Pocas veces el nombramiento de un canciller ha sido tan saludado y felicitado como el de José Valencia. No ha existido casi ningún sector de la opinión pública que no haya expresado elogios ante el más reciente nombramiento del gobierno de Lenín Moreno. Valencia reemplazará en la Cancillería a María Fernanda Espinosa, quien ha sido elegida como presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Quienes han trabajado con Valencia han resaltado sus cualidades profesionales y humanas. El diplomático Hernán Escudero, quien fue su jefe en la misión ante las Naciones Unidas en Ginebra, ha celebrado en Twitter su profesionalismo y su preparación. “Trabajó conmigo en Ginebra y es muy pero muy competente”, dijo Escudero a 4Pelagatos. Lo mismo hizo el ex canciller y actual embajador en Washington Francisco Carrión que también señaló, en Twitter, que se trata de un excelente nombramiento. Incluso la activista social Nelsa Curbelo contó en esa misma red social una anécdota que habla sobre su calidad humana: lo bien que trató a un grupo de chicos que fueron a Sudáfrica a participar en el mundial de fútbol callejero cuando Valencia era embajador en ese país. “Los trató como embajadores del país, los recibió en la embajada, brindó un almuerzo, llevó al zoológico. Acompañó todo el tiempo”.
Los elogios al nombramiento y al propio Valencia no sorprenden. Su carrera diplomática y su preparación académica parecen ser impecables. Además, su relativa juventud le inyecta al gabinete de una imagen más joven y renovadora. Se trata de la primera vez en 11 años que la política exterior ecuatoriana va a ser dirigida por un diplomático profesional y eso, también, provoca optimismo luego de tantos años de un servicio diplomático entregado a visiones ideológicas que dejaron de lado los intereses del país. Si se observan las reacciones en los medios y en redes sociales parecería ser que se trata del mejor y más celebrado nombramiento del gobierno de Lenín Moreno en su gabinete.
Excelente elección. Profesional capacitado y con experiencia. https://t.co/UO47XHbFm5
— Francisco Carrión (@fracarrion_ING) June 8, 2018
me alegro mucho designación Dr. Valencia como canciller. Cuando fuimos con jovenes de barrios marginados a Sudáfrica campeonato mundial de fútbol callejero los trató como embajadores del país, los recibió embajada, brindó un almuerzo, llevó al zoológico. Acompañó todo el tiempo
— Nelsa Curbelo (@nelsacurbeloc) June 8, 2018
Sin embargo y a pesar de todos los enhorabuenas hay una interrogante con el nombramiento de Valencia: ¿Tendrá la independencia para rehacer un servicio diplomático que fue destruido al ser entregado a los intereses partidistas del gobierno de Rafael Correa? Si bien no existe duda que Valencia llegará con una visión distinta sobre política exterior, mucho menos ideologizada y partidista que la de sus antecesores, la pregunta apunta más bien a los cambios estructurales que se debe hacer dentro del servicio diplomático. Y de la fiscalización que se deba hacer a los manejos financieros y administrativos arbitrarios que hubo, sobre todo mientras Patiño fue canciller.
No hay que olvidar que los cancilleres del correato, sobre todo Ricardo Patiño, convirtieron a la Cancillería en una vasta operación partidista y clientelar donde lo que más importaba eran los dogmas ideológicos y la entrega de cuotas a favor de los aliados del correato. Como 4Pelagatos consignó en una nota en marzo del 2016, Patiño recibió un servicio exterior con 700 empleados y lo entregó a su sucesor, Guillaume Long, con algo más de 2 000 funcionarios que, en su mayoría, eran operadores partidistas de Alianza País y no profesionales de la diplomacia. Los dos sucesores inmediatos de Patiño, Guillaume Long y María Fernanda Espinosa, ésta última ya en la administración de Moreno, no cambiaron esa estructura que dejó montada Patiño y si hicieron cambios, fueron mínimos.
¿Por qué la duda de que Valencia no marcará una ruptura radical con sus antecesores, en especial con la gestión de María Fernanda Espinosa? Básicamente por el hecho de que el nuevo canciller, a pesar de todos sus atributos personales y profesionales, fue relativamente cercano con los anteriores cancilleres y eso hace pensar que no estará dispuesto a emprender un quiebre profundo. En efecto, para ciertos sectores Valencia no aparece como una opción de ruptura radical como sí lo eran, por ejemplo, Francisco Carrión o Luis Gallegos que también sonaban como sucesores de Espinosa.
El analista y observador de la política nacional, Henry Raad, hizo explícita esta duda en un tuit en el que comentaba el nombramiento de Valencia. “Presiento que el nuevo canciller solo está cubriendo el año sabático de María Fernanda”. Valencia tuvo un cargo cercano a Patiño y luego trabajó en el despacho de Guillaume Long. Con María Fernanda Espinosa la relación fue buena: ella lo nombró embajador y lo envió como representante del Ecuador ante la Organización de Naciones Americanas, OEA. Hay quienes piensan que la recomendación para su nombramiento provino de la misma Espinosa. “María Fernanda demostró su capacidad para moverse y dudo que ella no haya influido en este nombramiento”, agrega en otro tuit el agudo Henry Raad.
Presiento que el nuevo Canciller solo está cubriendo el año sabático de de Maria Fernanda. Esos extraños nombramientos serás respetados porque también fueron premios por servicios prestados. https://t.co/PdbBGeHCZ2
— Henry Raad (@HenryRaad) June 9, 2018
#Cancillería Ojalá el nuevo Canciller tenga la valentía de cancelar extraños nombramientos políticos como Ramiro Diez, cónsul principal en Hamburgo o Christian Oquendo Sánchez, segundo secretario en Canadá. Meritocracia y respeto no estaría mal por este periodismo independiente.
— Grace Jaramillo (@gracejarg) June 7, 2018
Si Francisco Carrión hubiera sido el elegido, como sonaba en círculos muy cercanos al presidente Moreno, la sucesión a Espinosa hubiera sido muy distinta. Conocidas son las tensas relaciones entre la ex canciller y el actual embajador en Washington, quien fue nombrado por decisión directa del presidente Moreno en contra de la voluntad de Espinosa. Si Carrión hubiera sido el elegido, pocas dudas hubieran habido de que iba a emprender una reingeniería radical al modelo que Espinosa dejó montado en la Cancillería.
Que José Valencia haya sido cercano a María Fernanda Espinosa o haya sido ella quien hizo que él fuera escogido, tampoco significa forzosamente que no vaya a echar abajo todo el sistema correísta en el servicio exterior que Espinosa mantuvo. Valencia desde la Cancillería tiene toda la capacidad para hacerlo y el hecho de que sea un diplomático de carrera con profundos conocimientos sobre cómo debe conducirse el servicio exterior también hace pensar que la transformación durante su administración es perfectamente posible.
Habrá que esperar para ver si se dan esos cambios profundos. Patiño dejó un diseño y linea trazados. Dudo que un diplomático de carrera pueda hacer cambios administrativos y políticos. Cuidado la idea es dejar al nuevo Canciller hasta que Espinosa regrese gloriosa de la ONU https://t.co/ZzaeLeYYtl
— Henry Raad (@HenryRaad) June 9, 2018
Entre los temas que Valencia deberá hacer para sanear la Cancillería y mostrar que es capaz de desbaratar el modelo impuesto por Patiño y mantenido por María Fernanda Espinosa está, por ejemplo, volver a profesionalizar el servicio exterior removiendo a los funcionarios que fueron colocados ahí como parte del intercambio de favores con Alianza País. Además, racionalizar el tamaño de un aparato burocrático que fue concebido bajo consideraciones partidistas. El caso de España es un ejemplo de los desafíos que tiene José Valencia. En ese país existe una estructura dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores cuyas proporciones únicamente se justifican cuando se piensa que fue diseñado para el trabajo de militancia política con los migrantes o como parte de una política clientelar. Si antes del gobierno de Correa había un total de 15 funcionarios ecuatorianos en España, ahora hay 73 de los cuales únicamente en el consultado de Madrid trabajan 29. Hay otros países donde hay estructuras burocráticas igualmente grandes: por ejemplo en el consultado de Milán y New Jersey trabajan 17 personas y en el de Nueva York 17.
Otra estructura de militancia partidista que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores es la Secretaría Nacional del Migrante. Esa institución, que fue absorbida por la cancillería en junio del 2013 durante la gestión de Patiño, tiene una operación muy grande en territorio ecuatoriano. Únicamente en Tulcán trabajan 29 funcionarios, 17 en Tulcán, 30 en Manta y 44 en Azoguez.
Así fue como Patiño destruyó el servicio exterior ecuatoriano
Para ajustarse a las expectativas que ha generado su nombrameinto, el nuevo canciller deberá mostrar su independencia de las administraciones anteriores. Por ejemplo, frente al nombramiento de alrededor de 40 personas bajo una figura que no existe que es el de “nombramiento provisional de designación especial”, según la cual funcionarios que fueron nombrados en la época de Ricardo Patiño y que no pudieron ser legalizados bajo la Ley Orgánica del Servicio Exterior, LOSE, serán enviados a misiones en el exterior amparados por la Ley Orgánica de Servicio Público, LOSEP. Esos funcionarios, según los documentos que tiene en su poder 4Pelagatos, a su regreso al Ecuador volverán a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Estos documentos fueron firmados por Luis Jácome Guerrero, en calidad de ministro de Relaciones Exteriores encargado.
José Valencia tiene un desafío que va más allá del giro en la visión de la política exterior del Ecuador. Si bien los cambios en la dirección de la política internacional en los temas de Venezuela, Unasur, la Alba o Nicaragua son parte fundamental del cambio que la sociedad exige del gobierno, también está la profesionalización servicio exterior. Valencia si quiere no defraudar a quienes celebraron su nombramiento tiene que demostrar su independencia, en especial de María Fernanda Espinosa.
Foto diario El Universo
En el Consulado en Milán se atiende a 100 personas por día, además el consulado funge como centro de impresión de pasaportes para otros consulados en Europa. Los funcionarios y personal administrativo trabajan sin escatimar esfuerzos.
Sin cuestionar los posible valores académicos del Señor Valencia, de su entrevista con la Señora Hinostroza en Teleamazonas pudimos captar algo que ya temíamos, una postura cautelosa, calculada, de no decir nada, huérfana de frontalidad, vigente esa actitud de servil respeto a los derechos humanos del aventurero Assange, quién sin disimulo ventilo su desprecio a nuestro país, conmovedora esa ‘solidaridad’, y respecto a Venezuela, esa misma postura de hipócrita preocupación de no inmiscuirse en los asuntos internos de esa dictadura, allí si, no les importa los derechos humanos de todo un pueblo. Será por ello que en el destino de las naciones mas relevante es un hombre VALEROSO y honesto que un mamotreto académico y pusilánime.
Este señor puede tener los mejores antecedentes; ser funcionario de carrera, pero su tufo correista esta latente.,y para colmo ..faldero de la incompetente espinosa ,sueños de perro si realiza algùn cambio radical en la diplomacia ecuatoriana.
El mero hecho de que el Canciller nombrado sea de carrera, ya es positivo, porque el ecuador durante mucho tiempo, lo preparó para que pueda desempeñarse como diplomático y es de esperarse que no se haya contagiado de la ideología correista, porque entonces sí pasará al grupo de los carentes de valores y tendremos un nuevo canciller como aquellos de la década pasada.
Debemos tener mucha esperanza en esta nueva designación y su gestión interna e Internacional será observada por todos los que queremos un país limpio de corrupción en todos los organismos del gobierno ecuatoriano.
Las apreciaciones del Sr. Pallares como siempre muy claras y muy acertadas, y lo que enumera debería hacer el nuevo canciller, no creo que requiera mucha investigación y la ejecución requiere acción inmediata.
Presidente Moreno debe permitir a José Valencia introducir profundos cambios en la política exterior y en su institucionalidad. Es una exigencia de la opinión pública.Hay que recobrar la dignidad , privilegiar los intereses nacionales y hacer uso del pragmatismo.