La mujer asienta al niño en la vereda, que ya tiene sus pantaloncitos abajo, para que orine junto a un ruma de basura. El tráfico provoca claustrofobia. Vericuetos repletos de autos, parecen embudos. Un par de amarranados, chofer y acompañante en un destartalado vehículo, enseñan sus dedos medios a un insolente que pedía paso. Yuyos y verduras se confunden con máscaras y toda clase de mercancías que son ofrecidas con gritos que parecen ser uno solo. Las jardineras son solo nombre; son recipientes de basura sin una brizna que crezca en la tierra apisonada. En cada grieta, en veredas y calzadas, pequeños charquitos de agua verdosa, alojan fundas de plástico, conos de helados, vasitos desechables. Turistas con ojos asustados protegen sus mochilas que cuelgan por delante. Paredes sucias de garabatos grotescos. Así se respira el centro histórico.
Conforme se avanza hacia sur o norte, la experiencia no mejora. Tallarines de cables, a veces enroscados, a veces en pentagrama horrible, bloquean mirar hacia el cielo. Parterres de hierba crecida, allí donde no han hecho tasin los vendedores en semáforos. El viento lleva y trae basura. Las que arrojan desde buses y autos caros. A veces esa basura se enreda en los matorrales de jardines, que así se dicen. Huecos grandes y pequeños en una agrietado asfalto. Es excepcional una calle lisa en la que conductor y acompañantes no salten como en canguilera, por el irregular pavimento.
Esto es Quito. Esto es la que dicen es la ciudad que gana premios de destino turístico. Fea, descuidada, pintarrajeada, agrietada. La Capital, sufre los daños de diez años de correísmo, improvisación y polarización. Sin un proyecto que exprese una orientación urbanística, un modelo de movilidad, expandió –como sucedió en el gobierno central– una inmensa burocracia y tramitología. Se sumó al espíritu clientelar de las obritas electoreras. Sufrió los perjuicios de la crisis económica, por el impacto en el empleo y la explosión del subempleo. Políticos ideologizados y otros con neuronas electorales, sin experiencia de gestión de gobiernos locales y de planificación urbanística, han gobernado la ciudad. Han construido mega obras: ruta viva, metro, extensión de vías periféricas, sin articulación a soluciones globales que mejoren la convivencia, el flujo de tráfico, los elevados niveles de contaminación, las nuevas formas de movilidad, el respeto de los espacios públicos. Ciudad al garete.
Una crisis de basura, creada por la desidia, nos coloca frente a resolver una duda: rescatar la ciudad es responsabilidad del Alcalde o tarea de los ciudadanos. Usualmente, al ver este escenario que ofrece Quito, se culpa a la inacción o a los errores de quien ocupa la alcaldía. Pero no reparamos en cómo, quienes habitamos en la ciudad, ejercemos nuestra ciudadanía. Nunca habrá suficientes chapas para sancionar a los infractores. Nunca habrá suficientes recolectores para recoger y limpiar de basura las calles. Es crucial una gestión apropiada en el Municipio, pero es también crucial que los sucios sean menos, que la basura no se aviente despreciativamente a las calles, que las paredes no sean canallescamente pintarrajeadas, que mayoritariamente sintamos la obligación de respetar los espacios públicos, la dignidad del otro, no porque pende una sanción sino por el sencillo motivo de que así debemos proceder.
La ciudad es un hervidero de humores tóxicos. De agresividad construida desde los modelos del comportamiento abusivo de quienes usurparon el poder total. Muestra los daños culturales de la impunidad y la corrupción descarada. Quito se quedó sin vocería y cuadros políticos, de aquellos de la calidad que por muchos años tuvo. Y ha tenido que conformarse con lo que surgió desde la nada.
Recuperar la mística de una ciudad que se pueda exhibir como destino turístico, de una ciudad en la que sea gratificante vivir requiere liderazgos que modelen conducta cívica y no oportunismo. Encontrarlos, escogerlos, votar por ellos y convertirlos en administradores de una ciudad compleja es la tarea trascendente que deben asumir los grupos organizados de ciudadanos, y no dejar que sean los políticos y su cortoplacismo, los que decidan encumbrar avivatos.
Diego Ordóñez es abogado
Muy buenos comentarios, ante tantos problemas que afectan a nuestra querida ciudad.
La contaminación tanto auditiva como visual. La inseguridad, la falta de educación de nuestro pueblo, la falta de respeto a los espacios públicos, que nos han costado a todos, son parte del mal aspecto que aqueja a nuestra urbe.
La ineptitud y lentitud de los funcionarios municipales, es apabullante, (si usted vive en el Centro Histórico, para obtener un servicio o permiso para reparar su casa, le toma meses hasta que las diferentes dependencias, las que no estàn articuladas, se conmuevan y atiendan su solicitud). Sin embargo, las multas e impuestos hay que pagarlas de inmediato. No se diga, si hay que aprobar planos, que toma hasta un año aprobarse.
La mendicidad, la prostitución, la drogadición, las ventas ambulantes, la falta de civismo y el compartamiento agresivo, nos hace retirarnos a los valles en urbanizaciones cerradas, y no volver más a este Centro Histórico Patrimonio de la Humanidad, tan agredido, sucio, mal oliente y todavía bello en nuestros recuerdos, lleno de gente amable, solidaria, educada, divertida.
Gran parte de la culpa la tenemos los mismos ciudadanos que con nuestro comportamiento no aportamos en nada a la mejora de la ciudad así como el conformismo al no exigir o reclamar nuestros derechos para vivir en una mejor ciudad …. o tal vez ya solo nos importa lo que sucede en el metro cuadrado que nos compete y el resultado colectivo es lo que estamos viviendo……Pero también tienen la gran responsabilidad las personas que han sido elegidas o asignadas para administrar los destinos de la ciudad, sin ningún tipo de preparación….. con prioridades políticas calculadas y con muy poco compromiso ciudadano….. permitimos que se haga de todo menos para lo que han sido designados…. nos comen cuento con publicidad orientada a resaltar a la figura de turno y con pequeños paños calientes, con conciertos , con eventitos . Es una pena que Quito se está estancando y no avanza como otras ciudades del país que están enseñando un progreso de la ciudad , donde se puede apreciar como sus ciudadanos quieren, están orgullosos de su ciudad y sobre todo tienen compromiso ciudadano.
Que pena y lástima por esta nuestra querida ciudad que por lo general tenía buenos Alcaldes, hoy es la vergüenza en el país por el desgobierno de la actual administración, la que nos recuerda que este, supera al menos calificado ” Maestro Juanito”
Es necesario ser conscientes que la ciudad es una olla de ventas informales de propios y extraños migrantes: con verduras, café, jugos, frutas, cosas finas y demás y esto es un resultado de que los problemas estructurales de pobreza (mendigos y chumados por todos los espacios), falta de educación no cambiaron en ningún tiempo en el país y que solo se ahondaron y se manejaron cifras maquilladas y modelos del buen vivir que parecen del buen morir con tantas contradicciones, con un desgobierno que pensó en como hacer más efectivo el lleve. A nivel municipal con unos concejales representantes del mismo desgobierno y con la masa gris erosionada, que se podía esperar? que la ciudad se vaya transformado en un basurero como lo comenta el periodista.
¿Dónde están las organizaciones civiles, como las cámaras de la producción, las ong’s, las asociaciones de profesionales, estudiantiles, las cofradías, etc.etc? Ese debe ser el camino y sus líderes los que lleven al pueblo ha comportarse como ciudadanos.
Una vez que ya tenemos uno de los diagnósticos de lo que acá nos pasa y gracias al Dr. Ordóñez que le falta decirnos por quien votar , seguiremos igual . Hoy ellos han creado un problema y un retraso para esta ciudad y como de costumbre también van a proponer la solución , imaginación y creatividad innatos para seguir en el poder . A expensas de algunos talentosos periodistas y medios de comunicación que cubren a este alcalde como a uno de los suyos , los habitantes de la carita de Dios estamos muertos de iras e inmovilizados , bien estaría cercar el pago de impuestos para en algo llamar su atención , una quimera . Los electores estamos comiendo una vez más el cuento de que debemos elegir al menos malo y la historia va rumbo a repetirse ,el mismo aparataje que lava los cerebros ha empezado su trabajo , lo digo porque es nuestra orientación a quejarnos y dejar en otros la responsabilidad de nuestros destinos . Otro inepto y con alguna experiencia a la alcaldía de Quito a la vista .
Los ciudadanos hagamos minga los domingos y que el municipio haga respetar las ordenanzas. Si debe multar que multe.