Rafael Correa es desde el 24 de Mayo pasado –y más aún cuando está en el país– el mejor producto de mercadeo del gobierno de Lenín Moreno. Él es el perfecto cuco que necesitaba para legitimar un gobierno que nació en medio de dudas y acusaciones de fraude.
Correa no solo es impopular y cínico. Con desenvoltura de actor, con irrefrenable descaro recorre ahora algunas ciudades recitando falacias y sofismas que sirven a Moreno para justificar su estrategia: él es la página que hay que virar. Por eso la agenda política ha girado alrededor suyo. Por eso él es el protagonista principal de la Consulta Popular. Y el motivo de la mayor auditoría que se ha hecho a la deuda interna y externa de la década ganada. Correa labró esa circunstancia al concentrar todos los poderes y gobernar como si fuera el dueño del Estado, del país e incluso de su sucesor.
Correa acumuló tanta animadversión en contra suya que el país parece decidido a cerrar ese capítulo a ojo cerrado. Nadie quiere cuestionar a Lenín Moreno y a quienes lo hacen les advierten que están poniendo en jaque el triunfo de la consulta popular. Aquellos que le piden precisiones en las redes sociales sobre el Consejo de Participación Ciudadana son una extrema minoría. Así, once años después de la llegada de Correa al poder, los electores parecen decididos a cometer el mismo error: firmar un cheque en blanco al Presidente.
Lo curioso es que Moreno con la Consulta Popular del 4 de febrero volverá a tener el mismo poder que tuvo Rafael Correa: un híper presidencialismo consolidado, una Justicia tan alineada que podría cambiar de dueño, la misma Ley de Comunicación, organismos de control cuyos titulares dependerán absolutamente de su voluntad… Él pondrá los nombres para conformar el quinto poder que es, conceptual y políticamente, un bodrio.
Y esto ocurrirá tras nueve meses de gobierno en los cuales el mayor esfuerzo del Ejecutivo ha estado concentrado en enterrar políticamente a Correa pero sin abrir el compás en los temas democráticos fundamentales para el país: el desmontaje del modelo correísta, la reinstitucionalización del país, el manejo pragmático de la economía y la reinvención de una política internacional basada en la defensa de la democracia y los derechos humanos.
El electorado parece convencido de que es imposible caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Imposible avanzar hacia la inhabilitación de Rafael Correa y, al mismo tiempo, lograr precisiones de lo que quiere hacer con el país Lenín Moreno tras el 4 de febrero. Imposible deshacerse de los funcionarios que eligieron a Galo Chiriboga y Carlos Polit y, al mismo tiempo, saber con quiénes piensa reemplazarlos Moreno, porque el bodrio sigue siendo bodrio.
Los ciudadanos quieren deshacerse de un autoritario y están dando un voto de confianza absoluta a un Presidente que prometió una cirugía mayor en la corrupción, limitar la tramitología, gobernar para todos los ciudadanos… y que, en estos ocho meses, acumula deudas con el país. El Estado sigue pagando la seguridad y los funcionarios que tiene a su servicio el expresidente. El mérito de que Glas y otros corruptos estén presos o investigados corre por cuenta de la Fiscalía que, a su vez, no puede ignorar la información suministrada por autoridades de Brasil y de Estados Unidos. Nada se ha hecho para conocer la corrupción de estos diez años y ahora que el Contralor ha pedido a un grupo de veedores que observen la investigación que está haciendo sobre el manejo de la deuda, el gobierno saca un boletín para tomar sus distancias. Ni lucha contra la corrupción ni esfuerzo alguno por limitar la tramitología; tarea que debería hacer exclusivamente la Vicepresidenta. Y cuando se esperaba que el presidente enviara señales claras de que vale la pena firmar el 4 febrero el cheque que pide, propone para la vicepresidencia a tres supuestas revolucionarias que hicieron odas a Correa y cantan a voz en cuello que la espada de Bolívar camina por América Latina. En este punto, no se sabe si hay que reír por estar en pleno teatro del absurdo o enjugar una cuantas lágrimas.
Entonces, ¿es imposible caminar y mascar chicle? ¿Imposible que los ciudadanos caminen hacia la inhabilitación de un autoritario con ínfulas de tirano y, al mismo tiempo, obtengan precisiones y compromisos democráticos por parte de Moreno? A este ritmo, el país puede volver a tener sorpresas por parte del Presidente como la que produjo con su terna. Y esas sorpresas volverán a ser irreversibles porque ahora él cuenta con una mayoría parlamentaria en la cual algunos miembros -SUMA, el PRE y la ID- votan por lo que sea a cambio de favores evidentes para sus jefes o para sus partidos. Todo para ellos, nada para el país. Y además dicen, como dice Mauricio Rodas, que están cambiando la política. Qué miseria.
Foto: Presidencia de la República.
Sr Hernandez como siempre su artículo es brillante, el título lo dice todo es imposible caminar y mascar chicle. Lastimosamente el gobierno actual es el mismo que el anterior no ha cambiado en nada
El pueblo ecuatoriano con la consulta del 4 de febrero se juega a la cara o sello de la moneda. En el primer caso, se podría avizorar con cierta candidez un cambio de modelo a partir del 5 de febrero por parte del camaleón cuántico; y, en el segundo, a resistir el olor y color verdeflex que bajo el modelo de sello AP reúne con disfraces de perros y gatos; o, fieles y traidores, a los mismos actores reciclables de la loca robolución.
El resultado del juego de carácter eminentemente aleatorio no puede ignorar la participación del pueblo en defensa de su futuro. Esto quiere decir que debemos defender con decisión el pronunciamiento de enterrar el pasado correista y darle al gobernante la oportunidad de implementar los correctivos al modelo de confusión político, económico, administrativo y social que hoy reina en el país; y, alternativamente, si el estado de somnolencia del licenciado persiste, prepararnos para hacer valer con rebeldía y valentía nuestro legítimo derecho a determinar con soberanía el camino irrenunciable del progreso y bienestar colectivo.
La suerte está echada y el compromiso de patria nueva es irrenunciable. Lo que se haga a partir del 5 de febrero será la medida de romper cadenas o vivir cómodos en nuestras trincheras lamentándonos lo que no pudimos lograr para las generaciones presentes y venideras.
Lo mas grave es que Moreno ha lavado el cerebro de los ecuatorianos que solo enfocan sus ojos miopes a la consulta popular.
Solo han caído unos pocos chivos expiatorios que son un mínimo si comparamos con el inmenso atraco de miles de correistas con su jefe al frente-
La estructura comunista de alianza país esta intacta.
El Sr. Moreno no puede hacer nada contra su jefe, por que lo puede descalabrar
No se sabe quien toma las decisiones en la presidencia, de seguro no es Moreno porque tanto desacierto tras desacierto es inadmisible, o su juicio y actuar se basa en los conceptos esotéricos de la mecánica cuántica, que sin lugar a dudas no la entiende, es más ni los científicos más prominentes no la comprenden completamente, por el simple hecho que la realidad cambia con tan solo observarla.