La falta de pago de los derechos de TV de parte de los canales del estado ha puesto al fútbol en una situación dramática. El 9 de marzo pasado, las primeras palabras de Carlos Villacís cuando tomó las riendas de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) sonaron a ruego: “mi pedido (a los canales Gama TV y TC Mi Canal) es que se pongan al día lo más pronto posible, porque nuestros clubes así lo necesitan”.
Más de dos meses después de esta declaración, la situación ha cambiado para peor. De parte de las estaciones televisivas no hay una respuesta efectiva en cuanto al compromiso asumido desde el 2013. En un inicio del contrato, los pagos se hacían hasta por adelantado. Luego, la crisis impidió cumplir con la puntualidad acostumbrada y hoy la deuda se acumuló hasta llegar a USD 6.7 millones. Teleamazonas, en su hora canal expulsado del negocio por obra de las interpretaciones jurídicas de la FEF, tuvo que regresar para lanzar una boya de USD 2 millones a sus pares del estado. Fue apenas un alivio temporal.
Más allá de la suma, el impacto de la deuda hay que observarlo desde la importancia que los derechos de TV tienen para financiar el presupuesto anual de un equipo de fútbol. Por ejemplo, el directivo Jaime Estrada Medranda reconoció que este rubro significa “al menos el 75%” de lo que su club, el Manta, invierte para que su equipo compita en la temporada regular. En otros clubes, el porcentaje fluctúa entre el 40% y 50%.
Desde inicios de año, los reclamos públicos, cabildeos de alto nivel y conminaciones de pago no han surtido efecto. La situación es tal que hay clubes que contemplan la posibilidad de impedir la entrada a los canales estatales e impedir que transmitan sus partidos. En el fondo, la FEF se siente indefensa porque el acuerdo de seis años con el estado, que suma cerca de USD 80 millones, carece de garantías. Así lo firmó la administración federativa de Luis Chiriboga, empeñada en su momento en sacar del negocio a algún canal incómodo y también de acumular poder mediante el control de un importante sector de los ingresos de sus equipos afiliados.
El fondo lodoso de esta crisis se tocó durante el sábado 8 y domingo 9 de mayo. En el estadio Bellavista de Ambato (ciudad que cobija a los clubes más entusiastas a la hora de proponer este fracasado sistema de comercialización de derechos) hubo un minuto de silencio, en recuerdo de la deuda de los canales. En otras canchas del país, los futbolistas, acaso los más perjudicados por este incumplimiento de pago, sacaron carteles explícitos, con nombre y logo de los morosos, reclamando la urgencia del dinero.
Mientras, del lado de los canales no se dijo nada hasta el pasado jueves 12. Al filo de la medianoche, en un espacio deportivo de TC Mi Canal, Carlos Coello Beseke fue el encargado de reconocer que hay valores pendientes por cumplir. El gerente de la estación, hijo de Carlos Coello Martínez, extitular de la FEF, no dio mayores detalles sobre cómo van a pagar. Apenas insistentes referencias a lo atento que está el presidente Rafael Correa al tema y a las instrucciones que brindó para que empresas públicas como CNT y Tame “inviertan más en el fútbol” vía publicidad. Coello Beseke, claro, omitió la complicada situación económica que vive una de las nombradas, la aerolínea de bandera.
De su exposición no podía quedar fuera la confrontación. El funcionario aludió “motivaciones políticas” de algunos de los que reclaman por el dinero de sus clubes y tocó un tema que seguirá tomando presencia con el paso de los meses, hasta que el contrato termine en diciembre del 2017: gracias al estado, es posible ver fútbol gratis por TV y los aficionados no tienen que pagar. Todo esto, claro, gracias a la “decidida participación” del primer mandatario.
Los acreedores toman sus posiciones. Primero, la FEF se cansó de poner de su plata para tapar los incumplimientos estatales y, cordialmente, ha trasladado a los clubes la gestión de cobro. Con la Liga Profesional en soletas, cada equipo mira qué puede hacer. Y, obviamente, hay dentro de quienes manejan los clubes la idea de que la única vía para salir de esta situación es el Pague Por Ver (PPV). Es decir, que el televidente interesado en mirar el Campeonato Nacional erogue una cantidad mensual o anual para tener los partidos en las pantallas de su casa. El sistema ya existe y está funcionando en paralelo con la señal abierta, en dos proveedores de TV satelital. La diferencia es que ahora se buscará que sea la única forma de emitir el fútbol, dejando afuera a quienes no pueden pagar por ese servicio y que, por ahora, lo pueden ver gratis.
¿Será posible que esta sea la nueva tabla de salvación? ¿Hay la capacidad que el PPV iguale o supere lo que se comprometió a pagar (USD, 19.8 mllones, a los que el próximo año hay que sumar un 5%, de acuerdo al contrato) la TV abierta ? Según directivos como Galo Cárdenas, presidente del Deportivo Cuenca, la gestión de los clubes puede hacer posible tal cometido.
Mientras, las evidencias dejan mal parado al que, en su momento, fue el proyecto emblemático de la administración Chiriboga. Lo que mal empezó, sin estudios técnicos, de mercado, sin licitación abierta, con profundas motivaciones políticas, está terminando muy mal. Y naufraga no solamente por la falta de pago, sino también porque su mentor principal se encuentra en prisión domiciliar, sin poder responder a quienes le prestaron su apoyo para llevar adelante el proyecto.
Todo bien, menos de que ahora el futbol se lo ve gratis. No lo pagaste el.momento que ves el fútbol, lo pagaste antes, ahora y las futuras generaciones. Nada de lo que te da el gobierno es gratis, nada.
Muy real todo lo descrito en el artículo, lo malo es que no se toca el dondo del problema, como se dejaron arrebatar los “derechos” los clubes a cuentas de tener paja en el ojo de favores q en algún momento voluntariamente o involuntariamente tomaron de la FEF