Partidos y movimientos políticos de oposición avanzan semi conscientes a la contienda electoral del 2017. ¿Alguno de los postulantes conoce con certeza a qué país político estamos abocados? ¿Entienden lo que se requiere para enderezar el gigantesco entuerto en el que estamos envueltos desde el 2007? ¿Tienen incorporado en su plan de gobierno un análisis profundo sobre las leyes medulares que hay que modificar, derogar y sobretodo, tienen una idea de cómo, políticamente hablando, esto se viabilizaría en la práctica?
Un estudio realizado por el sociólogo Luis Verdesoto para la Corporación Participación Ciudadana sobre los probables escenarios de asignación de escaños para la siguiente Asamblea, es revelador y preocupante. Haciendo una primera aproximación a los datos electorales disponibles de los últimos años, asumiendo que Rafael Correa no es el candidato y que él no necesariamente transfiere sus votos a los candidatos a asambleístas, aún en el peor escenario para AP y sus candidatos, este movimiento político conseguiría alcanzar un número aproximado de 45 asambleístas en el siguiente parlamento.
En términos reales, lo que esto significa es que aún un gobierno de oposición-transición con la mejor de las voluntades, se encontrará con una asamblea paralizada en donde se trabará cualquier intento de modificación de leyes fundamentales de cambiar. Con un incesante bloqueo y con el agravante de que si hasta el momento la crisis no ha explotado del todo, para aquel entonces estaremos en su clímax, el panorama se torna aciago. Imaginemos tan solo, cómo se llevara a cabo el ajuste económico con todos los flancos políticos cerrados.
El quid del asunto, reside en que los candidatos y sus movimientos, desarrollen la suficiente inteligencia y sentido común como para coordinar con sus pares contendores, candidaturas y control electoral. No olvidemos que operamos en este país, bajo un sistema en el que aún conserva su hegemonía nacional el movimiento PAÍS – movimiento que ha tenido tiempo y recursos de sobra para dominar los territorios y circunscripciones – y que el método de asignación de escaños puede resultar perverso para las segundas y terceras minorías.
Ya sea que la oposición gobierne en el siguiente período, o que lo haga el movimiento PAÍS, se vienen escenarios tormentosos. Si es que los que aspiran a llegar a posiciones de poder no toman en consideración estos aspectos, en el país inauguraremos una nueva etapa de inestabilidad institucional y absoluto caos.
Resulta apremiante entonces, llamar la atención de los actores políticos y apelar a su sentido común. Es momento de abandonar fantasías voluntaristas y a asumir con entera responsabilidad el escenario complejo que vivimos. Eso implica abandonar posiciones personalistas y trabajar en pos de una coordinación mínima, si no es de unidad. Nueve años después, es momento de demostrar que aprendieron algo de la severas lecciones que nos deja el correísmo.
Su articulo de opinion me parece muy acertado y toca con sobriedad los problemas de gobernabilidad del futuro post -correista. Llama la atencion el desapasionado tono con que senala el camino a seguir y lo unico que queda es, esperar que sus sesudas opiniones sean tomadas en cuenta por los actores politicos que se le oponen al correismo. Un saludo.
El escenario que se describe en su muy buen análisis es muy posiblemente lo que nos toque vivir en el post correismo. No creo que, como país y como ente político, hemos logrado asimilar las lecciones que el correismo nos deja, lo más probable es que las míseras ambiciones personales de los llamados políticos de opocisión prevalezcan y nos conduzcan nuevamente al caos de la ingobernabilidad y al estancamiento, sin lograr cambiar lo nefasto que heredamos de este desgobierno de Alianza País.
Muy bueen análisis: vamos a estar peor, pero sin Correa será un alivio.