Entrevista: 4Pelagatos
Producción y dirección de video: Carlos Andrés Vera
Si antes no tenía sentido, ahora tiene menos sentido: Roque Sevilla, ex Presidente de la Iniciativa Yasuní ITT cree que es momento de parar todos los trabajos y archivar la decisión de explotar el Yasuní. La lógica milita en esa dirección, pues el costo de la extracción es el doble del precio del petróleo.
La explotación prevista requiere, en efecto, medidas ambientales de alto costo. Para ser transportado ese petróleo necesita, por su peso, ser calentado en una planta de 300 megavatios que debe ser instalada en el Parque Nacional. Y llevar petróleo de Sacha y Shushufindi para ser mezclado.
Roque Sevilla quiere hacer, con los miembros de la comisión original que buscó dejar el petróleo bajo tierra, una propuesta al gobierno: volver a lanzar esa iniciativa, pero con una condición previa: que se haga una consulta popular en la cual los ecuatorianos decidan dejar bajo tierra el 20% de las reservas petroleras del Yasuní. Con ese poder moral, él pudiera, de ser el caso, volver a recorrer el mundo para promocionar esa causa.
Sevilla cree que hay las condiciones han cambiado. No solo han pasado seis años sino que el mundo, en ese lapso, ha tomado decisiones como crear un fondo común de cien mil millones de dólares para países que tienen una enorme riqueza biológica y que, en esos subsuelos, tienen petróleo. Ecuador, en su concepto, debe buscar parte de ese presupuesto para proteger sus recursos naturales renovables, sus 42 parques continentales y desarrollar energías no contaminantes. Su política ambiental debiera empezar ya. Debe programar para la próxima década, por ejemplo, el cambio de motores a combustión por motores eléctricos.
La consulta se la van a proponer al Presidente. ¿A quién más?, pregunta el ex alcalde de Quito, convencido de que el electorado votará masivamente por salvar el Yasuní.
En la segunda parte de la entrevista, Roque Sevilla da más detalles sobre su propuesta de una consulta popular para revivir el tema del Yasuní. La consulta no sería para convencer a los ecuatorianos, que ya lo están, sino para dar más seguridad al mundo de que, en esta ocasión, el Ecuador sí cumplirá sus compromisos. Sevilla recuerda cómo el gobierno ecuatoriano incumplió su palabra cuando ya había una movilización internacional para constituir un fideicomiso que era básico para que otros países y organizaciones entreguen dinero para el proyecto.
En este sentido Sevilla cuenta cómo el presidente Correa lo llamó una noche para decirle que según su asesor jurídico, Alexis Mera, el fideicomiso cuya constitución estaban por firmar 14 jefes de Estado en Dinamarca, atentaba contra la soberanía del Ecuador. Una tesis absurda pues, en esencia, un fideicomiso es un sistema en el que una parte renuncia a la administración de algo para que lo haga un tercero.
Con una consulta, sostiene Sevilla, el presidente Correa o el que venga luego de él no podrá decidir entre un plan A o un plan B: tendrá que cumplir con lo que se le haya ordenado y punto.Cuando se le pregunta si pecó de inocente al creer en la sinceridad de Correa dice que los soñadores muchas veces se decepcionan porque apuestan por ideas innovadores que rompen esquemas. Los soñadores tienen que romper paradigmas. Ante esto, quien actuó en forma irresponsable fue el presidente Rafael Correa: fue él quien mató la iniciativa.
Todos los comentarios anteriores a la propuesta del Sr. Sevilla me parecen acertados, cada cual con su lógica, su crítica y particular punto de vista, yo opino que bien puede ser, pero cualquier cosa cuando se vaya este gobierno. Además así no sería necesaria ninguna consulta, pues es de suponer que el próximo presidente, si esta vez elige bien el pueblo, tenga internacionalmente la credibilidad necesaria.
No hablaré de la entrevista, nada más digo es bien lograda. Me parece interesante el formato, valdría la pena si, que de cuando en cuando se enfoque a los entrevistadores, quedaría más versåtil, amena y coloquial.
Felicitaciones.
De acuerdo, al momento la explotacion del Yasuni no es rentable, porque hacer una consulta por algo que no da reditos. Para explotarlo el pais debe adquirir deuda y ya no soporta una mas. Con la actividad petrolera el bosque tropical tiene una afectacion minima pero la fauna y pueblos no contactados simplemente desaparecen. Porque no presentar un proyecto para convertirlo en un sitio de turisma como Gakapagos?
Hay que poner los pies sobre la tierra, esa comisiòn liderada por la Diva Ivonne Baki, se pasearon 4 años en primera clase, hotel 10 estrellas y vino Don Perignon. Alguièn a pedido cuentas de èsta lujosa lavada de cerebro, dònde esta`el dinero recaudado, cuànto gastamos nosotros paseando a tanto siverguenza. Usted Sr, Sevilla planea premiarles a èsta seudo comisiòn con otros tres años de Farra. Ademàs proponerle a Correa una consulta a èstas alturas , donde la mayor parte del Ecuador queremos que pase lo màs pronto posible los meses que le quedan.
Le deseo la mejor de las suertes a usted y al Yasunì
Lamentablemente la idea de la consulta popular no es viable.
Correa sabe que cualquier llamado a un pronunciamiento popular, se convertiría sin remedio en un plebiscito sobre la gestión del presidente.
El presidente sería derrotado sin duda. Es la razón por la que Correa tiene pánico a las consultas al pueblo.
No se debería explotar el Yasuní, pero los chinos (no estoy seguro si son ellos) o quienes sean los que quieren explotarlo saben que el precio del petroleo subirá en cinco o diez años, por tanto, aunque ahora no sea rentable explotarlo, es como en la ciudad de Quito, tener un terreno de “engorde” para de aqui en diez años construir un edificio de 15 pisos.
la lógica dice esto. Cuesta más hacer la infraestructura , que los réditos que se obtengan de este campo, producto del bajo precio del barril de petróleo.
La pregunta es: será respetada esa lógica? Personalmente creo que no, pues el gobierno tiende hace las cosas al revés. Aún están a tiempo de evitar un desastre ecológico, conociendo los antecedentes de las petroleras locales que no tienen tecnología de punta para evitar daños ambientales