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La generosidad de los quiteños llena un aeropuerto

lectura de 3 minutos

Por Roberto Aguilar y Martín Pallares

A primera vista es un caos de personas y bultos en movimiento. Pero si se mira con atención, todo aquí sigue un orden riguroso. Los cientos de voluntarios que trabajan en el enorme galpón del parque Bicentenario, donde funcionaba la terminal del aeropuerto Mariscal Sucre, saben exactamente lo que tienen que hacer. Y no se detienen. El operativo de ayuda a las víctimas del terremoto montado por el Municipio de Quito impresiona por sus dimensiones. Y porque funciona como un reloj.

El fin de semana ya procesaron con éxito, pese a lo inesperado de la avalancha, un kilómetro de donaciones. Partieron dos convoyes. No tardó en juntarse material para un tercero. Hasta el martes por la mañana eran 99 tráilers, camiones y volquetas más dos aviones con voluntarios, paramédicos y enfermeros. A mediodía se preparaban para salir 15 camiones más y otros dos aviones. Llevan ayuda a Jama, Manta, Canoa, Canoa, Portoviejo, Cojimíes, Muisne…

La ayuda no para de llegar. Es media mañana del martes y a la puerta de acceso a la antigua terminal llegan los carros uno tras otro. Hay camionetas cargadas de colchones, agua embotellada, bultos con ropa o paquetes de alimentos. Pero también apoyos más humildes. Una pareja de ancianos llega en un destartalado Fiat Uno con una pequeña caja de cartón bien sellada. Alguien aparece cargando un paquete de 12 botellas de agua. O un saquito de ropa. De estos hay cientos, miles. La cola no se detiene nunca.

Desde la puerta hacia el interior del gran galpón, cadenas humanas transportan cada paquete según su tipo. De mano en mano avanzan las donaciones hacia el sitio que les corresponde, donde cientos de voluntarios las revisan, clasifican, ordenan, empacan y dejan listas para su traslado hacia las provincias afectadas.

Los voluntarios vienen de muchas partes. Un centenar de estudiantes de Atención Prehospitalaria de la Universidad Central, vestidos con chaleco amarillo, cumplen todo tipo de tareas. Algunos se preparan para partir a Manabí, para unirse a la brigada que partió la víspera y ya se encuentra allá brindando primeros auxilios. En un salón contiguo, una veintena de niños con discapacidad intelectual, alumnos de la fundación Eina, tumbados en el suelo en grupos de cuatro, felices, clasifican ropa por montoncitos según su tipo.

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Adentro, en el espacio que solía servir como sala de espera del viejo aeropuerto, parece haberse instalado un hormiguero. Aquí se acumula el material ya clasificado y empacado antes de pasar a los camiones que esperan en la antigua pista. Son grandes montañas de paquetes, entre las cuales circulan los voluntarios con concentrada dedicación. Muchos llevan chaquetas del Municipio de Quito. Aquí nadie tiene las manos vacías. Nadie pierde el tiempo. Nadie levanta la voz: quizás hay medio millar de personas trabajando y sólo un rumor de voces se levanta sobre sus cabezas, apenas un murmullo que da cuenta de la rigurosa organización con que se desarrolla la tarea.

El alcalde Mauricio Rodas y los principales funcionarios del Municipio están aquí, dando instrucciones, respondiendo preguntas, tomando decisiones sobre la marcha. El volumen de la ayuda, la dimensión de la solidaridad demostrada por los quiteños los tiene a todos con un nudo en la garganta.

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9 Comments

  1. Es conmovedor como la gente, el pueblo, la sociedad civil ha respondido. Por favor que las ayudas no se las entreguen a los ministerios ni al gobiernos, estos todo lo quieren acaparar, centralizar o burrocratizar. Es mejor entregar directamente a esa pobre gente que clama por ayuda.

  2. La primera autoridad en reaccionar, dar a conocer la tragedia inmensa, pedir el apoyo inmediato de la comunidad, organizar el personal y logística de entre miles de voluntarios y estar en el teatro de los acontecimientos 12 horas después del evento, por la obstrucción de los caminos, sin aspavientos, sin soberbia, sin prepotencia, con generoso desprendimiento , engrandecen la imagen del alcalde de Quito. No busca reconocimientos, no hace propaganda ni se aprovecha del momento catastrófico para beneficio personal, ejemplo que debe ser imitado por los mediocres de turno.

  3. que bueno que también compartan las cosas buenas que hace el Municipio. Creo que los quiteños necesitan un buen líder para que su solidaridad, que siempre se ha caracterizado, pueda ser canalizada a quien tanto lo necesita. No nos olvidemos que funcionarios municipales y voluntarios están en las zonas destrozadas ayudando a que las donaciones sean repartidas adecuadamente y sobre todo, con el mismo amor con el que fueron entregadas!

  4. La Solidaridad y Buen Corazón Voluntario de la sociedad civil: familias, empresa privada, municipalidad, prefectura, gobernación, universidades, de ciudades principales como Guayaquil, Cuenca, saltó a las calles para donar, aprovisionarse de víveres, medicinas, agua, vituallas, personal de salud, personal extranjero especializado en desastres, bomberos, maquinaria, medios de prensa escritos, radios, redes sociales abrió la comunicación e información para hacer conocer a la ciudadanía las instrucciones necesarias fin brindar ayuda y apoyo para los hermanos damnificados en los lugares afectados por el sismo.
    Ya se que pueden estar consternados y hablan de los hechos que observan pero no creo que sea sesgo de 4P. Favor incluir otros artículos de las actividades la generosidad, el espíritu fortalecido y colaborador de los ecuatorianos altruístas que caracterizan a éstas ciudades también.

  5. Emociona hasta las lágrimas la respuesta solidaria en todo el Ecuador y particularmente en Quito, desde el día siguiente del terremoto…pero no hay que desmayar, la magnitud de la tragedia, deja ver que se necesitará del apoyo solidario por semanas, meses. Ojalá las autoridades del gobierno central y de los GAD afinen ya los mecanismos de distribución de la ayuda, que a esta hora siguen fallando y cientos de damnificados siguen clamando por ayuda. No hay correspondencia entre el enorme caudal de donaciones y las quejas de los necesitados.
    Y creo que ya se debe pensar en el apoyo para la reactivación productiva, económica de las zonas afectadas, porque la propia gente, con el apoyo externo evidentemente, deberá enfrentar el necesario camino de retomar activamente la vida, el día a día…y allí la sociedad civil organizada debe jugar un rol fundamental…es la oportunidad para ciudadanizar la reconstrucción de Manabí, de Esmeraldas…ojalá eso lo entiendan los políticos de uno y otro color…y si no le entienden habrá que hacerlo de todos modos, junto a las comunidades afectadas. No hay que permitir que se burocratice la reconstrucción, que se limite la gestión ciudadana poniendo trabas y cortapisas para acceder a ayuda, a pretexto de soberanía y otros estribillos dogmáticos.

  6. No soy partidario del alcalde, pero es notable que todo esto funciona porque existe una cabeza, que bien toma las decisiones acertadas y es ejecutiva, o bien porque acepta consejos de asesores. Todos con un fin común, ayudar. No es una promoción para el alcalde, pero el país entero necesita de eso, organización y toma de decisiones ejecutivas y acertadas.

  7. Bien por los comentarios, totalmente realistas, sin apego, sin mentira, diciendo la verdad de lo que están viendo y sintiendo.

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