la capacidad de los constructores para pagar sus créditos, no se diga adquirir nuevos.

En el pasado, una constructora como Xingrun podía contactar a la sucursal local de un banco comercial para pedir más crédito. La sucursal aceptaba porque, en la cadena de mando del banco, sus superiores promocionaban el crédito. Pero a toda burbuja de crédito basada en ahorro jamás ahorrado le llega su estallido. Los bancos chinos involucrados con la burbuja de vivienda tienen un problema contable gigantesco. Imprimir más dinero -piense el lector en el año 2008-2009 en EE.UU.- no dinamizará la economía sino que causará lo que se conoce como un credit crunch (contracción crediticia) en que los bancos se la pasarán años saneando sus balances y sin restaurar sus líneas de crédito. Las empresas no pueden pagar, los bancos ya no prestan. Recesión masiva a la vista. Desempleo creciente.

Volvamos a Fenghua. La zona tiene -en el mejor de los casos, asumiendo aciertos de comisarios tecnocráticos previendo necesidades ajenas- al menos seis años adelantados de vivienda construida y vacía o en construcción. Esto hace que los constructores pequeños y medianos tengan altísima presión para pagar sus préstamos, especialmente si los acreedores privados buscan recuperar normalmente sus créditos de altas tasas de interés. Una desaceleración en la subida de los precios de la vivienda no sería suficiente. Sin salvatajes bancarios de bancos de alcance provincial, Fenghua no será el único gobierno local en gravísimos aprietos. Culpas abundantes al mercado por las dislocaciones brutales que causa la economía mixta inflacionista y búsqueda de soluciones en Keynes o incluso Marx. Terreno para populismos autoritarios sembrado. Edificios y materias primas masivamente derrochados. Años perdidos.

¿Qué pasará con la colocación de fondos chinos en mercados emergentes como el de Ecuador? Hay algunos rasgos comunes a las crisis de deuda. En primer lugar el dinero real o clásico -atacado y ocultado de la vista del público- se valoriza. Suben el oro y la plata, refugios perennes ante las conmociones monetarias. En segundo lugar, una obvia pérdida de confianza en la moneda local. El yuan, que estaba ganando confianza como divisa internacional, sufrirá una pérdida de valor notable. En tercer lugar, los inversionistas buscarán refugio en mercados más maduros y estables desde todo punto de vista -en particular, político-legal.

Cuando hay conmoción en los mercados emergentes -y China no alcanza aún el Segundo Mundo en varios sentidos cruciales- los fondos suelen refugiarse en los EE.UU. y Europa. Principalmente, en los EE.UU. Eso significa que al menos durante el lustro posterior al estallido oficial de la burbuja -y analistas como Skousen, Stockman y Schiff, que predijeron la crisis de 2008 basados en la economía realista de la escuela de Carl Menger- consideran que estamos a meses de ello, Latinoamérica perderá brillo por “contagio”. Pero aquí viene el detalle. ¿Hay una burbuja estadounidense similar gestándose? ¿A dónde irán los fondos si la crisis de deuda es global? Eso es tema de otro artículo: la burbuja estadounidense del 2016.

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