Maratón correísta para saber qué hacer con Glas

¿Qué pasa con Jorge Glas? ¿Va o no va como binomio de Lenín Moreno? ¿Y dónde está Moreno que no aparece? Está en su casa, de brazos caídos hasta que Rafael Correa y los suyos obliguen a Glas a dar un paso al costado… Las redes sociales rebosan de rumores y comentarios sobre la crisis política que atraviesa el oficialismo. La semana pasada José Francisco Cevallos sonó para reemplazar a Glas. Ahora, desde la firma del acuerdo comercial con Europa, el que más suena para ocupar su sitio es Juan Carlos Cassinelli…

Hay profusión de rumores que se nutre del silencio del oficialismo. Correa, experto en ocultar elefantes con el dedo pulgar, dio por cerrado, en la sabatina, el capítulo abierto por el diario La Estrella de Panamá, que habló de un informe comprometedor para Glas. En la realidad, el efecto producido por esa publicación sigue vivo y los periodistas que siguen este caso no tienen por qué cumplir con los plazos que el presidente fija. También dijo que los críticos quieren que Glas no inscriba su candidatura en el CNE. Porque obviamente Moreno-Glas, a su parecer, es el binomio ganador.

Lo cierto es que, como en las obras del gran artista Christo, el oficialismo muestra más cuando oculta. Y es inocultable que Jorge Glas es el caso que lo conmociona. Hay una maratón oficialista analizando el caso para saber cómo superarlo. Correa está metido de lleno en ella. Glas ha sido puesto en forma dramática ante sus responsabilidades. No solo lo han encarado para que diga la verdad. Un verdadero cuarto de guerra trabaja incansablemente en las cosas que se han publicado sobre él y los funcionarios puestos por el gobierno (aunque el Presidente diga lo contrario) en Petroecuador. Una suerte de buró ampliado de casi un centenar de personas examina con lupa lo que se ha publicado sobre este caso. Lo que el gobierno sabe o puede saber en horas. Las cosas que pudieran aparecer…

Glas es tratado como un problema sensible. En la realidad, está siendo investigado por los mismos del gobierno. Esto, evidentemente, tiene límites mayúsculos sobre el tema de la verdad. Pero el oficialismo solo corre tras la verdad política que puede sustentar. Corre contra el tiempo buscando indicios que pudieran acabar con el binomio y ante los cuales –en caso de tenerlos– sacrificarían la candidatura de Glas. Algunos, mientras tanto, barajan nombres de otros vicepresidenciables por si se requieren. Otros expurgan los trabajos de la Secretaría Nacional de Transparencia que creó el propio gobierno, en diciembre de 2008, para ver qué indicios de irregularidades hubo en el pasado… que fueron debidamente archivados.

El tiempo pasa y como la decisión es crucial, el oficialismo prefirió postergar la inscripción del binomio en el CNE, inicialmente programada para este lunes. El propio Lenín Moreno a estas alturas no sabe si el actual vicepresidente es o no su compañero de fórmula. Su actitud se puede resumir en la fórmula que anunció, dirigida irremediablemente hacia Glas: “cada uno sabemos la decisión que debemos tomar”.

Glas es políticamente un ancla.  Y en el gobierno se sabe que si no encuentran nexos directos suyos con lo que pasó en la Refinería de Esmeraldas, él es, de todas maneras, el responsable político de todo lo que ocurrió. En claro, y para decirlo cristianamente, si no fuera corrupto es un pésimo administrador. El oficialismo tiene hasta el viernes (aunque ya hablaron del miércoles) para tomar la decisión final. En cualquier caso, el desenlace del caso-goas será costoso para Alianza País. Ya lo es en los sondeos en los cuales Moreno ha caído.

Foto: Agencia Andes