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Long quiso ayudar a Lenin Moreno y lo botó jodiendo

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Lenin Moreno podría decir a Guillaume Long no me ayudes tanto, compadre. Como Moreno tiene que aclarar quién le paga su estadía en Ginebra para legitimar sus aspiraciones presidenciales, Long quiso aclarar el tema.  Pero hizo del agua lodo. Durante una rueda de prensa en Quito, en el marco de la firma de un acuerdo con la Acnur, Long confirmó lo que muchos sospechaban: que es el Gobierno quien corre con los gastos de la permanencia de Moreno en Ginebra.

Según él, no debe existir polémica alrededor del pago con fondos del Estado para la residencia de Moreno en Ginebra. Que Moreno sea Enviado Especial de la Naciones Unidades para Discapacidades debe ser motivo de orgullo y no de vergüenza, repitió al menos cuatro veces el Canciller como se evidencia en un video de diario La Hora. Long cree que en este caso lo que importa es el orgullo nacional. Olvida lo principal: los gastos por la residencia de Moreno son un tema jurídico y de ética política.

Long debería saber que en le legislación ecuatoriana, como seguramente ocurre en las legislaciones británicas y francesa que debería conocer mejor, disponer libremente de fondos públicos para fines que no están establecidos en la ley es un delito. Es peculado, al menos en el Ecuador. Lo que hizo Long es confirmar que el Estado ecuatoriano está pagando un sueldo para un cargo que no existe y, para colmo, en la cuarta ciudad más cara del mundo. Moreno no es funcionario del Estado y sobre eso no dijo nada. Long prefiere insistir en el tema del orgullo, que no figura en el presupuesto del Estado.

Es decir, de todos los argumentos que pudo sacar para socorrer a Moreno, Long escogió el más impresentable: el orgullo que los ecuatorianos sienten por alguien justifica que se dediquen fondos públicos para esa persona. ¿Qué tal si mañana el presidente Correa decide que los ecuatorianos deben sentirse orgullosos de Ricardo Patiño y le envía a vivir en Praga con fondos del Estado?

Long disipó las dudas sobre la legalidad de la estadía de Moreno en Ginebra si él decide entrar en campaña electoral. Si antes tenía un cangrejo en la bragueta ahora el ex vicepresidente tiene un atado entero.

El otro argumento con el que apareció Long también es chueco de crin a cola. Dijo que lo que le cuesta el Ecuador la estadía de Moreno representa “apenas” el 10% de lo que el Ecuador aporta a las Naciones Unidas. Long mezcla el tocino con la pólvora. ¿Qué tiene que ver lo que aporta el Ecuador en virtud de sus compromisos con las Naciones Unidas con lo que se destina del presupuesto nacional para el sabático de Moreno? Long no dijo a cuánto asciende ese 10% exactamente.

Luego puso el ejemplo del ex primer ministro británico Gordon Brown, quien es Enviado Especial de la ONU para la Educación Global. ¿Inglaterra paga la estadía de Brown en algún país distinto al suyo? ¿Le paga un sueldo para que ejerza un cargo honorífico? Long, tan británico él, debería aclarar eso.

Lenín Moreno vive en Ginebra porque el gobierno de Alianza País decidió que tenerlo ahí era la mejor forma de reservarlo como posible candidato a la Presidencia en caso de que la reelección de Correa no cuajara. Quienes tomaron esa decisión, porque pensaron que el ex Vicepresidente en Ginebra estaría libre de contaminación política, no repararon en el tema de la responsabilidad administrativa ni en la ética en el manejo de los fondos públicos. Total, seguramente esto les tenga sin cuidado. Enviar a Moreno a Ginebra tenía una lógica política para un partido y punto. Endosar esos costos al Estado es peculado y punto.

Long salió con la intención de dar algo de oxígeno a Moreno y lo dejó con la amenaza de asfixiarlo. Él no lo envió  a Ginebra, pero quienes sí son responsables de ese exilio dorado, debieron pensar en alguien más inteligente para salir a defenderlo.

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