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Terremoto: soluciones a palo de ciego

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A pesar de correrme el riesgo de ser descalificado y tildado de “militar del siglo pasado”, de ser de la “vieja guardia” o “traidor a la patria”, frente a la tragedia que viven nuestros compatriotas, especialmente de las provincias de Manabí y de Esmeraldas; no puedo dejar de observar que detrás de la tragedia se esconde un manejo improvisado y falto de previsión de la emergencia y que se trata de dar soluciones a palo de ciego.

Antes de Correa existía el Sistema Nacional de Defensa Civil, que no era otra cosa que “El conjunto de organismos y organizaciones de los sectores público y privado, nacional, provincial, municipal, parroquial y barrial que, mediante la coordinación integrada, ejecutan acciones permanentes de protección a la población y sus bienes; antes, durante y después de un desastre originado por fenómenos de la naturaleza o por efectos derivados de la intervención del hombre”.

Este organismo, desde su creación (1979), venía realizando su trabajo coordinadamente con la Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja y voluntariado y contaba con la dirección técnica adecuada y el equipo necesario para cumplir con su misión. La Defensa Civil había demostrado su eficacia hasta que desapareció por decisión del gobierno del Presidente Correa. No había justificación alguna para esta decisión que no sea el carácter ideológico de la llamada revolución ciudadana. El Art. 397 de la Constitución de Montecristi, dice que el Estado se compromete a: (Numeral 5) “Establecer un sistema nacional de prevención, gestión de riesgos y desastres naturales, basado en los principios de inmediatez, eficiencia, precaución, responsabilidad y solidaridad”.

Con base en esta disposición, se creó la Secretaría Nacional de Control de Riesgo, cuyo objetivo es: “Liderar el sistema nacional descentralizado de gestión de riesgos para garantizar la protección de personas y colectividades frente a los efectos negativos de emergencias y/o desastres de origen natural o antrópico mediante medidas estructurales y no estructurales que promuevan capacidades orientadas a identificar, analizar, prevenir, mitigar y manejar eventos adversos, así como a recuperar y reconstruir las condiciones sociales, económicas, materiales y ambientales afectadas por situaciones emergencias o desastres”. Además, “Existirán Comités de Operaciones de Emergencia nacionales, provinciales y cantonales para los cuales la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos normará su conformación y funcionamiento”; todo esto suena maravilloso pero a la hora de la verdad, simplemente resultó una ficción.

Existe el Consejo Nacional de Seguridad Pública y del Estado, que es el máximo ente de seguridad del país, presidido por el Jefe de Estado. Una de sus funciones es: “Recomendar al Presidente la adopción de medidas de prevención e intervención en casos de acontecimientos graves o amenazas que afecten o puedan afectar la integridad de los habitantes y del Estado”.

Sin considerar nada de lo señalado, improvisadamente se ha nombrado como coordinadores al Vicepresidente de la República y a varios Ministros y funcionarios que más bien debieran estar trabajando desde sus respectivas funciones, para tratar de mitigar los efectos de esta terrible tragedia. La responsabilidad debió ser asumida, a nivel nacional y en sus diferentes niveles, por la Secretaría Nacional de Control de Riesgo, obviamente si en la práctica estaba en condiciones de cumplir su misión.

En la realidad, al haberse marginado a la Secretaría de Control de Riesgo, el gobierno debió disponer que las FF.AA.asuman el control de las áreas afectadas y dejar el protagonismo a un lado. Las FF.AA. tienen la suficiente capacidad, voluntad y patriotismo para asumir con eficacia esta compleja tarea.

Lo verdaderamente maravilloso, es la actitud espontánea del pueblo ecuatoriano que se volcó solidariamente, desde el primer momento, para hacer llegar su generosa ayuda a las víctimas de la tragedia. El resto está por verse….!!!!

Alberto Molina Flores es coronel retirado.

8 Comments

  1. No se llama “Secretaría Nacional de Control de Riesgo” el nombre correcto de la institución a la que se refiere el articulista es “Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos”. Ojo, al recomendar que “…las FF.AA.asuman el control de las áreas afectadas y dejar el protagonismo a un lado. Las FF.AA. tienen la suficiente capacidad, voluntad y patriotismo para asumir con eficacia esta compleja tarea…” no solo se refiere a la imposición de LEY MARCIAL que es inconstitucional, sino que FF.AA. no pueden ni deben asumir ese rol de manera individual. Por el contrario deben integrarse y articular armónicamente con gobiernos autónomos descentralizados, gobierno central, sociedad civil, voluntariado nacional e internacional, ayuda humanitaria internacional, entre otros. El Estado tiene una deuda con FF.AA. de brindarle los recursos suficientes para adquirir equipo adecuado como cascos, guantes, calzado especial, mascarillas y en general todo lo que permita al personal militar actuar con suficiente seguridad operativa; así como la formación de batallones especializados en intervención en desastres naturales o tecnológicos. La gestión de riesgos y atención a desastres en el Ecuador debe mejorar, así como la conciencia individual de cada ciudadano de estar preparado con su mochila de emergencia, plan familiar y conocimiento de los riesgos potenciales según su ubicación.
    Para finalizar el esquema de “Defensa Civil” se ve en la actualidad remplazado por agencias de manejo de emergencias; ver el caso FEMA en EE.UU. y las razones por las que se cambio el modelo institucional.

  2. Si todo hubiere estado planificado y coordinado, las ayudas hubieren llegado ordenadamente bajo y el control y responsabilidad de las Fuerzas Armadas, a pesar de que el Presidente las hizo a un costado. Que el Presidente con su presencia en los lugares de desastre aparenta ser parte de la solución no lo es, puesto que lo único que hace es demostrar un protagonismo político, del cual estamos cansados y aburridos de escucharle. El pueblo hemos estado frente al pueblo colaborando con lo que cada ciudadano tiene, no desmayaremos en esta actitud, porque esperar del Estado lo veo negro. Por último, ordena al Fiscal General que investigue y determine los responsables por la caida de los edificios en la provincia de Manabí, ojala inicie con los edificios públicos, aunque no es el momento oportuno para ello, hay otras actividades principales que realizar.

  3. Que pena meda pegar a un anciano prepotente pero lo merecía por traidor sus comentarios en la prensa siempre fueron en contra de nuestras Fuerzas Armadas, este señor tiene que renunciar a su cargo inmediatamente por desleal, hacer quedar mal al gobierno de Rafael Correa. como otros mas que estan en la lista, que no me digan conspirador sigo creyendo en este gobierno con sus fallas como todo ser humano, pero me duele como los Generales le rendían los honores a este déspota cuando fue ministro de defensa nacional. que verguenza.

    • Quien fue ministro de defensa nacional?? estas delirando acaso? hablas piedras querido Pablo.

  4. Basta, debemos ya terminar con darle espacio a las descalificaciones e insultos que ese bocón endilga a todo el que no se somete a su estado de ánimo. Es más, ya basta ni siquiera de nombrarlo o tomar en cuenta la basura que sale de su boca y la de sus títeres. Creo que debemos partir con ni siquiera nombrarlo ni presentarlo con un título o cargo que hace rato no lo merece. No nos ha representado y no nos deberá representar más. Los ecuatorianos ya demostramos que no necesitamos de un falso líder para unirnos y solucionar los problemas que se nos presenten, aún catástrofes naturales que solo Dios las puede evitar. Entonces despertemos de este letargo que ha permitido el abuso constante: físico, sicologico y de nuestros recursos , de nuestro ECUADOR. DESPIERTA ECUADOR Y HAZTE RESPETAR.

  5. PREGUNTA UNA MANDANTE
    23/04/2016
    Economista
    Rafael Correa Delgado
    Mandatario de la República del Ecuador
    Presente
    ¡Qué grande, qué noble, qué valiente, qué generoso, qué incondicional, qué sacrificado, qué solidario!, demostró ser el pueblo ecuatoriano y usted, no podía ser menos que él porque usted es el mandatario de ese pueblo. Ahora me puede explicar ¿cuál de sus mandantes le ordenó tener semejante exabrupto con aquél damnificado que después de días de no comer, de no descansar, de no llevarse un vaso de agua a los labios, de no bañarse, de no satisfacer sus necesidades con tranquilidad, después de haber perdido todo (no sé si un edificio o una choza, tal vez un ser querido, un amigo o un conocido) después de noches de no haber podido dormir, de sentir el calor, el nauseabundo olor del ambiente, de buscar inútilmente a sus amigos, de oír los ¡ayes! de dolor de los enterrados vivos, de averiguar, sin respuesta, quién me puede ayudar (recuerde que ellos no contaban con un televisor, (es más ni con luz), que les ponga al día de lo que sus hermanos de otros lugares estábamos haciendo para ayudarle). Posiblemente, señor mandatario, su accionar de aquél momento le hizo sentir grande, poderoso, usted estaba manejando la situación, volvió a tener el poder en sus manos; poder que le permitió mandar a callar a quien reclamaba ser atendido con prontitud, poder que le permitió hacer saber a todo el mundo que quien manda aquí, no es el pueblo sino usted; poder que advertía a todos los damnificados que si el terremoto no los mató usted podía matar sus esperanzas mediante carcelazos, usted podía pisotear su condición humana y callar sus reclamos mediante amenazas de prisión a ¡TODOS, SEA HOMBRE O MUJER, ANCIANO JOVEN O NIÑO¡
    ¡No podía creer, que ese fuera el poder que le di con mi voto!
    Poder que autorizó a sus servidores, cambiar los embalajes de lo donado por el pueblo ecuatoriano a fundas que decía que la 35 estaba junto a ellos. ¿Junto a ellos?, ¿para qué?, ¿para robarles algo que usted siempre pregonó que no nos dejásemos robar LA ESPERANZA? Usted ahora sí que lo hizo, al menos de usted y su revolución ya no esperamos nada. Ahora nuestra esperanza la depositaremos en nosotros mismos, los ecuatorianos, que cuando nos necesitan ahí estamos con alma, vida y corazón porque amamos a nuestra Patria, porque no tenemos resentimientos con la vida, porque admiramos a quienes con su trabajo y esfuerzo surgen, porque detestamos a quienes pretenden hacer dinero fácil ya sea con tráfico de drogas, lavado de dinero, falsificación de títulos, o demandas descabelladas. Porque aborrecemos a quienes quieren pescar a río revuelto (Esto para todos los politiqueros)
    Puedo entender que: ver la obra por la que todos los ecuatorianos estábamos en serias dificultades económicas destruida y convertida en escombros; constatar que quizá no se estaba actuando con la celeridad que hubiera querido, puedo entender, digo, que como humano reaccione indebidamente con quien menos culpa tenía y que en vez de que llegar a Manabí como portador de todo ese sentimiento de hermandad que abrigamos los ecuatorianos en nuestro corazón, dando esperanza, cariño, ternura a quienes necesitaban de un simple ¡Aquí estoy. No estás solo; todo pasará; ya veo que se le atienda; Calma; páseme una botella de agua, tómela, calme su sed, ya viene más, tantas y tantas y sobre todo simples frases de consuelo, que le habrían retratado como un hombre ecuánime, sereno ante la adversidad, mandatario de su pueblo… Por ello señor, esta mandante, que sí voto por usted, le pide que reconozca su error, pida disculpas, al Ecuador y al mundo y sobre todo busque al señor al cual ofendió a nombre de sus mandantes y no de la razón a quienes suponía no eran más que amargados porque no ganaron las elecciones. ¡Hágalo! pues, es de tontos persistir en el error y de sabios reconocerlos. ¿Quién de ellos es usted?

  6. Hay que ahorrar sacando a ese señor de la embajada en Londres. Y esa plata darle a los damnificados.

  7. Ni vieja guardia, ni militar del pasado, y peor ¡traidor a la patria! Ud es el mejor de todos. Ninguno de sus críticos no le llegan ni a la canilla.
    El tirano en su afán de todo controlar, termina agitándose y atorándose con los problemas. Ni ata ni desata. En lugar de ponerse a trapear el piso debió estar en su oficina coordinando las tareas de rescate, pero nada. No podía hacerlo porque para eso hay que ser un estadista. Ya rápido que acabe esta pesadilla de la noche comunista. Ya basta de improvisados, payasos e ideólogos vagos. A los damnificados les decimos, paciencia compatriotas. No los olvidaremos.

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