La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) agrupa a 37 países ricos, entre los que se incluye Chile, México y la reciente incorporada Colombia. Un reciente estudio de este organismo (¿Un elevador social descompuesto? Cómo promover la movilidad social), al comparar los actuales niveles de desigualdad y la movilidad intergeneracional de los ingresos, entre 30 países de distintas partes del mundo, concluye que un niño pobre de Colombia tendrá que esperar 11 generaciones (330 años) para salir de la Pobreza, mientras en Brasil deberá esperar 9 generaciones, en China 7, en Chile 6. Para salir de la pobreza un niño de Dinamarca deberá esperar 2 generaciones, 3 en Finlandia y 5 en EE UU.
El relato de los pies descalzos de Nigua, un niño de 9 años, que desliza su inocencia en las tambaleantes tablas de madera del barrio San Vicente, uno de los más pobres de la ciudad capital más pobre de Colombia, Quibdó, ubica en su descarnada dimensión su futuro, inconsciente de que, sin cambios extraordinarios, tendrá que esperar 330 años para salir de la pobreza. Así retrata Yeison Gualdrón, en un reportaje de la BBC, la vida de los colombianos que apenas tienen para comer.
En Ecuador, en donde existen más de cuatro millones de personas pobres, se cuentan por miles los niños, que, como Nigua, decorando la indolencia social, exhiben su pobreza en las calles, plazas e infinitos lugares de la geografía nacional. Seguramente, esos niños verán postergados sus inocentes sueños de bienestar por más de 330 años, pues, Ecuador está en un estadio de desarrollo inferior a Colombia y mucho más lejos de Dinamarca, Noruega, Finlandia, incluso de Chile y China.
Chile, ha reducido el tiempo generacional requerido para disminuir la pobreza, mediante un gasto público sostenible para su economía y eficiente en los programas sociales, además, de un crecimiento estable y elevado durante varios años en décadas pasadas. China, emblemático ejemplo de reducción de la pobreza en el mundo, transformó su visión económica desde 1978. Con el convencimiento de su líder Deng Xiaopin, de que era glorioso crear riqueza, China adoptó un capitalismo de Estado, aunque no democrático, fundado en la obsesión por la competitividad, la atracción de inversiones extranjeras y las exportaciones hacia todo el mundo. Postulados que han conducido a este país a mantener, durante décadas, tasas elevadas de crecimiento de su economía.
Es lugar común en la historia de la humanidad que, para el progreso de los pueblos, es condición sine qua non, una creciente producción y generación de riqueza, sólo posible con economías sanas, un estricto orden fiscal y un entorno amigable que facilite abundantes flujos de inversión privada interna y externa. Proceso que jamás debe estar exento de la vigencia permanente de programas sociales, que ayuden a la población vulnerable a mejorar sus capacidades y aprovechar las oportunidades que les brinde el buen funcionamiento y la mano invisible del mercado.
La distancia de 10.033 kilómetros entre Ecuador y Dinamarca, refleja también la secular brecha medida en generaciones de desarrollo. Sí, nuestro país, luego de casi 50 años de consumir el patrimonio petrolero, sin acto de contrición alguno, tiene casi la cuarta parte de su población, irónicamente llamada pobre, porque vive en la miseria con menos de 84 dólares al mes, no es iluso imaginar que en 330 años mantenga su lacerante condición.
La sociedad ecuatoriana ha sido incapaz de discernir y comprender, la dimensión generacional asociada a los gigantes esfuerzos productivos para reducir la pobreza. Por el contrario, ha enclaustrado sus incapacidades en un autoimpuesto ostracismo de las concepciones modernas del desarrollo. Sólo la abundante producción de riqueza por un sector privado creativo e innovador; redistribuida por un Estado pequeño, eficiente y facilitador, hará posible la reducción generacional de las brechas para reducir la pobreza.
En estos aciagos momentos de crisis, es el momento de emular a Francis Fukuyama para predicar el fin de una historia nefasta, que sólo debe ser recordada para reconstruir el progreso desde sus cimientos. Los pobres del Ecuador no dejarán de serlo sin un país capaz de la reconstrucción intelectual de su concepción del desarrollo; anhelo que pasa por cobijar las bondades de una democracia liberal inclusiva que asume, como esencia del progreso, la ambición de los individuos y la aceptación de que, no obstante, un norte obsesivo sea la disminución de las desigualdades, gran parte de éstas son intrínsecas a las diferentes capacidades propias de la naturaleza humana. Aún, cuando todas las personas nacen iguales, jamás progresarán sin el natural deseo de ser superiores a los demás. Los pobres requieren políticas públicas que alienten su constante movilidad social hacia arriba, para incorporarlos al progreso y a su activa participación en la generación de producción y riqueza.
Jaime Carrera es economista.
“Sólo la abundante producción de riqueza por un sector privado creativo e innovador; redistribuida por un Estado pequeño, eficiente y facilitador, hará posible la reducción generacional de las brechas para reducir la pobreza.”
Podría dar ideas de como conseguir lo que dice en esta parte de su artículo.
Redistribuir sin cobrar impuestos?.
Un sector privado creativo e innovador con niveles de educación de universidades pésimo?
En mis años de profesión no he visto que entre la oligarquía surjan ingenieros o técnicos brillantes, por lo general estas personas he visto que surgen de clases pobres, entre los oligarcas solo he visto que salen abogados, gerentes con pocas ideas innovadoras.
Como reducir el estado si para llegar a presidente hay que gastar montones de dinero para pagar a uno medios informativos (Radio, TV, etc.). Y si llegaste tienes que recuperar el dinero tuyo y de los panas que te apoyaron para lo que debes crear puestos públicos haciendo un estado obeso y despilfarrador (Ese es nuestro sistema democrático).
Por tanto antes de felicitarlo por su artículo, quisiera que exponga ideas de como lograr lo que predica. Gracias
¿Cómo alentar la movilidad social hacia arriba, si muchos pobres no quieren un trabajo fijo con garantías laborales para no perder… ¡el bono de la pobreza!? Pienso que el problema radica en la mentalidad de los “filántropos” que han llegado a la Primera Magistratura, y a la falta de presión social para corregir esas distorsiones.
FELICITACIONES ECONOMISTA JAIME CARRERA POR SU MAGNÍFICO DESPLIEGUE ESCRITO REFERENTE A LA POBREZA MUNDIAL.
Excelente y verídico artículo…y todos nosotros somos culpables del progreso de la pobreza..directa o indirectamente!!..ya no hay excusas, más bien, hay que reflexionar….
Felicitaciones por su excelente artículo, economista Carrera.