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El domingo trágico de Santo Domingo sigue sin explicación

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El domingo 30 de octubre Fausto Luzuriaga ingresó al estadio de Santo Domingo de la mano de su hija Vivian para ver un espectáculo de la Policía. Poco después salió en una camioneta doble cabina rogándole a Vivian que no se dejara matar por esa bala perdida que llevaba alojada en su cuerpo.

Cuarenta y siete días más tarde Fausto sigue preguntándose si Vivian seguiría viva, y caminando de su mano para ir a tomar helados quizá, si en lugar de esa camioneta que no tenía siquiera sirenas para circular en el infernal tránsito dominical de Santo Domingo hubiera sido llevada en una ambulancia con sirenas y equipos médicos adecuados. Fausto cree que sí.

Pero a Fausto Luzuriaga también le asalta la duda, sobre todo en esas noches cuando el dolor ahoga, sobre si los policías que hicieron el espectáculo de tiro hubieran instalado el tragabalas completo como dicen las regulaciones, es decir con la protección de metal tras las llantas con arena, su hija Vivian no hubiera recibido el impacto moral. O si en lugar de balas de verdad se hubieran disparado salvas o proyectiles no letales. Y cree si así hubiera sido, Vivian aún caminaría de su mano los domingos.

Lo cierto es que Fausto Luzuriaga, cuarenta y siete días luego del día más triste de su vida tiene toda la razón en pensar en que, si hubiera habido la ambulancia y si las medidas de protección para evitar que las balas del espectáculo puedan matar, su hija Vivian aún estaría con vida.

Pero como Vivian finalmente falleció en el hospital, ahora Fausto no hace otra cosa que empujar y colaborar con las autoridades de la Fiscalía para saber exactamente quiénes fueron los responsables de la desgracia.

Por lo pronto tiene establecidos al menos cuatro puntos que pudieron haber evitado que ese domingo haya sido el más triste de su vida.

Primero el tema del tragabalas y de las balas. Normalmente, dice Fausto que ha investigado el tema durante 47 días, cuando se hace este tipo de espectáculos se coloca un dispositivo llamado tragabalas para evitar que haya balas perdidas y que consiste en un anillo de llantas con sacos de arena y una segunda protección que es una suerte de cortina de acero para el caso de que la bala traspase las llantas. Esa cortina de acero no se colocó porque, según se ha dicho en las indagaciones, resultó ser muy pesa para los policías encargados de instalarla. Y por eso no hubo protección de acero.

Pero también está el tema de las balas. El día del accidente en redes sociales mucha gente expresó su indignación de que en este tipo de espectáculos públicos se utilicen balas verdaderas. Pero resulta que si algo ha quedado en claro luego de las investigaciones, según el padre de la niña muerta, es que la Policía siempre usa balas y armas verdaderas. Es más, durante el espectáculo el narrador lo dice expresamente como se ve en los videos que circularon esos días. Esto a pesar de que las autoridades han dicho, como el actual ministro del Interior Diego Fuentes, de que en este tipo de demostraciones no se usan balas de verdad. ¿Quién dice la verdad entonces?

Luego está el problema con el Estadio. Según Fausto Luzuriaga, se ha determinado que el estadio de Santo Domingo no es apto para este tipo de eventos y las autoridades debieron haber pensado en ese problema antes de organizarlo ahí. Pero a nadie se le pasó por la mente ese detalle.

Uno de los asuntos más graves es, según el papá de Vivian, el tema del plan de contingencia. La Prefectura de Santo Domingo de los Tsáchilas estaba obligada a tener un plan de contingencia y, de hecho, lo tenía. Pero solo en papeles. ¿Por qué no lo materializó? Según Luzuriaga, porque no quiso pagar una propuesta elaborada por la Cruz Roja y dijo preferir contratar a una empresa privada. La Prefectura ha dicho que sí hubo un plan de contingencias y que incluso fue aprobado por la Secretaría de Riesgos. El problema es que nunca se lo materializó. Por eso, cuando ocurrió la desgracia no estaba la ambulancia que un plan de contingencia prevé. La ambulancia que Fausto Luzuriaga aún piensa hubiera salvado la vida de su hija porque dice, llegó con vida al hospital. “Se perdió mucho tiempo en la camioneta y además estos hospitales malditos…”, le dijo a 4Pelagatos quebrándose de dolor.

De las investigaciones que se llevan adelante han aparecido algunos temas que a Fausto Luzuriaga le siguen llamando la atención. Uno de ellos es cómo la Prefectura y la Policía se lavan las manos y se echan la culpa mutuamente. La Policía era la encargada del espectáculo y la Prefectura era quien coordinaba, sostiene. Ahora, los policías dicen que la culpa es de la Prefectura porque no hubo plan de contingencia y la Prefectura dice que la Policía debía haber tenido el tragabalas completo. La verdad es que no hubo ni lo uno ni lo otro y aún no se ha establecido responsabilidades.

Por el momento, falta que lleguen los peritos internacionales que la familia de la fallecida ofreció. La Fiscalía dijo que llegarían el 9 de diciembre pero los Luzuriaga no saben si ya llegaron o no. “No me han comunicado”, dice Fausto que asegura no quejarse del trabajo de los investigadores porque aparentemente todo está dentro del tiempo establecido.

Mientras tanto y hasta que todo se esclarece las preguntas que siguen taladrando a Fausto Luzuriaga y que deberían taladrar la sensibilidad de la sociedad son ¿quién o quiénes fueron los negligentes que no previeron un plan de contingencia? ¿Por qué nadie se alarmó de que el tragabalas no estaba completo si un día antes habían practicado y no estaba en el lugar? ¿Por qué se hizo el espectáculo en un estadio que no es apto para este tipo de espectáculos? ¿Por qué la Policía hace estas demostraciones con balas letales?

Las dudas posiblemente se resuelvan. Pero nadie le va a devolver la vida de Vivian a su padre. Ahora él aspira, al menos, que con se ponga el nombre de su hija a los planes de contingencia para estos espectáculos. “Que su vida no se pierda así en el tiempo y en el espacio”, asegura que es lo máximo que ahora espera de la vida.

Foto gentileza de El Expreso

3 Comments

  1. Que duro momento para la familia Luzuriaga, perder una vida jóven, por la negligencia de tipejos que al organizar eventos con alto riesgo no toman las seguridades exigidas. Deben terminar con estas demostraciones odiosas por su violencia.

  2. Estos “espectáculos”, así como la serie Tierra de serpientes no son más que la glorificación de la violencia. Los resultados están a la vista.

  3. Martín, q podías esperar de unos pillos. Estos han aprovechado hasta la compra de un clip para llevar su parte. Así ha sido siempre. LOS CONTRATOS CON EL ESTADO son la verdadera razón de la riqueza de un montón de familias “ilustres” y “trabajadoras”. Qué trabajo tan duro el que hacen: sobornar y extorsionar para “ganar” un contrato público pepa.

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