Otra más de las fantasías y especulaciones sabatinas de Correa nos pone el alma en vilo. No hay cosa que nos preocupe más, al menos a quienes no somos nuevos ricos y vivimos de nuestro sueldo, que el monto de la remuneración y las horas de nuestra jornada de trabajo.
Desentrañemos, entonces, las verdades y mentiras del Proyecto de Ley Orgánica para la Optimización de la Jornada Laboral y Seguro de Desempleo.
Rafael Correa plantea la posibilidad de que la jornada laboral sea reducida a 30 horas semanales, previo acuerdo entre empleador y trabajador; pero no dice que esto significa una reducción del 25% del salario del trabajador. Que esto afecta directamente la capacidad de pago del ciudadano a quien no le van a rebajar el 25% de su cuota de la tarjeta de crédito, de su préstamo al banco, de la pensión del colegio de sus hijos, de los servicios básicos, del valor de la canasta básica familiar, etc. Ni que se reduce el sueldo pero no el aporte al IESS, el cual se calculará sobre la última remuneración percibida antes de la reducción.
En cambio, los empresarios que se acogerían a esta medida no son necesariamente los que tienen pérdidas sino aquellos que hayan reducido sus ingresos. En teoría, un empresario que antes ganaba 10 y hoy gana 5, podría ser candidato a acogerse a la reducción de jornada laboral prevista en el proyecto.
Rafael Correa causó la crisis por su inoperancia en la conducción económica y política del país; y es el trabajador quien asume todo el peso de la irresponsabilidad presidencial.
Los más ilusionados con este proyecto pueden ser los pequeños y medianos empresarios, aquellos cuya nómina representa un porcentaje importante de los costos de producción (aquí hago una reflexión: cuanto menos tecnificada sea una empresa, más peso tendrá su nómina -probablemente, más peso que la nómina, tendrá el costo financiero de los créditos con los que opera-, lo cual evidencia una deficiencia estructural del modelo económico del país).
Pero al mismo tiempo que se ilusionan las PYMES, se le hace agua la boca al gran empresaurio porque se le abre la posibilidad de reducir un 25% del costo del salario de sus trabajadores. No hay garantía de que ese ahorro lo reinvierta en la empresa; lo mantenga en el sistema financiero nacional; o por el contrario, lo saque del país, como muchos de los que hoy se quejan, hicieron en 9 años de ganancias extremas producto de la bonanza petrolera.
Rafael Correa, el campeón de los eufemismos, quiere ahora que la cesantía se llame seguro de desempleo. Otra vez, al igual que con la mensualización de los décimos, trae el ahorro futuro al consumo presente, porque después de él, el diluvio.
La única diferencia entre la cesantía vigente y el seguro de desempleo que propone Correa, es la forma cómo se lo va a pagar. Actualmente es un fondo que se recibe completo y con la nueva ley, se lo recibirá a prorrata en 5 meses.
En otro orden de cosas, la subvención del 100% del aporte al IESS para los empresarios que den empleo juvenil por primera vez, es una apuesta interesante del gobierno para incorporar a este segmento poblacional al sector formal de la economía. Sobra decir que esta no fue idea de Correa.
Finalmente, no puedo dejar de señalar que los empresarios deben tener cuidado de no caer, con esta ley, en una trampa para cazar monos; donde se mete la mano, se agarra el objeto, pero no se puede salir de la trampa por tenerlo agarrado.
Este gobierno es tan audaz y está tan desesperado, que a cambio de la reducción de la jornada laboral y la consiguiente reducción del salario, podría disponer, sin escrúpulo alguno, que se consignen en el Banco Central del Ecuador las provisiones que cada empresa, en cumplimiento de las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF’s) debe hacer para cubrir eventuales contingencias laborales como la jubilación patronal de sus trabajadores. El pretexto que Rafael Correa podría usar para este nuevo despropósito es que esos recursos ya no le pertenecen a la empresa, sino a los trabajadores; y el Estado quedaría como “custodio” de los mismos. Este proyecto de ley no es parte de un programa económico estructurado para salir de la crisis. No hay en el proyecto de ley un análisis del impacto macroeconómico y financiero que va a tener la reducción de la capacidad de pago y adquisitiva del trabajador como consecuencia de la reducción de sus ingresos.
Quedan advertidos, no todo lo que brilla es oro.
Hasta para hacer estupideces es CAMPEÓN E ILUMINADO, las “hace con creatividad”.
Insisto, MEDIOCRE.
Es un revoltijo lleno de incoherencias las políticas sobre materia laboral e incentivos, en análisis e implementarse pero ya no las llaman revolucionarias como las recientes anteriores, no sirvieron a los ciudadanos, gremios, etc. sólo a grupos seudo-burgueses de éste régimen. Quieren promover el empleo pero si cada vez el humilde ecuatoriano cae en desempleo y sin ingreso. Ej: Firman un crédito por 198 Millones USD. para financiar proyectos en Yachay, y dicen: que es para el cambio de la matriz tecnológica y es esencial para que el país “deje de ser exportador de materias primas” y se constituya en “exportador de conocimiento y tecnología”???. Miles de familias dependen del ingreso de éstas actividades y producen materias primas para generar su ingreso para comer y además generan riqueza para el país, lo otro tomará tiempo para recoger frutos, por verse y los campos. Yachay es para figuretear y las otras universidades esquilmados sus proyectos y recursos.
Qué quieren liquidar al trabajador lo poco que tiene para subsistir y que pague su propio seguro de desempleo despúes? También por favor alguien me diga o averigüe de dónde y los fondos de contrapartida para pagar ésta deuda a heredar los próximos gobiernos y todas y todos los ecuatorianos? Ocultan información y sólo hablan lo que les conviene¡¡¡
Es prioritario y oportuno para el Ecuador en los actuales momentos de iliquidez que se contraten nuevas deudas, si ni siquiera las actuales saben como manejarlas?.No hay sindéresis¡¡¡ 🙁
Si el presidente cree que esta buena idea la reducción de la jornada laboral con el consecuente 25% menos en el salario, porque no da ejemplo y lo implementa inicialmente en el gobierno, el sector público, asambleístas, etc.
Que pena señor Aguilar que todo le parezca mal, alguna vez le preguntaron que cuales son las cosas buenas de este gobierno y usted dijo que nada. Eso ya me hizo dar desconfianza en usted y a la vez saber que no es objetivo y que sobre todo está su odio y antagonismo político, ojalá sea solo político. Y para terminar mi respetuoso comentario solo le recuerdo que si se ha dicho que al bajar las horas de trabajo bajará la remuneración, pues será en proporción a las horas trabajadas.
Que triste despertar para algunos que, hasta noviembre; seguían aplaudiendo y gritando a los 4 vientos la eficiencia del iluminado economista!!
Esta tan desesperado el genio del presidente y su séquito de sabios funcionarios, que creen salvar el despilfarro con medidas que asfixian a los únicos que trabajamos por un país mejor.