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El drama en un acto de ser asambleísta correísta

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Atrapados y sin salida lucen los asambleístas de Alianza País. Cualquier decisión que tomen es pésima para sus intereses.
Si no hacen juicio político a Glas son cómplices confesos de corrupción. Y lo saben. Y si lo hacen admiten que la corrupción –como es obvio– es un rasgo innegable del correísmo.
Creen que haciendo lo que hacen son leales a Correa, pero saben que Lenín Moreno es el administrador indiscutible de la nueva realidad política.
Defienden la reelección indefinida como lo desea Correa desde su ático belga. Pero saben que el expresidente tiene más pasado que futuro y que el país seguramente lo inhabilitará en la consulta.

Solo ahora esos asambleístas miden el nivel político tan paupérrimo al que llegaron. Saben, como reconoció Virgilio Hernández, que no fiscalizaron. Que confiaron demasiado. Que debían haber mantenido las tendencias en el partido. Saben, como dice Miguel Carvajal, que sucumbieron a la disciplina partidista… Todo eso se empieza a oír. Como detalles, como meras deficiencias de un proceso que siguen defendiendo.
La procesión va por dentro.

Su drama no es tener que aceptar que Jorge Glas y otros funcionarios y militantes estén acusados de corrupción. Su drama es tener que contradecir al dueño del proceso. Porque al hacerlo, tienen que aceptar la realidad sin la hojarasca retórica que los hechos han pulverizado. Y esa realidad dice que ellos secundaron, en plena bonanza, un sistema autoritario y corrupto y se acomodaron en él convirtiendo la política en obediencia obcecada a un caudillo. En religión.
Los cínicos y corruptos saben que se cerró un capítulo y que ahora o quizá más tarde podrían encontrarse ante un juez. Los que no han robado, ahora saben que llevan diez años defendiendo sofismas, medias verdades, legitimando persecuciones y cerrando los ojos ante fortunas mal habidas.

Corruptos y honestos, unidos por las mismas prácticas partidistas, están paralizados. Los une ese perfil que resulta de haber repetido el mismo discurso, plegado ante las mismas presiones, socapada las mismas acciones, servido al mismo señor. Ellos son el producto político específico del correísmo: seres leales al líder. Arrogantes. Superiores moralmente al resto. Dueños de la historia y su sentido. Aptos para repetir discursos prefabricados. Expertos en falacias. Seres indiferentes a la ética. Fieles al partido. Capaces, si les piden, de ver linternas donde solo hay cocuyos. Cobardes para defender sus convicciones personales. Ciegos ante la ignominia. Persuadidos de que la plata del Estado es plata suya.
Ellos son los políticos que parió la era Correa. Seres dependientes que funcionan con un líder todopoderoso que define el rumbo, marca los tiempos y pauta las tácticas.

Hoy saben que ese líder no cambió la política. La infantilizó. La convirtió en actividad de boy scout. Cada uno de ellos es parte de una de esas tres generaciones de políticos que quedarán marcadas por esta experiencia de obediencia ciega, de cinismo extremo. Políticos capaces de hacer leyes sobre medidas y hablar de instituciones que, en realidad, son correas de transmisión de su partido, con fiscales y jueces a su servicio.

El bloqueo en que se hallan los asambleístas de Alianza País es una confesión no pedida. Es la muestra más patética del nivel político paupérrimo al que llegaron. Y del cinismo aparatoso que volvieron hábito. Protegieron a Jorge Glas. Nunca lo fiscalizaron. Le tendieron alfombra roja. No lo citaron. Evitaron el juicio político. Mintieron haciendo creer que un juicio político necesita pruebas penales. Dejaron que Glas hiciera show político. Qué no hicieron, siguiendo las instrucciones del señor del ático. Los cínicos y corruptos saben que la cuerda se usó, que pueden ir presos y que con su retórica pedalean en el vacío. Los honestos saben que todo lo que hicieron suma entre las evidencias de su complicidad con la corrupción.
Todos están midiendo su imposibilidad política –y ahora existencial– para admitir que el modelo que adoraron ciegamente durante una década es una aberración que tocó techo.

Hoy el problema ya no es Glas ni el señor del ático: son ellos.

47 Comments

  1. Todo el clan de Alianza País son un fraude, La corrupción por parte del correismo a llegado a niveles tan altos simplemente estas personas querían hacer que el Ecuador se hunda mas y mas utilizando cientos de millones de dineros en “Obras publicas” cuando simplemente se llevaban el dinero para su propio beneficio osea ellos VIVEN DE LA POLÍTICA no por amor a la política porque solo quieren hacer crecer su “Poder” que fue otorgado por un funcionario que comenta mentira tras mentira. Obviamente ellos jamas dirán algo porque se les caería todo su plan aunque el pueblo Ecuatoriano ya conoce como son verdaderamente quieren seguir lavandoles el cerebro a cientos de personas inocentes tratando de tapar sus fechorías y las del ex Presidente y Vicepresidente.

  2. Todos los del Alianza País son unos infames, aves carroñeras que por más de una década han logrado manipular a cientos por no decir miles de incautos cuyos escasos conocimientos se ven malogrados por esos infelices que acaparan aquellas personas con falta de conocimientos. Jamás ha sido una década ganada, tan solo es una década desperdiciada y mal llevada por la política más corrupta a lo largo de la historia. No existe revolución.

  3. Así es la mayoría de asambleístas de la lista 35 no puede tener una opinión diferente a los ya conocidos mandantes del partido puesto que son discriminados y hasta tachados de traidores por sus copartidarios que lo único que buscan es que sean levanta manos de la idea absolutista de Correa, que aun sigue gobernando sus intereses desde el extranjero

  4. Todo en su momento cae por que cae solo es cuestión de tiempo, no hay cosa oculta en este mundo que tarde o temprano sale a la luz y entonces solo entonces se podrá medir el peso de la mentira y el daño que este ocasiono.
    Hoy la obligación será quien les empuje a su propio destino y el resultado de esto, nos dirá a que estamos destinados.
    Desgraciadamente el dinero y el poder corrompen tanto que hace un daño incalculable a quienes no lo han causado y quienes lo hacen muchas veces salen más libres. Pero el punto es como ayudar a que esto no pase? Como mitigar esta situación que cada gobierno que entra de alguna forma hacen daño unos más que otros al país, todas las personas que entran quieren más poder, más dinero sin importarles quienes pueden resultar afectados.

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