Después del terremoto del 16 de abril, todo se ha vuelto surrealista en el Ecuador. La desgracia nos cogió con la guardia baja. Los ecuatorianos vivimos colgados de la suerte, confiados en el “¡Qué nos va a pasar a nosotros! No es un tema solamente del correísmo. No. Es un problema cultural.
A partir del 17 de abril (un día después de la tragedia), se han producido tres fenómenos curiosos: a) evidencia de la pobreza del país por sobre cualquier discurso y propaganda; b) demostración de que la militancia no es sinónimo de competencia; y, c) una terrible desconfianza en el Estado.
Vamos en orden.
Pobreza: Me contaba una amiga que al visitar con un cargamento de ayuda humanitaria la zona de Muisne, vio como una señora y sus catorce hijos (sí, leyó bien, son catorce) estaban en un albergue temporal en espera de suministros. La reflexión que ella se hizo, y con razón, es cómo podrá la señora mantener a sus catorce hijos. Vio, también, chiquillas de 16 o 17 años con dos hijos. Sobra decir que el embarazo adolescente es nuestro principal problema endémico. Mientras en los albergues la gente estaba desabastecida, la Tenienta Política (así les gusta que se diga), en chanclas y subida en una camioneta militar, sostenía una hoja arrugada con la lista de sus vecinos. La misma autoridad parroquial tenía embodegada la ayuda, no para apoderarse de ella sino por absoluta ignorancia y dejadez.
Militancia incompetente: El MIES llegó lento como un mamut a las zonas del terremoto porque es una cartera de Estado que Alianza País reservó para sus militantes. Póngale al tío del cuñado del primo de un bueno para nada y no pasaba mayor cosa; porque como vivimos colgados de la suerte, el MIES se usaba para dar empleo a la militancia del partido y no fue dotado de funcionarios competentes.
Desconfianza en el Estado: Es verdad que a partir de la mañana siguiente al terremoto los ciudadanos ecuatorianos se auto convocaron y auto organizaron para enviar ayuda humanitaria a la zona del desastre. No obstante, la mayoría de los ciudadanos no quería que los suministros se canaliaran a través del MIES o de otra entidad estatal porque tenían serias dudas sobre la honestidad de sus funcionarios.
¡Éramos pocos y parió la abuela!
En semejantes circunstancias pasaron dos cosas adicionales y surrealistas. El Presidente de la República trapeador en ristre, como una especie de Quijote deformado por alguna mala broma de André Breton, comenzó a pasearse por las zonas afectadas careándose como gallo guarucho con quien se atreviera a decirle lo obvio: que la distribución de la ayuda llegaba mal y muy tarde (incluidos algunos sitios donde los rescatistas debieron llegar muy rápido). Y al mismo Presidente se le ocurrió mandar a la Asamblea Nacional un proyecto de ley económica urgente para entre otras cosas subir el Impuesto al Valor Agregado IVA, del 12 al 14%.
Debo confesar que al principio le dí el beneficio de la duda (que por cierto cualquiera merece) al proyecto. Mientras escribo este artículo repaso los dos días de sesiones de la Comisión de Régimen Económico de la Asamblea Nacional y puedo afirmar sin ninguna duda que es el proyecto de ley más improvisado y generalista que he leído en los años que sirvo al país como asambleísta.
No hay un solo análisis del impacto macroeconómico que la subida del IVA va a producir en el Ecuador. La cosa es tan impresionante que una alta funcionaria del Servicio de Rentas Internas reconoció que la recaudación del IVA antes del terremoto, y como producto de la crisis económica que ya vivíamos, venía frenada en un 15% en relación con lo recaudado en el mismo período del año pasado. Afirmó, también, que con la subida de dos puntos del IVA, esa disminución de la recaudación llegaría por lo mínimo a un 25%. Surge, entonces, la pregunta: ¿Para qué sube el IVA si espera recaudar 750 millones de dólares hasta diciembre, si eso, en vez de subir la recaudación, la va a bajar mínimo en 10%?
Hasta aquí llegó mi beneficio de la duda. Nadie puede ser tan irresponsable de cargar con impuestos a los ciudadanos -sin discriminar si tienen más o menos-, confiado en el azar de que esta medida servirá para paliar la reconstrucción de las zonas afectadas que, según cálculos preliminares, costará más de tres mil millones de dólares. Bueno, sí hay un irresponsable: nuestro gallo guarucho.
En medio del frenesí dadaísta, incluso alguien muy cercano a mí llegó a enojarse conmigo porque no estoy de acuerdo con que los impuestos los administre un fideicomiso privado o una junta cívica de tipos que suden agua bendita. Tampoco. Viejo lector de Rousseau y su Contrato Social creo a pie juntillas que el Estado se creó para administrar impuestos, usar la fuerza e impartir justicia. Si le quitamos cualquiera de estas facultades, seremos evidentemente un Estado fallido. Habrá que apagar la luz y hacernos colombianos o peruanos.
Para colmo, un viceministro de la Secretaría de Riesgos afirmó, así como quien se come un seco de gallina criolla, que el Ecuador sufrió un terremoto pero no perdió soberanía.
Tenía que verlo y oírlo yo mismo para poder transmitirles a ustedes tal cual lo vi y oí.
El país más caro del planeta, en eso lo convirtieron estos comunistoides socialistas de mente poco lúcida.
El secretario del buen vivir, donde vive? que recomienda? llevó los secos de gallina preparados en la cocina de la buena vida? se presentó con 1000 megafónos a calmar a los damnificados adoloridos? entregó unas aspirinas o aguita de vieja, donó unas frutitas, bananitos, manzanitas, chulpi y chochitos? siiiii… brilla por su ausencia o está llorando trás un cajón…Ayúdanos che…
Un día de estos, nos cortaran la luz para ahorrar plata (perdón agua) como lo hace su (homólogo) plátano Maduro. Todo en nombre de la reconstrucción. Recaudar más impuestos a un empobrecido país, el cual sus miltares empobrecidos de fuerza se sienten inseguros de su “roll” y promesa de velar por la seguridad de la nación y sobretodo un “Estado” (Correa) empobrecido de seguidores y del resto desconfiados de su HONESTIDAD!! es simplemente ridículo.
El Ecuador es un ESTADO FALLIDO desde hace 500 años. Su historia es una descripción y definición de ESTADO FALLIDO, y la historia de los últimos 9 años es ya el paradigma mundial de ESTADO FALLIDO.
En su análisis falta un hecho muy importante pero quizas cuando lo escribió no lo sabia: Correa se olvidó de la “Patria Altiva i Soberana” y aceptó un crédito del FMI que seguramente viene con condicionamientos que no los conocemos por la falta de transparencia del gobierno. Presumo que llegarán en este año y comienzos del próximo nuevos paquetazos.
Usualmente leo sus artículos…sin embargo este me parece bastante plano, cansino que repite cosas que ya sabemos, excepto quizás la sorpresiva coincidencia entre su insistencia respecto de que el único que debe administrar los impuestos es el Estado y el sonsonete dogmático del correísmo al respecto…creo que los contribuyentes esperamos de los asambleístas capacidad, talento para adecuar las leyes a las realidades, más aún si esas realidades requieren respuestas urgentes, sensatas. Y por favor revise la regulación 026 del Directorio del Banco Central respecto de los fideicomisos…tal vez allí ubique una opción legal, vigente, para evitar el manoseo y manipulación de los nuevos impuestos para la reconstrucción por el correísmo con fines electoreros y…los de otra índole