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La seguridad social militar en la caldera del diablo

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En  piedra de toque se han convertido las reformas a la seguridad social de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) y la Policía Nacional que se discuten en la Asamblea. Todo este entramado parece que está debidamente planificado por los expertos en operaciones psicológicas y de la propaganda goebbeliana del régimen; mientras estas reformas se discuten en la Mesa Laboral del Legislativo, el país se cae en pedazos.

El Ministro Patiño hace lo suyo: cada vez que puede nos recuerda que él es el único representante legal de las FF.AA. y que a él corresponde llevar a la Asamblea las observaciones e inquietudes que tengan los militares sobre el proyecto, que es iniciativa (léase orden) del presidente Rafael Correa. No hace falta que nos lo siga recordando, lo demostró en la rueda de prensa junto al Alto Mando, cuando los periodistas requerían las opiniones de los comandantes ahí presentes: tajantemente les dijo que ellos no podían hablar, que son obedientes y no deliberantes. En buen romance, son sordos, ciegos y mudos.

Los militares en activo dentro de los cuarteles y, afuera, los militares en servicio pasivo, jamás podían pensar que a la salida de Fernando Cordero, de ingrata recordación, su reemplazo un el ministerio de Defensa, Ricardo Patiño, iba a aquietar la turbulencia de las aguas que había levantado su antecesor. El palmarés de Patiño no podía dejarnos dudas: miembro activo del Foro de Sao Paulo, en las redes sociales circula un video en donde se lo ve intervenir en la clausura de la XVIII Asamblea de ese Foro, cantando a todo pecho y con viva emoción el himno sandinista. Eso no es todo. En la Asamblea General de la OEA, en Guatemala, cuando los representantes de los países de la ALBA (Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador) manifestaron que se retiraban de la Junta Interamericana de Defensa (JID) de la OEA, el entonces canciller Patiño manifestó que “la JID ha hecho de nuestros Ejércitos y policías apéndices de los intereses norteamericanos” y sólo ha servido “para formar gente para vigilarnos y controlarnos”.

Varios son los pedidos hechos para intervenir en el seno de la Comisión que discute el proyecto de reformas a la seguridad social militar y policial. La Ley Orgánica de la Legislatura señala que podrán participar en esas comisiones “los ciudadanos que tengan interés en la aprobación del proyecto de Ley o que consideren que sus derechos puedan ser afectados por su expedición, y que presenten la respectiva solicitud en la Secretaría de la Comisión y puedan exponer sus argumentos”. Pese a lo señalado, el Alto Mando no puede exponer sus argumentos en la Comisión, porque así lo decide Patiño. Hay que recordar que el ministro de Defensa, los miembros del Alto Mando y los delegados de los oficiales y personal de tropa en servicio pasivo, son todos vocales del Directorio del Issfa, con iguales derechos, con la única diferencia de que el ministro preside el Directorio (no es presidente) y tiene voto dirimente. Por tanto a la Asamblea podría ir cualquiera de los miembros del Alto Mando en su condición de vocales del Directorio.

Por último, en la ceremonia militar del 10 de agosto, el General Luis Castro expresó en su discurso el deseo de que “el proyecto, tal como ha sido presentado, sea revisado, consensuado y manejado técnicamente, manteniendo el principio de irretroactividad para que sea sustentable en el tiempo, y de no cumplir con estos principios, que sea archivado”.

Lo señalado por el general Castro es el sentir de los miembros del Ejército que él comanda. Pero también de la Marina y de la Fuerza Aérea y, obviamente, de los militares en servicio pasivo. La Licenciada Gabriela Rivadeneira, Presidente de la Asamblea, en respuesta a lo señalado por el general Castro, declaró que “la voz, que la acogemos en cierta medida, no representa a la defensa institucional. Es una voz que representa la defensa de intereses económicos de una clase o un grupo dentro de las FF.AA. que, sobre la base de un sistema de jerarquías, ha estado acostumbrado a privilegios”.

La respuesta de la licenciada es la misma de las autoridades de gobierno: de desafío, descalificación y provocación a las Fuerzas Armadas.

¿Si el General Luis Castro, comandante general del Ejército, no representa a sus subordinados y a su institución, como sostiene la licenciada Rivadeneira, a quién representa?

Alberto Molina es coronel (r)