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Ecuador, en medio de escombros y héroes

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Una de las miles de acciones que fueron llamativas en los días posteriores al terremoto del 16 de abril, fue la de un hombre que se dedica a vender empanadas. Llorando, se acercó a uno de los puntos de donación para los afectados, dispuesto a colaborar con su pequeña producción, que es todo lo que poseía. Semejante espectáculo dispara la pregunta de qué es un héroe. ¿No es acaso quien da todo lo que puede? Vale ir en busca de una nueva interpretación del concepto de heroísmo, distinta a la que se tiene en el imaginario colectivo.

Hoy, frente a la crisis, es necesario cuestionar, como tantos lo han hecho, la figura del héroe clásico, omnipotente, superior; el que logra magistrales empresas con solo aparecer donde hay catástrofes, injusticias, fuego. Pues justamente, lo heroico de cualquier acción solidaria, por pequeña que esta sea, es que, quien la hace, no es omnipotente ni superior: es llanamente humano.

En esta segunda concepción, un héroe lo es cotidianamente; lo es a pesar de sus limitaciones. Para describirlo, cabe citar la entrevista de Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya a Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) en el programa La Noticia Rebelde (1987):

– ¿Qué piensa de los héroes como Superman, He-man?

– No son héroes, héroe es el Chapulín Colorado, y esto es serio. El heroísmo no consiste en no tener miedo, sino en superarlo. Aquellos no tienen miedo. Batman, Superman son todopoderosos, no pueden tener miedo. El Chapulín Colorado se muere de miedo. Es torpe, débil, tonto, etc. Y consciente de esas deficiencias se enfrenta al problema. Ese es un héroe.

Teniendo en cuenta esta versión del heroísmo que incluye la imperfección y la debilidad, es conmovedor ver la cantidad de ecuatorianos “comunes y corrientes” – en oposición a la idea de los superhombres – que viajaron a las zonas afectadas para brindar ayuda, o albergues infantiles que abrieron sus puertas para recibir a los niños que quedaron huérfanos. En medio del dolor, es un alivio ver a personas de todos los estratos sociales haciendo donaciones para las víctimas de la tragedia, cada uno dentro de sus posibilidades. Resulta asombroso, más que nada, ver a las familias que lo han perdido todo, simplemente resistiendo.

Así está Ecuador, entre escombros y héroes. Impresiona, por ejemplo, el esfuerzo privado que hubo, y que sigue habiendo, frente a la catástrofe del 16 de abril. Ante la solidaridad de la sociedad civil frente al terremoto, el héroe de carne y hueso lleno de limitaciones sale a reemplazar al héroe clásico. Es necesario resaltar que la ayuda de grupos de ciudadanos que se organizaron espontáneamente, llegó antes que la del gobierno; que la reacción de la gente fue más rápida que la de la pesada maquinaria burocrática. Se vuelve evidente, tanto la dificultad del gobierno para abastecer a los afectados e informar al país de lo que sucedido, como la necesidad de construir organismos, grupos y pequeñas sociedades que representen diversas iniciativas y posturas, y den forma a una sociedad civil potente.

En el modelo de país actual, se han destruido las instituciones intermedias. Si bien es cierto que es el gobierno quien debería tomar la batuta en medio de una crisis, en tiempos de calma es necesario recuperar el protagonismo de los ciudadanos. Hoy queda en evidencia, tanto la fuerza que mostraría el pueblo si tuviera una forma de canalizar propuestas e iniciativas por medio de esas instituciones intermedias, como la necesidad de construirlas nuevamente. Todas estas organizaciones de particulares podrían, de esta manera, dar ideas sobre cómo debe ser el país. Sin ellas, el Ecuador necesitará siempre de héroes cotidianos en momentos de turbulencia.

En medio del caos que dejó el devastador terremoto se sintió el poder que emana de la unión de personas que, con su humanidad y la limitación que ello implica, se pusieron de acuerdo para ayudar. Queda claro que el pueblo ecuatoriano es un país de gente solidaria que puede soñar con construir algo mejor. No importa que todos seamos como el Chapulín Colorado; importa que, como él, aguantemos el miedo. Importa que salgamos a luchar por el Ecuador.

5 Comments

  1. Muy real , andamos queriendo encontrar gente a quien admirar cuando están junto a nosotros las personas que su vida es una lucha diaria y es un ejemplo de vida

  2. Me encanto, muy buena lecture, les recomiemdo revisar estos apuntes para q su espiritu se levante, como lo hizo el mio.

  3. Mientras no tengamos a un verdadero estadista (no digo economista) no podremos reconstituir la sociedad civil

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