A Cynthia Viteri le pasa con Ramiro González algo similar a lo que ocurre a Lenín Moreno con Rafael Correa: cualquier buen estratega les recomendaría que les manden de viaje con pasaje de retorno para cuando haya concluido la elección. Son anclas. Múltiples e irremediables.
Ramiro González estuvo en Hora 25 de Teleamazonas y pasó buena parte del tiempo defendiéndose de la lista de irregularidades que se cometieron en el IESS bajo su administración. Richard Espinosa y el propio Presidente se han encargado de colgarle los sambenitos que lo adornan.
Resultado: González tiene un enorme problema de credibilidad. No puede negar que construyó su partido durante su paso por el IESS. Usando esa institución. Estuvo en el IESS y en el Ministerio de Industrias y de la productividad hasta abril de 2015, cuando dejó el gobierno. Durante esos siete años de colaboración, él y su partido asumieron plenamente las actitudes y las políticas del correísmo. Su llegada a La Unidad fue vista como una maniobra evidente para lavar su imagen y comprar inmunidad. Ahora él habla del renunciamiento que hizo para no ser candidato a la Presidencia. El hecho cierto es que convertirse en asambleísta de la República, como cabeza de lista para los asambleístas nacionales de La Unidad, se antoja, en su caso, un excelente negocio.
González no parece entender su situación. No parece creer que su palabra está bajo sospecha y que no puede ser considerado, en ningún libreto, como representante genuino de fuerzas que han resistido al correísmo durante diez años. Resulta aparatoso verlo –como se vio este domingo 23– elevar el tono, zarandear carpetas, citar a la Fiscalía, golpear sobre la mesa, atragantarse, sofocarse, señalar con el dedo, hurgar entre sus papeles… Todo esto mientras afirma, en forma sentenciosa y con esa solemnidad teatral tan absolutamente predecible, que él es ético, que él es bueno, que es una infamia pensar lo contrario.
Ahora no solo está su situación personal: están sus posiciones políticas pues si Cynthia Viteri ha insistido, con vehemencia, en la Asamblea y por fuera de ella, sobre las características de este régimen y de su líder, González aprovecha los micrófonos, como hizo en Hora 25, para decir que la lucha no es contra nadie. O bueno sí, contra la crisis. Se va por las ramas más altas que lo llevan a la agroindustria o a cualquier otro destino. Menos a Carondelet. Y cuando Mae Montaño le pregunta, con calma y esa fina maldad que el televidente agradece, por qué esas propuestas no las hizo o ejecutó en el gobierno, González no responde sino que contraataca: habrá que ver –dice– lo que pasó con los CDR y lo que hicieron ciertos banqueros en la crisis bancaria. No dice que Guillermo Lasso los usó. O los mal usó. No es explícito y tiene la obligación de serlo. Crea una pequeña tormenta de polvo, justo la necesaria para sembrar una duda, y se retira frotándose las manos. González es un maestro en las técnicas de disimulo.
El aliado de Cynthia Viteri –no la nombró– no quiere oír hablar del pasado. No hay en su visión el mínimo asomo de lo que ha vivido el país en estos diez años en los cuales él fue protagonista oficialista. Y Miguel Carvajal de Alianza País se lo hizo notar con una tranquilidad inusual en el correísmo, que se agradece. González no se da por aludido. Actúa como si no tuviera responsabilidad alguna en el montaje y perfeccionamiento de esta maquinaria autoritaria. Él se cree opositor y habla como si hubiera estado en el andén de enfrente cuando el populismo, que ahora señala y el hiperpresidencialismo que ahora dice que hay que desmontar, se reforzaban con su concurso.
Hay algo más grave: González juega a convertir esta campaña en un amplio juego de ofertas electorales como si Ecuador viviera una situación políticamente normal. Como si estos diez años de populismo autoritario no impusieran a los demócratas una agenda hondamente compleja, urgente y común a todas las fuerzas políticas que aspiran a responsabilidades: desmontar el correísmo. Fiscalizar el régimen. Enfrentar las cifras trucadas de la economía. Hacer un pacto por el empleo y la inversión. Consolidar las cifras reales de la deuda interna y externa y reestructurarlas. Definir lo que el país hará con este Estado obeso. Implantar la plena libertad de expresión. Ampliar la democracia reconociendo libertades a las minorías… En fin, concertar el pago de la factura inmensa que deja esta década correísta.
González tiene que hablar de su calidad ética y de cualquier otra cosa porque ni siquiera puede inspirarse en la actitud coherente que ha mantenido Cynthia Viteri sobre el correísmo. Ahora huye de su pasado más reciente. Y hay piezas excepcionales, como este video, que lo prueban.
Foto: El Telégrafo
[…] con Guillermo Lasso. En definitiva, La Unidad se licuó y Cynthia Viteri seguía, en los hechos, aliada a González quien ha sido ampliamente criticado en redes sociales por sus dotes camaleónicas y sus servicios […]
En este señor Ramiro González se juntan las peores características de los politiqueros audaces y sin ninguna vergüenza en la cara. No entiendo cómo puede presentarse ante la opinión pública como un opositor al régimen. “El hombre es dueño de lo que calla y esclavo de.lo que dice”. Su propia vanidad, su verborrea y audacia, lo han desnudado como un mentiroso contumaz e impresentable.
No entiendo para nada a Nebot al haber aceptado alianza con este total descalificado!! Qué movió a ese partido a hacer esa alianza?? Qué hay de fondo?? Que tinglados se movieron?? Cinthya Viteri, mujer a la que considero inteligente, está haciendo de tonta útil de Nebot. Qué gran decepción ha provocado quien parecía el líder de la oposición, ya que todos los demás, todos, en su momento agacharon la cabeza. Perdieron millones de votos con este “aliado” oportunista y corrupto.
Un amigo llamó a Gonzalez, “cara de urinario masculino”, y creo que el apodo le queda perfecto, no solo por la forma, sino por el fondo.
“… donde hay dinero van todas las ratas. Eso lo sabe todo el mundo”, dicho por Johan Cruyff.
A González no le creen ni en su propio partido, del cual es gerente propietario.
El es el responsable de la crisis del fondo de salud del IESS, por aprobar la prestación de salud a hijos de los afiliados, sin el financiamiento respectivo.
Sra. Viteri aléjese de Gonzales y la posibilidad de que usted gane las elecciones serán reales.Ya es hora de que una mujer reciba la oportunidad de tratar de mejorar el pueblo en que vivimos..
Ramiro González no solo fue hasta hace poco tiempo parte del correismo sino que fue pieza clave y fundamental de su estructura, sus amarres; si existiera una fiscalización medianamente profesional e independiente Ramiro González estuviera en serios, muy serios aprietos con la justicia, pero como sabemos tenemos una justicia que es un brazo más del correismo. Ramiro González y Rafael Correa dos caras de una misma moneda que si en un futuro saliera a flote la verdad, el Ecuador quedaría estupefacto al saber cuál fue el “denominador común” que “unió” a estos dos personajes, con lo cual entenderíamos lo peligrosamente cerca que estamos de convertirnos en una “democracia” parecida a la mexicana.. a buen entendedor pocas palabras
EL DISCURSO eso le vio Nebot a Ramiro González, pero no cualquier discurso sino un discurso envolvente y maliciosamente selectivo, que puede meterle contrabando ideológico a cualquier incauto, y esa anticualidad se la aprendió al mismísimo Correa
Ramiro Gonzalez es un quinta columnista puesto en la unidad por Correa para debilitar la unidad, y el peor error de Nebot fué aceptarlo y peor aún ir como cabeza de la Asamblea por la unidad, crazo error.
lo que dices es totalmente cierto pero solo la punta del iceberg
¿Qué se fumó Nebot para meterle a González en la Unidad?
Grave daño para la campaña de Viteri.