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Yachay: del despilfarro a la impunidad

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Recortar los gastos en Yachay Tech, como se ha anunciado mediante un comunicado, era necesario y, hasta cierto punto, perfectamente predecible. Yachay Tech fue concebida por el gobierno de Rafael Correa como un monumental recurso propagandístico, que fue montado durante el pináculo del derroche y despilfarro del autoritarismo petrolero.

Pero una vez acabado el boom del petróleo y con las arcas fiscales exangües lo del recorte era algo que tenía que llegar de un momento a otro. Por lo pronto, esa exuberante y carísima directiva con tres profesores de Caltech, que Rafael Correa expuso varias veces como muestra de que el Ecuador había alcanzado el primer mundo, ya se ha marchado silenciosamente con mucho más pena que gloria.

La decisión de recortar esos gastos que, según el rector, Carlos Castillo-Chávez, podrían llegar a 2 millones de dólares anuales, es razonable y positiva. Pero no es suficiente.  No es suficiente porque recortar gastos y no iniciar un proceso de fiscalización del despilfarro que hubo durante toda la etapa de montaje de Yachay Tech es garantizar impunidad. 

Anunciar recortes y no investigar el uso discrecional y abusivo de los dineros públicos sería un factor más que refuerce la sensación de que el gobierno de Lenín Moreno está produciendo en sus primeros días de mandato: se ordena la casa, se pone más bonita, pero no se eliminan las ratas de los sumideros. Cambios pero sin ruptura.

El nuevo gobierno no puede hacerse de la vista gorda e ignorar el hecho de que se gastaron dineros públicos a manos llenas bajo el pueril argumento de que montando una Universidad con la pretensiones de una Harvard o una Stanford, se va a tener un país desarrollado. Ahí no hubo decoro ni rubor a la hora de gastar.

Entre las pocas cosas que se ha logrado documentar, se sabe que en Yachay Tech los decanos ganaban 13 mil dólares al mes y el sueldo de los miembros de la Comisión Gestora era de alrededor de 16 mil dólares, a pesar de que casi ninguno de sus miembros vivía en el Ecuador.

En el 2014 Yachay Tech pagó por publicidad 1.6 millones y en el 2015, únicamente en ferias, concursos, y simposios, la bicoca de 1,5 millones.  Por tres días de feria se gastaron 13 mil dólares en papel higiénico y toallas. Además se entregaron un  millón 400 mil dólares a una empresa consultora para contratar decanos y jefes de departamento, sin que se hubiera conseguido los resultados esperados. 

Según el propio gobierno de Correa la inversión ha sido, hasta el 2017, de 1 041 millones de dólares y los resultados, como lo ha dicho el nuevo rector, están a la vista: puro decorado y muy poco contenido. “No sé cómo tomaron las decisiones, pero no nos han terminado la infraestructura y ahorita tengo estudiantes de sexto semestre que me interrogan todos los días, me demandan: ¿dónde están nuestros laboratorios? ¿cómo nos vamos a educar?”, según dijo en una reveladora entrevista a La Hora.

Yachay Tech, por estos y otros casos de despilfarro, necesita no solo ahorro sino y sobre todo fiscalización. Alguien tiene que poner la mirada en los años pasados e investigar los gastos hechos. ¿Es posible que quien pagó 2.8 millones de dólares, como denunció el premio Nobel ecuatoriano Arturo Villavicencio, para la realización de la feria Innopolis en el 2015 no de una explicación al país sobre ese gasto? Únicamente en publicidad se pagó, por esa feria, un total de 2.13 millones a la empresa Oscar Correa Arango de la compañía “Mayopublicidad Ecuador” y, como los organizadores decidieron que la feria se prolongaría un día más, se hizo un pago extra de 650 mil dólares: esto lo reveló Villavicencio en un artículo en Plan V. ¿Es tolerable que ese gasto quede sin ser investigado y nadie explique gastos con fondos públicos como estos?

Cuando la administración de Lenín Moreno anuncia que recortará gastos en Yachay Tech, pero no dice nada sobre la fiscalización de sus gastos,  consolida la sensación de que se quieren cambiar las cosas pero sin mirar atrás. Quizá esa es la forma más sencilla que se les antoja para hacer el cambio.  No fiscalizar esos gastos, que huelen a chanchullo, es confirmar que que tenían razón aquellos que pensaban que tras la candidatura de Moreno y Glas lo único que había era un proyecto de impunidad.

La investigación se hace necesaria también en la empresa pública Yachay EP. Ahí, poco antes de las elecciones, se anunció que se crearía una mega factoría de carros eléctricos con la colaboración de gigantes de la tecnología de los Estados Unidos que luego negaron cualquier participación. La prensa determinó que la empresa que estaría a cargo de esa iniciativa se había conformado apenas horas antes del anuncio. ¿No hay que investigar este caso como estafa a la fe pública?

El gobierno de Correa fue muy hábil en proyectar una ilusión de modernidad y desarrollo que realmente no existía.  Yachay Tech y Yachay EP fueron dos herramientas clave en este propósito al que Arturo Villavicencio llamó la “costosa promesa redentora”. Esa ilusión se creó con una inmensa cantidad de dinero de cuyo gasto alguien tiene que responder. Con medidas de ahorro no se consigue eso y se arriesga a que bajo la fachada de una medida positiva se sienten las bases de la impunidad total.

25 Comments

  1. No sé entregó 1.4 millones cómo aquí se dice, lea bien el artículo del comercio que usted mismo cita.

  2. Yachay, esa farsa costosa de los seudo revolucionarios, debe ser castigada. Pero hay otros casos en las universidades, senor Pallares, que necesitan de su investigacion. La U de Guayaquil, intervenida en 2013 y bajada a categoría D para justificar esa intervención. Hoy, la Comisión Cívica contra la Corrupción denuncia como en esa institución metieron mas de 400 pipones, se hicieron millonarias obras con claras irregularidades, auparon a rectores con títulos fraudulentos y elecciones amanadas, sacaron a ilustres profesores y metieron centenares de docentes en concursos amarrados, recortaron su presupuesto. En que ha avanzado la U de Guayaquil, luego de la intervención propiciada por Correa, Glas y Ramirez? Las quejas sobre las deficiencias académicas y administrativas de este centro superior, que sigue siendo manejado por la mafia correista, son clamorosas. Senor Pallares, lo esperamos por acá.

  3. Martín, leeraste el libro de Manuel Bayón y otro autor que se presenta hoy en el Fondo de Cultura Económica: “La selva de los elefantes blancos”. Es sobre los proyectos emblemáticos en la Amazonía -comunidades del milenio, el puerto en Providencia para la Manta-Manaos e Ikiam- y es devastador. Ojalá alguien escriba una crónica similar sobre Yachay, que debe ser igual de surreal.

    Y un abrazo -que no te pude dar personalmente pero ahí estuve haciendo fuerza- por la redundancia de haberle hecho perder el juicio a un desquiciado.

    • Surreal es tu poca capacidad de aceptar la realidad. Habla desde otra perspectiva, porque desde la tuya no puedes ver ni la mitad de lo que realmente son los proyectos que se desarrollan.
      Deberían bajarse de su trono que les hace creer que por tener mas potencial económico pueden decir lo que se les de la gana.

  4. Ese que se va, es la muestra mas depurada del cinismo y la desverguenza, ese que se va, convirtió el acrónimo de su partido en una mala palabra, ese que se va, ese grandote andrógino con risa de hiena,deja al pais en escombros, ese que se va, corrompió a tantos,para así alumbrar un ejército de esbirros usufructuarios y alcahuetes de atracos e infamias, ese que se va deja de impúdica propina al Ecuador esa decena de cacatuas indecentes, que desde sus curules graznan y ofenden, ese que se va, avergonzó al Ecuador condecorando a compinches y corruptas, ese que se va, es la muestra mas depurada de lo que es la lepra política que ha asolado latinoamérica,ese que se va nunca supo lo que es decoro, delicadeza, serenidad, en el manejo de los recursos del Estado. Dios! Si tu existes, no permitas que ese sujeto regrese, no deseo que los hijos de mis hijos vivan y respiren ese aire cruel de cinismo y de odio que nos ha tocado sufrir.

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