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¿Hay algo más tétrico que Lucy Blacio en este gobierno?

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Lucy Blacio es viceministra de Justicia desde el 6 de junio pasado. La designó Rosana Alvarado y la noticia, en medio del fragor de la transición gubernamental, pasó inadvertida. Una omisión imperdonable si se piensa en Lucy Elena Blacio Pereira: ella es una ficha prefabricada en el correísmo para su servicio. Ella es la ficha perfecta.

Su hoja de vida -esos datos escuetos que hablan de un cargo y una fecha- no hace justicia al servilismo de Blacio ni a la desvergüenza del correísmo. Esa hoja de vida se resume en tres líneas: Responsable de la Secretaría de Transparencia del Consejo de Participación (2010-12), jueza de la Corte Nacional de Justicia (2012-15) y Directora nacional de Gestión Procesal Penal en la Fiscalía de Galo Chiriboga (2015-2017). En realidad, Lucy Blacio es más que eso: es un prototipo. Ella resume la historia real que hay detrás del cacareado proceso de modernización de la Justicia en Ecuador. Esa historia que empezó, en mayo de 2011, cuando el electorado facultó a Rafael Correa a meter la mano en la Justicia.

Lucy Blacio entró en la lista de los jueces calificados por el Consejo de la Judicatura de transición conformado por Paulo Rodríguez, Tania Arias Manzano y Fernando Yávar. Entró en el último lugar. Y desde entonces Lucy Blacio se hizo famosa con otros jueces que fueron favorecidos dolosamente, como ella, para estar en esa corte. Wilson Merino, por ejemplo, el juez que sentendió al diario El Universo a volver millonario a Rafael Correa otorgándole 40 millones por una columna de Emilio Palacio. Un juez generoso con plata ajena.

Rodríguez, Arias y Yávar usaron la calculadora para fabricar la ficha llamada Lucy Blacio. En el concurso incluyeron una entrevista personal como último requisito y gracias a ella, Blacio pasó del puesto 45 al 21 superando por una centésima a otra de las concursantes. Blacio tuvo 10/10 en esa prueba. A su directa competidora, que había obtenido mejores notas, los jueces correístas le pusieron 1,33 sobre 10 en la entrevista. Andrés Páez demostró en esa época, con documentos, cómo el correísmo armó su Corte Nacional de Justicia. Y lo dijo a Jorge Ortiz en esta entrevista.

Posesionada el 26 de enero de 2012, Blacio tuvo una actuación estelar apenas dos meses más tarde. El 30 de abril, como jueza de la Sala Única de lo Penal de la Corte Nacional, declaró la nulidad del caso Palo Azul. Ese caso se inició en 2001 cuando el diputado de Pachakutik Antonio Pozo, entonces vicepresidente del Congreso, pidió investigar si hubo vicios en la declaratoria de campo unificado al bloque 18, explotado por Petrobras  hasta 2007. Ese año, una comisión creada por Alberto Acosta, entonces ministro de Energía, exigió al gobierno de Correa en su informe dar por terminados los contratos petroleros en el bloque 18. Por dos razones, entre otras: hubo fraude técnico para calificar de Unificado el campo de Palo Azul (lo cual permitía a Petrobras apoderarse de una reserva petrolera por fuera de los límites negociados) y, además, esa empresa había transferido 40% de participaciones a una empresa japonesa, Teikou, sin autorización de Ecuador. Correa, que había hecho acuerdos con Lula da Silva, suspendió la caducidad, Galo Chiriboga pidió la nulidad y Lucy Blacio procedió. Fernando Villavicencio investigó profusamente este caso que él consideró un delito y la forma cómo se encubrió. Blacio lo archivó.

Esta jueza hizo otro servicio al correísmo -y su peor servicio a la Justicia- al encargarse de perseguir a los dos políticos que más lo fiscalizaron: Cléver Jiménez y Fernando Villavicencio (también periodista). Blacio pidió su encarcelamiento, junto con Carlos Figueroa, el 21 de marzo de 2014. Los tres habían acusado a Correa, en la Fiscalía, de haber ordenado la intervención armada, el 30 de septiembre de 2010, en el Hospital de la Policía para rescatarlo. Galo Chiriboga, en vez de investigar, declaró la denuncia “maliciosa y temeraria”. Gracias a esto, Rafael Correa los demandó y Blacio, en última instancia, los sentenció a 18 meses de cárcel para Villavicencio y Jiménez y seis meses para Figueroa.

Blacio desconoció en este caso las medidas cautelares dictadas por la  Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) inmediatamente, el 24 de marzo. Y en vez de acatar esa medida que es vinculante y suspender su sentencia, pidió a Correa que se manifieste, mostrando así su completa sumisión al Ejecutivo. Fuera de sentenciarlos a cárcel, los condenó a pagar entre los tres $140 000 a Correa. En derecho, ella tendría que responder civil y penalmente por no haber acatado las disposiciones de la CIDH. Nada le pasó. Tampoco fue sancionada por haber desconocido la inmunidad parlamentaria de Cléver Jiménez, pues no pidió autorización a la Asamblea para enjuiciarlo. No solo prevaricó sino que se arrogó funciones. Jiménez la denunció por esto en la Fiscalía pero su juicio no prosperó. Lo mismo ocurrió con un juicio puesto por seis asambleístas de la oposición.

Luis Pásara, eminente jurista peruano, autor de “Independencia judicial en la reforma de la Justicia ecuatoriana”, que cubre 2011-2013, incluyó este caso y la actuación de Lucy Blacio en su informe. Y mostró cómo esa jueza, interpretando la tarea de un legislador, despojó a Jiménez de su investidura y, para perseguirlo, lo convirtió en “persona particular” a partir de esta premisa: “La ley no contempla dentro de las competencias de la Asamblea Nacional, ni mucho menos de las y los asambleístas, el presentar denuncias penales en contra de servidores o autoridades públicas”.

Esta es la calidad profesional y ética de Lucy Blacio, la nueva viceministra de Justicia. Ascendida a ese cargo a pesar de que el propio Consejo de la Judicatura, en su evaluación iniciada en octubre de 2014, tuvo que sacarla por haber obtenido el menor puntaje entre los jueces de la Corte Nacional de Justicia. Ascendida a pesar de que terminó premiada, desde 2015, con el cargo de Directora Nacional de gestión Procesal en la misma Fiscalía que, como se vio, la protegió y desestimó todas las demandas contra ella.

Lucy Blacio es la ficha perfecta en la ficción del cambio que tanta falta hacía a la Justicia antes de Correa y que tanta falta hace ahora sin él. Pues bien: Lucy Blacio es la viceministra de esa Justicia manoseada y prostituida por el correísmo. ¿No habla esto con creces de la desfachatez política y ética de Rosana Alvarado, cabeza de ese ministerio? ¿No es esto tétrico, presidente Moreno?

33 Comments

  1. Tengo vergüenza,solo de mis descendientes al ser testigo de piedra ,como muchos millones de ecuatorianos de ver cómo una banda de ladrones con el cinismo y descaro de un bipolar,arrasaron el país,del pueblo no, por que ellos son más , fáciles de comprar su conciencia con un sándwich.

  2. Presidente Moreno, esta mujer debe salir de esas funciones, por sus actuaciones y por su, evidente, poca capacidad profesional.

  3. que verguenza, deberìan investigarla y expulsarla de la judicatura a ella y a su jefa, son igualitas, no tienen sangre en la cara.

  4. VERGUENZA de que este ser despreciable, sea parte de nuestro género. Cualquier mujer con un poco de sensibilidad no habría actuado como lo ha hecho esta funcionaria. Es escalofriante la historia y el curriculum que muy documentadamente nos presente José Hernández. Será que esta historias de infamia llegan a las altas esferas del poder. Será que esta verduga de la justicia algún día pague por sus malhadados fallos judiciales.
    Adelante periodista Hernández, es la manera de hacer patria, abriendónos los ojos ante tanta infamia.

  5. Y hasta cuando el pais saca la cara por esos ecuatorianos valientes, que por denunciar la podredumbre de la robolución han sido masacrados por el latrocinio infame de aquellos de mentes lúcidas y uñas ardientes, validos de jueces infames a su servicio, hasta cuando calla el Presidente Moreno? NO redimir a esos caballeros serà una verguenza histórica.

  6. LA ROXANITA Y SU LEAL HOJA DE VIDA, DIGO VIDA A FAVOR DE LOS ENUNCIADOS SALIDOS DEL INFIERNO PARA SEGUIR EN EL PODER DE LA CORRUPCION Y EL ROBO, QUE ES EL PROYECTO POLITICO QUE CONTINUA CON QUIEN SEA Y COMO SEA. . . . . .HASTA QUE LE DE SUEÑO AL DIABLO Y SE LES DUERMA.

  7. Pero hay esperanza por gente como Ustedes “pelagatos” , y esperanza con hombres como Ramiro Garcia distinguido Presidente de los Abogados de Pichincha un hombre valiente e inteligente que honra a los Colegios Profesionales, muchos de ellos llenos de pusilánimes.

  8. Gracias señor J. H., por el recuento tétrico horroroso, ilegal, insensato, sin una pizca de sindéresis las actuaciones como exjueza de la funesta y obscura metida de mano peluda a la Justicia del anterior gobierno absolutista, totalitario corruptor, irresponsable, irrespetuoso, violador de la Constitución, Leyes, Convenios para tapar juicios e investigaciones denunciadas. Al puro estilillo de la doña “mama Lucha”, calificada, escogida, contratada como personal servilista a las pretensiones abusivas, excesivas, infames tras el poder. Atados de manos y pies, en indefensión, reprimidos por incompetetentes pero igual avivatos para lucrarse y vivir ricos del Estado. Soberano, libre, de derechos con éstos miserables?

  9. Creo que los Colegios de Abogados del Ecuador deberian presentar su inconformidad y protesta; y, solicitar la expulsion de esta seudo tinterilla

  10. Este asqueroso nombramiento es otra orden del patrón Rafael a Lenín Boltaire, quien servilmente agacha la cabeza ante los designios de su amo.

    Y pensar que todavía hay giles que creen que las cosas cambiarán con Moreno en la presidencia. Giles.

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