La lluvia del pasado lunes trajo a la luz pública muchos cuestionamientos contra la ya construida Plataforma de Gestión Financiera. Tal como era de esperarse, a la mañana siguiente, el Gobierno salió a la defensa del nuevo edificio gubernamental. En una rueda de prensa, previa a su viaje a Buenos Aires, el Presidente saliente aseguró que es normal que un edificio nuevo se inunde; y que las reparaciones que requiere la edificación en cuestión alcanzarían un costo cercano a los ochocientos mil dólares. Puede ser que, para muchas personas, los inconvenientes provocados por la Plataforma Financiera estén exclusivamente relacionados con los hechos ocurridos durante esta semana. Sin embargo, quienes conocemos algo sobre arquitectura y urbanismo podemos asegurar que éste es sólo uno de los tantos episodios desafortunados que han afectado a muchos, y que afectarán el futuro desenvolvimiento cotidiano de los quiteños en el híper centro de la ciudad.
El edificio de la Plataforma Financiera fue concebido para congregar a varias instituciones públicas de actividades afines, con la intención evitar el flujo permanente entre los usuarios dentro de la ciudad, desde una institución hacia otra. Da la impresión de ser lo que en arquitectura se conoce como una barra; pero en verdad se trata de cinco edificios adosados entre sí, unificados por sus fachadas oblongas. En el año 2012, la directiva del Colegio de Arquitectos del Ecuador, convocó al concurso de arquitectura más grande que ha visto este país. Se invitó a participar en aquel a los arquitectos más reconocidos del Ecuador. Se buscaba que los mejores profesionales formulen las propuestas más adecuadas para tres plataformas gubernamentales: la de Gestión Financiera, que es la que conocemos todos debido a los hechos recientes; la de la Producción, que no se ha construido y que iba a ubicarse en el cruce de las avenidas República y Eloy Alfaro; y la Social, actualmente en construcción, en el sur de la capital.
El veredicto de tal concurso fue en contra de sus propias bases, permitiendo a un equipo concursante participar en dos plataformas a la vez; lo cual no estaba permitido. La Plataforma Financiera tuvo su origen torcido, en ese salto por encima de las reglas de juego. Aquello fue un juego con las aspiraciones del gremio de arquitectos y terminó por desilusionar a muchos profesionales de su organización colegial.
El resultado final fue esta pseudo barra horizontal, que atraviesa el norte de Quito, como una cicatriz. Lamentablemente, hemos alcanzado un nivel constructivo que destruye contextos urbanos y paisajísticos. Este muro habitable de exageradas proporciones impide que los habitantes del sector puedan ver el Pichincha. Se rompe con la condición paisajística universal de Quito: ser una ciudad ubicada en un valle de origen glaciar. Junto a la Plataforma Financiera, no se sabe dónde estamos. Y dentro de ella, estamos en un espacio genérico, que bien pudiera ubicarse en Londres, Johannesburgo, Dushanbe o Lagos.
Desde el punto de vista urbanístico, me gustaría estudiar cómo se verán afectados los inmuebles de la calle Japón, ante la presencia de esta edificación, que algunos asesores gubernamentales califican como “monumental”; como si la monumentalidad de una obra arquitectónica dependiera exclusivamente de su tamaño. Sabemos que dichos impactos podrán verse y medirse en dos ámbitos: en lo inmobiliario y en la movilidad.
La Plataforma Financiera no colabora con la deficiente movilidad quiteña. En sí, la movilidad no es un problema urbano, si no más bien el síntoma de una planificación urbana deficiente; que concentra usos de suelo, lo cual aumenta el número de viajes vehiculares. Sin contar con quienes asistan a estas edificaciones para ser atendidos, la Plataforma albergará a tres mil empleados, aproximadamente. Esto significará el incremento de automóviles en el sector y en el número de usuarios del transporte público, que no contarán con la asistencia del Metro de la ciudad por un largo tiempo. El incremento de la demanda del transporte y el aumento del parque automotor en este sector de la ciudad traerán consecuencias negativas que ya conocemos: aumento de la contaminación atmosférica y sonora, congestionamientos de tránsito más prolongados y -por ende- un deterioro del espacio público.
En el ámbito inmobiliario y económico veremos una transición en las actividades circundantes. Habrá un surgimiento de negocios satelitales, que siempre orbitan alrededor de los edificios públicos; tales como papelerías, comedores y cibercafés. Las pocas casas unifamiliares que quedan en el sector comenzarán a mutar, para dar cabida a este tipo de servicios en sus garajes y salas; tal como ocurrió tiempo atrás en La Mariscal. Cuando las viviendas se convierten espacios para negocios, los sectores que pasan por este tipo de metamorfosis suelen quedar abandonados por las noches, lo cual puede generar problemas de seguridad en el sector.
Las edificaciones circundantes de mediana altura serán ocupadas por empresas relacionadas con contratos públicos, agravando el problema de la movilidad. Los únicos que podrían salvarse del tráfico serían quienes opten por andar en bicicleta; pero la ciudad aún no presenta condiciones óptimas para este medio de movilización, debido al excesivo nivel de gases emitidos por los vehículos, que afectan a la salud respiratoria de sus usuarios.
La gran perdedora de toda esta intervención es la calle Japón, que ahora cuenta con una suerte de plaza, a metro y medio sobre el nivel de la vereda. Eso hace que los negocios existentes en la zona miren a un murito de piedra que desconecta los supuestos espacios públicos de la plataforma con el resto de la calle. Los estudiantes de un colegio tradicional de la ciudad realizan sus actividades cotidianas bajo la sombra vespertina que proyecta semejante mole de metal y hormigón. Este sector de la Iñaquito ha perdido su conexión con el contexto topográfico que convierte a Quito en un sitio tan particular.
Le tocará al Municipio Metropolitano realizar una serie de reformas a las normativas de uso de suelo en las zonas aledañas, a modo de plan de contingencia, que permitan mitigar el impacto de la plataforma financiera en el sector. Posiblemente, se deba aumentar la densidad de los lotes residenciales y permitir el uso mixto de los mismos. Lamentablemente, la verticalidad es la única solución ante la verticalidad no planificada. Si se construyen más edificios residenciales en el sector, se puede canalizar una demanda inmobiliaria para quienes trabajen en el sitio y no deseen sufrir a diario los estragos de los congestionamientos vehiculares.
Por último, cabe aclarar que culpar a un colector del sector de las recientes inundaciones es desconocer la historia del sitio. La calle Japón se encuentra en uno de los puntos más bajos del valle de Quito. Antiguamente, dicho lugar era una ciénega donde se empozaban las aguas lluvias provenientes del Pichincha. Daría la impresión, que la ubicación de las plataformas fue decidida considerando únicamente las dimensiones de los lotes y no sus antecedentes geográficos. Adicionalmente, nadie ha explicado cómo un colector colapsado puede provocar que caiga agua desde los tumbados, tal como se aprecia en los videos subidos en las redes sociales.
Estas son las posibles consecuencias futuras de esta plataforma que cuenta con todos los requisitos para deformar el entorno urbano del hípercentro de Quito. Se trata de una tormenta perfecta para los urbanistas, que somete a la ciudad a las ya explicadas incomodidades, con tal de servir como un testimonio construido del poder ejercido durante los últimos diez años.
Quizás haya que pagar otros daños, además de las goteras y colectores.
John Dunn es arquitecto, urbanista y profesor en la Universidad San Francisco de Quito
TODO tiene solución en la vida, y aunque suene descabellado, en algún momento del futuro, la ciudad tendrá que demoler ese monumento inservible a la vanidad, hasta por salud emocional.
¿Por qué solo en estos días me estoy enterando de la gravedad de ese monstruo? ¿Por qué el Colegio de Arquitectos no hizo un llamado a la ciudadanía y al Cabildo para parar su construcción? Creo que más bulla se hizo cuando se desvió los buses por la Diego Almagro o cuando se cortaron unos árboles en Iñaquito. Llos que no levantaron su voz a tiempo son tan culpables como los “hacedores” de ese insulto al pueblo de Quito.
Lo primero que se necesita hacer para en algo paliar los efectos de este disparate es no solo eliminar los requisitos mínimos de parqueos en todo el sector, sino limitar el número que se pueden construir.
Pero todo va en la dirección contraria. El municipio acaba de aprobar la construcción de un edificio ¡de parqueos! a una cuadra de esta plataforma. Cada uno de los edificios que Uribe y Shwarskof está construyendo en el sector tiene cientos de parqueos. Están los de los centros comerciales. Y uno de los proyectos del municipio es construir parqueos subterráneos en La Carolina. ¡Todo en el sector mejor servido por transporte público de Quito! Tras palos, piedras.
El pensamiento estatista totalitario, abusivo, dio lugar al establecimiento del negociado a dedo, leyes y decretos para saquear a discreción en obras y proyectos con aparente legalidad más aún la instransparencia en la utilización de recursos en las megaobras y otras complementarias este Gobierno usufructuó bajo coima, otras extorsiones, arreglitos entre avivatos privados-públicos para beneficiarse de las “propinitas” que tanto queriamos desterrar desde la partidocracia pero este ya la institucionalizó haciendo lo falso positivo del partido único como capataz dictando órdenes. Y encima vapulear, menospreciar al periodismo técnico investigativo, incentivando odios, inquina de vasallos y sociedad engañando para ocultar su inmoralidad y pasar silbando las denuncias, fiscalizaciones, donde el pueblo perdió la oportunidad de transparentar las ejecutorias de la robolucion en las pasadas elecciones.
La construcción de esta plataforma toldo es la tabla rasa que la ignorancia aplanadora del poder hace de exigencias y requisitos técnicos con el malsano propósito de preponderar en su interés politico. La autoridad municipal responsable del permiso de construcción se arrugó con solo conocer que el pedido vino de la Presidencia? . Por lo sucedido no sería nada raro que estemos frente a un elefante blanco que no pueda ser usado por los riesgos que desnuda su pésima construcción amén de todos los problemas urbanisticos que acarrea para la zona de altisima movilidad. Un proyecto de este tipo era apropiado otro lugar de ubicación para facilitar a servidores publicos y usuarios una mejor movilidad? La plataforma de los fierros retorcidos es ejemplo mas que confirma la tradición ecuatoriana de hacer las cosas al revés.
Quien es el arquitecto que realizo el diseño. Tengo entendido que es Ecuatoriano. Muchos pensabamos que diseño corria por cuenta de la empresa constructora ( China).
Como la mayoria de las cosas Chinas son desechables, este adefecio tambien sera desechable????????
La semana anterior entre las 11:00, acudí al sector de la Av. Amazonas, por cumplir con algún trámite en la central del Banco Pichincha, casi una hora me tomó encontrar un espacio para estacionarme por el lugar…y no se como pero fuerte impacto a mis ojos me provocó encontrarme cerca a esa inmensa cortina color plata, justo como dice el autor de esta nota, “te tapa todo”. Pensé de inmediato en problemas que podrían darse, de ocurrir alguna catástrofe de cualquier naturaleza…-También pensé en el asunto de el cambio de actores en esos espacios. Pude encontrar un raro fenómeno: el Mercado de Iñaquito se ha transformado en un Centro de Estacionamiento de los “habitantes del día” de aquel gigante paralelepípedo plata…
No entiendo!! Porque se sorprenden que llueva de abajo hacia arriba? Empleando los mismos razonamientos de estos impresentables! No es nada extraño que lo ilógico sea una norma dentro del pensar de estos revolucionarios. Acaso un banquero no es estigmatizado por su ocupación? Y acaso un terrorista es ensalzado y caso ubicado dentro de los posibles designados a canonizarse? No es acaso que los que denuncian latrocinios y enriquecimiento sin ningun justificarivo son perseguidos y tienen que poner pies en polvorosa, para no ir a dar con sus huesos en la carcel? Y no es que los corruptos, mentirosos, Ladrones, falsificadores son objeto de homenajes y expuestos como ejemplo de vida y formación y hasta algunos designados a dirigir el destino de la patria? Así que llover de abajo hacia arriba es lo más natural de esta ínsula baratearía.
Más claro no lo pudo haber dicho señor Tarquino Ubidia, saludos cordiales!
Es conocido que durante la época colonial el sector de La Carolina y otros aledaños estaban llenos de ciénegas y lagunas. Su aparente ubicación habría afectado ahora a la Plataforma Financiera. A futuro, esos rellenos, ¿podrían afectar a las estaciones del Metro, túneles y estaciones de ese medio de transporte?
Parecería que en estos últimos días de gobierno del Ec. Correa se desnudan 10 años de controlar todo: 1.- violan sus mismos reglamentos para la contratación del total de la obra 2.-desvían la responsabilidad de las fallas de construcción a la alcaldía por el tem de los colectores, nos intentan decir que se inundó por filtraciones que vienen de la calle cuando pudimos ver verdaderas cataratas que surgían de los techos y escaleras 3.- inmediatamente después de la inundación evalúan los daños en $800.000 y sin previo estudio dicen que ese dinero lo GASTARÁ el mismo gobierno exonerando así a los constructores de toda responsabilidad ante las fallas vistas. Así se contrató y dispuso de los dineros del estado siempre.4.- Se exonera(hasta ahora) de responsabilidad a los fiscalizadores así como se exonera a quien fue condenado por peculado.
Así fue…
Excelente exposición del grave problema que lamentablemente ya no tiene vuelta atrás
El PhD parece que el único curso que aprobó fue el de “Economías de Escala”. Se olvidó que para los servicios lo importante no es el tamaño sino la distribución geográfica.