Lenín Moreno hace una campaña totalmente inodora, incolora e insabora. Esa es su estrategia. Es lo que conviene a su jefe de campaña Vinicio Alvarado, quien no ha renunciado a su cargo oficial. Al candidato le conviene no crear olas. Decir generalidades. Evitar los debates. Exponerse en los medios donde no es confrontado; incluido Teleamazonas. Ser sosegado para diferenciarse de Rafael Correa (el estilo), pero asumir todo lo hecho por su gobierno (el modelo). Eludir todos los temas espinosos, empezando por el de Jorge Glas, su binomio.
Moreno sabe que mientras las cifras le favorezcan, lo mejor es evitar que se muevan las frutas. Y explotar los activos que atesoró durante los seis años que estuvo, al lado de Correa, mirando para otro lado: cordialidad, buen humor, cercanía con los discapacitados y una liviandad tan atroz que lo convirtió en motivador pagado. No sale de ahí. Mejor aún: ese estilo es el punto fuerte de su campaña. Si gana –dice– se acabará la confrontación y se inaugurará una etapa de respeto y tolerancia. El resto va de sí: hacer acto de presencia en las tarimas y activar esos clichés que hicieron de él el policía bueno de esta década correísta.
La campaña de Lenín Moreno está perfilada para que él sea un producto-light tras diez años de una guerra de la cual están cansados los propios correístas. Él pretende ser una suerte de poción mágica para desintoxicar al país; un bálsamo reparador para esa franja de electores que, cebados por el populismo correísta, quieren que esto no termine. Más de lo mismo, pero con cortesía: ese podría ser su lema.
Tras una entrada turbulenta (a su regreso de Ginebra) en la que quiso marcar diferencias con Correa, Moreno se calmó. Ya no formula crítica alguna contra el gobierno. Plegó ante el supuesto gigante, como él lo llamó, y ante el aparato oficialista que lo pusieron en cintura. Y si mantiene la estrategia de no decir nada sustancial, ser buena persona, sonreír, fotografiarse con la gente y exhibirse en las tarimas es porque sus estrategas consideran que, a pesar del desgaste, las cifras aún le son favorables. Si la curva descendente se acelerara, la estrategia seguramente cambiará. En esa dinámica no hay que descartar nada, incluso un distanciamiento con Jorge Glas o una abierta oposición a Rafael Correa.
Ser un producto-light tiene sus restricciones. Y estas son visibles en las redes sociales de la campaña de Moreno. Se nota el énfasis puesto en la elaboración de videos. Parece evidente el ánimo de paliar su ausencia física en muchas partes (por el cuidado que tiene que tener con su salud) con la sobreexposición en redes.
Moreno sobrevuela los temas. Como si bastara evocarlos para que los electores supieran lo que piensa hacer con ellos. Dice cambio, se instala en el sustantivo o en el verbo y gira y gira a su alrededor en pos de una añoranza bucólica. En un video (El cambio verdadero), Moreno se dirige a los electores: les hablan de cambio, de la necesidad de cambiar, en mi gobierno habrá cambios, pero no los cambios de aquellos que quieren regresar al pasado, el cambio verdadero es avanzar hacia el futuro… ¿Qué cambios propone? Lo que se ha hecho, pero más grande. Combatir toda forma de corrupción, hasta erradicarla. El cambio verdadero es avanzar, nunca retroceder… Es mejorar lo que ya tenemos, nunca destruirlo. El cambio verdadero es contigo, aún tenemos muchos sueños por alcanzar… Una proeza: la mayor colección de obviedades en muy pocos segundos.
Moreno habla con la misma ligereza del empleo, transformado en segundos en “empleo, cero” gracias a los créditos que se darán en su gobierno para el sector turístico. Y pide a los electores que acudan en su gobierno por esos créditos. Así liquida otro problema. Y además crítica a aquellos que han dado fórmulas para crear empleo. Moreno en campaña es una colección de alegorías.
El mismo paseo dio en Teleamazonas en la mañana de ayer (4 enero): ¿Glas responsable de la corrupción en los sectores estratégicos? Él ha respondido -dice-, ha dado la cara, colabora con la investigación. ¿Estado de la economía? Estamos mejorando -dice-. ¿Y los prestamos, la plata cogida al Banco Central, los pozos petroleros empeñados? Es dinero para inversión -dice-… Así Moreno huye de la realidad. Miente conscientemente. Lava la cara del gobierno y sus cuentas. Se compra una herencia envenenada. Se convierte también conscientemente en rehén y cómplice de un balance mentiroso, con cuentas trucadas, deudas monumentales, lista de corruptos y contratos secretos. Moreno hipoteca desde ahora su posible Presidencia porque plegó ante la estrategia de Correa. Aceptó como candidato a la vicepresidencia a Jorge Glas y toda la nube oscura de sospechas que lo envuelve. Aceptó a Vinicio Alvarado como jefe de campaña cuando pensaba en un equipo nuevo, suyo. Aceptó defender en bloque toda la gestión correísta y asumir el costo que eso conlleva.
Lenín Moreno hace una campaña inodora, incolora e insabora porque la realidad por la cual tiene que responder y que, de ganar, tendrá que administrar, es penosamente abrumadora. Sobrevolarla es la mejor forma de ocultarla. Y ocultarla es la única obsesión de Correa. Moreno compró como estrategia electoral lo que es, en realidad, la estrategia de disimulo de Rafael Correa que, conociendo el estado de quiebra en que deja la economía, apuesta por el fracaso del próximo presidente. Sea Moreno, Lasso, Viteri o Moncayo. Solo así puede acariciar, desde ahora, la idea de volver en 2021.
Foto: Presidencia de la República
Próximo artículo: la estrategia de Cynthia Viteri
Todos coincidimos en un posible fraude electoral en favor del partido gobiernista, pero, me cuestiono mucho que sucedería si Lenin Moreno pierde las elecciones. A lo mejor suene ridículo pero temo que Correa se declare de una vez por todas dictador…saludos
y ya cansa de de tanta critica que mal
yo no en ninguno de estos por lo menos LE NIN MORENO iso algo bueno cuando estuvo de vicepresidente y eso no hay como decir que no a echo nada por que si iso en la vida es ser justo por favor
Primero aprende ortografía, por eso eres Correista
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El uso del término “insabora” ya dice todo lo que hay que saber del autor del texto.
“Insípida”, señor Hernández. De lo primerito que se enseña en la escuela para no cometer un error de ese calibre.
Claro, cuando un alumno escolar se equivoca, simplemente corrige y aprende. Otros, simplemente viven subidos en el burro creyendo que es un carruaje de oro.
Aplausos, periodista.
Gracias don Gabriel por su comentario. Insabora o insaboro es una palabra que figura en algunos diccionarios (no en el de la RAE, cierto). Y además es una palabra de uso común. Gracias por su comentario y por leernos.
Leía en Twitter un dato ( Sr-Ezequiel Vázquez-Ger)sobre cierto cable de Itamaraty-Brasil del 02-09-2009 sobre una declaración del señor Alexis Mera que dice ” Gobierno de Ecuador controla todos los poderes del Estado”? Cuál es el interés de semejante pronunciamiento. De ser verdad tal barbaridad, repito, comprobado el documento que se publica, no solo el señor Mera sino el Gobierno tendría la obligatoriedad de aclarar semejante atropello al sistema democrático y atentatorio a los principios fundamentales. Exigir de ser el caso a la rectificación de quien emitiera tal aseveración. Caso contrario: ¿ Acaso se ratificaría así un procedimiento autocrático reinante con el manejo Ejecutivo, Legislativo, Judicial , entre otros?
Han pasado 7 años; pero, desconocía sinceramente del cable publicado que realmente avergüenza.
Difícil muy difícil pensar que en caso (ojala no) gane cumpla lo q dice aprendió de su jefe a llevar dinero mal habido a sus arcas, es
jefe del acomodo con su profe a su lado Glass. Claro valiéndose del aspecto sentimental q desgraciadamente caracteriza a los ecuatorianos usufructuando su silla de ruedas.
Moreno más parece una estatua, es tan frío el pobre hombre que da sueño el escucharle y está adiestrado para hablar exactamente palabras que no afecten a la ya tan afectada administración de correa, no puede decir ni pío de su propio criterio, debe repetir el libreto que le pone su jefe de campaña. Avíspece Moreno sea valiente y no se deje manipular por los saqueadores verdes, diga almenos una frase suya pero suya, no que le den hablando no sea cobarde, sacúdase y diga lo que usted piensa
Las tiranías fomentan la estupidez.
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino