La palabra Tesoro proviene del latín Thesaurus que, a su vez, proviene de un vocablo griego. Los Tesoros se asocian al dinero, joyas u otros objetos preciosos o valores guardados u ocultos, así como también a historias de piratas que ocultaban cofres de oro en lugares secretos para luego ir a buscarlos. Eres un Tesoro se dice a una persona con excepcionales cualidades y valores poco comunes dignos de admiración. En la administración de los Estados, el Tesoro Público es entendido como el conjunto de ingresos, gastos, deudas y otros elementos utilizados para cubrir las actividades estatales. El Tesoro es Público, porque es del pueblo, por tanto, común a todos los habitantes de un país.
El Tesoro Público contará en el mes de julio con unos 1.400 millones de dólares de ingresos por tributos, petróleo y otros conceptos. La mitad de esta posesión común del pueblo, se emplea para pagar los sueldos del 3,2 porciento de ese pueblo. La otra mitad, apenas cubre las amortizaciones e intereses de la deuda pública y las transferencias a Municipios y Gobiernos Provinciales. Sin embargo, las obligaciones del Tesoro Público tienen una infinita extensión: bonos para los pobres, mantenimiento del aparato estatal, aportes a las seguridades sociales y empresas públicas, tiernas misiones sociales, obras públicas, importación de derivados y muchos otros requerimientos del pueblo.
El Tesoro Público está sometido a un estado de angustia permanente en una sala de cuidados intensivos, que, paradójicamente, está ubicada en una plataforma gubernamental con lujosas y espaciosas oficinas, encarnación del irracional contrapunto de una caja pública en inanición. Angustia extrema que somete al Tesoro Público a la diaria desesperación de conseguir dólares a través de contraer deudas y recaudar fondos de diverso género, para financiar el resto de necesidades básicas del Estado, aún reducidas a su mínima expresión.
El Tesoro Público no va más allá de la ironía del concepto. Pues, no oculta dinero ni joyas, tampoco es paradigma de cualidades fiscales y sana gestión de las finanzas públicas, que debamos admirar. Si, en cambio, es el deleznable resultado de una triste y condenable historia de piratas, que, en la última década, además de ocultar cofres llenos de la corrupta apropiación del dinero del pueblo, acumularon contenedores rebosantes de desajustes fiscales y económicos, como nefasto legado a una sociedad, aún inconsciente de la amarga realidad del Tesoro Público, de su intrínseca propiedad.
Superar los desajustes económicos y fiscales, exige un alto nivel de consciencia de toda la sociedad, sobre la precariedad del Tesoro Público. Más aún, de quienes gobiernan el Estado, los que, con las excepciones de rigor, adolecen de un patológico autismo ante un Tesoro Público con respiración artificial. La grave situación fiscal, entre otras severas restricciones, no admite más nombramientos de Policías, Fiscales, Docentes, Médicos, Funcionarios Judiciales y otros aumentos del gasto público, a pretexto de la intocabilidad del gasto social y de seguridad. Sí, en cambio, demanda la imperativa exigencia de absoluta eficiencia del gasto público.
Si bien, adelgazar el tamaño del Estado a una dimensión compatible con la capacidad económica de la sociedad para sostenerlo, requiere acciones en el conjunto del sector público; hurgar en la eficiencia y sostenibilidad del gasto social, de justicia, de seguridad, es también, una insoslayable tarea para desmitificar su justificación en los actuales niveles, más, en períodos de carencias crónicas. Hoy, existen 185.000 docentes, de los cuales 64.000 están con contratos ocasionales y nombramientos provisionales, mientras, en 2006 había 113.000 maestros. En el sector salud hay 81.900 servidores, en 2006 existían 32.218. En la Policía Nacional laboran 49.000 personas, en 2006 brindaban este servicio 36.900. Esta explosión de servidores debe ser plenamente apreciada por la sociedad a través de una mejor cobertura y calidad de la educación, mediante servicios de salud de excelencia, así como de seguridad pública. Aún, una calificación social superlativa, en estos campos y en el de Defensa Nacional, debe acompañarse de la sostenibilidad fiscal de estos gastos, requisito reñido con la actual hambruna fiscal.
Un Tesoro Público por debajo de la línea de pobreza, con el riesgo de caer en la pobreza extrema, no presenta otra opción, que la redistribución equitativa de la escasez, entre la población en general y sus intermediarios directos como los Municipios, Gobiernos Provinciales, IESS, Universidades, Empresas Públicas, las Funciones del Estado, y todo el ámbito nacional que gira alrededor del Tesoro Público. Mandato inexcusable, que parte por la convicción del rigor fiscal desde la más alta magistratura del Estado y su entorno cupular, concilio que está en la obligación de irradiar tal convicción en el conjunto de la sociedad, a fin de viabilizar los sentimientos de disciplina fiscal en las élites políticas, económicas y sociales que la representan. El renacer del orden económico y fiscal, es un llamado a asumir con patriotismo las responsabilidades colectivas que demanda el pleno ejercicio de las libertades individuales y la disposición de la razón al servicio del país.
Jaime Carrera es economista.
Pobre Ecuador
Estimado, empecé a leer su artículo y hasta la mitad me pareció bastante coherente, sin embargo no lo pude terminar por la molestia de ver que usted usa la expresión “patológico autismo” para descalificar o poner una etiqueta a un ente estatal, por favor le exijo que rectifique sus expresiones ahora y en el futuro y le invito más bien a que aprenda sobre esta discapacidad para evitar este tipo de declaraciones que aunque se entiende que no es su intención discriminar a nadie, afecta al grupo de personas que tienen esta condición de vida y sí, las etiqueta como seres aislados, desinforma acerca de su comportamiento y hace más difícil aún su integración en la sociedad.
Espero su contestación…
Debería ser prioridad la eliminación de gasto que es nociva para la sociedad como la Sedicom o ese organismo que controla el “poder del mercado “, estas dos como ejemplo. Luego se tiene que vender activos que dan pérdidas y que no son propias para gobernar como las estaciones de tv, Yachay, Ikiam. Hay mucho por hacer y sin embargo se ve casi nada de acción.
Una realidad Nacional, descrita con profesionalismo, honestidad y patriotismo. Ese es el diagnóstico, ahora, con el concurso de todos los Ecuatorianos, tenemos que encontrar la
salida de estos problemas, heredados despues de un boom petrolero y de precios de commodities. Debemos empezar hoy, mañana será tarde.