Luego de una larga espera, que data del pasado 24 de mayo de 2017, el Presidente Moreno ha puesto en conocimiento del país su programa de ajuste económico. En resumen, lo que queda en evidencia es que el gobierno entiende que es necesario reducir el tamaño del estado, atraer inversión privada vía incentivos, reducir algunos impuestos y no incrementar otros y acudir a los organismos multilaterales de crédito de cara a la reestructura de la deuda pública. En definitiva, se trata de un programa de ajuste estructural, de aquellos que se solía decir neo liberal. Desde luego, como en el gobierno profesan un marxismo moderno (aunque algunos se declaran aún seguidores de Cuba y Venezuela), prefieren evitar ese membrete. Más allá de cómo se quiera catalogar el programa propuesto, lo cierto es que para que las medidas propuestas tengan los efectos deseados se requiere que su ejecución esté acompañada de cambios en lo político.
Por un lado, el Presidente Moreno requiere que sus principales asesores, ministros y personal de confianza estén sintonizados con las medidas propuestas, crean en ellas y las viabilicen en sus distintos espacios de gestión. Es evidente que hay ministros que no están convencidos de la propuesta del Presidente Moreno pues su posicionamiento ideológico (totalmente legítimo, dicho sea de paso) no les permitirá actuar en consonancia. Ante ello, es necesario un refrescamiento del gabinete ministerial y de otros espacios clave. Si el Presidente Moreno no asume esta decisión inmediatamente todas las buenas intenciones y expectativas que van a generar las medidas esbozadas el día de ayer pronto se tornarán en incertidumbre ciudadana y de los agentes económicos. Está claro que el programa de ajuste del gobierno no puede ser encaminado mientras algunos ministros y ministras continúen en funciones.
Por otro lado, las medidas económicas anunciadas el día de ayer requerirán de una serie de reformas institucionales que necesariamente deben pasar por el conocimiento y aprobación de la Asamblea Nacional. Para ello, el Presidente Moreno tiene que dar pasos firmes en el cabildeo y negociación (ambos términos entendidos en el mejor de sus sentidos) con los principales actores políticos de cara a la obtención de una mayoría legislativa medianamente estable. En este aspecto, el principal reto del gobierno está en colocar a CREO y al PSC en una posición tal que, si no son parte de la agenda legislativa del gobierno, sus costos políticos sean mayores que presentarse a la opinión pública como abiertos opositores. Está claro que el programa de ajuste del gobierno no puede ser encaminado si no se consiguen apoyos en la legislatura. En dicha arena, la capacidad de juego político de Elizabeth Cabezas será determinante.
Complementariamente, la viabilidad del programa de ajuste gubernamental depende del grado de seguridad jurídica que rodee al proceso. Si bien en este aspecto el Presidente Moreno no puede tomar decisiones directas, al menos puede viabilizar algunos cambios urgentes que allí se requieren. En ese aspecto, la conformación del Consejo de la Judicatura requiere una renovación inmediata. Gustavo Jalkh y los vocales del CJ han perdido la credibilidad de jueces, abogados y usuarios del servicio por lo que su presencia afectará a cualquier emprendimiento económico que el gobierno tenga en mente. Adicionalmente, urge reestructurar la Corte Constitucional. En dicha arena de decisión política el pater familias aún mantiene el control de algunos jueces y ello puede derivar a que los logros del Presidente Moreno en la Asamblea Nacional fácilmente sean echados abajo con seis votos. Finalmente, la fiscalía debe tomar un nuevo rumbo. Afortunadamente, la salida de Baca Mancheno es cuestión de días por lo que la atención en este campo debe orientarse a observar que el nuevo Fiscal tenga las destrezas profesionales y la probidad para enjuiciar a quienes debe enjuiciar. Está claro que el programa de ajuste del gobierno no puede ser encaminado si desde Carondelet no se promueve una atmósfera de seguridad jurídica.
Por tanto, las medidas económicas anunciadas por el Presidente Moreno requieren tomar decisiones políticas importantes en los tres sectores mencionados: ministros en sintonía, acuerdos legislativos estables y renovación de los principales actores de la justicia. Mientras dichos cambios no se den, y en el cortísimo plazo, cualquier emprendimiento en lo económico terminará incentivando la desconfianza ciudadana en el gobierno y la posibilidad de que la inestabilidad política retorne al país. Manos a la obra Presidente Moreno, sus decisiones económicas de AYER requieren decisiones políticas HOY.
Santiago Basabe es académico
Muy de acuerdo con usted en los cambios propuestos. Pregunta adicional a Lenín Moreno es ¿qué medidas va a tomar para recuperar algo del dinero que robaron a todos los ecuatorianos? ¿Cómo van a generar la independencia de la justicia y darle algo de respeto y probidad para que enjuice de manera ejemplarizante a los responsables del saqueo al Ecuador? (no la burla de 6 años a Glas) ¿Cuándo cambiará a aquellos Ministros y autoridades que lucraron la década del correísmo y que siguen ahi con el discurso de que “heredamos esta situación del anterior gobierno” (María Fernanda Espinosa, Rosana Alvarado, Navas, Eduardo Paredes (el acosador), Merriguet y Calle (comandante pelos), Homero Arellano, Francisco Borja, Raúl Patiño, Mangas, y decenas de mandos altos y medios que continúan tapando a los delincuentes?
Estupenda definicion del momento actual.
Lamentablemente las decisiones politicas, que estas si le corresponden a moreno, nunca seran tomadas ya que su inoperancia en estos 11 años esta mas que demostrada .
Las economicas le dieron tomando, lo unico que hizo es leerlas porque no tiene idea de lo que es el manejo economico.
En otras palabras aca no va a pasar nada¡¡¡¡
Se requiere cambios constitucionales para dar seguridad jurídica a largo plazo, hay que remover varios miembros del gabinete y poner gente capaz, no correísta y dispuesta a lograr los objetivos, los aranceles elevados va contracorriente de lo necesario, obliguen a los grandes deudores a pagar lo que deben. El draw back es fundamental para la competitividad.