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Si ganara Moreno, ¿mandaría él o mandaría Correa?

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Hoy, 27 de septiembre, llega Lenín Moreno, el candidato presidencial del correísmo. ¿Y si ganara, mandaría él o Correa? La misma pregunta se hicieron los argentinos con Daniel Scioli. Y el aspirante a reemplazar a Cristina Fernández, además de endosar los 12 años de kirchnerismo, tuvo que dedicarse a desarticular otras minas relacionadas con lo mismo: reivindicar su independencia, afirmar su capacidad para pensar con cabeza propia, tratar de probar que él era él y, sobre todo, proclamar que, si llegase a ser elegido, mandaría él, no Cristina de Kirchner.

La tarea de Scioli no fue sencilla porque se encontró sentado entre dos sillas. Algo similar ocurrirá a Lenín Moreno. Si asume la lógica del aparato (absolutamente funcional a Correa), las cifras pudieran resultar insuficientes para ganar. En cada punto, Moreno estará ante la misma disyuntiva que conoció Scioli y que, a la postre, lo llevó a la derrota. ¿Cómo alejarse de las cosas non sanctas del gobierno de Correa, del cual fue seis años vicepresidente, y reivindicar las buenas cosas? Si no toma distancia, encarnará en forma irremediable la continuidad de un modelo en declive. Si toma distancia, puede producir el efecto contrario y trasladar votos a la tienda de sus contrincantes.

Moreno tendrá que hilar fino. Las obligaciones contraídas con el aparato lo obligarán a mostrarse lo suficientemente obediente para no suscitar las iras de Correa y lo suficientemente distante como para pretender anclar algún tipo de autonomía ante el electorado. Su dilema será muy parecido al de Scioli: no perder el apoyo del aparato que lo considera un militante leal para proseguir la línea de la revolución ciudadana, mientras él reivindica un espacio propio para impulsar una nueva etapa. Para que esto sea posible, Moreno debe operar muchos golpes de timón; especialmente en el campo económico donde Correa –modestia aparte– cree ser un experto mundial. Cualquiera imagina a Moreno proponiendo acuerdos comerciales con el mundo, flexibilización de condiciones laborales para favorecer el empleo, disminución de impuestos… Con el experto al lado.

El problema de Moreno será el mismo en la campaña y se limitará a la misma pregunta: Si gana, mandará él o Correa? Problema insoluble, se antoja para él, porque Correa estará presente en la campaña de tal manera que muchos dudarán de que Moreno sea capaz de generar su propio liderazgo. El ejemplo de lo que ocurrió con Augusto Barrera durante la campaña para alcalde de Quito, es un referente en este sentido.

Correa cree saber un montón de estrategia política. En su propio movimiento llevan largos meses midiendo los estragos que causa el autoritarismo, la persecución a luchadores sociales, su cruzada infame contra los medios de comunicación… Sus mentiras sobre la economía. Hay voces –que se identifican con Moreno– que han propuesto poner fin a esta guerra. El ex vicepresidente, al igual que Scioli, no tiene fama de ser una persona violenta. Y sus amigos dicen que, en caso de ganar, quiere marcar su período remando en sentido contrario al de Correa para cerrar este ciclo de agresividad y violencia.
El gran interrogante es cómo hará creíble ese discurso –en caso de que sus amigos digan la verdad– con su líder usando jueces y fiscales, persiguiendo, insultando y aupando al ejército miserable de troles para que arrastren en las redes a críticos y opositores. Si Moreno marca distancias en estos puntos, el aparato lo verá con sospecha. Y si no lo hace, traicionará el perfil de hombre de diálogos y consensos que construyó cuando encarnó, en la vicepresidencia, el papel del policía bueno. No puede decir que no es Correa y hacer una campaña como si lo fuera.

Por todo esto, quizá Lenín Moreno lamentará, en las próximas semanas, haber contribuido a construir un enorme bluff alrededor de Correa: el mito del gigante de América; este ser quimérico salido de las entrañas de la historia y solo equiparable con los próceres. Ese prohombre inventado por la mitomanía revolucionaria será, sin duda, su mayor talón de Aquiles en la campaña. Y él tendrá que convencer a los electores de que, si gana, será él y no el gigante quien tomará las decisiones. El recuerdo de El Cortijo –esta vez magnificado y ubicado en Bélgica– trotará en muchos cerebros.

Scioli procesó demasiado tarde que debía diferenciarse sin remilgos del kirchnerismo. El partido de Moreno con Correa es, por esto mismo, como para alquilar balcón. Correa no solo lo marcará en la campaña cuerpo a cuerpo, como dicen en fútbol. Querrá inaugurar su Cortijo. Y sobre todo ejercerá una presión inmisericorde para que Moreno le asegure -a él y a sus amigos- total impunidad. Lo dicho: el partido que Moreno debe jugar con Correa puede resultar más importante que el pactado con la oposición.

Foto: La Hora
Primera entrega: http://4pelagatos.com/2016/09/25/correa-prepara-la-derrota-de-lenin-moreno/

17 Comments

  1. espero lo e lean no todos olvidamos el pasado político ni los periodistas que an estado de tras de todo o callando o ignorando o lo que es peor confabulados con ese pasado miserable sucio y nada honorable EL PUEBLO SI TIENE MEMORIA Y LES ESTAN PASANDO FACTURA

  2. El señor Moreno o el señor Glass buscarán la forma de maquillar su campaña para ganar votos de ciudadanos indecisos en este aspecto, pero no hay duda que los dos candidatos de A. País seguirán el modelo Correista y nunca harán una fiscalización al gobierno saliente, clamor de la mayoría del pueblo Ecuatoriano.

  3. Lenín Moreno es mas tranquilo que Rafael Correa pero eso no lo libra de la responsabilidad al guardar silencio cuando fue vicepresidente y conocía los atropellos persecución política a ciudadanos que valientemente denunciaron actos de corrupción, violación derechos humanos que se ha dado en el actual régimen, no se realizó la fiscalización de los diferentes contratos que el gobierno llevó adelante sin concurso

  4. Comienzo diciendo que no soy quien podria votar por este senor mas hay que decir que todos los que participaran en la carrera a la presidencia tienen el sincero deseo de hacer lo mejor que podrian para superar con esfuerzo, capacidad y la mayor entrega la ruina inmensa en la que esta sumergido esta pobre Patria, digna de una mejor suerte. Seria muy condenable que se. piense marcha r sobre las mismas tenebrosas huellas.

  5. Lo bueno, lo malo y lo feo de un régimen de izquierda o derecha, es el continuismo de un modelo insostenible nauseabundo y echar tierra sobre actos corruptos impunes, cómplices y encubridores, con cortinas de humo y teatro del “Plan Condor” y “Buitre” del saqueo de los dineros ajenos.

  6. Muy acertado su comentario señor Hernandez pero mas apuntado esta aquel donde se menciona la posibilidad de que el minusvalido renuncie por cuestiones medicas a la presidencia ,entre Glass y es obvio seguira por detras gobernando el sabio inutil pero lo peor sera que no habra ninguna fiscalizacion ,de igual manera como sucedio con el gobierno de Palacio nunca hubo fiscalizacion donde la corrupcion llego hasta el mismisimo escritorio presidencial donde la señora Palacio negociaba cargos publicos ,de todos los gobiernos hablo menos del de Palacio coincidencias nooo? SIGO PENSANDO EN EL VOTO NULO, LA REFORMA A LA MUGROSA LEY ELECTORAL , EL VOTO DEBE SER DE CARACTER VOLUNTARIOOO Y NO UNA IMPOSICION SO PENA DE SANCION PARA DAR DE TRAGAR A TANTO BUROCRATA OCIOSO

  7. Si gana Moreno, no tendrá la fuerza política suficiente como para plantarle cara al ala ultra correísta.

    Tendría Moreno que imponerse en las cortes, y demás poderes que hoy son leales a Correa, como para poder marcar distancia y que ello no le signifique la ingobernabilidad y el sabotaje.

    Por mi parte no votaría por Moreno, ya que alguien que es capaz de mandarse a cambiar a Ginebra y no decir esta boca es mía ante tanta corrupción y atropello que vivimos y todo esto con tal de que el aparato correísta lo unja como el sucesor del Mashi, definitivamente es alguien que no tiene vergüenza.

  8. A mi no me engaña Lenin Moreno y su cara de tonto . Se quiere disfrazar de Mujica.
    Es la carta del mismo Rafael Correa para seguir en Carondelet .

  9. En el supuesto no consentido de que gane las elecciones Lenin Moreno, es OBVIO que quien seguirá gobernando sea el MITÓMANO, ÉL NO ADMITIRÁ QUE ALGUIEN SEA SU JEFE, YA QUE ÉL ES Y SERÁ EL ÚNICO JEFE EN EL MUNDO, EL SABELOTODO, EL “QUITARÁNDIAY”, LO MÁXIMO, EL MAYOR INTELECTUAL, EL NON PLUS ULTRA. ¡POBRE !

  10. Estupendo análisis del señor Hernández.

    Como él lo dice, la campaña de Moreno, con Correa de jefe, será como para alquilar un balcón.

  11. Humor negro, si ganara Moreno, emularia designandolo a Correa como enviadito especial a la ONU a Ginebra mas la fortuna en asignacion de sueldo para cubrir la buena vida que se llevaría más perros y gatos a la orden, a costa del bolsillo del pueblo y luego serruchar el piso a Ban-Ki Moon, y aspiraciones de la actriz Angelina Jolie. Seria tanta belleza no?

  12. Vivir a cuerpo de rey en Ginebra, le garantiza a Correa total lealtad e impunidad por parte de Moreno, este culebrón político ya lo tenían planificado hace 3 años….insultan nuestra inteligencia…!!

  13. Moreno deberá empezar por explicar en sus discursos y arengas de campaña sobre su estadía en Ginebra pagada ilegalmente con fondos públicos, sobre cómo consiguió el trabajo su hija en la Delegación del Ecuador ante la ONU en la misma cuidad, quién fué la “palanca” y quien cumplió la orden del palanqueador?.
    Por otro lado ¿cómo puede poner distancias, criticar y censurar a un gobierno del cual él fué parte importante durante seis años ?
    Le tocará inventar maneras para defender o disimular el desastroso manejo económico del Ecuador realizado por el movimiento Alianza País que lo nomina como candidato.

  14. Un escenario que Ud. no han analizado es que si ganaría el binomio Moreno- Glas, Moreno podría renunciar por razones de salud como ya señaló esa posibilidad Juan Carlos Solines desatando la ira del correismo.

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