4P. pidió a Manuela Picq contar lo que vivió desde 2015 cuando el gobierno de Rafael Correa revocó su visa, tras haberla detenido. Aquí está su testimonio, en sus palabras, que incluyen su feliz retorno al país, el 15 de enero pasado, al lado de su esposo, Yaku Pérez Guartambel.
Por Manuela Lavinas Picq
Fueron 30 meses de odisea jurídica de agosto 2015 a enero 2018. Desde el momento en que me detuvieron en la infame cárcel para migrantes, el supuesto hotel Carrión, empezaron los trámites judiciales para recuperar mi libertad y pedir que se restablezcan mis derechos civiles en el país de la ciudadanía universal. Demandas, audiencias, recursos de apelación y reposición y petitorios a la Presidencia, a Cancillería y al Registro Civil. Tres veces aplicamos a visas, tres veces pedimos que se reconozca nuestro matrimonio, tres veces llevamos el caso a Naciones Unidas. En estos últimos dos años y medio, nunca descansamos en pedir justicia.
La lucha contra la arbitrariedad empezó en agosto 2015, en Quito. Tras la revocatoria ilegal de mi visa, estuve varios días en una cárcel ilegal para extranjeros que el gobierno de la ciudadanía universal escondía bajo el nombre “hotel”. Lejos de ser la única excepción a la ciudadanía universal, me topé con muchos latino-americanos más atrapados en el mismo limbo jurídico.
La odisea jurídica empezó ahí, con una visa revocada sin motivación jurídica y jueces de turno que se negaban a aceptar la acción de protección presentada por mis abogados. En este tiempo, el Presidente de la Judicatura era Gustavo Jalkh, quien tuvo al Presidente Correa como padrino de matrimonio. Cuando la jueza Pinzón declaró mi liberación, el entonces ministro del interior José Serrano ordenó que la decisión sea elevada a su Ministerio: él decidiría mi caso y no las cortes. El ejecutivo dejó claro que las cortes no tenían autonomía y tuve que salir inmediatamente a Brasil para no volver a la cárcel Carrión.
En esta primera semana, sentimos el laberinto kafkaniano pero no nos imaginábamos que duraría tantos años ni que la odisea estuviera tan llena de obstáculos.
La primera cosa que hice al llegar a Brasil fue aplicar a la visa Mercosur. El procedimiento toma 2 ó 3 días y requiere pocos papeles. Pero en mi caso, el Consulado Ecuatoriano en Río de Janeiro se demoró tres semanas en dar una respuesta. El 18 de septiembre llegó la notificación: visa negada. Nunca tuve entrevista ni se dieron el trabajo de dar alguna justificación o motivo para la negativa.
Apelamos por violar el derecho al debido proceso al omitir la motivación que toda decisión estatal debe tener. El entonces ministro de Relaciones Exteriores Ricardo Patiño aplicó la consigna política de negarme cualquier tipo de visa, violando las leyes pero obedeciendo al régimen. Unos meses más tarde aplicamos a la visa de amparo familiar. Era inicio de 2016 y el canciller había cambiado: ahora era el francés Guillaume Long, extranjero como yo, quien se había ganado la ciudadanía (como Julian Assange) a vísperas de ser nombrado ministro por el Presidente Correa.
La visa de amparo familiar se quedó meses en trámite y fue finalmente suspendida porque la cancillería de Ecuador no reconocía nuestra unión familiar. Según el gobierno, nuestro matrimonio indígena no era válido: Por lo tanto, yo no tenía familia en Ecuador y no calificaba para la visa.
Un falso argumento: me habían detenido y revocado la visa por mis opiniones, no por mi estado civil; me negaron la visa Mercosur sin justificación porque era persona no grata, no por ser soltera. Mi matrimonio ancestral nunca hubiera sido un tema público si no hubiera sido expulsada y necesitara pedir una visa de amparo familiar. El problema no era mi estado civil y, por lo tanto, la solución no era cambiar de estado civil.
En julio 2016, la cancillería bajo el mando de Guillaume Long suspendió nuestro pedido de visa de amparo familiar por no cumplir con los requisitos matrimoniales.
Paralelamentre a todas las demandas en cancillería, Yaku siguió otra odisea para inscribir el matrimonio ancestral en el Registro Civil. Él presentó la primera demanda en Cuenca; las dos otras en Quito. Tres veces presentamos una demanda de inscripción del matrimonio ancestral en el Registro Civil; tres veces fue negada. Nuestra última petición data del 14 de septiembre 2017. El director del Registro Civil, Jorge Troya, argumentó, el 19 de diciembre 2017, que no se puede inscribir el matrimonio ancestral para “precautelar la seguridad jurídica de la Institución del Matrimonio Civil”. Sí, así mismo con mayúsculas. Yaku inmediatamente presentó un recurso de reposición, lo cual fue nuevamente inadmitido como improcedente y ahora esperamos una respuesta al recurso de apelación.
Desde junio 2017 enviamos dos peticiones a la Presidencia de la República. Solicitamos al nuevo presidente Lenín Moreno que reconozca el matrimonio indígena por ser un derecho de libre determinación y administración de justicia propia; un derecho colectivo reconocido en la Constitución del Ecuador así como en la Declaración Americana de los Pueblos indígenas de la OEA y la Declaración de Naciones Unidas de los Pueblos Indígenas. Dos veces Yaku estuvo en Carondelet con el movimiento indígena, dos veces el Presidente Moreno dijo que daría paso. Pero, tras estos encuentros, nos topábamos de nuevo con el silencio de las instituciones.
Negar inscribir el matrimonio ancestral en el Registro Civil es negar los derechos civiles de la familia indígena e imponer un único formato jurídico de construcción familiar. No reconocer el matrimonio indígena, pese la abundancia de artículos constitucionales y normas internacionales, constituye una negación de derechos colectivos y señala cuán discriminatorias son las estructuras burocráticas en Ecuador.
Con sus negativas el Registro Civil se desnuda: no se trata solamente de desconocer normas internacionales y violar derechos constitucionales a la Plurinacionalidad, es también un acto explícito de racismo. Las familias indígenas valen menos, no tienen los mismos derechos a existir civilmente. Estas familias que preceden este Estado están condenadas a traducirse en los códigos positivistas (y patriarcales) creados por sus colonizadores.
Cuando volví a aplicar a la visa Mercosur el 11 de diciembre 2017, había un nuevo requisito que más parecía una dedicatoria: “No ser considerado una amenaza para el Estado ecuatoriano”. Apliqué por intermedio del Consulado Ecuatoriano en París. Me escribieron una sola vez pidiendo documentos adicionales a los requisitos oficiales, como, por ejemplo, un comprobante de mi cuenta bancaria. Entregué los segundos requisitos, pero nunca hubo respuesta. El consulado se quedó en silencio.
Cuando vi en las redes sociales que le entregaban la ciudadanía a Julian Assange no me contuve y entré al Twitter. Nadie pensaba que 140 caracteres podían tener impacto tras 2 años y medios de consigna política; o que las preguntas de periodistas durante la rueda de prensa pudieran tener algún impacto sobre una cancillería que practica la arbitrariedad con tamaña desenvoltura. Pero la política ecuatoriana desafía toda lógica.
La canciller María Fernanda Espinosa hasta me dijo “bienvenida” frente a las cámaras y micrófonos de los medios. Al día siguiente compré un boleto de avión para regresar a Ecuador, incrédula frente al desenlace.
Y en Quito al ingresar a la Cancillería en Enero 2018, muchos embajadores se detuvieran para saludarnos y darnos un apretón de manos. Los oficiales encargados de entregarme la visa, el Embajador Jorge Icaza y el director de visados Mauro Silva, buscaban palabras para enmascarar el descaro de su ministerio. Los que habían tomado las decisiones nunca mostrarán la cara. Yaku preguntó si se había terminado la consigna; yo les recordé que mi pedido de visa Mercosur llevaba ya un mes sin respuesta en París. Entre sonrisas amarillas y silencios, el Cónsul no encontró nada más que decir que su colega, la embajadora Miriam Esparza, “me esperaba” en París.
Claro, solo hay que caerle. Hacemos esto siempre: timbrar en las embajadas. Tal vez eso debe pasar con los cubanos también expulsados y que esperan justicia, que aparezcan en el Consulado Ecuatoriano. Igual para los activistas y periodistas criminalizados, los estudiantes y campesinos, los defensores del agua y los maestros. Todos los que esperan justicia de Intag a Saraguro, todos los 850 criminalizados por sentir y pensar distinto: caigan no más.
Caigan todos, porque el camino todavía está largo para llegar a la democracia.
Foto: diario El Universo
lo de mayor consecuencia en esto:
“Era inicio de 2016 y el canciller había cambiado: ahora era el francés Guillaume Long, extranjero como yo, quien se había ganado la ciudadanía (como Julian Assange) a vísperas de ser nombrado ministro por el Presidente Correa.”
Manuela Picq defendió la libertad de este país como una ecuatoriana más, el Dr. Pérez Guartambel con PK también demostró el amor a esta tierra y su pueblo, por eso fueron perseguidos, ahora se debe hacer justicia ante los abusos de correísmo, felicidades…
y ante ésta vileza, quien tiene qué responder?…pregunto. No son los funcionarios de la Robolución?
Y cuando un ecuatoriano va a pedir una visa para viajar a su país, ahí si le dan fácil?. O será que a uno le piden pruebas y documentación hasta de que se va a morir, hasta el cansancio y humillación que significa darles las pruebas que no vamos a ir a delinquir y nos vamos a portar bien.
Si sería bueno, independientemente del gobierno que esté de turno, pedir reciprocidad en el trato. Por lo general, el turista extranjero es bien recibido en el Ecuador. El ecuatoriano es rara vez bienvenido en el mundo occidental.
Este es un tema de persecución política.
Es lamentable lo que ha debido afrontar Manuela y Yaku, frente al acoso de un gobierno de miserables y a una burocracia servil al tirano de Correa.
Todos los pretextos para negar la visa a Manuela, se desaparecieron de pronto, así como también aparecieron. Somos una “banana republic”.
Se violaron Leyes, reglamentos y procedimientos; esto lo deben pagar, empezando por Correa y sus esbirros ministros y burócratas.
Si se da paso a la inscripcion del matrimonio ancestral, los cristianos podriamos pedir que se reconozca solo esta union, sin necesidad del matrimonio civil.
Estas son las reglas en el Ecuador, el del registro civil es el unico matrimonio reconocido. Si no gustan de estas normas de convivencia, nadie es obligado a vivir en Ecuador.
Siempre podremos ir a una consulta popular y cambiar todo, pero en democracia.
Parece que no se lo entendió, el problema no era el matrimonio, sea indigena o civil, el problema era la persecución abusiva del correato. Si se hubiera superado lo del matrimonio, igual hubieran buscado otro pretexto para negar la visa y mantener separada a esta pareja. El gobierno seudorevolucionario de Correa tiene un calificativo comun: vileza.
Exacto
Tienen que manejarse con mucho cuidado porque nada ha cambiado. Solo hay un antifaz con un falso sentido del humor detrás de los que están a cargo. ¿Quién sigue manejando la justicia? RCD a través de Jalkh. La visa no es sino una farsa por conveniencia política. Y en cuanto al matrimonio indígena, la falta de reconocimiento es una afrenta para los pueblos indígenas. Lástima que éstos estén manejados por cuatro pillos dedicados a la política.
En el preámbulo de nuestra constitución decidimos construir “Una sociedad que respeta en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las colectividades”
Los delincuentes nunca hicieron caso de esos mandatos, y su ufanaron del poder que este pueblo noble les entregó. Merecen ser castigados con el mayor peso de la ley.
La coloradita con el indio.
Eso es tan duro de entender para un gobierno que quiso controlarlo todo???
De un RCD chiro que se busco una belga xq aqui no le paraban bola las coloraditas?
Y que lo barajaron por batracio?
Felicidades a los dos.
No comulgo con todas sus ideas politicas, pero en esto si tienen toda la razon.
Felicidades Manuela y Yaku
Estos de AP de RC, LM, MFE, GL,etc se llenaron siempre la boca de que Ecuador plurinacional, que todos somos iguales ante la ley, compañeros indígenas, hermanos montubios, bla bla bla. .y son los más racistas que hay..ellos si son los pelucones y seudo colonizadores del Ecuador..Bienvenue Madame Picq!
Se cometió un atropello al retirarle la visa a la esposa de Guartambel, como siempre los funcionarios de Cancillería mostrando su inoperancia, actuaron con dedicatoria obedeciendo órdenes de Correa no se puede entender de otra manera el abuso en contra de esta distinguida señora.
Señora Picq:
Independientemente de la raza o credo religioso debe haber un solo registro civil de nacimientos, defunciones o cambios de estatus. En el Ecuador, desde que la revolución liberal instaurara el matrimonio civil hace más de 100 años.
Es una foto de la mierda de las instituciones y funcionarios ecuatorianos y mucho pero si son ROBOLUCIONARIOS , no se cansan de ser ineptos y faltos de carácter.