Lo ingenuo es esperar que un gobierno que decide que su “programa económico” es tener espacio para más deuda durante el tiempo que dure su periodo, pueda abordar la urgencia de una profunda, estructural e integral reforma a la perniciosa política económica del correísmo, la destructiva política tributaria y la populistas política de subsidios y asistencialismo. Cierto que transformar para corregir lleva tiempo y es iluso pretender resultados inmediatos pero, en algún momento, se debería empezar a ejecutar cambios que muestren la decisión de cambiar por penoso que resulte.
Moreno, su anterior equipo económico y el actual, poco interés tienen en disolver el modelo de gobierno grande y asistencialista. Usan como coartada la supuesta intención de evitar los daños que pueden ocasionar a segmentos de la sociedad, repiten las clásica recetas de “salir de la crisis” pensando en el corto plazo y en sostener la cara de conmiseración política, para no salir de la crisis.
Hay un problema en la estructura económica que llevó a que la intromisión del Estado deteriore el peso de la economía real. Hay un problema en la estructura administrativa y presupuestaria del Estado. Hay un problema en la estructura tributaria, con impuestos distorsivos y excesivos. Hay un problema en la concepción de la vía de desarrollo que sigue siendo proteccionista, negando la virtud de la competencia. En general, la esencia de toda decisión económica, durante el correísmo, que no es diferente en el gobierno actual, fue y es generar flujos para que el gobierno gaste, para que aumente burocracia, para que el Presidente regale casas, para sostener una veintena de empresas públicas en las que, entre mega sueldos, viáticos y corrupción, acumulan perdidas por 3.500 millones de dólares; y así.
Las elites empresariales y muchos generadores de opinión han llegado a la conclusión de que hay que agradecer al presidente Moreno, porque le quitó la tarima a Correa y a algunos de sus secuaces –algunos los tiene en el gobierno– y han renunciado demandar un modelo de desarrollo que reivindique el rol del sector privado y la libertad económica. Se ponen del lado del discurso políticamente correcto y no de lo históricamente correcto que es exigir que se afronte, cualquiera sea el gobierno, que el origen de la crisis está en las ideas equivocadas. Que la solución del problema de la falta de empleo y de la precarización laboral, que representa el subempleo, no se soluciona con medidas para que el fisco tenga más dinero para gastar.
Eliminar los subsidios a la gasolina es un imperativo ético. Es increíble que a pesar de su carácter regresivo –porque beneficia a los de mejores ingresos– se hayan mantenido en gobiernos de izquierda o de derecha simplemente por la insolvencia moral de eliminarlos. Por ser medidas impopulares. El correísmo, al mismo tiempo que mantuvo vigentes estos aberrantes subsidios, incrementó impuestos, que significan, en proporción, que la redistribución de riqueza en subsidios, es inferior a la carga de impuestos que transfieren dinero de las persona al uso arbitrario e ineficiente del gobierno.
En relación con la política tributaria aplicada a la importación y comercialización de vehículos, la idea, decían, era desestimular su uso. Lo que encontraron fue una fuente de ingresos. La carga de impuestos, por aranceles a la importación, impuesto a los consumos especiales, IVA, provoca que se duplique el precio de venta. Si la intención hubiera sido encarecer los autos para reducir consumo, se habría eliminado la importación de vehículos para ensamblaje. No lo hicieron. Más bien promovieron esa práctica de falsa industria. Las ensambladoras aprovecharon la torpeza correísta para comercializar modelos vetustos y de baja tecnología, por costos bajos y aprovechar el escenario de altos precios de los vehículos terminados importados. Autos caros y gasolina barata. Lo uno y lo otro resultado de la tonta política de políticos; en ambos casos por precios controlados por sentido político y no por funcionamiento de reglas básicas de mercado. Hay más impuestos: el “verde” que se fija sin ninguna relación con la contaminación que produce un motor es, en realidad, un impuesto a la propiedad. Está también el impuesto al rodaje y el impuesto a la transferencia de dominio.
Lo políticamente correcto es decir, con cara de condolido social, que hay que eliminar los subsidios que benefician a los ricos, para usar esos recursos para “política social”. Lo que contrasta con lo postura responsable que deberían tener quienes gobiernan y quienes pueden influir, de reordenar el gasto para orientarlo a salud, educación y saneamiento, con criterios de eficiencia; de sacar al Estado de su rol de empresario en el que ha demostrado ser corrupto e ineficiente; de tener un esquema tributario racional que no estimule la evasión y espante la inversión y de asumir la evidencia que el mercado funciona mejor que el rentismo.
Corregir parcialmente medidas perniciosas –que son los éticamente insostenibles subsidios a combustibles– sin corregir las otras partes que componen un programa global de política económica, es inmoral porque carga el peso del esfuerzo en las personas mientras el gobierno no reduce ni constriñe sus desperdicios. El gobierno de Moreno parece pensar que su horizonte temporal es el mismo que de la economía. Cumplir el tiempo que falta del periodo y dejar al gobierno siguiente el bulto para, y ojalá sea así, emprender en esos cambios fundamentales. Así estamos.
Diego Ordóñez es abogado.
¡Esto también deben consultarnos¡ A ver si el pueblo les autoriza.
Felicitaciones al Abgdo Diego Ordóñez por este escrito “Subir el precio de la gasolina ¿ Cual es el propósito.?
Excelente análisis de lo que sucede a nuestro país por el quemimportismo y falta de decisiones de quien nos esta gobernando, en partes pertinentes del escrito expresa :
“En general, la esencia de toda decisión económica, durante el correísmo, que no es diferente en el gobierno actual, fue y es generar flujos para que el gobierno gaste, para que aumente burocracia, para que el Presidente regale casas, para sostener una veintena de empresas públicas en las que, entre mega sueldos, viáticos y corrupción, acumulan perdidas por 3.500 millones de dólares…”
“Corregir parcialmente medidas perniciosas –que son los éticamente insostenibles subsidios a combustibles– sin corregir las otras partes que componen un programa global de política económica, es inmoral porque carga el peso del esfuerzo en las personas mientras el gobierno no reduce ni constriñe sus desperdicios. El gobierno de Moreno parece pensar que su horizonte temporal es el mismo que de la economía. Cumplir el tiempo que falta del periodo y dejar al gobierno siguiente el bulto para, y ojalá sea así, emprender en esos cambios fundamentales. Así estamos.”
Que la izquierda presente una, pero solamente una, aunque sea partida por la mitad, prueba de éxito para aplicar en Ecuador y de paso compartir con el mundo la novedad.
El primer principio para una economía sana es el de realidad: esconder el real costo de la energía a los actores económicos solo los conforta en su falta de competitividad. El resto es estadismo disfrazado de conmiseración, y solo retarda y agranda la cuenta por pagar, es decir el retraso versus los otros países en materia industrial y de servicios, que nos obliga a ser solo productores agropecuarios. Ni una engrampadora se produce en el Ecuador !
asi estamos, lapidario pero asi estamos.
…a mí me preocupa el parasitismo estatal, pero preocupa mucho más que Moreno continúe con las pillerías, por ejemplo en el diferencial por la venta de petróleo, la parálisis nacional en lo económico y las cortinas de humo semanales a la carta, de acuerdo al escenario, de casos de corrupción. Lo imperdonable es la indiferencia del pueblo que no se ha dado cuenta que está parado sobre arenas movedizas. De esta saldrán bien librados los revolucionarios del siglo XXI, los demás seremos los jodidos.
Excelente artículo. El problema de nuestro presidente es SER O NO SER. Comparto la idea de que se limita a contar y a disfrutar los dias de su mandato en detrimento de lo que vendrá despues. SEGUIMOS COMIENDO CUENTOS. ASI ESTAMOS.
Hay que señalar la obesidad de la maquinaria estatal, una inmensa cantidad de servidores públicos con jugosos sueldos, categorizados en 8 o 9 niveles que consumen una enorme tajada del presupuesto nacional, se anunció por un lado la reducción de personal en el campo petrolero, pero se autorizó a una de sus ramas la nominación de más individuos, las empresas públicas, ineficientes, con operadores que ganan más allá de 10 o12 salarios mínimos, negociados por todos lados, hasta en la compra de unas decenas de guantes.
El cuco de la eliminación de los subsidios a los combustibles si se hubiese planteado con gradualidad, desde el primer día de Gobierno del Innombrable hasta hoy, hace rato que hubiese dejado de ser un problema. FALTA DECISIÓN POLITICA!!
Creo que es sumamente irresponsable plantear la eliminación de los subsidios a los combustibles, sin comprender bien los efectos económicos. Aumentar el precio de la gasolina entraña un efecto multiplicador en la economía que generará aumento de los precios —al estilo ecuatoriano, sin ton ni son… Subirán los pasajes, subirá el pan, los productos de primera necesidad, las tarifas por servicios básicos, etc., etc.
El alza del costo de la vida restringirá el consumo, provocando la reducción de la recaudación de impuestos como el IVA y el ICE. Es decir, lo que tomamos por aquí lo perderemos por allá…
La cantilena aquella de que la eliminación del subsidio “solamente afectará a los más ricos” la he escuchado desde siempre… Los más ricos ni se enteran de este tipo de medidas…
Estos “ajustes” le permitirán al gobierno tener acceso al crédito de los organismos internacionales, lo cual se vuelve una remembranza de la década de los ochenta, cuando se nos hizo pagar el festín petrolero de los militares.
Lo que es indispensable es reducir drásticamente el tamaño del Estado, acabando con esa burocracia inútil que no produce nada y consume mucho. Deshacerse de las vicuñas, las rosanas, las marías fernandas, las marías josés, los corchos, los chefs aseguradores y todos los demás mediocres vividores sería una señal positiva para la población.
Acabar el gasto público que ha provocado un derroche indiscriminado también es urgente. Eliminar los viajes, las comitivas, las caravanas, los carros de lujo, los latisueldos, ayudaría mucho…
Renegociar la deuda externa fraudulenta con los chinos y renegociar los contratos petroleros se hace sumamente necesario.
Finalmente, antes de embarcarse en estas recetas, sería bueno que el gobierno recupere el dinero robado por correa y su pandilla, para que tenga la calidad moral de exigirnos los ajustes y los sacrificios que se van a requerir.
Para la generación perdida de la década correísta, esta experiencia —desempleo, alza constante del costo de la vida e inflación— será absolutamente novedosa y puede provocar consecuencias políticas imposibles de calcular…
La pregunta es: ¿está preparado moreno para afrontar lo que se le viene encima? Muy orientado no se le ve…
Y quien ha dicho que con éste bonachón ilegítimo, las cosas iban a cambiar? El solamente reza para que se pasen los dias rápido y él retirarse a Ginebra y dejarle el mier…o al siguiente gobierno..Muy buen artículo y las dos palabras finales es la pura verdad:”Asi estamos”.
Totalmente de acuerdo con Ud Diego, la reactivación económica para que genere empleo digno, salud adecuada, educación de nivel promedio (por lo menos) y una seguridad aceptable, no sólo se consigue con la eliminación de subsidios (estúpidos en unos casos e ineficientes en otros) sino con la racionalización del gasto público, guerra a muerte a la corrupción y implementar políticas reales para que la inversión externa e interna sea atractiva y por defaul generadora de empleo, bienestar social y eliminación paulatina de la pobreza.
Pero como Ud bien anota, si se eliminan aunque sea una parte de los subsidios estatales, u otros mecanismos para ahorrar dinero y fomentar el desarrollo, sin tocar la obesidad y corrupción estatal, sería no sólo una aberración sino una traición al pueblo que es el que al final de cuentas paga todo.
Está demostrado que el Estado tiene una sobrecarga de empleos de 160.000 personas (no digo empleados porque este calificativo es para personas que trabajan y producen riqueza, no son parásitos) que nos cuesta a los contribuyentes la bicoca de 10.000 millones anuales improductivos, es decir, botados al basurero; mientras en la empresa privada, la que genera trabajo y bienestar, el promedio de salarios es de $ 800,00, en el sector público es de $ 1.200,00, es decir, en este país ganan más los que poco o nada producen, es increíble.
Acá y hay que decirlo tampoco esperémos que el gobierno de derecha,al cual desde distintos escenarios se le viene haciendo lobby, va a corregir estas distorsiones; el gran negocio es mantener al país endeudado .
Estupendo artículo que nos presenta la triste realidad del manejo económico del actual gobierno : no hacer nada respecto al enorme gasto público , despilfarro y uso indebido de los recursos públicos , y creer que podrá superar la tragedia gestada en el correato únicamente con nuevo endeudamiento . Realmente lamentable.