Una de las muchas cosas que Mauricio Rodas ignora sobre la ciudad de la que dice ser alcalde: los quiteños no quieren un paso elevado sobre la avenida Diego de Almagro. En la década anterior, durante la administración de Paco Moncayo, ya hubo un proyecto muy parecido al que Rodas trata de vender ahora como si de algo originalísimo se tratara: la construcción de un paso a desnivel que arrancara en esa avenida y condujera el tránsito hacia el túnel Guayasamín, en dirección al valle de Tumbaco. ¿Por qué no se llevó a cabo? Porque los vecinos lo impidieron. Las magníficas palmeras que otorgan a la Almagro su carácter y su ambiente se convirtieron en símbolo de lo que había que conservar. El lema “Salvemos a las palmeras” unió a ambientalistas, peatones, bicicleteros e incluso conductores, los mismos conductores que supuestamente iban a beneficiarse con el proyecto. Los unió en torno a un modelo o una idea de ciudad.
Un modelo de ciudad es precisamente lo que Mauricio Rodas no tiene. A pocos días de cumplir dos años en la Alcaldía, él ha sido incapaz de ofrecer a los quiteños una idea, una sola que los cautive, que los haga soñar. Y todas las semanas se presenta en las radioemisoras de la ciudad para suplir esa carencia con palabras, empeño en el que ha demostrado una compulsión verborrágica similar a la de Rafael Correa, aunque con un presupuesto mucho más pequeño. Rodas habla bien bonito. En eso es un campeón. Es capaz de elaborar la teoría socio-antropológica de por qué las luminarias del estadio del Aucas son una obra transformadora del Quito profundo. O los contenedores de basura. O las nuevas paradas del trolebús: qué tan fantásticas serán que hasta tienen acceso universal para discapacitados, iluminación LED, cámaras de videovigilancia, WiFi gratuito, en fin, elementos amigables con el medio ambiente gracias a los cuales no sólo se moderniza el aspecto de estos espacios importantísimos en el diario devenir de los quiteños, todos y todas, sino que se los convierte en un aporte al ornato público, porque la calidad de vida de los habitantes de cualquiera ciudad, no se diga de ésta, tan deprimida y tan caótica, requiere intervenciones amigables, respetuosas, inclusivas que bla, bla, bla. En realidad se trata de obras tan elementales que bastaría con hacerlas. Rodas no. Él tiene que teorizarlas, magnificarlas, inflarlas de retórica. Es capaz de llamar “reconstrucción estructural” a una simple repavimentación, como hizo este miércoles en radio Democracia a propósito de la vía a Tumbaco. De esa manera es fácil terminar calificando como fundamental a cualquier obra.
Pero ¿hacia dónde va la ciudad? ¿Qué cosas hay que transformar y cuáles hay que conservar para conducir a Quito hacia el futuro? Rodas no lo sabe. No es extraño. Nunca, que se tenga noticia, se tomó el tiempo para reflexionar sobre esas cosas. No mintió Jaime Durán cuando dijo que él no conocía la ciudad. Él quería ser presidente de la República, eso es todo. Desde chiquito. Y como en su primer intento le fue mal (no llegó al 4% de los votos) decidió empezar por la alcaldía de la capital, que como trampolín le ha funcionado a otros. Rodas subordina los intereses de Quito a sus ambiciones personales y se conduce como si el alcalde de una ciudad tan compleja como ésta se pudiera improvisar.
Improvisar significa ir sacando temas nuevos de la manga a medida que fracasan los anteriores. Cuando empezó a irle mal en las encuestas se lanzó a la avenida de los Shyris a recuperar la credibilidad perdida. Y le fue peor. Olvidó la Shyris. Jugó a ser líder nacional junto a Nebot y Carrasco en Cuenca. Fracasó. Olvidó Cuenca. Decidió quedarse en Quito para ocuparse del metro y se obsesionó tanto con él que hasta obligó a sus funcionarios a retuitear lo que se le ocurriera poner en las redes sociales sobre el tema. Desempolvó debates ya resueltos, como el de la estación de San Francisco (se gastó todo un presupuesto en un seminario internacional para llegar a la misma conclusión a la que Augusto Barrera había llegado dos años antes), y durante meses no habló de otra cosa que no fuera el metro. Tarde entendió que los topos no dan votos. Sus consultores políticos y asesores de imagen le pusieron un ultimátum: si en 2016 –le dijeron– no te inventas algo para atacar un gran problema de la ciudad (el tráfico, por ejemplo), olvídate de la Presidencia.
Es justamente lo que acaba de hacer. Hoy, con el apuro de quien siente que se le agota el tiempo para hacer las cosas importantes que todo candidato a presidente debe exhibir en su currículum, ha echado mano del más socorrido de los expedientes: el de las megaconstrucciones viales. Solución vial Guayasamín, con el puente más largo y más alto de la ciudad y los pasos a desnivel más impresionantes: uno hacia la Almagro, otro hacia la Eloy Alfaro, un tercero hacia la Shyris; intercambiador de Carapungo, con 15 rampas, el más grande de Quito; intercambiador de la Río Coca y Eloy Alfaro; extensión de la Simón Bolívar hasta la Mitad del Mundo…
¿De dónde sale todo esto? Se podría pensar que megaproyectos de ingeniería de escala tan aplastante como los nombrados forman parte del plan urbanístico que Rodas llevó a la alcaldía y son consecuentes con la idea de ciudad que tiene en mente. Siendo así, ¿por qué no nos habló de ellos cuando era candidato? ¿Por qué no lo hizo cuando ganó? ¿Por qué no nos los reveló cuando cumplió su primer año? ¿O cuándo inauguró la Ruta Viva? ¿Por qué para hablarnos de la solución vial Guayasamín esperó hasta el 30 de marzo pasado? Un momento… ¿se le acaba de ocurrir?
¿Y cómo encaja esto –que sí, se le acaba de ocurrir– con todo lo demás? Con el metro por ejemplo: los buses de transporte público que dice podrán llegar a la ciudad por el puente Guayasamín, ¿conectarán con alguna estación de metro? ¿Ya está planificado? ¿Cómo encaja la idea de un superviaducto que rodea La Carolina con el plan Visión de la Movilidad en Quito, que Rodas presentó apenas en diciembre de 2015 y en el que hablaba de “privilegiar a los peatones otorgándoles espacios amplios, seguros y arborizados”? ¿Tiene ya resuelto los problemas de tráfico que se crearán en los puntos en los que desemboca ese superviaducto? La intersección de República y Eloy Alfaro, por ejemplo, o la avenida Naciones Unidas, muy cerca de donde el gobierno construye (sin que el alcalde diga esta-boca-es-mía) sus grandes plataformas gubernamentales que concentrarán media docena de ministerios en un solo punto con el consecuente desborde de tráfico y servicios. ¿Ya lo planificó Mauricio Rodas? ¿Lo tiene solucionado o lo piensa resolver sobre la marcha?
El caso es que, a estas alturas del siglo XXI, las megaconstrucciones viales, los pasos elevados, las vías subterráneas, los grandes intercambiadores son soluciones propias de una ciudad que se piensa y se construye en torno al flujo de los automóviles y, por lo mismo, están en el centro de un debate urbanístico que ni es nuevo ni menos aún resulta extraño a los vecinos de Quito. El alcalde pasa por alto ese debate de la manera más olímpica. Lo da por inexistente y habla del tema como si todo estuviera resuelto. Él quiere ser presidente, eso es todo. ¿Y los quiteños qué quieren? ¿Quieren acaso un megaviaducto en los alrededores del parque La Carolina y en la zona residencial de la avenida Almagro? ¿Quieren una ciudad diseñada para los automóviles aun en las zonas que tradicionalmente han tenido otros ritmos y otros usos? Nada ha dicho Mauricio Rodas de cómo se verá y se vivirá todo esto a ras de suelo; ni una palabra sobre lo que significará una obra de esa magnitud para el entorno. A lo mejor convenga, antes de que todo esto avance, pensar nuevamente en las palmeras de la avenida Almagro como símbolo de lo que la ciudad quiere conservar o está dispuesta a sacrificar. Esas palmeras que Rodas ni siquiera ha mencionado, pero que piensa talar.
Es inaudito. Resulta que un señor sin un modelo de ciudad en la cabeza, un político ambicioso que nunca se paró a reflexionar sobre los enredos de una ciudad tan absurdamente complicada como Quito, está tomando decisiones urbanísticas que implican optar por un camino sin retorno. Para todos los quiteños. ¿Y eso por qué? Porque quiere ser presidente. ¿No es un peligro?
Arriba: Avenida Diego de Almagro. Las magníficas palmeras que Rodas echará abajo si los quiteños se lo permiten. Foto: Municipio de Quito
El análisis no pasa solo por la palmeras o por una “solución” para los vehículos. Pasa por la capacidad de reacción de un político timorato. Que no tiene respuestas. Vean el impacto que fue la “solución ” del labrador o de la Orellana. Entre otras. Vías miseria en sus bases. No comparto muchos de sus escritos. Pero este es bastante lucido. Y si hay alcalde. Preguntemos a Ma Fernanda
Excelente tu artículo Roberto, como siempre. Gracias por decir las cosas como son.
Después de leer sus comentarios, me ha dado tanta alegría que acá al sur de Quito, no tengamos alcalde.
Al menos eso parece…
Lejos de defender la gestión de Rodas, son antojadizos los comentarios del señor Aguilar manifestar que se le ocurrió de última hora la construcción de megaproyectos es un contrasentido, revise los medios donde fácilmente puede informarse que obras como el intercambiador de la Eloy Alfaro y Granados ya se estaban planificados desde el 2012.
En lugar de defender las palmeras, ponga el ejemplo y deje de utilizar vehículo señor Aguilar, plantee soluciones alternativas si es tan conocedor de urbanismo y movilidad.
¿Y a usted quién le dijo que yo utilizo vehículo?
¿ Ya usted quién le dijo que el Alcalde tiene pensado talar las palmeras?
Para muestra un botón.
El magnífico acceso preferencial a la UDLA y al ECOPARK ( de algún compadre o financiador seguro ) fue diseñado de tal manera que en lo último que se pensó fue en beneficiar a los quiteños.
Hasta mi hijo de 9 años tenía en mente un verdadero diseño que sea solución al tráfico del sector del ciclista. A que genio se le ocurrió que hay más tráfico de ingreso a la UDLA que de ingreso a Quito ? Y bajo ese criterio a todos los vehículos que quieren entrar a Quito se los envuelve en un redondel y a todos los inversores del ecopark se les construye un acceso exclusivo.
Obras que insultan las lógicas del bien común. Que dejan ver la improvisación, el ñañismo y compadrazgo del pasado.
Y para nuestra sorpresa, el mismo genio quiere repetir similar diseño en un cruce fundamental del ingreso a Quito. La Eloy Alfaro y Granados tiene al mismo genio por diseñador e invertirá cerca de 8’000.000 de usd en un acomodo incompleto e ineficaz.
Nos merecemos eso los quiteños? Pero quizás debamos sufrir este tipo de improvisados “figuretis” políticos .. para salvar al país de ambiciones y sueños de liderazgo infundados e inexistentes.
A detener tanta improvisación.
Por quién votaría el autor?
Creo que es necesario identificar líderes/liderezas comprometidos con la ciudad más allá de los intereses corporativos o poder mediático a disposición. Hay que preocuparnos, porque de todas maneras se defiende una especie introducida que no es propia del ecosistema andino… es necesario tratar un problema al que nadie ha hecho frente: las mafias del transporte público que impide que tengamos un sistema integrado de transporte público como el europeo (no ser suizos no es una excusa, más suena a excrecencia…); pero si es indispensable encontrar una solución adecuada para el manejo de los buses, sus paradas, sus frecuencias. Ahí la pregunta, es cuánto más podemos aguantar? Hasta donde nos importa Quito?
La buena noticia es que Barrera perdió. La mala noticia es que Rodas ganó.
La pésima noticia es que hoy, desde Pomasqui a Cumbayá, me demoré dos horas, me pasaron motorizados policías y no de aquellos. Nuestro Distrito Metropolitano necesita un alma, un proyecto, alguien que lo haga bien. Ese no está en AP, está en la Partidocracia, debemos volver a tener partidos políticos sólidos, proyectos que no engañen. Partidos Políticos sólidos, con equipos, de eso habla RA. De qué sirve llegar al poder desnudo de equipo. Para eso sirven los partidos para formar gente y equipos. AP y el Alcalde llegaron de chiripa y sin gente que se juegue.
un alcalde que llego con discursos falsos hechos preparados asesores que no saben que necesita Quito, por odios politicos llegan al poder sin estar preparados para el cargo, destruir arboles que ayudan a descontaminar la ciudad , construir pasos a desnivel gran ideas dicen algunos aqui, ese no es el futuro de Quito, solo es solucion para unos pocos.
piensen el daño que han hecho al votar por un incopentente como rodas.
los concejales planean ya candidatizarse a alcalde no se dejen engañar mas
Quito se esta destruyendo.
Mas de el 70 por ciento de la población de la ciudad de Quito, que por lo demás, paga impuestos, es votante y está en goce de todos los derechos; se moviliza en transporte público. Los gobiernos seccionales, en tanto que democráticos tienen la obligación de gobernar para la mayoría.
Sobre los datos de personas que se movilizan en transporte publico desde la zona de Cumbaya y Tumbaco no hay una cifra exacta, sin embargo se habla de 20.000 viajes en transporte público atraídos desde las parroquias Cumbaya, Tumbaco y Quinche hacia el hipercentro de Quito, a diferencia de los 10.000 viajes en transporte privado desde la misma zona, que al 2017 tendría una densidad proyectada de 25 hab. por hectárea. Gran contraste con otras parroquias suburbanas. Hay 10000 viajes en transporte publico desde la Parroquia Pomasqui hacia el hipercentro, comparado con los 3500 viajes en transporte privado, en una zona que al 2017 tendría hasta 150 hab por hectárea, o la zona de Calderón con sus 35000 viajes en transporte público frente a los 10000 en transporte privado para una densidad poblacional al 2017 de hasta 100 hab por hectárea* , sin embargo no se prioriza la solución al sistema de transporte público de estos sectores, que al igual que el error vial Guayasamín, están planteadas en el documento de Visión estratégica para la Movilidad del MDMQ . Desde ese punto de vista, habría que cuestionar a qué sector de la movilidad se esta beneficiando con las decisiones de las autoridades de turno del MDMQ lo que se traduce en el modelo de ciudad que realmente se esta construyendo en esta alcaldía.
No se niega la necesidad de conectividad del sector de la población que reside en Tumbaco y Cumbayá, sin embargo habría que analizar las líneas de deseo de movilidad de los habitantes de esa zona. Por que la construcción de las parroquias Cumbayá y Tumbaco, se ha dado como la de una ciudad satélite que administrativamente satisface las necesidades de sus pobladores sin necesidad del viaje hacia el hipercentro. Habría que mejorar el sistema de transporte público para solventar las necesidades de la mayoría de habitantes. Seguramente los viajes en vehículo privado que colapsan el sistema vial conector de Quito con Cumbaya, se da desde los habitantes de los nuevos proyectos inmobiliarios y desde los barrios, algunos ni tan nuevos, de Cumbayá. Habitantes que se mudan hacia esa zona buscando estatus y estilo de vida que en las zonas urbanas no se puede tener. Es decir, no son desplazaos por el crecimiento urbano, sino mas bien un poco participes de los procesos de especulación inmobiliaria que se facilitan desde el municipio no solo al hacer estos megaproyectos viales, sino también al cambiar el regimen del suelo de rural a urbano. La gente que vive en esas zonas debería concienciar su parte. Es decir, el que quiere celeste que le cueste. A levantarse más temprano y aguantar estoicamente el peso de sus decisiones inmobiliarias!
A lo que me refiero es que al proponer como elemento primordial, en términos de movilidad el de la vialidad, y no la gestión de tráfico, sino priorizar la capacidad vial sobre el sistema de transporte público, el municipio es el que genera estos procesos de urbanización insostenibles.
El Plan de movilidad 2009 plantea un anillo vial y estacionamientos de borde, más plataformas de intercambio modal de transporte. El municipio actual hace tabla rasa de esa propuesta y sin embargo plantea la sostenibilidad como bandera de lucha. Inaudito!
*Los datos escritos han sido tomados del Documento de Visión estratégica de Movilidad para la ciudad de quito del Plan Metropolitano de Ordenamiento Territorial, presentado en Quito en diciembre de 2015 y del Plan de Movilidad del MDMQ 2009 – 2025
Cuando llegará el día que exista un burgomaestre que ame a Quito y digo Quito todo desde el sur hasta el último barrio del norte incluso los valles….solo ahí podrá actuar como algo suyo …….y encontrar las fórmulas para este Quito complicado pero lindo, diferente , único, chulla. …
Pueblo tan de m…, no es santo de mi devoción pero dejen hacer chch!
Por un par palmeras ya veo a los vagos ecologistas y 2 que 3 pendejos oponiéndose, por eso Guayaquil nos da largo en obras o se hacen o se hacen sin tanta “democracia” maquillada de anarquía.
Es realmente penoso que esta administración municipal no haya puesto a conocer a quienes vivimos en la Almagro, Shyris 6 de Diciembre y Eloy Alfaro el proyecto de solución del tunel Guayasamin. Nos dan de sorpresa esta noticia. Qué va a pasar con los servicios básicos que tenemos aqui, que va a pasar con el trafico que generara esta construcción. Sin duda la afectación a los vecinos será mmas grande que la solución.
Para Aguilar Rodas no tiene ninguna virtud, todo lo ha hecho o lo hace mal, parece cuestión personal, en fin….Lo que no él dice, ni nadie dice , es lo “tesoritos” que somos los quiteños y peor los que sin serlo, viven aquí; indisciplinados, abusivos, groseros, desaseados, etc (parece una descripción de el gobierno).
Se quejan porque quieren poner un paso elevado “frente a mi casa”, el problema no es el paso elevado, sino el que sea “frente a mi casa”, esta historia ha sido la misma siempre, no importa quien sea alcalde, el problema principal es la gente y su sentido de conveniencia y comodidad, a unos les preocupa el paisaje, a otros la contaminación, pero nadie da soluciones. El situación actual de Quito es producto políticas de visión pueblerina alejadas de la modernidad. Si nó que le pregunten a Sisto Duran-Ballen que le dijeron en los 70´s cuando lo de lo túneles y a Roque Sevilla en los 90 cuando lo del Trole…..
No hacen ni dejan hacer. Esta ciudad es un caos no por este ni por el anterior alcalde, es un sin fin de malas decisiones de las administraciones de turno. Asi no nos guste debemos abrir la mente a nueva infraestructura o reducimos el numero de carros, me encantan las palmeras de la Almagro y yo las defendi hace 10 años pero no podemos joder a miles de personas que sufren atascones interminables a diario. Ojala el trebol tenga alguna obra planificada ya que 3l trafico ahi tambien es caotico y desde hace 20 años que recuerdo no hay ni una sola obra nueva por parte del municipio para mejorar ahi la movilidad.