En la lista de las canalladas de la historia del Ecuador aquella, según la cual los manabitas deben devolver las latas de atún donadas luego del sismo, ocupará sin duda un sitio de excepción.
Según el correísmo, los afectados por el sismo deben devolver las latas de atún, los colchones y todo lo que se donó para la población afectada porque luego de las elecciones del 19F algunos opositores reclamaron en redes sociales a los manabitas. Lo hicieron por haber votado a favor de Lenín Moreno y no por un candidato opositor, en virtud de la movilización de la sociedad civil durante los días que siguieron al terremoto del 16 de abril del 2016.
Correa sostiene que los manabitas no necesitan de las latas de atún donadas para reconstruir Manabí. Según él, para reconstruir Manabí basta con el esfuerzo y los recursos del gobierno. En otras palabras, asume que el dinero que tiene el gobierno para Manabí pertenece a la revolución ciudadana y los atunes hay que devolverlos porque, en cambio, esos pertenecen a la oposición. De ahí que hay que irlos a tirar sobre todo en el Banco de Guayaquil y en las sedes de CREO
“¿Saben qué, manabitas del alma? ¡Devuélvanles sus atunes! ¡Devuélvanles sus limosnas! ¡No la necesitamos! ¡Reconstruiremos Manabí con nuestro esfuerzo, todos juntos, con la Revolución Ciudadana, como lo estamos haciendo, queridos compañeros!”, dijo Correa en la ciudad de Chone.
https://youtu.be/5xvBMrggLzw?t=9m19s
Toda esa estrategia resulta ser una canallada porque es de canallas pretender apropiarse de los recursos que todos los ecuatorianos entregaron para la reconstrucción mediante varios impuestos para hacerlos aparecer como si fueran de un movimiento político: en este caso, el correísmo y el binomio de gobierno.
Es obvio que que la estrategia fue un artificio ideado por los mismos publicistas que durante estos diez años de correísmo han convertido al Ecuador en un estado de propaganda. Los mismos publicistas que ahora trabajan en la campaña de Lenín Moreno y que, seguramente, le hicieron caer en la ridiculez y el sinsentido de decir que tirar latas de atún es libertad de expresión “de la que tanto hablan los políticos”. Como si lanzar objetos tuvieran relación con la libertad de expresión o como si ese principio fuera algo de lo cual solo hablan los políticos.
La imagen de la lata de atún, sin duda, tiene una fuerte carga simbólica asociada con la caridad y el asistencialismo y eso debe haber hecho que la estrategia haya funcionado como un disparador de opinión. Pero que se haya utilizado a las latas de atún en esa cruzada en contra de la candidatura de oposición, también, provoca muchas dudas a la luz del sentido común. ¿Cómo es que, luego de un año, aún hay latas de atún que no se han usado? ¿Quién mantenía esas latas guardadas? ¿No es absurdo ir a tirar contra el Banco de Guayaquil y la sede de CREO comida que buena falta hace a un segmento de la población?
El relato tras la devolución de las latas tiene al menos tres motivos para que esté en los primeros lugares de la lista de las más grandes canalladas de la historia:
1.- Se privatizan las donaciones: Según Correa, la revolución ciudadana no necesita de las donaciones para reconstruir Manabí porque para eso están los recursos del gobierno. Correa asume que el dinero del gobierno, destinado a la reconstrucción, es suyo, de su gobierno, del correísmo y, especialmente, del binomio Moreno-Glas. Esto es groseramente falso. El dinero que el gobierno tiene para Manabí pertenece a todos los contribuyentes, incluidos los que votaron por Guillermo Lasso o Dalo Bucaram. Ese dinero provino principalmente de los impuestos que se establecieron para la reconstrucción y que fueron aprobados por la Asamblea para ser parte del llamado Fondo de Solidaridad.
En total, hasta enero de este año, se habían recaudado 1 408 millones de dólares únicamente con los impuestos aprobados por la Asamblea, según información del SRI. De esa suma se desglosa lo recaudado, de esta forma: $357,3 millones son fruto del impuesto sobre las utilidades, $203 millones por el impuesto sobre el patrimonio, $138 millones por el impuesto sobre bienes inmuebles y derechos representativos de capital, $473 millones por el aumento del 2% al IVA y $62 millones por el día de remuneración para todos los ecuatorianos que estableció el Gobierno.

Ese monto, que no es poca cosa, proviene del bolsillo de los ecuatorianos que en muchos casos tuvieron que hacer sacrificios e incluso endeudarse para poder cumplir con su pago que fue obligatorio. Hacer que esos recursos aparezcan como de propiedad del gobierno es una forma de privatizar a favor del correísmo los recursos que fueron entregados por todos.
2.- La oposición sí ayudó: Como parte del operativo para promover la devolución de las latas de atún se ha dicho que la oposición no participó en los tareas de auxilio y reconstrucción de las zonas afectadas por el sismo. Esta es otra aseveración falsa. No solo fue la sociedad civil, en la que seguramente hubo gente de la oposición y del correísmo, la que se movilizó de forma impresionante esos días sino que dirigentes abiertamente identificados con la oposición se activaron con operativos hechos en sus ciudades para ayudar a la zona. Para muestra dos botones: Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil,y, Mauricio Rodas, alcalde de Quito. Presentar a las tareas de auxilio y reconstrucción de Manabí y Esmeraldas como un esfuerzo que pertenece únicamente al gobierno correísta es profundamente injusto y canallesco. Han habido incluso iniciativas privadas que no tienen absolutamente nada que ver con el gobierno ni con la oposición y que han sido tanto o más eficientes que las de muchos ministerios o subsecretarías y con menores recursos. La oposición sí ayudó.
3.- No se ha fiscalizado el gasto: Los recursos destinados a las obras de reconstrucción no han sido auditadas ni fiscalizadas en su totalidad. La mejor prueba de ello es que en julio del 2016 se supo, a través de un documento reservado que, al menos $120 millones recaudados por el llamado Fondo de Solidaridad, fueron destinados a gasto corriente del Estado. Es evidente que los recursos provenientes de los impuestos especiales creados a raíz del sismo también sirvieron para cubrir los gastos del Estado que, en ese momento, llevaban varios meses de atraso. Este desvío de fondos pudo haberse repetido luego de la revelación de los $120 millones sobre todo porque no se hizo, como pidió la oposición en ese momento, un fondo o fideicomiso administrado independientemente para que haya transparencia en el gasto. Los dineros destinado a Manabí y Esmeraldas no han sido manejados de forma transparente ya que las obras se hacen con régimen de emergencia. Esto impide que haya licitaciones y trámites que evitan el mal uso de los fondos.
ESTE LOCO TAMBIÉN ES MUY ESTUPIDO
ESTE ESTUPIDO LOCO , ES LA REENCARNACION DEL MUÑECO DIABOLICO
” CHUKY”. DESTILA ODIO POR LOS POROS Y CONTRA LOS POBRES MANABAS
QUE NECESITABAN DE ESA AYUDA QUE LOS COMPATRIOTAS CON TODO
CARIÑO LES ENVIAMOS.-
La miseria de Correa no parece tener fondo. El dinero para reconstruir Manabi y Esmeraldas viene de nuestros bolsillos, y fue malversado y robado por correa y sus 40. Al igual que a nosotros nos costó los atunes, el agua, las medicinas que entregamos a los danmificados. Si quiere correa algo devolver, que nos devuelva el dinero, que no llegó a los damnificados, sino que fue a parar a los bolsillos de los corruptos del correato.