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Lasso se carga con Quito en su campaña

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Con este artículo 4pelagatos arranca una serie de análisis sobre los temas políticos de la campaña electoral.

Mauricio Rodas es la viva imagen del “distinguido joven” quiteño, “escurridizo y amable”, que retrató el gran Raúl Andrade en una columna de prensa de inquietante actualidad publicada en 1944. Es el clásico político que busca medrar sin comprometerse. En la Sesión Solemne del Concejo Metropolitano se sienta con el presidente de la República a la derecha y su vicealcalde a la izquierda y es incapaz de decir una palabra sobre la persecución judicial que el primero ejerce sobre el segundo. Con el presidente delante habla durante dos horas y media palabras muy bonitas sobre lo mucho que le importa la ciudad pero tampoco dice ni pío sobre la Ley de Plusvalía que tanto la perjudica. En su lugar, prefiere contar historias de canchas sintéticas y contenedores de basura. Porque el “distinguido joven”, tal y como lo describe Andrade, es tan hábil para pronunciar discursos de “abrumadora vaciedad” como para evadirse “con jabonosa soltura de toda situación arriesgada y difícil”. Rodas se acomoda a las circunstancias y evita tomar posiciones. Hasta que no le queda más remedio y ya es muy tarde. Sólo entonces se define: tibiamente. Es el alcalde que baila con Rafael Correa tanto en el sentido literal como en el figurado. A todos los efectos prácticos, es un alcalde correísta más. Hasta en su manera de gobernar la ciudad.

¿Quién se compró este angelito? Guillermo Lasso lo hizo. Paradójicamente, el más anticorreísta de los candidatos a la Presidencia. Más que comprárselo, lo cultivó. Lo viene haciendo desde 2013, exactamente, cuando el movimiento CREO declinó correr por la alcaldía de Quito para despejar el camino del candidato de SUMA. Juan Carlos Solines quedó colgado de la brocha y Rodas comprometió, ya entonces, su apoyo para las presidenciales. Cuando SUMA obtuvo resultados satisfactorios en varias provincias, incluyendo las alcaldías de Manta, Portoviejo y Santo Domingo, Lasso supo que había hecho un buen negocio. Ahora puede incorporar ese aparato y esos votos a su capital político pero le toca cosechar al angelito. Le va a quedar difícil no apoyarlo cuando Rodas se presente para la reelección en 2019, si es que no se ha comprometido ya a hacerlo. Lo importante, para Lasso, es sumar apoyos a su campaña.

En esta estrategia bien concebida, ¿qué pito toca Quito? Porque se trata aquí de la Alcaldía de Quito, nada menos. ¿Dónde entra la ciudad en esta historia? La respuesta es simple: no entra. Porque no está en los cálculos de Lasso. Él, de aquí, sólo quiere sacar votos. En cuanto a la suerte de Quito en general y a la política quiteña en particular, está claro que no le interesan. Pero no es sólo que no le interesen. Todo lo que ha hecho desde 2013 para acá deja suponer que tampoco le importan. O, simplemente, que no se ha parado a reflexionar sobre las consecuencias que su estrategia política acarrea para la ciudad.

Sin embargo, Lasso sabe perfectamente quién es Rodas. Un alcalde sin visión de ciudad ni políticas públicas definidas. Un alcalde cuya concepción de la obra pública en nada se diferencia de las carreteras de los correístas. Que aprovecha al máximo el mecanismo de las alianzas público-privadas patentado por los mismos correístas para mantener en la opacidad los procesos de contratación. Que se embarca en obras millonarias (la vía Guayasamín, los Quitocables) sin disponer de estudios definitivos, sin fórmulas de transparencia y valiéndose de mentiras para promocionarlas. Un alcalde que reparte las administraciones zonales como cuotas políticas entre los concejales cuyos votos necesita asegurar y crea, de esta forma, pequeños feudos urbanos con sus propias clientelas, irreductibles a cualquier esquema  de administración pública coherente. Un alcalde, en fin, que reproduce en todos sus detalles las prácticas de la vieja política a la que dice oponerse.

Lasso lo sabe de sobra, información no le falta. Sin embargo, él, que también dice oponerse a esa vieja política y pretende representar de alguna forma el rostro de una nueva derecha ecuatoriana, ha decidido, aun conociéndolo, apoyar a ese alcalde. Más aún: fortalecerlo. O fortalecer a su movimiento, que es lo mismo. Entregarle en bandeja algunos de los escaños parlamentarios más apetecidos de la capital. Por ejemplo los del Distrito Sur. Lasso no le hace feos a incluir en su lista de candidatos a la Asamblea a un representante del gremio de taxistas, Carlos Brunnis, cuya capacidad de presión y bloqueo ha hecho imposible durante años la adopción de políticas públicas sobre movilidad que no privilegien sus intereses por encima de los de la ciudad. Otros políticos se habían contentado con tranzar con los taxistas. Lasso (la nueva política, la nueva derecha) los pone en el camino hacia la Asamblea. Él quiere votos. Ya solucionarán los quiteños sus problemas de movilidad como bien puedan.

Todo lo hace en función de su estrategia para ganar las elecciones. Ya que su candidatura precisa de los votos y del aparato de SUMA, Quito bien puede seguir con el alcalde que tiene, aunque mal lo represente. Así, Guillermo Lasso está tomando decisiones que comprometen el futuro político de la capital no en función de los intereses de la capital, que ni siquiera se plantea, sino en función de su campaña para la presidencia, que es lo que le importa. ¿Es esa la nueva política de la nueva derecha ecuatoriana? ¿Desentenderse de las consecuencias políticas de las estrategias electorales? ¿Sacrificar una ciudad a cambio de votos? ¿Es esa una manera respetuosa, por decir lo menos, de intervenir en los asuntos de Quito? Cualquiera pensaría que la tarea de reconstruir la democracia en el país pasa necesariamente por suprimir esas prácticas. Cualquiera apostaría a que la nueva política implica un cierto nivel de coherencia ética a la hora de seleccionar aliados y repartir cuotas de poder. Lasso, claro, no es cualquiera.

Durante la alcaldía de Augusto Barrera, los quiteños se malacostumbraron a que la política de la ciudad se subordinara a las estrategias nacionales de Carondelet y, por tanto, terminara jugándose por fuera del ámbito local. El resultado de ese proceso está a la vista: una crisis de liderazgo y de participación acaso sin precedentes en la ciudad. Crisis de liderazgo y participación que se expresó en el triunfo de Rodas, a quien le cayó la alcaldía en suerte sólo por estar parado en la baldosa adecuada en el momento preciso pero que no dispone de otro talento que el de “saber sonreír y saber escurrirse”, como diría Raúl Andrade.

Rodas representa, para la capital, la muerte de la política. Al entrar en alianza con él, aupar a su movimiento, entregarle cuotas de poder y proyectarlo hacia la reelección, Guillermo Lasso no sólo reproduce el esquema correísta de decidir por Quito desde afuera de Quito (esquema por el que los quiteños habrán de cobrarle un día) sino que contribuye con su granito de arena (en realidad con un camión de ripio) a ahondar el vacío político que tanto daño produce a la capital. ¿Alcanza a percibir la dimensión de lo que está haciendo? En el afán de satisfacer sus necesidades electorales, el candidato de CREO actúa de forma absolutamente irresponsable con una ciudad que no es la suya, que apenas conoce y, con toda seguridad, no entiende.

Foto: El Telégrafo

17 Comments

  1. Esperaba un poco mas de 4P, pero veo que se dedicaron a agredir a buscar todos los peros, no son mas que correistas disfrasados de opositores, no vuelvo a leer un articulo mas escrito por estos mediocres remedos de periodistas

  2. LASSO solo sumo al partido Suma como estrategia para dejar saber al ECUADOR que una agrupación de la Capital apoya a su candidatura, sin saber que SUMA le RESTARIA. Y que esta le pasaría una mala factura posteriormente colocando a malos candidatos en el pacto realizado con CREO . Menos mal que acertó en tenerlo a Paéz como Binomio caso contrario otra fuera las encuestas para Lasso…Mauricio Rodas a demostrado no ser integro y juega a doble carta usando a un comodín candidato.
    Todos los candidatos de SUMA que ganaron Alcaldias y Concejalias se alinearon con Correa despues, esto demuestra de lo que podría pasar en lo posterior y no me sorprenderían que quieran cortarle el piso a CREO..

  3. Creo que Correa es lo peor que le pudo haber pasado a Ecuador. Pero, aún así, pienso que Barrera hubiera sido un alcalde más interesante que este pusilánime. Lo peor es que no hay manera de enfrentarlo, porque nadie sabe qué piensa, qué propone, cómo es su visión de ciudad. Este personajillo piensa que gobernar una ciudad es hacer pistas deportivas, poner adoquines y construir un metro. No tiene un modelo humano, unos valores básicos, una política pública, una idea original, nada. Es esa clase de políticos inanes que sonríen para la foto, esperando que nadie se percate de que en realidad no sirven ni para florero. Rodas llegó a la alcaldía gracias a que Correa logró que Quito odiara profundamente a Barrera. Así de simple. Así de triste. Así se banal.

  4. Tus comentarios me parecen completamente desacertados, no pegas una, en cuanto a tus apreciaciones, no son reales ni siquiera objetivas, vienen cargadas de odio, enquina, resentimiento, vaya a saber porque, si la realidad es diferente, aunque te moleste. Debo aclararte que no soy “rodosists,” para nada, trato de set objetivo y justo. Es necesario

  5. Que pena, el articulo de “Lasso se carga con Quito en su campaña”, me parece escrito por cualquier resentido correista de el Telegrafo.
    En el Ecuador el concepto de “palo por que bogas, palo por que no bogas” es una dolorosa y ofensiva realidad. En verdad nunca estamos contentos con nada y solo nos interesa confrontar y ofender.
    Ya deberiamos madurar un poco.
    Espero leer algo mas inteligente en 4 pelagatos

  6. Parece que ay gato encerrado. A veces pienso que aroda no diec nada en contra de Correa para que lo dejen trabajar… Si se oponr abiertamente cada Sabado lo estarian insultando estaria sufriendo imitaciones de voz saldrian pos grupos de choques a causar bulla….

    Eso respects a su relation con los communists-socialistas. Y su relacion con Lasso… Como todo politico busca hacerse del lado que mas le conviene x eso hizo a una lado la unidad….

  7. Editorial escrito desde una torre de marfil en el centro-norte. Es la única explicación a tanta desorientación.

  8. Nuestra ciudad sin rumbo político y Rodas aprendió a bailar con el corre-hato, con muy buena hipocresía político social, tanto que tiene miedo de criticarlo, a pesar del daño del de el edificio de al frente. La ciudad hundida en el smog del diesel que nos da el de la repotenciada refinería de esmeraldas (con la danza de los millones en los petrodólares de la corrupción). y correa, bien gracias. Pobre mi país.

  9. Elizabeth, totalmente de acuerdo con su criterio, no debemos de distraernos con minucias, lo realmente importante, es acabar con esta dictadura por medio del voto popular.

  10. Se necesita ser politólogo o sagaz periodista para entender que Rodas no tiene el peso político para embarcarse en una confrontación abierta contra el narciso como lo puede hacer Nebot.
    Los radicales guayaquileños reclaman por el exagerado aporte a Quito para la construcción del metro, es simple pragmatismo o te alineas o no hay financiamiento, más provechoso sería un análisis de como salimos de este avasallamiento correista, sigan discutiendo sobre el acalde sin visión mientras la amenaza de la permanencia de RC sigue latente.

  11. Como dice el dicho se juntaron el hambre y la necesidad. La política ecuatoriana está plagada de estos y otros males que han dado una suerte de malas costumbres: Cargos a dedo, clientelismo y corrupción … El problema es que nos importa más la forma (polémicas, personajes, discursos, chocolates) que el fondo. Y por eso diría que en febrero 2017 solo estamos cambiando el color del que nos van a pintar la cara. O más claro, cambiando de “nuevos ricos”.

  12. Veo a mi ciudad como si fuese Venezuela, todo el aparato administrativo y político de la Alcaldía aún permanece secuestrada por el correato; a Rodas lo elegimos los Quiteños al igual que a Barrera. hasta ahora la Asamblea de Venezuela no puede gobernar, porque la presidencia y otros poderes sigue en manos de Maduro, ESO PASA CON RODAS. En las fiestas de QUITO si dijo de manera educada y elegante las verdades al tirano, (porque QUITO se merece respeto y muestras de educación, es más contestó feo el TESORITO), esto es lo que pasa en QUITO. Que pena con los políticos de hoy, que no pueden ver más allá, pero de igual manera todos deberán pagar por sus actos. Pero será demasiado tarde? Por no ver un panorama amplio, este momento del país es CRUCIAL salimos y dejamos atrás LA ROBOLUCION. SI O NO. Este es el momento en el que vivimos, no es ni será el momento de medir fuerzas políticas ni de revivir viejos amores, esto NO permitirá llegar a la SEGUNDA VUELTA, y este debe ser el OBJETIVO DE TODO AQUEL QUE SE DICE ser político, porque eso es lo que el PUEBLO demanda. Con este objetivo claro todos los candidatos deben deponer actitudes personales y caminar juntos en busca del bien común o del mal menor. Pero lamentablemente esto no ocurre, así que nos tocará vivir más años de ROBOLUCION, sin fiscalización y el pueblo sumiso y miserable. ESTE SERÁ EL FUTURO DE MI ECUADOR. Los candidatos saben que QUITO tiene un electorado difícil no nos gusta el sainete, las sabatinas, los faranduleros, los que antes atracaron. Los que se cambian de camiseta tenemos ejemplos claros, como el Rosadito que le engaño a la mujer Antonio Ricaurte , ya no representa a nada; Quito los rechaza, están quemados, al igual que González Ramirito que baila al son que le tocan y es cómplice del ROBO DEL IESS al igual que JAIRALA, y muchos más. Quito es el más difícil público electoral, no se come cuentos Las últimas elecciones así lo demostraron al igual que en las grandes ciudades no menosprecien la inteligencia del MANDANTE, EL PUEBLO, EL SOBERANO.

  13. a estas alturas, las posturas o amistades, en mi parecer, no son relevantes.
    la idea es juntar todo lo posible, para tener mas peso contra la candidatura oficialista.
    no reclamamos unidad? Otra gobierno AP, y mientras lloramos diremos: por que no dejamos a un lado nuestras diferencias ?

  14. Me parece q 4P ve cucos en todo lado. Para ganar hay q sumar votos y la popularidad de Rodas no es mala. Hablar desde ahora sobre la política q tomará un candidato en cada ciudad es temprano. Por otro lado los municipios viven de los impuestos q pagamos al gobierno central y este reparte según el comportamiento de los alcaldes. Hay q mirar además de lo político también lo práctico y Quito se ha lanzado en obras enormes q sin el apoyo del gobierno central sea con dinero o garantías no se las podría ejecutar

    • Según este comentario hay que cerrar ojos y oídos por plata. Muchos de los arrepentidos AP se justificaron un día con ese mismo argumento. La falta de ciudadanía nos pasa factura y todavía no aprendemos.

  15. Permítame enviarle un aplauso virtual por lo aquí escrito.
    Tan ofertada está nuestra ciudad a una candidatura por parte de esta alcaldía…que bastó ver y con molestia, como el día de competencia de coches de madera, algo tan tradicional de fiestas de Quito, el vicealcalde “de cuyo nombre no quiero acordarme” y mas perdido aún que el burgomaestre, invitó a dar la bandera de partida al candidato de Creo.
    Que indignación, no por el candidato pues en campaña cualquiera hace lo que le pidan, gústele o no (bastaba ver la cara de Lasso en un papel que no le queda..y peor aún al enfrentar los abucheos a los que todo político debe acostumbrarse), sino por la actitud entreguista de esta administración.
    Creen acaso que algún quiteño sería tomado en cuenta alguna vez, aun en período electoral, para cualquier evento representativo en las fiestas de de GYE….?
    No es cuestión de regionalismos, es mínimo respeto a la ciudadanía y sus tradiciones. Algo que esta SUMAlcaldia no entiende o lo que es peor, pretende hacernos creer que en época de elecciones…Vale Todo!!
    Como Ud. lo ha escrito aquí “los quiteños habremos de cobrar un día” este arrastre de nuestra ciudad por una administración perdida y por candidaturas que lo que menos piensan es en las consecuencias de sus erradas estrategias de campaña.

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