El gobierno nacional ha superado el primero de cuatro años en la conducción del país. Han sido 365 días de constantes sobresaltos y tensiones frente al propio movimiento oficialista como en relación a otros actores políticos y sociales. Tanta conflictividad, por tanto, ha impedido al Presidente Moreno concentrarse en la ejecución de una agenda política de gobierno y menos aún en el diseño de un plan económico. La caída del vicepresidente por escándalos de corrupción, la exteriorización de tensiones represadas en el interior de Alianza País y la renovación de las principales autoridades de control a manos del Consejo de Participación, han marcado el trajín de un gobierno al que nadie avizoraba jugando sus cartas políticas de la manera que lo ha hecho. Así, desde Carondelet se han sentado las bases para un escenario político y económico de transición. Lenín Moreno no es Valentín Paniagua (el recordado presidente encargado de sacar al Perú de la seria crisis desatada por el fujimorismo), pero en alguna medida ha tenido que enfrentar problemas similares: corrupción en las altas esferas de gobierno y un entramado institucional diseñado para tutelar a los delincuentes de cuello blanco y perseguir a los opositores.
Sin embargo, la etapa descrita ha concluido y el año que está por iniciar debe ser visto como el período de estabilización del gobierno. Para ello, se requieren alianzas políticas duraderas, el reacomodo de fuerzas en el interior del movimiento oficialista y mayor firmeza en las decisiones económicas. Atrás ha quedado el momento de la diferenciación del gobierno respecto a su antecesor. Existe ya una idea generalizada de lo que fue la década pasada y es momento de dar vuelta a la página (lo que no implica decir que se deje de perseguir cuanto acto delincuencial se haya perpetrado). Este es el momento de tender puentes con la legislatura y negociar alianzas políticas que le permitan al gobierno aprobar su agenda política y económica con celeridad y sin mayores sobresaltos. Los cambios en el gabinete ministerial, junto al envío del proyecto de reformas a la ley mordaza, constituyen buenos predictores de las intenciones del gobierno de generar una coalición de gobierno estable.
Si bien las características del convulsionado primer año de gobierno llevaron a que las principales decisiones políticas hayan sido dubitativas y lanzadas como un globo de ensayo que espera la reacción de diversos sectores, en el período de estabilización es necesario cambiar el libreto. El país requiere mayor celeridad y eso debe verse reflejado en la conducción política desde Carondelet. Afortunadamente, la última herencia de la década pasada ahora enfila sus esfuerzos hacia la conducción de las Naciones Unidas y eso ayudará al gobierno a reducir tensiones frente a la opinión pública (seguramente la Canciller no volverá al cargo). Por tanto, el Presidente Moreno debe gobernar más y aparecer menos. Este es un momento de acuerdos políticos y negociación más que de campañas electorales y ahí está, precisamente, una de las decisiones clave que le esperan al Jefe de Estado: o gobierna pensando en las legítimas aspiraciones electorales de su partido o lo hace en función de los intereses de su propio gobierno y del país.
Si el Presidente Moreno asume la primera opción, lo alcanzado hasta ahora puede diluirse con facilidad. Las presiones no tardarán y las decisiones del gobierno enfilarán hacia las seccionales de 2019. Como consecuencia, el gabinete ministerial será menos estable y las carteras de Estado que generan mayores beneficios electorales, como la de Inclusión Social, pronto estarán al servicio de las campañas de alcaldes y prefectos. Aunque gobernar con Alianza País le permitiría al gobierno consolidar al partido en el corto plazo, a la par le podría colocar en el escenario de que en 2021 no sea el Presidente Moreno quien entregue la banda presidencial. La segunda opción implica al Jefe de Estado retirarse de la conducción del partido y, como corolario, asumir un gobierno más centrista y pragmático. Si bien esta decisión conllevará tensiones (con sus aliados manabitas en primer lugar), de otro lado reducirá los espacios para comportamientos oportunistas de la oposición, en sus diferentes colores. Si al Presidente Moreno le interesa terminar su gobierno y volver a sus actividades privadas, la segunda carta luce más viable.
En el plano económico, la decisión política del gobierno respecto al grado de cercanía con Alianza País marcará la agenda de reactivación ofrecida. Si el Presidente Moreno decide hacer su gobierno y no la campaña del partido oficialista, las reformas en el plano económico llegarán rápidamente y se ejecutarán con mayores niveles de eficacia. Allí la posibilidad de eliminar ciertos subsidios que ahora mismo son un culto a la injusticia social, como son los referidos al gas de uso doméstico y a la gasolina en estratos económicos medios y altos, podrían ser eliminados.En dicho escenario, los imprescindibles ajustes económicos estarán cobijados por medidas de equidad y, aunque esto pueda repercutir inicialmente en la popularidad del gobierno, en el mediano plazo abonarán al cumplimiento del objetivo de estabilizar al país. Por el contrario, si el gobierno opta por ser actor protagónico de la campaña electoral, las medidas económicas serán paliativas, coyunturales y apuntarán al cortísimo plazo. Si esa es la decisión del Presidente Moreno, el ministerio de economía pronto tendrá nuevo huésped.
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Ojalá la decisión del Presidente Moreno sea gobernar con Alianza País pero no para Alianza País. Ojalá la decisión priorice los intereses propios del gobierno, que implican la estabilización del proceso político y económico, y no las legítimas aspiraciones electorales del movimiento oficialista. Si el Presidente Moreno no se aleja de la conducción de Alianza País, el terreno ganado en lo político puede fácilmente revertirse hacia el caos y la convulsión; escenarios ambos en los que sus ex correligionarios son especialistas en aprovecharlos y así generar inestabilidad e incertidumbre. Es preferible dar el paso hacia la estabilización del gobierno, aunque esto implique resentimientos partidistas, a congraciarse con los camaradas y, a cambio, poner en riesgo la llegada al 2021.
Santiago Basabe es académico en la Flacso
Esperamos que las resoluciones tomadas en estos últimos días ,los cambios de ministros sobre todo el de economía ,den el giro que la mayoría de ecuatorianos esperamos con ansias,la reactivacion económica,generación de empleo y sobre todo seguridad jurídica,para que inversores nacionales y extranjeros,traigan vienes de capital y el pueblo tenga el orgullo de vivir de su propio esfuerzo y desarrollarse y no estar ha expensas de supuestas dádivas como los llamados bonos que son, el cordón umbilical que le tiene atado a nuestro pueblo con la miseria,los convierten en clientes del ,partido de turno.Si el licenciado,Moreno gobierna con su partido a buena hora;PERO LO IMPORTANTE ES QUE NO GOBIERNE PARA SU PARTIDO.Por que la realidad del país es complicada en lo económico ,social,inseguridad total, IESS en crisis. Sr. Moreno tiene todo un reto por delante le deseo el mejor de los éxitos ya que de le esperan momentos muí difíciles,afrontelos con hombría de bien.
Ma. Fda. Espinosa y Roxana Alvarado deben prepararse para juicios políticos. Esta va a ser la única forma para expeler a los correístas. Luego vendrán los otros, incluida la Sr. Vicuña.
En que país vive amigo Basabe. Si en el primer año moreno se caracterizó por su inoperancia total Ud cree que en el segundo va a estabilizar este precioso país conformado por una sociedad politica corrupta, desmemoriada, correista todavía en sus más profundas entrañas??
Ud. real e ingenuamente cree que la poetisa erotica es la última herencia de la decada pasada?
No le entiendo su ultimo parrafo…Ojalá la decisión del Presidente Moreno sea gobernar con Alianza País…….Si el Presidente Moreno no se aleja de la conducción de Alianza País, el terreno ganado en lo político puede fácilmente revertirse hacia el caos y la convulsión….
Como es la cosa. Expliqueme por favor
Saludos. Espero no haberle importunado
Última herencia del correísmo la señora Canciller Espinosa?, no todavía hay muchos ejemplo Ministra de Justicia Roxana Alvarado, Augusto Barrera, Gina Godoy, Falder Falconí, Irina cabezas, la misma vicepresidenta Vicuña y los llamados morenistas que están enquistados en el poder Legislativo. Usted ya da por hecho que la Canciller del Ecuador gane la presidencia de la ONU, eso está por verse, se tiene que hacer una auditoría de su gestión y si la Contraloría encuentra algo que no esté correcto enviar a la Fiscalía para que se haga justicia, la Asamblea también tiene que hacer su parte de fiscalización a la señora Espinosa.