La Cámara de Comercio de Quito proporcionó un excelente pretexto a Jaime Nebot para volver a la capital: lo invitó, junto al expresidente chileno Ricardo Lagos, porque ambos han implementado –según dijo Patricio Alarcón, su presidente– modelos exitosos de desarrollo. Pretexto, porque la movida socialcristiana no se circunscribió a una simple conferencia. Los contactos con poderosos grupos empresariales, abundantemente representados en la sala principal de Quórum, en Cumbayá, donde se llevó a cabo el evento, muestra que Nebot vuelve a la tarima política por fuera de Guayaquil. Y que lo hace con un discurso que tiene mucho de político y muy poco de magistral. También él pavimenta desde ahora la ruta que podría llevarlo a Carondelet.
Vea aquí el evento de hoy en Quito con la participación del expresidente Lagos
Nebot habló antes de Lagos, como manda en este caso el protocolo. Y la comparación con un expresidente de un país que ha hecho muchas tareas que Ecuador ni siquiera emprende, no lo favoreció. El Ecuador que dejó Correa debe estar muy mal para que uno de sus líderes políticos, que siempre ha reivindicado la experiencia de su municipio como referente en administración pública, haya anclado su discurso en las cosas más sencillas que manda el sentido común. En esas ecuaciones –tan reiteradas por Nebot– que dicen que el camino al desarrollo se logra pensando en el bien común y que éste implica cambiar para bien la vida de los pueblos con hechos. Con compromisos cumplidos. Que el cambio debe ser positivo, permanente y no violento. Y que esa es “la verdadera revolución del bienestar colectivo; lo demás es cuento”.
Nebot fue demasiado táctico, muy coyuntural en su conferencia en la que navegó en medio de esas obviedades de la democracia que el correísmo destruyó: la división de poderes del Estado, la independencia de la Justicia, el carácter de aliado que tiene para el Estado la empresa privada nacional e internacional, la libertad que debe tener la prensa para trabajar con responsabilidad…
Hubo otras obviedades de la democracia liberal que Nebot reiteró: que la economía no debe ser vasalla del Estado ni del mercado, que el Estado debe atender y extender lo social y que para eso debe resolver el tema económico, que el Estado no puede ser obeso, debe reducir los impuestos injustos y abrir las fronteras del empleo, que no puede disponer de los fondos de los ciudadanos ni depredar los fondos del Banco Central y de los asegurados del IESS, que Ecuador debe abrirse al mundo y negociar la integración con habilidad, defendiendo lo nacional y aprovechando las ventajas internacionales de la globalización…
¿Un discurso obvio de lo que debe hacer un país donde el abc del sentido común fue archivado por el correísmo hace once años? Sí, tan obvio y retórico que el mismo Nebot lo señaló. El alcalde de Guayaquil lo pronunció para luego llevar, como es su costumbre desde una docena de años, el agua a su molino: referirse a sí mismo. A su gestión en Guayaquil. Para ello repitió las cifras que ha trillado a lo largo de los años. Lo hizo para mostrar que cualquiera puede recitar un discurso de sentido común. Pero él puede “demostrar que eso se puede hacer realidad y se puede hacer bien”. En claro, Nebot nunca pensó en un cuerpo conceptual y magistral para su conferencia: vino a Quito a decir –y eso tampoco es una novedad– que él sabe lo que hay que hacer y ya lo ejecutó en Guayaquil. En los hechos, él mostró que cuenta con su gestión en Guayaquil para “capturar –según una expresión de Ricardo Lagos– la imaginación de un país”. Esta es una vieja apuesta que ya usó desde la época en que, con Paco Moncayo, Auki Tituaña, José Bolívar Castillo… competían, sin decirlo, por erigir la gestión de su municipio como referente mayor en el país. Nebot sigue prisionero de ese libreto municipal que se antoja imposible convertir en un imaginario nacional.
Hoy la comparación con Ricardo Lagos, además, le desfavoreció en grado sumo. Porque el ex presidente de Chile, lejos de hablar de sí y de su gestión, cumplió con la promesa de la conferencia “Camino al desarrollo”: en diez puntos, propuestos y sintetizados por él, Lagos mostró, a sus 80 años, que es un político atento a la contemporaneidad y al cambio vertiginoso y totalmente desconocido que vive el mundo. Y habló de la necesidad de pautar una estrategia de desarrollo coherente en la que junta manejo macroeconómico, hacerse cargo de los cambios del mundo, prever la incidencia real de las nuevas tecnologías y negociar las respuestas con la sociedad civil y la sociedad política.
Lagos junta sueños de futuro y pragmatismo para encararlos. Nebot transmite un sueño chato basado en su convicción de ser un buen alcalde. ¿De esa forma piensa ser Presidente en 2021?
Nadie ha respondido quien es Matraca. Lo que puedo asegurar es que Nebot toda la vida ha sido un oportunista junto al poder. Mientras no toquen su feudo el sigue feliz. PSC es igual o peor que AP representa a las élites. Por eso nunca votaré por este señor.
Este señor perdió toda su credibilidad con su coqueteo con el mafioso correa. No lo vamos a olvidar
HABLANDO DE “CHATO” IGUAL QUE EL MININO SOLO SIRVIERON APENAS PARA ESO EL DE LOJA YA SE ACABO POR ABUSIVO, HIPOCRITA, PREPOTENTE, OPORTUNISTA Y DEMAS Y EL DEL GUAYAS AUNQUE COMPITA SOLO NUNCA SERA PRESIDENTE, SIEMPRE FUE Y SERA “MININO DE SEGUNDA” MAS LE VALE QUE SIGA COMO SIEMPRE EL Y SU GRUPO, CHANTAJEANDO Y APROVECHANDOSE PARA SUS INTERESES A NOMBRE DEL GUAYAS DEL GOBIERNO QUE VENGA, PERO REPITO EL NO SERA PRESIDENTE POR QUE SU PESO ELECTORAL NO LLEGA NI A DURAN.
Sr. Hernández
RATIFICO con mi modesto conocimiento que el Ab. Nebot JAMÁS será presidente por cuanto su modelo exitoso, puede que si, SÓLO EL BARRIO DE SUS AMIGOS. empero, la prosperina y un sinnúmero de barrios marginales también es guayaquil cual es el Éxito que todos sus amigos usufructen del gobierno municipal. por favor se necesita más seriedad.