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La agonía de los exportadores

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“Wikipediemos” un poco: “balanza de pagos es un registro de todas las transacciones monetarias producidas entre un país y el resto del mundo en un determinado período. Se dice que hay superávit de la balanza de pagos cuando las fuentes de fondos de un país (exportaciones), exceden al uso de esos fondos en adquirir bienes de fuera (importaciones)”.

¿Por qué es importante que la balanza de pagos de un país sea positiva, esto es, que tenga superávit?

Porque si el país exporta más de lo que importa, entonces su economía crecerá. Si bien este no es el único elemento necesario para el crecimiento económico; sin duda es el más importante. No hay forma de que un país crezca si el dinero que entra por concepto de lo que exporta, es menor al dinero que necesita para traer bienes desde el exterior.

Nuestra balanza de pagos es un desastre. Importamos más de lo que exportamos. ¿Por qué? Porque no hemos sido capaces de dar valor agregado a nuestras exportaciones. Es decir, seguimos exportando materia prima (cacao, flores, banano, camarón) con muy pocos añadidos.  Si bajan los precios de estas materias primas en el mercado internacional, se jodió el chagra. Para que usted pueda entender mejor, el atún crudo es materia prima, si lo enlata ya tiene valor agregado.

Para exportar más, es importante, también, que sus productos sean competitivos en relación con sus similares de otros países. Vamos a explicar: para que el banano nuestro sea más apetecido en los mercados internacionales que el de Costa Rica, por ejemplo, no solamente debe tener igual o mayor calidad, sino que debe ser más barato.

¿Qué determina el precio? Los costos de producción y la utilidad. Entre los costos de producción están los salarios de los trabajadores, los servicios que se usan para producir, los impuestos, el transporte, etc.

En este momento ¿cuál es el problema de nuestras exportaciones?

Que no son competitivas. ¿Por qué no son competitivas? Porque los costos de producción son muy altos comparados con otros países productores de lo mismo. Entre los costos de producción, uno de los más significativos es el salario ya que al estar dolarizados mantiene su valor en el tiempo. En los países con moneda propia, se reduce el valor del salario (no su cantidad) como consecuencia colateral de una devaluación de la moneda nacional en relación con el dólar.

Mucho cuidado: devaluar no es bueno. Se devalúa cuando la moneda se deprecia en medio de una crisis económica. No obstante, es mejor devaluar que tener un déficit en la balanza de pagos. Obviamente al perderse el valor real del salario (su capacidad de compra), los trabajadores no van a estar felices con esta medida. Los exportadores, por otro lado, saltarán en una pierna. La eterna confrontación de intereses entre los distintos partícipes de las relaciones de producción.

Ahora, ¿Qué pasa si usted no puede devaluar porque no tiene moneda propia? ¿Qué pasa si usted no puede reducir cuantitativamente los salarios porque se lo prohíbe la ley? ¿Cómo vuelve competitivas sus exportaciones para nivelar su balanza de pagos?

¡Ese es el problema que tiene el Ecuador en este momento!

Toda la ingeniera imaginativa de las autoridades económicas está orientada a desarrollar un mecanismo que permita, agárrese de la silla, devaluar el dólar sin devaluarlo en estricto sentido de la palabra. Cosas del realismo mágico y de su pensamiento económico desarrollado por el seguidor empedernido del coronel Aureliano Buendía, llamado Rafael Correa Delgado, Presidente del Ecuador.

Primero tuvieron la idea del timbre cambiario. Palabras más, palabras menos, dar un papelito a los exportadores que represente un valor extra por sus exportaciones para que lo vendan a los importadores y estos puedan comprar dólares físicos para pagar a sus proveedores internacionales.

Estos papelitos que ahora pueden llamarse certificados plus, o el nombre que usted prefiera, traen dos problemas: que usted está inflando la masa de instrumentos monetarios en circulación, que si son demasiados, generarán inflación; y que nada garantiza que los exportadores (muchos de ellos han tenido la costumbre de dejar en cuentas fuera del país, buena parte de los pagos que les hacen sus compradores) efectivamente regresen a la economía ecuatoriana los dólares que les compren los importadores.

Lo cierto es que mientras no resolvamos el problema, agonizan nuestras exportaciones.

¿Qué hacer?

Me parece que no hay muchas alternativas. Creo que hay que tomar el riesgo y crear un instrumento que dé aire a los exportadores; con dos condiciones: que no se abuse del mecanismo; y que se adopten medidas para obligar a los exportadores a repatriar la totalidad de lo que reciben por concepto de lo que venden al exterior.

El problema es que don Rafael Vicente no me inspira confianza. Es volátil y errático en economía. Un gastador contumaz e irremediable. Tampoco los exportadores son, en su totalidad, buenos y cumplidos ciudadanos que sudan agua bendita.

Falta un año para que tengamos un Presidente confiable. Nuestras exportaciones no tendrán ese tiempo.

¡Desdolarizar sería una locura irresponsable! En una decisión in extremis: para salvar la dolarización hay que “devaluar” el dólar para las exportaciones. ¡A lo que nos llevó el correísmo!

2 Comments

  1. Creo que hay un par de cosas de anotar. Primero, las importaciones son “los beneficios” que recibimos y las exportaciones son “los costos” del comercio internacional. El gobierno, con sus prácticas nefastas de impuestos o regulaciones laborales, incrementan los costos, entonces los compradores buscan adquirirlos donde sean más baratos. Cuando el gobierno aumenta aranceles, salvaguardias, castiga a la población reduciendo los beneficios de los productos importados.
    Segundo, un déficit en la balanza comercial no es necesariamente “malo”. Además de la balanza comercial hay también la balanza de capital. Cuando un país recibe capitales del exterior (sea como préstamos o inversión directa) en mayor cantidad de los que salen, hay consecuentemente un déficit en la balanza comercial. Las transacciones perversas son las que general un superávit en la cuenta de capitales por préstamos del gobierno para gasto corriente y que generan un aumento en el consumo de bienes importados. Porque cuando los capitales son de inversión directa, lo importado son maquinaria (por ejemplo) o materias primas.
    En conclusión: los préstamos que recibe el gobierno no solo reducen las oportunidades de crecimiento sino también empeoran la calidad de vida de las generaciones futuras.

  2. Mucho de lo que Ud. plantea tiene sentido,pero deja a un lado la politica del correismo de romper o dejar pasar los acuerdos economicos con nuestros socios comerciales,entre ellos,los EEUU.Un saludo.

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