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¿Y si no fuera necesario comprar un auto en Quito?

lectura de 8 minutos

Imaginemos que no tuviéramos que comprar un auto para movilizarnos por la ciudad a hacer nuestras actividades… Seguramente nos gastaríamos las decenas de miles de dólares que puede costar un vehículo en cosas más duraderas. Yo, por ejemplo, me animaría a una maestría.

Como muchas ciudades, Quito se desarrolló pensando que lo más adecuado era vivir lo más lejos del caótico e inseguro centro urbano. La ciudad se expandió a las periferias, los barrios residenciales se construyeron en las afueras y las personas compraron autos para sus actividades del día a día. Se siguió un modelo de desarrollo en cuya concepción de progreso y de éxito el automóvil juega un papel fundamental. Como resultado, la imagen del transporte público se fue deteriorando y se convirtió en una opción para personas de menores recursos económicos, lo cual profundizó las desigualdades sociales ya existentes.

Pensemos en los problemas de movilidad de los quiteños que viven en los valles. Los que van en auto sufren la congestión que se genera a la entrada del casco urbano. Los que van en bus son víctimas de un sistema de incentivos perversos que no ofrece un servicio de calidad. Ese sistema de buses nos estimula a comprarnos un vehículo sin necesariamente considerar que ese auto más va a causar más congestión y que muy seguramente no va a mejorar nuestra movilidad. Y digo esto porque, en Quito, el promedio de personas que viajan en un auto es de 1.2. Si todos los quiteños que estamos en edad de conducir tuviéramos un vehículo, ¡la ciudad sería realmente un caos!

Pero este futuro no es imposible de imaginar ni de que realmente suceda. Quito es una ciudad que crece rápidamente y se convertirá en la más grande del país en los próximos años. Si bien aún es una ciudad relativamente pequeña comparada con las capitales de otros países de la región, está justo en un punto de quiebre: para no caer en los patrones que otras ciudades del mundo están tratando de revertir con altos costos hay que tomar ciertas decisiones. El momento es ahora.

Para reducir los efectos negativos de ese modelo de desarrollo que adoptó Quito; es decir, altos niveles de congestión, contaminación, ruido, estrés y alienación, debemos tomar decisiones encaminadas a racionalizar el uso del vehículo particular. Que en nuestra ciudad el auto no siga siendo una medida del éxito y el progreso social.

Podemos imaginar y hacer realidad un futuro donde no dependamos de los autos para nuestras actividades diarias y donde tengamos más alternativas para movilizarnos: transporte público, auto compartido, ciclear, caminar… Quienes imaginamos un futuro menos sombrío queremos una ciudad donde podamos caminar y vivir con menos ruido, estrés y contaminación; queremos espacios para disfrutar de la ciudad sin estar preocupados por nuestra seguridad y confort; queremos tomar la decisión sobre manejar o no y sobre comprar un auto o no; y queremos redefinir las medidas del éxito y progreso de nuestra sociedad.

Las nuevas generaciones queremos que el éxito se mida por la cantidad de experiencias, relaciones y causas que vivimos y apoyamos. Buscamos un mundo más colaborativo donde la economía compartida transforme la forma en que vivimos la ciudad.

Para que ello ocurra propongo algunos cambios en el modelo de gestión de la movilidad. Cambios que tal vez sean poco populares pero necesarios para que en un futuro cercano no estemos, como otras ciudades, tratando de revertir un modelo insostenible.

Es fundamental replantear el modelo de gestión del transporte público operado por privados. No conozco ciudad en el mundo donde este tipo de modelo realmente beneficie a los usuarios. El sistema de buses en Quito es la excusa perfecta para afirmar que se necesita un auto para movilizarse. Tenemos un sistema ineficiente y de incentivos perversos que las administraciones municipales no han tenido la voluntad política de transformar. La mayoría de los sistemas de transporte público, si no todos, son subsidiados. Pero la clave está en la gestión de ese sistema para que el subsidio sea eficientemente dirigido y el servicio sea de alta calidad. En las ciudades donde funciona, los sistemas son municipales en su totalidad bajo una gestión eficiente de las empresas públicas municipales. En Quito debemos ya delinear un plan para cambiar el modelo de gestión a uno público o mixto, un sistema que no subsidie las deficiencias de los buses privados.

Otra decisión difícil de tomar: abrir el transporte comercial (léase taxis) a la economía colaborativa. Soluciones como Uber y otras aplicaciones tecnológicas que han surgido en el mundo entero para relacionar a ciudadanos y hacer más eficientes sus viajes, son iniciativas que Quito debe emprender a pesar de la batalla política que implican con el gremio amarillo. Muchas ciudades se resisten a dar la bienvenida a opciones como Uber por no entender cómo regularlo o cómo dejar que se desarrolle. Estas soluciones tecnológicas son capaces de transformar la movilidad en las ciudades, reduciendo la necesidad de tener un vehículo para movilizarse. Por ello debemos adoptarlas.

Finalmente, se debe emprender seriamente un cambio de cultura sobre la movilidad en la ciudad. Mientras sigamos experimentando que el vehículo es una medida del éxito y que es la forma más eficiente de movilizarnos, nuestro comportamiento estará orientado en esa línea. Ser peatón y ser ciclista en Quito es jugarse la vida, literalmente, cada vez que sales a las calles. Los mismos agentes civiles de tránsito están tan preocupados porque el tráfico fluya que obligan a los vehículos a violar el sagrado paso cebra mientras los peatones tenemos que esperar siglos para cruzar una calle. Los ciclistas oyen todo el tiempo que se vayan al parque, que la bicicleta pertenece ahí y no a las calles. Y si un ciclista sufre un accidente debe rezar para que un agente civil de tránsito tenga una meridiana idea de cuáles son sus derechos en las vías. Los autos, con el permiso del Municipio, invaden el carril exclusivo de buses porque todo vale para que fluya el tráfico. ¡Cuántos años nos costó aprender una cultura de respeto al carril exclusivo!

Si combinamos un nuevo servicio de transporte público de alta calidad y de confianza, un servicio colaborativo de autos compartidos junto a una política de carriles exclusivos para estos y una cultura de respeto y armónica convivencia en las calles, entre todos los actores de la movilidad, podemos muy fácilmente imaginarnos un futuro donde no necesitemos comprar y comprar más autos. La economía colaborativa es el futuro de las relaciones económicas e inclusive sociales en las ciudades. El uso de las tecnologías de la información para mejorar la experiencia de movilizarnos a nuestras actividades y la capacidad de entender la ciudad desde abajo, desde la vivencia diaria, son los cambios que las nuevas generaciones queremos para nuestra ciudad. En Quito, ¿en dónde creen que estamos?

Daniela Chacón es concejal de Quito

14 Comments

  1. Señorita ex Vice Alcaldesa en este análisis que plantea acerca de una ciudad libre de vehiculo propio se le olvidan varios aspectos que son lógicos que no los conozca ya que usted no es especialista en el tema de transporte y solamente ve el mismo como un sueño de una ciudad futura europea.
    1. Movilidad sostenible no es igual a eliminar el transporte privado. Sino que existan varias opciones de movilidad y cada uno decida por cual usar.
    2. La orografía de la ciudad ha conllevado a adoptar un modelo de ciudad tipo aglosajon en el cual tengamos que recorrer largas distancias para realizar nuestras actividades por lo que es necesario el transporte privado.
    3. En esta ciudad el transporte publico (buses y taxis) son mafias privadas a diferencia de países europeos donde es un control mas estatal
    Lo que se debería plantear es la mejora del servicio de transporte publico para que cada dia se vaya dejando de a poco el uso del vehículo particular, en el momento en que veamos que podemos llegar mas rápido y mas comodos a un sitio optaremos por el uso de otros sistemas.
    Pese a todo esto agradezco que se planteen nuevas ideas ya que acertadas o no, nos llevan a un dialogo el cual nos acerque mas a una mejor ciudad.

  2. Creo que se busca soluciones a los efectos pero no a las causas:
    Las personas se movilizan sobre todo, por trabajo, estudios y trámites; ante ésto hay que buscar medidas que disminuyan la necesidad de movilizarse.

  3. Qué pena que alguien que algún día se dijo libertaria ahora proponga un solución que concentración del transporte público en una empresa “municipal”, solución que nunca lo será. Lo que hay que hacer es lo que se hizo en Lima con mucho éxito, permitir el libre ingreso al transporte público y eliminar los subsidios. La competencia dará lugar a una verdadera solución. Y algo más, hay ciudades mucho más grandes que Quito que no tienen semáforos. Bueno sería también pensar en ese tipo de soluciones en los que la gente “voluntariamente” y espontáneamente se desarrollan y encuentran. Claro está que para que esto se viable, se necesita tener fe en la gente, común y corriente y no en burocracias ni nacionales ni municipales.

  4. Estimada Daniela,

    Felicitaciones por plantear una agenda contemporánea, inclusiva y sostenible para la ciudad. Te invito (otra vez) a ir más allá del discurso y a poner el cuerpo ahí donde pones las palabras.

    Durante la campaña, pedimos a todos los candidatos a concejal, incluyéndote, que renuncien al carro oficial con chofer que les provee la ciudad (www.facebook.com/notes/quito-yo-me-apunto/pedido-ciudadano-de-que-candidatos-renuncien-a-carro-oficial/797774276902757). En esa carta se detallan las razones por las que creemos que ese acto de mínima coherencia es fundamental. Estas razones caen, principalmente, en tres ámbitos relacionados entre sí:

    – Representatividad: A pesar de que más del 70% de la población de Quito se moviliza a pie, en bici o en transporte público, ninguno de los concejales, secretarios o gerentes que conforman el aparato municipal (ni siquiera aquellos responsables del transporte público) lo hacen de manera cotidiana. Si ocurre el milagro de que un candidato peatón sea electo, la ciudad se encarga de enseguida quitarle esa condición, poniéndole un auto a la puerta. El 70% de los habitantes de Quito necesitamos que alguien de entre nosotros nos represente.

    – Perspectiva: No importa cuánto leamos sobre un tema o con cuántos asesores capacitados nos rodeemos; las decisiones que tomaremos siempre estarán determinadas en primer lugar por nuestro sentido común, y este, a su vez, irá sedimentándose a partir de nuestros hábitos. Es muy difícil que una persona comprenda que se necesita reducir espacios de estacionamiento (como recomienda el urbanismo contemporáneo) si su experiencia cotidiana es que pasa veinte minutos buscándolos. Te invito a leer este artículo que profundiza algo más este punto: http://www.citylab.com/cityfixer/2014/09/why-the-people-in-charge-of-transit-systems-should-be-required-to-actually-ride-transit/379931/

    – Exposición: La representatividad es tan importante porque un elemento básico de cualquier democracia es que quienes toman decisiones estén expuestos a las consecuencias de esas decisiones. De ahí que lo de “poner el cuerpo”·tiene que ser entendido de manera textual. El aborto es penalizado porque quienes deciden sobre él son en su mayoría hombres. La salud pública y la educación pública son deficientes porque la probabilidad de que un hijo de quienes las rigen se sometan a ellas es bajísima. De igual forma, el transporte público no mejorará mientras quienes deciden su suerte no dependan de él todos los días.

    Y no hay como exagerar la importancia del aspecto simbólico. En tu texto haces un llamado a que el éxito deje de asociarse a la utilización del auto. No es suficiente. Se necesitan modelos y referencias en puestos de autoridad y éxito que rompan ese esquema. La reina de Quito, tras el melodrama mediático que se armó cuando parecía que, ¡horror de horrores!, no tendría auto (www.elcomercio.com/actualidad/reina-angievergara-auto-concurso-belleza.html), dio un buen ejemplo de lo que digo, subiéndose a una bicicleta (www.elcomercio.com/actualidad/reina-quito-angievergara-bicicleta-convivencia.html). Mucho más importante sería que tengamos una concejala que dependa del transporte público (y ayude a transformarlo).

  5. Su análisis es muy superficial como lo es también mi comentario. Desgraciadamente en un espacio tan corto, es imposible abordar un tema tan complejo. Lo único que voy a decir es que el problema de la movilidad en las ciudades se puede abordar simultaneamente desde la oferta o desde la demanda y lo mejor es hacerlo desde la demanda. Eso implica crear microcentralidades que hagan innecesario el transporte mediante la distribución geográfica de los servicios, es decir, por ejemplo, las administracionales zonales. He leído que la de Tumbaco está en muy malas condiciones. Como concejal, debería investigar como están las administraciones zonales.
    Otro punto es que el gobierno debe distribuir los servicios y está haciendo lo contrario, grandes plataformas alrededor del Parque la Carolina.
    Desde el lado de la oferta, se debería crear más corredores de tránsito y mejorar el servicio de los buses, no estoy seguro si con la municipalización se lograría eso, lo que creo es que debe haber auténticas cooperativas, no meras asociaciones donde los dueños de los buses se asocian a otros para formar una supuesta “cooperativa”. Se debe implantar la caja común y en lo posible los pagos por tarjeta y prohibir terminantemente los controles de tiempos que son los que hacen que los buseros emprendan locas carreras despues de “ganarse” los pasajeros yendo lentamente. En fin…

  6. Ustedes como municipio tienen la tarea, entre otras cosas, de generar soluciones viales lo que incluye descongestión del tráfico urbano, para eso les pagamos los quiteños por medio de impuestos y patentes todos los años. Su labor no reside en convencer a los quiteños de no comprar un auto – si a usted le gusta andar a pata ése es su problema. Además parece que su idea alberga varias contradicciones: dice que la mala calidad del transporte en Quito se debe a que se encuentra en manos privadas, pero a continuación pone por las nubes a UBER que es una iniciativa 100% privada. ¿Cuál es la razón de estas incoherencias?, ¿no será que el cargo que ocupa le está quedando demasiado grande, al igual que al resto de los concejales, incluyendo al Alcalde?

    • Puedes comprar un auto y utilizarlo, siempre que te hagas cargo de lo que en realidad cuesta ese uso. No puede ser que el 70% de las personas que no andamos en carro subsidiemos de tantas y tan onerosas formas a una minoría que es la que lo utiliza.

  7. Nos quejamos del transporte público de hoy? Sería bueno que hubieran conocido el de antaño, el de 20 centavos de sucre y el especial todos sentados por 50 centavos, recuerdo que les llamaron “micros” con choferes con corbata y muy educados, solo se detenían en las paradas. El actual transporte público sin duda es mucho mejor que el comentado de los años 60 y 70, carrocerías de “madera” gente golgada en las pueertas, cobrador que se pasaba de la puerta de adelante hacia la de atrás mientras el autobus viajaba a gran velicidad, calles empedradas, bueno muchos más inconvenientes, eramos pobres y caminabamos a la escuela, como todavía lo hacen en los lugares que no tienen transporte público, sino camionetas con una carpa para el sol y la lluvia, deberían usar ese transporte para analizar los que tienen los valles y la ciudad de Quito.
    Las alternativas que se están dando son “muy buenas” en mi criterio, conozco el 80% de AL y considero que no estamos tan mal en el transporte municipal, los problemas hacemos la gente que no somos educados y destruimos las cosas y los sistemas, incluidos los que conducen las unidades, creo yo haría un mejor trabajo que los “jóvenes” que conducen esas unidades, es una pena, también el mantenimiento otra observación, pero no es tan malo como lo dicen en la prensa, es posible que en las horas pico haya dificultades, pero eso pasa en todo el “mundo”.
    Ciudad sin más autos, buena idea a manera de ejemplo hacer algo similar al servicio de UBER con tanto auto que tenemos estacionados en las oficinas y en las casas, sobre todo por el pico y placa, hay que tener dos y mejor si son tres. Pero no podemos usarlos el monopolio de los choferes profesionales no permite y estamos con miles de autos que no son usados como se debe y claro la obsolecencia técnica viene, y los “jóvenes” quieren el nuevo modelo y son los que generan la proliferación de autos y de que tamaño y costo, hay que pensar que los impuestos que generan también serían menores y la economía se contrae por esos motivos. Es buena la idea, pero hacerlo práctica es la parte importante y casi todos estamos pensando en el nuevo modelo, sobre todo los “jóvenes” que reciben los mejores ingresos por las maestrías y los PHD´s, verdad? El resto de ciudadanos también, pero usamos los autos de 10 o más años de uso, que contaminan y son un problema para el ambiente, pero al final todos pasan la revisión del mismo Municipio. Desde el Cerro Auqui a las 08:00 horas ya se divisa la nube de smiock en el norte de la ciudad a la altura de Cotocollao, tengo fotografías de varios días donde es evidente la situación, menos al sur, será que hay menos vehículos?

  8. Por fin un análisis propositivo serio, además de muy bien escrito. A sus recomendaciones debe preceder, necesariamente, una moratoria por x años en la importación de vehículos. Le sugiero q con la integridad y valentía q lo caracteriza a Ud aborde este tema. Los importadores o beneficiarios de esas franquicias tienen ya asegurada la vida para no menos de 5 generaciones, y deberían abrir su mente a esta medida, necesaria como urgente.

  9. Todas estas generalidades las conocemos todos, lo importante es proponer soluciones aunque sea una por una , cuál es alguna suya

  10. Transportarse es una necesidad del habitante urbano durante toda su vida. Nos transportamos desde la maternidad a la casa y desde la funeraria hasta el cementerio. Actualmente, esta necesidad pública tiene que satisfacerse por cada usuario y, por tanto, todos procuran tener un vehículo propio. Este esquema tiene que cambiarse y por ello hay que concebir el transporte como otro servicio público. Estos servicios operan bajo las siguientes características:
    1. Acceso a todos (no hay como negar el servicio de agua, energía, comunicación)
    2. Atienden la demanda máxima (no importa que hora, todos deben servirse)
    3. Cumplen estándares siempre (no hay cómo bajar voltaje o reducir caudal)
    Ninguna de las características anotadas se cumplen por parte del servicio de transporte. Así, muchísimos sectores de la ciudad no cuentan con servicio, no se satisface la demanda máxima en horas pico, no existen horarios de servicio, no hay estándares de calidad.
    El sueño de una ciudad en que no se requiera tener un vehículo propio pasa por cambiar las reglas de juego y concesionar el transporte a empresas (públicas o privadas, el problema no es de propiedad) a aquellas empresas que cumplan las características anotadas.

  11. Interesante y con la perspectiva del problema desde adentro (políticamente hablando).
    Solo una recomendación, de la manera más respetuosa, no ponga las referencias en Wikipedia por favor!
    Un saludo.

  12. Las mafias de los taxistas y buseros, la idiosincracia y mentalidad local y nacional, las taras ancestrales de nuestra población, los análisis sesgados por la política y las conveniencias personales y grupales, hacen que su propuesta sea más que utópica, inviable, penoso pero es así. Sería mejor poner los pies sobre la tierra que pisamos y entender que tenemos problema para rato

  13. Un cordial saludo, causa gran sorpresa que una concejal de mi ciudad proponga con tal frontalidad que entre una empresa que en otras ciudades del mundo mató al taxista legal, usted señorita plantea como solución a Uber. Le informó que existen más de ocho mil taxis legales en la capital y dejarían como solución o idea suya a toda esa gente sin su trabajo diario. Que desilusión ha causado leer su artículo que en vez de dar solución abiertamente se nota que tiene compromiso alguno con la empresa mencionada.

    Su obligación por designación popular es velar por los ciudadanos de su ciudad combatiendo los taxis ilegales y no ver el beneficio de empresas extranjeras.

    Saludos

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