A los 14 años de edad, Luis Plaza Febres Cordero se entregó de lleno a la que años más tarde se convertiría en la gran pasión y razón de su vida: recolectar y coleccionar piezas arqueológicas. Lo hizo tan bien que al cabo de décadas logró construir una de las colecciones más preciosas del país, una verdadera joya patrimonial que fue avaluada en 95 millones de dólares y que fue exhibida en los mejores museos del país e incluso hizo parte de muestras que viajaron al exterior. Ahora que está alrededor de los setenta, esa misma pasión le ha provocado a este dermatólogo, que divide su tiempo entre la atención en Solca y su consultorio privado, una tristeza tan honda y lacerante que sus amigos dicen que ha envejecido de forma prematura.
¿Qué le pasó a Luis Plaza Febres Cordero durante ese tiempo? Lo peor que le podía haber ocurrido: le robaron la parte más valiosa de su colección y todo indica que el delincuente y encubridor fue el gobierno de Rafael Correa.
La historia del robo no solo es espeluznante por la afectación que sufrió Luis Plaza sino también porque fue el Estado, que se supone debe ser custodio del patrimonio cultural del país, el responsable de la desaparición de las piezas y también de haber entorpecido todos los esfuerzos del médico por recuperar su colección. Entorpecimiento que incluye sentencias judiciales que pusieron en tela de duda la propiedad de las piezas, escudándose en el argumento de que el coleccionista no podía probar su propiedad sobre los objetos y que el Estado es el verdadero dueño del patrimonio del país por disposición constitucional.
Todo arranca cuando la colección de Luis Plaza, de alrededor 9 mil piezas, fue a exponerse en las instalaciones del Museo Nahim Isaías de Guayaquil, especializado sobre todo en arte colonial quiteño. La muestra arqueológica estuvo exponiéndose ahí varios años hasta cuando ese museo se desarticuló a raíz de la crisis generada por el feriado bancario, ya que era propiedad de la familia Isaías, dueña del Filanbanco. Fue entonces que una hermana del coleccionista, casada con Roberto, uno de los hermanos Isaías, le sugirió que embodegue su colección, demasiado grande para entrar en una casa o bodega cualquiera, en uno de los pisos del edificio Equinoxcopr, también de propiedad de la familia Isaías.
En ese edificio administrado por el gobierno estuvo la colección durante algún tiempo en el que Plaza acudía religiosamente los fines de semana para verla y cuidarla. Los problemas más graves, sin embargo, comenzaron cuando Rafael Correa ordenó la incautación de las 195 empresas y propiedades de la familia Isaías que quedaron bajo la administración de la AGD. Ocurrió en julio del 2008 y ahí fue cuando el edificio Equinoxcopr pasó a manos gubernamentales. Las primeras semanas no hubo problemas para que el coleccionista visite su colección pero, al poco tiempo, los guardias empezaron a dificultar sus visitas hasta que se las prohibieron. Al poco tiempo le llegaron rumores de que las obras estaban desapareciendo y cuando logró entrar al sitio constató que alrededor de 3 200 piezas, entre las que estaban las de oro, plata, platino y bronce se habían esfumado.

Desde el día en que desaparecieron las piezas, la existencia de Luis Plaza ha sido un suplicio. Ha presentado demandas (de hecho en la página de la función judicial hay al menos cuatro) en contra del Instituto de Patrimonio Cultural, del Ministerio de Cultura y de la AGD con el fin de que se le responda por el robo. Sin embargo, nadie ha respondido por lo sucedido y, peor aún, la Corte Constitucional, cuando su presidente era el obsecuente correísta Patricio Pazmiño, emitió en el 2009 una sentencia por pedido de Doris Soliz, entonces ministra coordinadora de Patrimonio Natural y Cultural, en la que negó una acción extraordinaria de protección planteada por Plaza Febres Cordero alegando que éste no ha podido probar la propiedad de las obras parte de su colección. En esa sentencia la Corte Constitucional dispuso que “el Instituto Ecuatoriano de Patrimonio Cultural tenga en custodio y conservación las 6064 piezas arqueológicas que constan dentro del inventario Acta de Inventario Nacional de Bienes Muebles Arqueológicos, Región Costa, hasta que el tenedor de las mismas, esto es, el Dr. Luis Plaza Febres Cordero demuestre en vía judicial correspondiente la propiedad de dichas piezas arqueológicas…”. Así, con esa decisión del más alto tribunal del país, se logró que no se investigara la desaparición de los objetos y que todo siguiera tal cual. De hecho, las piezas faltantes nunca aparecieron y los organismos del gobierno implicados en el tema jamás respondieron por ellas.
El tema del robo de estas piezas volvió a estar en el debate público desde el 21 de marzo del 2018 en que diario El Universo publicó una carta de Luis Plaza titulada “¿Y las 3 mil piezas de arte desaparecidas?”. Ahí, el dueño de la colección planteaba algunos interrogantes: “¿por qué pese a mis denuncias se ha mantenido este silencio oprobioso? ¿Por qué las autoridades impidieron la investigación?”. Plaza denunció el robo al Ministerio de Cultura y, según dice, “todo quedó ensombrecido por la impunidad, ¿será que la corrupción está supuestamente enraizada en todo el aparato estatal? Todas mis denuncias han sido archivadas”.

En conversación con 4Pelagatos, Luis Plaza Febres Cordero aseguró que durante los años en que ha desplegados esfuerzos para saber qué pasó con sus piezas, recibió noticias de que el boicot del gobierno se debía a “ordenes desde lo más alto”. Entre las lucubraciones que ha ido tejiendo, dice, está la posibilidad de que haya sido víctima de una persecución por su origen familiar. Por un lado sobrino del ex presidente León Febres Cordero y, por otro, cuñado de Roberto Isaías. Es fácil suponer -dice- que hubo una negativa a la investigación deliberada y orquestada por los tomadores de decisiones del correato. En su carta a El Universo, el coleccionista se dice esperanzado de que la Comisión Nacional Anticorrupción, CNA, en coordinación con el Consejo de Participación Ciudadana “puedan encontrar atención a este clamoroso caso”.
Han pasado casi diez años desde que las piezas de Luis Plaza Febres Cordero desaparecieron. El Estado, desde entonces, ha tratado de lavarse las manos sosteniendo el argumento de que el coleccionista no ha podido probar que es el dueño de los objetos y que en principio todo obra patrimonial es propiedad del Estado por disposición constitucional. En realidad, con ese argumento lo que ha hecho es no asumir su responsabilidad como custodio del patrimonio de la nación.

Durante todo el tiempo desde que desaparecieron las obras, no ha habido ni una sola autoridad que haya dispuesto una investigación, ni siquiera con el fin de que el Estado (asumiendo que éste fuera el legítimo y único dueño de las piezas) recupere lo robado. ¿La Fiscalía? Ni pío.
El drama de este dermatólogo no es sino una evidencia más de que, al menos durante el gobierno de Rafael Correa, el Estado no cumplió con su responsabilidad no solo de garantizar el derecho a la propiedad, en este caso del coleccionista, sino de custodiar el patrimonio cultural del país a pesar de todas las consignas y proclamas hechas alrededor del tema.
Luis Plaza Febres Cordero afirma haber dedicado todas las energías y el amor de su vida a la construcción de su colección. “No tengo hijos y nunca me casé; esta era mi vida”, dice consternado. Su drama únicamente ejemplifica cómo, al menos en este caso, el patrimonio cultural del Ecuador puede estar en mucho mejores manos cuando sus custodios son ciudadanos apasionados y enamorados de sus propiedad que burócratas con intereses opacos que gozan de absoluta impunidad.
¿Quién tiene las piezas? ¿Dónde están? Algún funcionario del correísmo tiene la respuesta pero ninguna autoridad ha querido hasta ahora formular la pregunta.
Fotos: colección Plaza Febres Cordero
A LOS BUCARAM LES FORMULARON CARGOS POR HABER ENCONTRADO 2 PIEZAS ARQUEOLÓGICAS EN SU CASA; EN ESTE CASO ARRIBA SEÑALADO, SE HAN ROBADO 3200 PIEZAS ARQUEOLÓGICAS A CARGO DE INSTITUCIONES PÚBLICAS DEL ESTADO, LA CONTRALORÍA Y LA FISCALIA NO HAN HECHO NADA. QUE SE REABRA OTRA VEZ ESTE CASO SEÑORA FISCAL DIANA SALAZAR, INVESTIGUE, SEÑOR CONTRALOR PABLO CELY AUDITE A ESAS INSTITUCIONES PÚBLICAS INCLUIDOS LOS MINISTROS. QUE CAIGA QUIEN CAIGA. YA DEJEN EL SHOW .
Hay mucha injusticia en nuestro pais ya que todo lo que hacen nunca sacan a la luz las injusticias que han hecho durante todo este tiempo ,mas las autoridades que no hacen nada que dejan que la injusticia siga adelante y mas que todo sobre algo que nos pertenece a toda una nacion que esas reliquias que tanto tiempo quisa estubieron guardadas y hoy las tenemos es parate de nuestra cultura y asi no hacen nada por que la injusticia no pare en nuestro pais .
Durante el mandato Correísta, no se publicó ni se comunicó al pueblo sobre la perdida de 3 mil piezas que forman patrimonio del estado y me parece curioso que estas hayan sido de oro, plata, platino y bronce; y que duramte todo este tiempo trancurrido no hyan hecho nada para poder recuperalrlas porque si bien las piezas pueden ser de Luis Plaza Febres Cordero o del estado forman partedel patrimonio de nuestro país y se debería comenzar una investigación para conocer a todos los involucrados que custodiaban estas piezas durante el decomiso del edificio Equinoxcopr.
Y posteriormete verificar si las piezas son propiedad de Luis Plaza Febres Cordero.
Joven Pallares.
Con HOMBRIA DE BIEN Y POR EL HONOR DE SU ASCENDENCIA , POR LO MENOS POR CARRIÓN, Publique el comunicado de Patrimonio Cultural firmado por Carmen Guerrero en la que desmiente sus dos “famosos artículos”. Habrá que sugerir se tomen medidas juridicas. Lo suyo raya en el abuso de la “libertad de prensa” que ahora “goza”. El PUEBLO ECUATORIANO lo registraremos para escribir la historia que la leerán sus generaciones y las nuestras.
Saludos.
Doña Sonia, aquí está publicado ese comunicado del INPC que no desmiente, como usted anota, ninguno de nuestros artículos. Y, por supuesto, está también nuestra respuesta. Le deseamos una lectura agradable. Cordial saludo.
http://4pelagatos.com/2018/04/08/al-instituto-de-patrimonio-no-le-preocupa-el-robo-de-piezas-arqueologicas/
Señora, yo no se de esas piezas de este artículo, pero me puede decir donde estan las piezas del museo nacional?, yo lo visite muchas veces años atrás cuando estaba en el banco central. Ahora lo visite en la casa de la cultura y aparte de lo mal montado de la muestra, faltan muchas piezas y obras de arte.
Florencio,hablas tonterías empachado con tantos sándwiches porque han de haber sido de carne de ganado robado a algún opositor..
Algunas veces visite en el museo esta colección, realmente era impresionante, que pena que hayan “desaparecido” piezas. En vez de perseguir al propietario deberian reconocer el esfuerzo realizado y abrir una sala en un museo para su exhibición con su nombre como reconocimiento.
Desconozco de leyes y conocer su real propietario, pero si deberia compensarse de alguna manera, ya que si no hubiera sido por él, muchas piezas hubieran pasado a otras manos diseminadas o se hubieran fundido, como ha pasado con la desaparición.
Esta es una muestra de que si un Estado pasa a ser gobernado de manera absoluta por un solo poder político se pierde la justicia y la neutralidad, es inexplicable como el egoísmo, autoritarismo y ambición han logrado mantener hechos tan repudiables en silencio. Hay que conscientes que ser familia de alguien contrario a los ideales políticos o de personas que cometieron actos de corrupción, no nos puede condenar a ser víctimas de atropellos y mucho menos a la violación de nuestros derechos como ciudadanos ecuatorianos. Si bien es cierto que el patrimonio cultural debe ser custodiado por el Estado para su preservación y conservación donde queda esta justificación si bajo su custodia se han perdido piezas de valor cultural y económico incalculable, como podemos asegurar que el mejor custodio es el Estado si en sus narices se desaparecen piezas de una colección sin explicación alguna. Así el doctor Febres Cordero no pueda demostrar la propiedad de su colección debería el Estado preocuparse por recuperar la colección que muy celosamente defiende como propiedad implícita, pero que se entienda que el objetivo principal debe ser la recuperación de esta colección y no el condenar a unos pillos de corbata por su negligencia y decir que el caso esta resuelto, que sacamos con seguir acumulando parásitos en las cárceles del país que obviamente seguirán siendo mantenidos por el dinero de los ecuatorianos, y sin poder recuperar lo que se han robado. Lo que ahora pasa en nuestro país también ha sido nuestra responsabilidad porque fuimos quienes de manera ciega dimos votos a este poder político sin ponernos a pensar que al perder oposición estábamos perdiendo la autonomía política de los poderes del Estado ya que como jefe político y jefe de su partido pudo ordenar de manera antojadisa todo cuanto pudo imaginar que esto no vuelva ocurrir y seamos ciudadanos más responsables y entendamos que las diferencias también ayudan a mantener un Estado políticamente organizado.
Es una pena lo que sucede en nuestro país (Ecuador), la injusticia que sucede, este caso debería ser investigado hasta las ultimas instancias, que se permita llegar a el culpable o los culpables de este robo descarado. Estas piezas son reliquias, cultura de nuestros antepasados y en la actualidad patrimonio nacional deberían estar bien resguardas, con la seguridad correspondiente y mas aun si están en custodia del Estado, pero es penoso que en nuestro país la corrupción y el abuso de poder de ciertas personas, hacen que estos casos como estos que no deberían pasar sucedan y que la poca ética de ciertos individuos afecten al pueblo ecuatoriano y al coleccionista “Luis Plaza Febres Cordero” quien se dedico su vida a coleccionar estas piezas que ahora no se sabe donde se encuentran.
La verdad esque no existe justicia aqui en el Ecuador ya que un caso como este se debe ir hasta el fondo de los hechos , que a los jueces y autoridades no les imoprte nada es algo inaseptable que esas piezas son un reliquia para la culura de unos años atras eso es lo que nos realza aqui en el Ecuador . la cultura que nosotros llevamos y nuestras raices pero ahora q ue no hayan llegado a una conclusion de todo esto me sorprende y mucho ya que son piezas muy valiosas.
Lamentablemente las autoridades no pueden haer nada , no pueden ni investigar para llegar al fondo de todo esto,ya que aqui la corrupcion sigue y nunca va a terminar por gente asi que lo importa ser eticos y mucho menos imparciales con la justicia.
Es injustificada la actitud de jueces y autoridad frente a un robo descarado que se realiza a vista y paciencia de mucha gente sin justificar la desaparición de más de 3000 objetos, sin que se abra una investigación como debería ser y ademas aduciendo que el dueño de esta colección no tiene pruebas necesarias o documentos que le acrediten como propietario, lo menos que podía hacer el gobierno luego de la incautación era resguardar y conservar estas piezas arqueológicas. Ojala en tiempos futuros se abra una nueva investigación contra todas las personas involucradas tales como jueces y autoridades que permitieron esta desaparición y se logre encontrar estas piezas que pertenecen al patrimonio nacional, para tranquilidad del propietario y de la ciudadanía, puesto que el señor esta muy avanzado de edad y enfrentando una enfermedad terminal.
En primer lugar deseando una buena tarde, me parece un acto lleno de rencor y maldad y estoy totalmente de acuerdo con el argumento en que es un robo descarado, causando daños emocionales para “Luis Plaza Febres Cordero”, es un daño tanto para el como para la comunidad del pueblo ecuatoriano, estamos rodeados de personas cuyas intenciones con nuestro País se rigen al abuso de poder, es lamentable saber que en un estado tan hermoso como lo es Ecuador existan personas con mentalidad tan déspota, estas piezas más que un valor económico representativo son de valor humanitario, lo que se llevaron también fue nuestra historia mostrando una vez más que vivimos en ambiente de corrupción y deslealtad patriótica, es muy fuerte saber que pocas personas tienen conocimiento de estos acontecimientos verdaderamente trágicos para la nación y aun con orgullo piensan en que el correismo fue la mejor época para el Ecuador pese a que supuestamente el expresidente es “economista”.