Volver a escribir sobre la corrupción tiene una alta dosis de aburrimiento. Pero he mirado atónito la comparecencia del Vicepresidente Glas a la Asamblea Nacional. Así es como se falsifican las instituciones. No por la teatralidad, que finalmente es un componente de la política. Por el cinismo, que se pretende convertir en forma de rendición de cuentas. Basta con una década. Ahora se quiere perennizarlo. Y tratarnos a todos los ecuatorianos como tontos.
La corrupción es un fenómeno recurrente. Cambian las dimensiones y la complejidad. Pero soportarla y ampararla con procedimientos como los de hoy en la Asamblea Nacional nos ratifica como altamente capaces de marchar solo en un mismo terreno. Incapaces de otra agenda pública. Pero los temas los pone la realidad. Y la política es reconocer cada vez, otra vez, a la realidad. A las realidades.
Un empresario de la generación Odebrecht declaró hace unos días, repitió en realidad, que la corrupción está inscrita en la naturaleza humana, que donde haya negocios habrá corrupción, que otras empresas siguen utilizando a la corrupción como carta de competitividad, siendo que ellos (los arrepentidos) han perdido este instrumento de competitividad. Obviamente transcribo el sentido.
Inscribir a la corrupción en la naturaleza humana es tremendamente duro. Es casi religioso. Estaría asociada al pecado, genérico que habría dado lugar a la forma humana según el cristianismo. La limitación humana se traduciría en una vocación pecaminosa. Como conclusión de un falso silogismo, solo le faltó invocar de la vocación corrupta de los humanos.
¡Celebro mucho no ser un mal empresario y peor aún un pésimo sacerdote! Por ello trataré de utilizar otros caminos para examinar este fenómeno que siendo humano, es decir que surge de relaciones sociales, es moral, jurídico, administrativo, político, entre otras variables.
Hace décadas, durante la administración de Sixto Durán Ballén, un grupo de profesionales independientes, de clase media, vinculados profesionalmente por la contabilidad, me invitó a escribir en un libro sobre la corrupción en el Ecuador. El tema se había puesto de moda. Los economistas hacían cálculos sobre las dimensiones de la corrupción en la economía. Hacían correlaciones, muchas veces sencillas entre gasto público y corrupción, otros más tradicionales desenterraban las asociaciones entre dimensiones del Estado y corrupción, siendo que a Estado más grande correspondería mayor corrupción (desde una de sus dimensiones una verdad de Perogrullo), varios indagaron la corrupción en el sector privado descubriendo la obviedad de la procreación (los corruptores) y finalmente apareció una legión de ingenuos, cuyos análisis hicieron daño a la sociedad, al sistema político y a la justicia. Hicieron daño porque redujeron la corrupción a la política y a los partidos. Y así dañaron a su movimiento social en nacimiento empujándolo hacia los brazos de los operadores de las crisis. Y entregaron la política al paredón de los populistas entre otras justificaciones como sinónimo de corrupción.
Una preocupación de un poco, quizás demasiado, de largo aliento fue preguntarme acerca de las asociaciones existentes entre relaciones sociales y corrupción. Venía de lecturas sobre la situación de la violencia colombiana, en que insignes investigadores se preguntaban si la violencia era consustancial a las relaciones sociales en esa nación. Antes había trabajado con la idea de resolución de la cuestión nacional en Ecuador y la aparición de una vía revolucionaria violenta o más bien que en Ecuador terminamos los conflictos que pueden tener un surgimiento asociado con la violencia en “revoluciones pasivas”, es decir de acuerdos entre las partes cuya negociación deja irresueltas a las agendas. Por ello consideré lícito preguntarme si podría haber vinculación entre la forma de nuestras relaciones sociales y la corrupción y, a su vez, interrogarme sobre las bases sociales de la corrupción y las situaciones sociales para la corrupción.
Las preguntas siguen allí. A la distancia se puede decir que la corrupción no está asociada a una sola variable ni actor. Las relaciones más formales tienen dimensiones y estrategias complejas de corrupción (que lo diga Odebrecht) comparables pero distintas de las informales, que basadas en aceptar y repetir la transgresión, asumen a la corrupción como una variable adicional. También la corrupción, diferente pero en el fondo la misma, aparece en situaciones de auge –por la disponibilidad de excedente- como de declinación económica –por la escasez de excedente y su disputa-.
Me pregunto por algunas situaciones que pueden asociarse con la corrupción hoy en Ecuador. Obviamente me pregunto o formulo hipótesis sobre aquellas que ahora pueden verse. Pero, supongo, que hay mucho más atrás.
Escuchaba al vicepresidente que respondía a las acusaciones sobre corrupción y respondía con las obras de la revolución ciudadana. Las carreteras y las hidroeléctricas por sobre las nimiedades de los procedimientos transparentes. La revolución ciudadana, fiel a sus antecedentes jurásicos, se asentaría en viejos principios de la moral revolucionaria del socialismo real. Esto es, frente a las necesidades de un proceso revolucionario como el Ecuador en esta década, cualquier medida o acción que afiance ese proceso sería válida, moralmente justa y éticamente aceptable. Así, la realización de una obra social o el financiamiento de una campaña de quienes tienen la razón histórica serían legítimas aunque no fueren legales. Recordemos la distinción tan meticulosamente esgrimida por el presidente Correa en varias oportunidades, que sirve para justificar cualquier cosa.
También pudo ser el caso que, bajo el marco anterior, gastar excesivamente o ilegalmente para conseguir que se hagan obras cuyo resultado político sea la permanencia de la revolución sería moralmente aceptable. De hecho, el despilfarro –forma de corrupción frecuente en la década– fue una práctica que se justificaba en la desigualdad social y la necesidad de resolver urgentemente la inequidad. Se simplificaron procedimientos para poder gastar y ganar elecciones con objetivos inscritos en la revolución ciudadana. Los límites jurídicos se flexibilizaron y las formas de control institucional del gasto se debilitaron, esto al margen de la misma propiedad con que pudo haberse ejercido la contraloría de fondos públicos. Muchas veces la legalidad formal o la certeza técnica quedaron suspendidas en el limbo de su comprensión de la estrategia del ensayo acierto/error. También la apropiación personal de recursos, si finalmente derivaba en acciones revolucionarias.
La pobreza justifica muchas cosas, por ejemplo, oculta muy bien a las malas y anti–técnicas estrategias para tratarla. Pero fundamentalmente justifica a la transgresión a las instituciones. Si se trata de hacer el bien a los pobres, la corrupción se justificaría, sea por la vía del despilfarro, de la acumulación política o del abierto pago de sobreprecios. A su vez, los mecanismos de control social deben subordinarse, en este caso preferentemente, a la visión del Estado, que según la visión revolucionaria como la más ortodoxamente liberal, sería la representación del bien común.
Nuestro caso, el Ecuador de hoy, la corrupción está asociada a la concentración del poder. Pero vamos al inicio de la situación actual. La corrupción era una bola corrida con temor por la amenaza de represalias jurídicas y sanciones políticas. La imagen de perfección suma que transmitió el poder en la última década no dejaba resquicios. La ecuatoriana como la corrupción mundial ha sido sumamente meticulosa e ingeniosa para que se pierdan los rastros. Solo pudo emerger como un acontecimiento ocasional, una casualidad. Pero esa misma característica, una vez abierta la caja, puede llevar a que se revele la red de corrupción, a que las delaciones surjan y a que las consecuencias tengan rutas y límites impensados.
Por ello es que hay una caja de contención visible, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que además de robarle la soberanía al pueblo debería haber servido como instancia de lucha contra la corrupción. Pero fue el dique de contención del conocimiento público contra la corrupción. La sociedad reaccionó y recuperó prácticas exitosas y creó la Comisión Anticorrupción, de carácter cívico, conformada por notables, que ha sido asechada por el poder que instrumenta a la justicia para ello. Pero ha sobrevivido. Con valor. Pero no reconocido por el régimen, que ha montado otra comisión mixta, presidida y conformada por las partes a las que examinará y decorada por algunos miembros de la sociedad proclives al gobierno.
Los corruptos obviamente saben cómo operan las redes de corrupción. También quienes las amparan o son sus beneficiarios indirectos. Mientras los cerrojos están bajo su control todo es impenetrable. Pero una vez abierto un eslabón es probable que muchos otros se sumen. Para ello se requiere de control social y especialidades múltiples que den racionalidad a la investigación.
Naciones Unidas ha ofrecido cooperación eficaz en otros países. Ecuador puede seguir esa ruta con varias condiciones. La formulación de la demanda de cooperación debe estar abierta a un acuerdo general de la nación. El Estado debe asumir su representación sustentado en un acuerdo. En caso contrario la demanda comprendida solo como asesoría para formular políticas públicas nominales puede convertirse en un engaño de poca monta. Y es de esperar que Naciones Unidas no pueda prestarse a aquello. No sólo porque conoce de la actual situación de Ecuador y de todos los países afectados por la ola de corrupción. Y, conociendo, su obligación es actuar para que no se perpetre un engaño. Naciones Unidas no solo debe sujetarse a la demanda del país sino a su obligación central que consiste en velar por la aplicación de todos los tratados internacionales en los países signatarios.
Luis Verdesoto es académico
Parece que los ecuatorianos dejamos de pensar y razonar dejarnos llevar por estereotipos y del odio, porque frente a tantas pruebas de corrupción, la sociedad ha caído en una ignorancia hacia la corrupción que no tiene límites. Y este es el mayor temor, el temor a encontrarnos envueltos en ese problema nefasto de la inacción que protege directa o indirectamente a la corrupción que se la pretende hacer ver, como algo normal: queriéndose justificar burdamente diciendo que estos actos ya se los hacían antes pero este porque es el gobierno de la revolución se lo hace menos, señores cómo es posible que ahora haya que conformarnos diciendo todos los mandatarios roban con tal que haga obra, es posible que el mayor poder de un país diga eso sumido en la mediocridad de tener que acostumbrarse a la política corrupta y burda sin tener esperanza a obtener algo mejor Es momento de agilidad en los procesos judiciales,transpariencia, probidad en quienes deben aplicar la justicia, celeridad y sin remordimiento alguno aplicarla para que los recursos mal habidos sean devueltos y las actores castigados con el mayor rigor de la ley.
La grandeza del ser humano radica en su manera de pensar y más de actuar. No obstante, parece que los ecuatorianos dejamos de pensar y de actuar, porque frente a tantos y tantos hechos y denuncias de corrupción, la sociedad ha caido en una pasividad que no tiene límites. Y este es el mayor temor, el temor ha encontrarnos envueltos en ese manto nefasto de la inacción que cobija directa o indirectamente a la corrupción que se la pretende hacer ver, como algo normal: “antes también se cometían estos actos” se justifica burdamente. Es momento de recobrar la cordura y exigir transparencia, agilidad en los procesos judiciales, probidad en quienes deben aplicar la justicia, para que los recursos malhabidos sean devueltos y las actores castigados con el mayor rigor de la ley.
La palabra distorsionada y falaz no puede dopar a la gente honesta, la indiferencia no puede conducir al abismo.
Los casos de desfalco o robo, de autoridades del gobierno anterior, son tan evidentes, que merecen el repudio y rechazo total por parte de la ciudadanía.
Y muchos de estos repugnantes personajes, están en este gobierno, por eso no se puede ser tan ingenuo (sencillo) en pensar que, moreno va a “luchar” contra sus “secuaces”.
Ya es hora que el pueblo reaccione, de ninguna manera en revueltas callejeras de “robolución ciudadana”, pero si, manifestando su censura o desprecio a estos gobernantes, que con “cachos agrios”, “casas de cartón”, “dinerillos en forma de ayuda”, “fundaciones imaginarias guiadas por féminas” quieren ganarse la aceptación popular..
Porqué el ex presidente, no cumple su palabra de irse a Bélgica?, será que tiene miedo que lo agarren por…? Pólit puede decir muchas verdades desde Miami, si fuera tan valiente, afrontara su culpa y retornara al Ecuador. Pero no, cada vez, en el mundo escasean varones con agallas y mujeres dignas; No se diga en el Ecuador.
Responsables por sus “siervos” son los amos, y el amo de todo era el exmandatario, o acaso no ponía al fuego su manito por capaya, pólit, su fiscal , etc…?
Lo mas lamentable es que todo sigue igual en el “nuevo” gobierno de Lenin basta con ver como se tapa el pequeño caso Odebrecht que no es nada comparado con los “negocios” del petroleo, de las electricas, de las carreteras, de las construcciones tipo soviet, etc., etc. Total acuerdo con el señor Verdezoto.
Siguen siendo miserables odiadores, peluconcillos de cuarta y con el alma envenenada
Moreno es el zorro que esta observandolo al CORRUPTO DE GLAS NO LE INTERESA HACER JUSTICIA si todos los de AP 35 tienen un PASADO MAS OSCURO QUE TUNEL.Este Moreno como ingreso por la ventana-FRAUDE. Entonces el l trabjo maquiabelico de Moreno es tapar la olla podrida donde estan involucrados todos los ladrones de cuello blanco .Glas se pasa de recontra cinico este tipo si que tiene cara de caparazon de tumulle que apesta solo a CORRUPTO Y MENTIROSO porque le preguntan de la corrupcion que responda NO RESPONDIO NADA puras mentiras y se escuda en los pobres este tipo que si merece que el pueblo lo LINCHE Y LO DEJE COMO PASA POR CORRUPTO Y MENTIROSO.
Es una pérdida de dignidad pertenecer a éstos gobiernos de AP, o mencionar los nombres de quienes los dirigen.
Piensan que moreno no lo es? todo lo que dice y hace es un show orquestado por el “mandamás-tirano” porque, de suyo, es incapaz de pensar,
Algunas personas que, levantaban su voz de protesta, y con toda razón, especialmente contra el “mandamás-tirano”, mencionan que tienen fe en moreno, que se podrá decir de que moreno es una buena o mala persona, luego de un año.
No seamos ilusos como muchos que por ignorancia o analfabetismo, lo son, y peor, como muchos “borregos” que por mala fe, dicen que moreno es bueno.
Recuerden los antecedentes de ésta gente, y dirán o estarán de acuerdo conmigo.
Esta Gobierno “disqué” liderado por moreno, es una farsa, “es el mismo ladrón, disfrazado o investido con otra cara”.
Este glas piensa, seguramente, que “nacimos ayer”. Sin darse cuenta de que ellos sufren de traumas mentales infantiles, que nunca los superaron.
dudo mucho que se abra la caja de pandora acudió a la asamblea para recibir aplausos y sentir aupados por los de la revolución de la década perdida y hasta con alfombra roja que ingenuos los de la oposición que se prestaron para estos corruptos y amenazo a aquellos que se atrevan a relacionarlo con odebrecht,solo falta que nos acusen a nosotros por haberlos elebgidos