Esta es la historia de una persecución. En poco más de un año, exactamente desde febrero de 2015, Luis Baldeón y Aurelio Dávila, periodistas que conducen los programas de opinión deportiva titulados Hablando jugadas y Mira quién habla, en Radio Redonda, han sido procesados once veces por la Supercom debido a cosas que han dicho ante los micrófonos. En todos los casos han sido hallados culpables. La sanción, casi siempre una multa equivalente a diez salarios básicos, impuesta a su radio, ha sido generalmente asumida por ellos. Hasta el momento han pagado 34.110 dólares. Han sido tratados casi como delincuentes contumaces. Han sido públicamente desacreditados e infamados. No han tenido descanso: han debido afrontar hasta dos o tres procesos simultáneos. Todo esto ha puesto su estabilidad laboral en riesgo. Pero hasta el momento no se ha probado que Luis Baldeón y Aurelio Dávila hayan calumniado a nadie. Tampoco han incitado a la violencia. No han difundido información que produjera conmoción social (y no es por falta de audiencia) o impidiera el normal desenvolvimiento de la vida institucional de la República. No han desestabilizado el orden constituido. No han lesionado derechos de terceros aunque sus acusadores aseguren lo contrario. ¿Qué es, entonces, lo que hace de ellos unos sujetos tan peligrosos que los agentes de la ley no dejan de seguirles los pasos?
Conociendo a los juzgadores, la primera pregunta que surge en la mente de cualquiera es si se trata de un caso de retaliación política. Cierto es que Aurelio Dávila no se ahorra las críticas al gobierno, que se mete con la Supercom y ha llegado a exclamar “Abajo la Revolución Ciudadana” con todas sus letras. Si se les pregunta a ellos, no descartan que el acoso al que se encuentran sometidos tenga que ver con esta postura. Pero los motivos de las denuncias en su contra, al menos formalmente, son otros.
Ocurre que Luis Baldeón y Aurelio Dávila son humoristas. ¿Significa eso que el fútbol, en sus programas, es un pretexto para ejercer la sátira? No exactamente. Ellos analizan y critican el fútbol y lo hacen en serio. Más aún: su opinión es tenida en cuenta. Hablando jugadas y Mira quién habla son los programas de mayor audiencia de la radio en su género. Ellos son periodistas influyentes. Pero el contexto que rodea a sus comentarios deportivos, su tono general, su estilo, los temas que tratan, la manera como se representan a sí mismos y a los demás, los personajes que se atribuyen, todo configura una comedia. Y no de cualquier tipo: una farsa. Un hilo continuo de humor, a ratos ácido, a ratos perverso, a ratos subido de tono, tiñe todo lo que dicen. Un humor no apto para biempensantes. Un humor que se nutre de todo lo indebido, de todo lo prohibido, de todo lo vedado; que echa mano de temas canallas: el sexo ilícito, el alcohol, las drogas (de hecho ellos se presentan como Barman y Droguin). Un humor extraído directamente del habla de la calle, comprensible para todos pero no del gusto de todos.
Se podría decir que Dávila y Baldeón son desenfadados, políticamente incorrectos, irreverentes hasta el desenfreno, iconoclastas. Todo eso es cierto pero es insuficiente para describirlos. Para complicar las cosas aún más, ellos creen (y en eso coinciden con millones) que el fútbol es una de esas raras puertas ubicuas que se abren hacia lo totalidad de la vida y que, por tanto, es fácil empezar hablando de fútbol y terminar hablando de amor, de política, de gastronomía, de erotismo, de lo que sea. La verdad es que son, simplemente, inclasificables. Y eso es algo que la Supercom no puede soportar. Funcionarios de intendencia al fin y al cabo, los de la Supercom lo tienen todo etiquetado y viven, en su ignorancia, con la vana convicción de que las infinitas posibilidades de la comunicación humana caben en su ley de a perro. No entienden nada.
La mayoría de las denuncias contra Dávila y Baldeón provienen de la propia Supercom, a través de reportes internos firmados por los sabuesos de la inquisición que monitorean los medios y particularmente ése. En otras palabras: acusador, juez y beneficiario final de la multa impuesta son tres personas distintas y un solo dios verdadero. Es lo que el correísmo llama “debido proceso”. Ellos tienen, además, un enemigo que los ha demandado tres veces. Óscar Emilio Armas de la Bastida es un ciudadano de profundas convicciones morales y nulo sentido del humor que se ha impuesto una cruzada en su vida: pretende que a Dávila y Baldeón se les prohíba hablar definitivamente, que se los expulse de su radio y de todas las radios. Las siguientes palabras, pronunciadas por él en una audiencia del pasado 27 de abril en la Supercom, retratan bastante bien su personalidad y sus intenciones: “Tenía que llamarse –dice refiriéndose al programa matutino de Dávila y Baldeón– Hablando huevadas, no sé porque se llama Hablando Jugadas. De jugadas no hablan nada, sino de jugadas de inmoralidad, de drogas, de homosexualismo, de traiciones, de esas cosas, esas jugadas son las que se ventilan en esta emisora”.
Armas de la Bastida vive en Quito. Es o fue taxista. Sin embargo tiene la capacidad económica o la influencia necesaria para contratar, contra Dávila y Baldeón, nada menos que al estudio jurídico de Gutemberh y Alembert Vera, los abogados del presidente de la República cuya oficina funciona en Guayaquil. Al parecer se entiende perfectamente con la Supercom porque, cuando quiere iniciar proceso contra sus enemigos, no se molesta en señalar el motivo de la denuncia, la naturaleza de la infracción cometida o la dimensión de la afectación causada. Simplemente escribe largos manifiestos en favor de la moral y las buenas costumbres y en contra de estos “supuestos periodistas” que “se meten y arremeten con todo y todos”, “convirtiéndose en los referentes y prototipos de la irreverencia, irrespeto, grosería, desafío, violencia verbal, incoherencia, abuso de opinión, impertinencia”, etc., todo lo cual, según él, debería estar prohibido. Como prohibidos debieran estar también los vulgarismos que enumera y traduce: “a mí me gusta tragar” por “a mí me gusta comer”; “no me jodan” por “no me molesten”; “estoy cabreado” por “estoy enojado”; “te voy a chilpir el hocico” por “te voy a romper la boca”. Dicho lo cual recomienda a la autoridad respectiva escuchar el audio del programa de la fecha tal.
¿Qué ocurre luego de que Armas de la Bastida presenta ante la Supercom este tipo de argumentos? Algo delirante: Mauricio Cáceres Oleas, director nacional jurídico de Reclamos y Denuncias, luego del “análisis del relato de los hechos”, acepta a trámite la denuncia por considerar que las presuntas infracciones descritas son las que se encuentran contenidas en los artículos tales y cuales de la Ley Orgánica de Comunicación. En alguna ocasión ni siquiera consta el análisis de las grabaciones, circunstancia que el superintendente Carlos Ochoa justifica plenamente con el argumento de que “no se sacrificará la justicia por la sola omisión de formalidades”. En casi todos los procesos Dávila y Baldeón han sido acusados de violar el horario de protección al menor, una infracción que sólo puede ser cometida por un medio, no por un periodista, y que, por añadidura, no se aplica en ningún caso a un contenido de opinión, según establece el propio reglamento técnico para la definición de audiencias y franjas horarias dictado por el Cordicom (artículo 9).
Luis Baldeón y Aurelio Dávila han sido víctimas de falsas acusaciones desde hace un año y medio; han sido despojados de las garantías del debido proceso; han sido sistemáticamente perseguidos por el aparato del Estado; en su contra se han movilizado sospechosas asociaciones que incluyen a los abogados del presidente de la República. Todo por el delito de practicar un estilo de humor que no gusta a todo el mundo. ¿O hay algo más? ¿Es su caso una cruzada de moralización de la sociedad o hay otra razón oculta? Mañana, en una segunda entrega, veremos los once procesos de la Supercom, caso por caso: una lista delirante.
El inquisidor si tiene a esos leguleyos creadores de la responsabilidad penal coadyuvante, todo puede pasar con la aplicación de la llamada LOCA. No es otra cosa que el medio para aplicar la autocensura.
alrededor de 34000 dolares en multas. Me pregunto a donde ha ido a parar ese dinero?. Y en que se lo está utilizando? Que pena ver como ya parece un negocio el de hacer cumplir la ley desde el estado, a traves de multas, se encontraron sus puerquitos!. Si alguien encuentra ofensivo el lenguage que se utiliza en el programa o el humor, simplemente no lo oiga. Ese señor que ha ido donde los abogados con la denuncia, que hace, con seguir amargandose la vida, oyendo el programa!. O acaso hay algún otro interés en acallarlos?
A Uds. Baldeón y Dávila les escuchaba desde antes que aparezca esta revolución ciudadana, Uds. seguirán y estos que hoy abusan del poder que tienen pasaran y ojala venga un gobierno ante el cual rindan cuentas de todos los ABUSOS cometidos. Estoy cabreado y por eso en las próximas elecciones con mi voto les voy a chilpir el hocico para que ya no me jodan con más revolución, quiero sentarme a la mesa y tragar mi almuerzo en paz desde el 25 de mayo del 2017. Mi solidaridad y apoyo a Uds. Luis Miguel Baldeón y Aurelio Dávila
No me gustan, la verdad los considero desagradables, pero luego miro un poco más adentro, ¿yo soy mejor que ellos?, tal vez “su mérito”, es hablar de frente de sus “pecados”, yo he preferido guardármelos, entonces no tengo derecho a juzgar y hacer señalamientos respecto a su “moral”. El problema no son ellos, de ser el caso, el problema es que esas vulgaridades que ellos pronuncien tengan tanta resonancia en la población, ellos son el espejo, y la gente se mira y se identifica. Desde la burla, una historia de moza y amantes, puede ser jocosa; para quien transita por ese drama, debe ser terrible, lo mismo se puede decir de quien usa drogas. Reitero, yo no soy mejor que ellos, y por lo tanto, esos “sensores morales” del gobierno resultan de verdad jocosos… ellos, tan éticos… ¡claro!.
Excelente articulo felicitaciones
[…] Segunda entrega de la nota titulada “¿Por qué el correísmo se ensaña con Barman y Droguin?”. […]
Está claro que esa Superintendencia está ahí para joder a todo aquel que no sea correísta. Esa dependencia fue creada sin presupuesto y subsiste o mejor dicho, debe subsistir, de las multas que les clava a los medios independientes de manera inmoral y anti ética.
Así de miserables son y espero que, como dice Santiago Páez más arriba, alguien esté apuntando todos esos nombres para cuando acabe esta larga noche populista del SSXXI tomarles cuentas, llevarles ante la justicia para que devuelvan lo mal habido y paguen los abusos; que no encuentren trabajo ni en el Estado, ni en el ámbito privado… Tampoco habrá que permitirles que escapen y si alguno lo hace, que se lo persiga por todo el mundo hasta su captura.
Y recuerden, si queremos un cambio hay que votar por el más opcionado (que no sea correísta), evitando dividir los votos.
LA ESTUPIDEZ SIEMPRE INSISTE
Realmente da pena ver actitudes de personas que encubiertas en su autoritarismo e intolerancia defiendan “la moral y buenas costumbres” , persiguiendo a quienes no comulgan con su criterio.
Sigan adelante 4pelagatos por lo menos a través de ustedes puedo ampliar más mi criterio y enterarme de las cosas sin censura.
Gran columna.
Este país es de ripley por no decir absurdo,, viene a mi mente la cruzada contra el heavy metal de los años 80 en USA por considerarla música moralmente incorrecta, por suerte no progreso esa tozudez de los que defendían lo “moralmente correcto”. Esos hechos deberían hacer pensar a una persona, con minimo de materia gris, que siempre que un individuo o grupo de individuos tratan de imponer y generalizar sus preceptos morales como “adecuados” o “correctos” aun con descrédito de los de los demás, se crea una puerta de entrada a la intolerancia y a todos los comportamientos derivados de esta (matanzas sin sentido de grupos radicales,, guerras civiles,, exterminacion de grupos étnicos, etc). Por favor por algo la evolución nos premio con supuestamente el cerebro “más desarrollado” de la naturaleza, gracias a nuestra gran capacidad cerebral pondremos discernir individualmente sobre que es bueno o malo. El máximo juez de un producto somos los clientes, si no me gusta algo simplemente tomo una desicion y no lo consumo (apagó el radio, cambio de emisora); disfrutar de funciones mentales superiores nos ha permitido desarrollar nuestro libre albedrío, recuerden que lo que no se usa se atrofia, si no usamos nuestras funciones mentales superiores (juicio, abstracción, razonamiento, etc) y dejamos que alguien nos de juzgando que es bueno o que es malo para que nos sirve tener el cerebro más desarrollado de la naturaleza
Estos personajes sobretodo Baldeón es muy inteligente para llevar y manejar audiencias con un lenguaje directo, fuerte, crítico que a veces nos nos gusta escuchar, pero dice la verdad de nuestra sociedad curuchupa y eso que yo soy una católica extremista pero es necesario comunicadores que no tengan pelos en la lengua.
Es un formato divertido que entretiene .
Luego de leer el artículo concluyó, Baldeon y Davila, son inocentes y víctimas de una persecución….
Creo a título personal q lo q falta es tolerancia, cuando escucho dicha emisora y escucho temas, comentarios, información con la q no estoy de acuerdo, simplemente cambio el dial y no me muero de iras ni me enojo, pasa un momento y regresó al dial. Con esto aparentemente he sido tolerante y me he evitado un mal rato, pero el problema no termina ahí, el origen es que el estilo de los dos caballeros a ratos cae en lo vulgar y a muchas personas no gusta e incómoda.
Se supone q la ley de comunicación tuvo su origen para q justamente los oyentes q nos creamos ofendidos en vez de morirnos de las iras o generar un conflicto simplemente podamos defendernos y formalizar mediante una denuncia nuestra inconformidad.
Cuál es el real problema??? Como hombre de bien manejo una teoría q las personas no cambiamos sino q mejoramos, pero en el caso de Baldeon y Davila, no han dado muestras ni de lo uno ni de lo otro ahí está el verdadero problema que a pesar de saber que Su estilo es diferente y a veces obran mal, quieren morir en su ley de querer ser dueños de la verdad y nadie ni nada los hará “mejorar”.
Todos nos equivocamos y sé que es difícil reconocer un error y evitar q este se repita, pero los dos nunca asumirán q durante su programación comente equivocaciones en léxico, temas y opiniones.
Yo aquí… sólo apuntando los nombres de estos señores: Óscar Emilio Armas de la Bastida, Mauricio Cáceres Oleas y tantos otros… Porque a estos señores habrá que tenerlos en la memoria cuando se pueda reclamar ante jueces independientes de verdad.
Estimado señor, será un listado mas largo que rollo de papel higiénico..
que pena me da saber que hay gente que pierde la identidad de su ecuatorianismo y que se esconden en la fachada de la doble moralidad este caballero de la bastida me imagino que nunca en su vida cuando a sido taxista,,, nunca se a de ver cabreado , nunca a de ver jodido a nadie osea nunca a de ver jodido a una mujer a ver si le para bola ,,,nunca a de ver dicho huy ahi va un homosexual o nunca a de ver llevado a un homosexual en su taxi,,debe ser un tipo hasta homofobico para pensar que nadie puede expresarse con las palabras exactas que estan definidas en un diccionario,,, parece que nunca en su vida se a tragado ni la saliva,,,pobre mentes entumidas , mentes obtusas,, con un criterio absurdo o de una ves dicho criterio hipocrita por que este tipo de personas son asi,,,,,,,,tranquilo baldeon ,, tranquilo davila ,,, nosotros los del pueblo les entendemos , y gozamos escuchando sus programas ,,,,,sigan asi sigan adelante
Mi solidaridad con el Loco y el Adbuelo…. edtos seudo moralistas, soberbios intolerantes del gobierno, convierten en crimen todo lo que les pica su seudo imaginario….
Me parece que el llamado “correismo” no tiene nada que ver en esto. Esto es simplemente malas interpretaciones de las normas,de las autoridades de la Supercom aplicando preceptos morales que son individuales y no deberían ser normas generales. Ven a Correa en todo lado y eso distorsiona en algo las noticias, opiniones, crónicas, relatos, etc.
Sencillamente es una linea ideológica, gubernamental, lambona (x que tienen que “rendir cuentas” ; refierase Supercom) y actualmente, sacar plata hasta del aire…el correismo o su imaginario ideológico, debe estar presente en las acciones de los “organismos de control”
Disculpe, pero su razonamiento es muy pobre. Para empezar, no dice nada claro. Es “simplemente” mala interpretación de la norma????? Para que demonios existen entonces estas “autoridades” , para interpretar mal y cobrar en multas una cantidad significativa , por preceptos individuales???? Que no deberían ser normas generales??? O sea, la interpretación es permitida para usted? Eso ratifica el criterio de que ese mamotreto llamada ley de comunicación, propuesta precisamente por Correa, no tiene razón de ser.
Excelentes artículos señores 4 pelagatos. leer a periodistas como ustedes nos permite o por lo menos a mi me permite pensar que podemos tener esperanza en un mejor país, que no hace falta insultar y faltar al respeto de las personas para decirles sus verdades (A pesar que algunitos se merecen). Saludos.
Buenas tardes, sería bueno si pueden comentar lo que Fernando Alvarado me reto a puñetes a mi por un twett que el envíe, creo que no es la manera de estos señores insultar y retar a quiños.
De acuerdo con la nota , es una vil persecución contra estos personajes que lo que hacen es solo un show que varias personas se lo toman en serio