¿Hay palabras para calificar la actitud de Rafael Correa? No alcanza cínico, no basta caretuco. Ahora pide medidas cautelares en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; la misma institución a la cual negó competencia y legitimidad para emitir ese tipo de medidas. Y cuando la CIDH lo hizo, a favor de sus opositores, sistemáticamente las desconoció. Los persiguió incluso en pleno uso de esas medidas.
El caso de Correa es paradójico, pero tampoco ese adjetivo consigue describir su conducta. Como presidente pasó años (él, su canciller, sus embajadores, sus asambleístas, su gobierno, el Estado) librando una verdadera guerra contra la CIDH. Catalina Botero, ex relatora Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH, recuerda que la presión de Correa fue de tal envergadura que logró que se revise el reglamento de la Comisión y reducir el alcance de las medidas cautelares.
La doble moral de @MashiRafael causa risa…inclusive en medios internacionales pic.twitter.com/JWtcqlD4bX
— Mr Demus Kratos (@levantate_e) July 24, 2018
La CIDH fue sin duda la institución internacional más atacada, más denostada, más satanizada por el correísmo. Fue mostrada como un brazo siniestro del imperio y los gobiernos reaccionarios dizque para atacar a los regímenes supuestamente progresistas. Fue señalada como el mejor instrumento de fuerzas oscuras para atentar contra la soberanía de países dignos y altivos. Correa no solo puso empeño: puso el tono y la forma para tratar de destruir la mayor institución defensora de los derechos humanos en el continente. Puso los medios del Estado. Puso el aparato de propaganda. Puso el discurso enardecido y altisonante. Puso a sus asambleístas para que, en coro, criticaran a los ecuatorianos que pidieron la intervención de la CIDH o acudieron ante ella.
https://twitter.com/Carlos_Orozcocd/status/1020385633775292417
¿Puede todo ese mundo tan altivo y soberano mirarse hoy al espejo? ¿Acaso pedir la intervención de la CIDH fue un acto indigno y antipatriota por parte de sus críticos y perseguidos y es hoy una acción revolucionaria de su líder? Por supuesto, hasta el abogado de Correa, Caupolicán Ochoa, dice hoy que lo que quieren es ir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como si para ese trámite los particulares no tuvieran que pasar primero por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El mismo abogado de Correa, que ganaba todos los juicios por ser el abogado de Correa, decía que acudir a la CIDH era “conspirar contra la seguridad jurídica a la cual aspiramos todos los ecuatorianos”. ¿Hay palabras para calificar la actitud de Caupolicán Ochoa?
https://twitter.com/CrudoEcuador4/status/1021216773021093891
Correa tiene todo el derecho de acudir a la CIDH para pedir medidas cautelares argumentando que sus derechos están en peligro ante los procesos penales que, contra él, se han abierto en Ecuador. Pero este caso lo desnuda, otra vez, ante la opinión pública nacional e internacional. Lo muestra como un político sin convicción profunda alguna. Gobernado enteramente por sus pasiones y odios. Preso de las coyunturas. Un ser sin escrúpulos que interpreta la ley y mira las instituciones, incluso las internacionales, según las ventajas que puede sacar de ellas. ¿Llamarlo farsante lo describe? ¿Lo abarca tildarlo de impostor? Un ser alucinado que negó a otros seres humanos, lo que hoy reclama para él. En la misma instancia. Ante las mismas personas.
El espectáculo dado por Rafael Correa es triste. Parece irreal. Es, como en Hamlet, un drama en el drama. Hoy Correa parece un fantasma de sí, un ser que se de-construye. Él no va a la CIDH porque cree en su tarea o porque coincide con los principios que esa Comisión preconiza y defiende. Va a la CIDH, torciendo el cuello a todo lo que hizo y dijo en su contra durante su gobierno, porque no sabe adónde más acudir para ponerse al abrigo de la justicia. Porque teme, como dice en el texto que entregó a la CIDH, sufrir daños irreparables a sus derechos. ¿Qué derechos? Su libertad personal y de circulación. Es decir, ir preso. Tampoco dirá que obligó a algunos de sus opositores a acudir ante la CIDH por supuestos delitos de opinión, cuando él debe responder por algunos delitos contra el Estado y algunos de sus ciudadanos; entre ellos por asociación ilícita y secuestro.
Cínico, caretuco, farsante, impostor… Faltan palabras para abarcarlo. Faltan palabras para describir, sin ánimo de ofender, el espectáculo triste que protagoniza Rafael Correa.
Ahora decirle al PRÓFUGO RAFAEL CORREA DELGADO, NUNCA se escupe al cielo.
Es un COBARDE que huye de la JUSTICIA!
Recordarle, el COIP persigue a delitos y delincuentes, NO a seres humanos.
El calificativo apropiado: AMORAL y SINVERGUENZA!
A la loca del ático ya nada le importa lo que haga, se ha transformado en un ser tan miserable que cobijado en su falsedad y su mentira ademas de su memoria por conveniencia ni le va ni le viene a quien antes insultó y vituperó con saña, alevosía, prepotencia y ventaja para tiempo después hacerse el victima y mártir perseguido político injustamente buscando auxilio descaradamente.
Y es que a este individuo ya no le circula sangre por la cara, es tan carepiedra que con seguridad al afeitarse le sale cal viva de las mejillas porque ese es el emblema de tal fulano, ya el mundo lo va conociendo sin su careta hipócrita y acomplejada por los fantasmas de su siniestro pasado tal y como se relata en el libro “El Séptimo Rafael”.
En su buen descrito perfil de Rafael Correa Delgado, le faltó el adjetivo “facineroso”. Los demás, le calan de forma exacta.
José Hernández, le faltó en su descripción de Rafael Correo Delgado, el adjetivo de “facineroso”. Todos les demás le calan de manera perfecta.
Trasnochaba hasta los 2 de la madrugada y a las 6 am ya había cicleado 50 km. La droga que tomaba lo mantenía activo 20 horas diarias.
Pero esas sustancias cobran una factura muy alta. Si lo bajo la dosis y no tiene que hacer, se infla, se deteriora mentalmente.
Si dejó de consumir, el síndrome de abstinencia lo vuelve bipolar: agresivo cuando puede y cobarde cuando lo acosan.
Falta mucho más, veremos un RC que incluso quienes los aborecemos, terminaremos sintiendo lástima por la miseria que va quedando ya sin sus drogas.
Estimados 4pelagatos he leído uno que otro comentario pidiendo que dejen de escribir sobre correa y por ende sobre el mayor atraco que ha sufrido el pais por parte de esta banda organizada. Que mejor hablen sobre e futuro y no sobre el pasado…
Les solicito a Uds. que no presten atención a estas ideas “geniales” pues lo que justamente quiere correa y sus cuarenta Ladrones es que los ecuatorianos no nos enteremos y con suerte olvidemos la inmensidad de robos, secuestros, persecuciones y abusos de todo calibre que perpetró esta auténtica mafia de atracadores.
Su gran misión es recordarnos y demostrarnos que NUNCA MÁS PUEDEN VOLVER AL PODER.