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Señor Moreno, ¿no le avergüenza su silencio?

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Señor Lenín Moreno,

Es inverosímil la capacidad que tiene usted para evadir los temas cruciales del momento. Es inaudito que usted, que aspira a la primera magistratura y que sigue encabezando las encuestas, eluda muchos casos sensibles que involucran a funcionarios de su gobierno. Es aterrador que usted no quiera esclarecer cuál es el papel real que ha jugado Jorge Glas en los casos de corrupción en los cuales es citado.

Usted debería decir al país qué lo llevó, a pesar de las dudas que usted mismo había expresado, a aceptar que él fuera su binomio. Usted debería decir por qué hace suyo, desde ahora, el problema de un hombre que aparece en los casos chuecos que el Fiscal General, lejos de aclarar, oculta. Debería decir por qué ni pide ni da explicaciones. ¿Le bastan las razones públicas, que son más bien actos propagandísticos, que esgrime el gobierno? ¿Es esa la forma como gobernaría si los electores decidieran votar mayoritariamente por usted?

Usted guarda silencio y eso no le otorga estatus de inocente. Desde ahora usted mete las manos al fuego por Glas y otros funcionarios sospechosos de malos manejos. Desde ahora está aceptando que cargos como el de Presidente sirvan para generar fuegos de artificio en vez de transparencia; hojarascas discursivas en vez de verdaderos procesos judiciales. ¿Lo que hace Rafael Correa ilustra la idea que usted tiene de lo que hará en caso de ser elegido Presidente? ¿Dirá usted si es elegido –para justificar su capacidad para rehuir la realidad– que usted no sabía, que traicionaron su confianza, que todos le mintieron?

Usted no solo camufla con su silencio lo que pasa. Está aceptando que el aparato del Estado se movilice para encubrir a los corruptos de su gobierno, no para castigarlos. Usted, haciendo coro con el Presidente, no ha dudado en desprestigiar a los denunciantes para así no tener que responder por el fondo de lo que señalan. Usted, como hace el gobierno, se ha escudado tras el discurso embustero de que esos descalificados (todos aquellos que denuncian algo) no aportan pruebas concluyentes. ¿Se las exigió usted a Galo Chiriboga? ¿No es su deber hacerlo? ¿Ha censurado la actitud de Chiriboga que hace de él una autoridad inoperante, inservible para la cosa pública pero hacendoso y cómplice de los delitos que enmascara en vez de investigar?

¿Piensa usted llegar a la Presidencia arrastrando ese arrume de cacerolas nauseabundas? ¿Piensa que evitar estos temas lo convierten en un ser ajeno a las prácticas mafiosas en que incurre su gobierno? ¿Piensa usted que esquivar estos temas lo dejan inmune cuando, en realidad, dan una idea espeluznante de su sentido ético y de las responsabilidades que conlleva, desde el momento de ser candidato, el ejercicio de la Presidencia de la República.

¿Preguntó usted a qué fue a Brasil Alexis Mera, hombre del Ejecutivo, cuando son precisamente funcionarios del poder Ejecutivo los que están siendo investigados? ¿Le parece lícito que Correa use todo el poder del Estado para protegerse y proteger a funcionarios presuntamente involucrados en actos de corrupción?

¿Por qué acepta que Correa patee el balón para adelante –con la esperanza de que usted gane en la primera vuelta– para esclarecer después lo que es, desde hace tiempo, motivo de investigación? ¿Es lícito que usted vaya a la elección con una persona que es –esto es un hecho– (por lo menos) el responsable político de la corrupción que se produjo en Petroecuador?

¿Qué hará usted en caso de que sus amigos aparezcan en las listas de Odebrecht, que en algún momento saldrán? ¿Mirar para otro lado como lo está haciendo? ¿Repetir, como lo hace el Presidente, que esto es un burdo ataque del imperio, de unos banqueros nada confiables de los años 90 en contubernio con la prensa corrupta? ¿Usar el aparato del Estado –como lo hace ahora su gobierno– para dorar la píldora al país mientras compra desesperadamente tiempo?

Su silencio es cómplice, señor candidato. Su silencio habla mal de usted. Su silencio es un mal presagio. Su silencio tiene explicaciones, claro, pero todas caen bajo la sospecha de que usted encubre verdades dolorosas para su partido, hasta ver qué le dicen los electores. Y no hay nada peor que un político que se esconde tras piruetas oportunistas para no encarar la realidad.

22 Comments

  1. Este individuo, es utilizado como payasito por el PAYASITO GRANDE CORREA, sólo para tapar sus asquerosidades, sus lodazales, los malos manejos que salieron de mentes carcomidas por el gusano de la estupidez y el robo.
    Si resulta ser el presidente del Ecuador, ¡pobre mi país con un presidente DISCAPASITADO MENTAL QUE NO HARÁ NADA PARA TERMINAR CON LA CORRUPCIÓN.
    ¡Saludos, LECENCIADO !

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