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Política de a perro

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Para gobernar, para legislar hacen falta políticos. Y partidos, dirigentes, ideas y debate. Propuestas que se decantan en la discusión. Consensos sobre los disensos. Alguien tiene que asumir los asuntos que por no ser privados, son tarea que asume el gobierno en nombre del Estado. Y la política sirve para definir cuál es el alcance de los asuntos públicos y los políticos para sustentar, debatir, promover las ideas sobre cómo organizamos, limitamos, reducimos el Estado; y cómo cumplirá sus tareas.

La democracia, y sostengo que no hay otro mejor sistema, requiere partidos políticos institucionales, orgánicos, democráticos que postulen ideas y programas de gobierno, con cuadros formados y recorrido formativo. Con errores, así funcionan las estructuras políticas en países cuyos sistemas son más estables. La evidencia demuestra que hay correlación entre la estabilidad política en democracia y el crecimiento y mejora de las condiciones de vida de sus habitantes. Políticos de calidad producen políticas de calidad.

Esta breve descripción, que suena de perogrullo, es, sin embargo, una revelación en una sociedad sin política, políticos y partidos. Correa y sus aliados, luego arrepentidos, devastaron mediante leyes, mediante propaganda, todo vestigio de partidos políticos acusados de “partidocracia”. Medios y periodistas sumaron, con sus generalizaciones, al acribillamiento de la política. Se fraguó el movimientismo dirigido por no políticos. El escenario se plagó de muchos espontáneos sin ideas, sin nociones de lo público, sin contenidos, que empujados por el subsidio estatal de franjas publicitarias, armaron fugaces estructuras puramente electorales. Los antiguos caudillitos, fueron reemplazados por nuevos caudillitos. Reinitas candidatas. Farándula se combinó con política.

Guillermo Lasso hizo un aporte que parecía colocar a la política en la modernidad. Su discurso electoral sin ingredientes populistas, su convocatoria al trabajo y su perspectiva liberal, dichas en momentos del mayor experimento clientelar y autoritario de la historia, parecía un gran reto. El apoyo cuantitativo que obtuvo ese discurso centrado en las libertades debió provocar un cambio cualitativo. Pero, al parecer, no se formó la masa critica de políticos que perseveren en el debate sobre contenidos.

En lo cuotidiano, la política es un juego de intereses. Del lado del correísmo, la defensa irracional. Sin reparo en sus reputaciones, sus voceros destruyen su prestigio repitiendo un guión contradictorio con sus tesis previas y con la realidad. Del lado de la oposición, el efectismo y sensacionalismo. Cierto que la situación promueve que, mediante el escándalo, se construyan identidades. Glas, la corrupción y los intentos de impunidad –que son asuntos mediáticos– ayudan a desgastar el debate. Pero no se propone, no se discute ni siquiera en el interior de las llamadas organizaciones políticas, convertidas en medios solamente electorales, y menos en los espacios de debate público, propuestas para reconstruir instituciones y democracia, recomponer la economía y el modelo económico que sostenga el crecimiento y la generación de empleo; no se debate de una alternativa a la quiebra de la seguridad social que en soletas deja la irresponsabilidad correísta ni sobre la estructura del gasto estatal o sobre educación. Los atracos del correísmo y el supino cinismo de sus militantes no solo que arrasa con referentes de ética política, sino que ha trastrocado la naturaleza de una oposición que contradiga, debata, movilice y proponga. La oposición, reducida a limitados espacios en la Asamblea, en medio de una liviandad que espanta, salvo excepciones, pugna por protagonismo para sus noveles protagonistas. No hay articulación. No hay estrategia. Hay francotiradores sin precedencia en la militancia, buscando primeras páginas.

Este extravío hace crisis ahora que Moreno, con poco juicio político, abrió la papeleta de la consulta al entusiasmo plebiscitario. Bajen impuestos, suban penas, creen nuevos delitos, encarcelen culpables, y así. La carencia de debate de contenidos, de análisis de lo que está en juego, el uso publicitario en la formulación de preguntas, muestra que de los diez años de arrasamiento institucional y moral, no queda la conclusión que lo fundamental es usar la consulta como un medio legítimo para, en algo, recuperar equilibrios democráticos y republicanos, y sepultar las espúreas normas que legalizan el caudillismo.

Política es ciencia y experiencia. No es aventura para improvisados y fatuos, como muchos que ocupan puestos en la asamblea. Reconstruir o construir un sistema de partidos y de representación política cualificada, es parte de lo que necesitamos hacer para vivir en democracia y que no vuelvan a tener éxito los autoritarismos populistas.

Diego Ordóñez es abogado 

5 Comments

  1. En opinión personal pienso que todos somos humanos y nos equivocamos y que en vez de estar viendo los errores de los demás deberíamos aportar a la sociedad y así poder hacer que nuestro país progrese.
    Uno nunca sabe lo que realmente está pasando dentro del país, y no sabemos si el gobierno que ahora nos dirige nos ayudará a salir de esta situación económica que está pasando el país, lo único que podemos hacer es prepararnos y educarnos mejor para poder contribuir con la sociedad y dejar la ignorancia en la que nos encontramos ya que debido a que muchas personas no conocen lo que es la democracia y la política es que existe la corrupción.
    Y tanto como el partido de Alianza País y el de Creo han aportado con buenas ideas y propuestas pero si hubiera menos oposición entre esos dos partidos políticos pudieran ver que es lo mejor para nuestra Patria.

  2. En mis sesenta y cuatro años de vida, nunca he sentido que la política ecuatoriana sea ecuánime para debatir propuestas. Desde que tengo uso de razón, a los políticos les encuentro con carencia de ideas para mejorar las condiciones de vida de la población.
    Pasamos de la exportación de banano-cacao a la petrolera. De las dictaduras militares a las seudo democracia que vivimos. Lo que propone el articulista “políticos de calidad producen políticas de calidad” es una utopía. Yo creo que lo mejor para nuestro país es sincerarse y reconocer nuestra ignorancia democrática y por ende política. Como salir de este atavismo en que vivimos. La solución la tenemos en nuestras manos y se llama educación.

  3. El señor Lasso fue en las elecciones recientes un recipiente del voto reclamo , no como una alternativa válida de propuestas que nos enamoren del país en el sentido de un compromiso viable y perdurable en el desarrollo mismo como nación. Estamos acorralados en un diálogo que propone una consulta popular con dedicatoria,de todos modos legítima pero poco efectiva cuando se mantiene igual el sistema de elecciones actual . Sin el voto facultativo o voluntario estamos atados a que todos los postulantes a los cargos por elección se desbaraten contratando a un ejército de personas que saben mucho del negocio de posicionar una marca y un producto en el escenario electoral, bien lo dice Ud. Don Diego Ordóñez,carentes de condumio. Serémos objeto de que en las decisiones que reclamen de nosotros sacrificios económicos involucren a todos los sectores y en consecuencia nos mantengamos atentos para observar sus resultados y actuar en consecuencia?. Tarea detectable en la cual el sector financiero privado no entrega nada por nada, muchos empresarios que argumentan sus temores escondiendo sus ganancias para tributar miserias. Si en los casos de corrupción el actor se motiva por asegurar para sí y los suyos mejores días,una ley que se cumpla en bloqueo y devolución al estado de todos los bienes mal habidos y los de su prole , viabilizada en la próxima consulta popular, qué va.

  4. Coincido con el muy acertado análisis del Dr. Diego Ordóñez. Si ya antes de la llegada al poder del ex jefe de todos los jefes la actividad política ecuatoriana era de un muy pobre nivel, uno de los tantos legados nefastos de la década correísta es haberla degradado aún más, ya que antes por lo menos existía alguna posibilidad de debate y confrontación de ideas, pero el correísmo impuso un modelo en el cual, según muchos analistas (varios de ellos ex simpatizantes de Correa), el movimiento político Alianza País que controló el poder se convirtió en una secta fanática, que siguió a pie juntillas los designios y desvaríos de un líder autoritario, quien logró colocar en los más altos cargos de las entidades de control a “sus compañeros de lucha”, lo cual ha dado paso a una vorágine de corrupción nunca antes vista. Coincido igualmente en que, en su afán de aparecer como conciliador e inclusivo, el Presidente Moreno corre el riesgo de banalizar la tan necesaria consulta popular, solicitando criterios de todo el
    mundo, en una especie de mercado de baratijas, con el alto riesgo que esos sectores que presentaron sus propuestas se sientan defraudados, al ver que sus preguntas no irán en la papeleta. Más sensato hubiese sido que Moreno asuma la responsabilidad política, y formule él las preguntas, obviamente con la asesoría de expertos constitucionalistas.

  5. Se nota claramente que el autor del artículo es un enemigo de la revolución ciudadana y que es afín a Guillermo Lasso. Estoy de acuerdo que alianza país seleccionó a periodistas, presentadores de TV, ex-reinas, ex-futbolistas, etc. para captar los votos del populacho, pero los partidos de la derecha hicieron lo mismo, por allí está una legisladora sin ninguna experiencia política, satanizando todo lo hecho por el anterior gobierno. No defiendo a nadie de los gobernantes anteriores pero creo que cualquier artículo de opinión hay que elaborarlo con más equilibrio emocional.

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