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¿Plan prosperidad o deformación de los conceptos?

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El Gobierno presentó un Plan de Prosperidad 2018-2021, de cuyo análisis sólo se puede concluir que, de plan no va más allá de la caricatura y de prosperidad apenas se acerca a una poco feliz alegoría. Cabe, como sustento de esta afirmación, hurgar en ciertos antecedentes y en la validez de sus perspectivas.

El 18 de julio, apenas un mes antes de la presentación del Plan de Prosperidad, el Ministerio de Economía y Finanzas, en su página web, hizo pública una presentación para inversionistas con proyecciones hasta 2021, incompletas y poco fundamentadas, que transmiten desconfianza e invitan al inversionista a imaginar los parámetros que las sustentan. En el Plan de Prosperidad se repite el cuadro de las proyecciones, con valores en relación con el PIB totalmente diferentes, abonando a su falta de credibilidad. En la presentación de julio, las cifras de otras obligaciones como Cetes, difieren de las publicadas en la página web. En esta página, mientras se publica como saldo de ventas anticipada de petróleo $478 millones, en las cuentas de ejecución del presupuesto, se estima pagar más de $900 millones. El Gobierno hace pública la reducción de 42.000 puestos de trabajo a mayo, y la masa salarial pública continúa en aumento.

Entre otros, los no admisibles citados mensajes de desorden, se agregan a las debilidades de las proyecciones hasta 2021, que parten de un irreal cimiento en 2018; por tanto, las resta credibilidad. Esperar en este año, ingresos tributarios efectivos al Tesoro, de $15.593 millones, es utópico; aserto que invalida, sobre esta base, los crecimientos constantes de ingresos tributarios hasta 2021, más, cuando los ingresos por la remisión tributaria de 2018 son por una sola vez y, quizá, habrá estancamiento de la economía. La previsión de los ingresos petroleros en 2018, adolece del uso de unos lentes de aumento que más bien nublan la visión, no se puede esperar hasta diciembre ingresos petroleros por $2.242 millones, cuando hasta julio sólo ingresaron $547 millones. Más aún, la renta petrolera seguiría creciendo hasta $3.820 millones en 2021. En 2018 esta renta incluye el ingreso no efectivo de la amortización de las ventas anticipadas de petróleo, que tiene inconsistencias en el registro de las necesidades de financiamiento. Además, es incierta la producción de petróleo y su precio. De otra parte, la austeridad sería una quimera, pues, en 2018 el gasto corriente aumentaría 15 por ciento en relación a 2017.

La importante reducción del déficit global, a unos $1.300 millones entre enero-julio de 2018, a nivel de caja, sin incluir el ingreso ficticio de la amortización irreal de las preventas petroleras, ha sido posible por la disminución del 50 por ciento del Plan de Inversiones en relación al mismo período de 2017. Mientras, el gasto corriente sigue creciendo. La masa salarial pública continúa en aumento, a pesar de las prédicas de reducción. Se parte en 2018, de un gasto corriente de $18.050 millones, sin reducción aparente, aumenta a $19.772 millones en 2019 por el 40 por ciento de las pensiones, y continúa creciendo hasta 2021. Del relato fiscal se deduce la incapacidad para reducir el gasto en sueldos y otros corrientes. Las proyecciones hasta 2021, deben partir de una real disminución del presupuesto codificado de 2018, que recoja los verdaderos ajustes al gasto corriente e inversión.

El financiamiento tiene una historia similar a los devaneos de ingresos y gastos. La presentación publicada en julio para los inversionistas, tiene incoherencias y desfases con la realidad fiscal. Al margen de esta consideración, aún con un posible déficit a diciembre, menor a $4.000 millones, más el pago de amortizaciones internas y externas y otros pasivos, son importantes las necesidades de financiamiento, de unos $5.000 millones, a cubrirse en el último cuatrimestre del año. El anuncio de $1.000 millones de créditos de bancos y multilaterales, sólo alivia la quinta parte de lo necesario. Colocar deuda interna por $1.748 millones es inviable. Es incierto el flujo de más de $2.000 millones de instituciones financieras y organismos multilaterales. También, se deberá hacer un gran esfuerzo para renovar cifras importantes por el vencimiento de Cetes hasta fin de año. El pago de los acuerdos de liquidez y usos adicionales, presiona a la caja pública, así como la acumulación de fondos de terceros impagos. Esta, es sólo, la triste historia de este año.

Imaginemos 2019. Sin ingresos adicionales y severa restricción del gasto, principalmente en la masa salarial, será imposible el déficit esperado de $3.075 millones. Aún, en este supuesto, las necesidades de financiamiento, hasta 2021, superiores a $8.000 millones, incluido el pago de amortizaciones, tendrán pocas posibilidades de consecución. Luego, en 2020, además del déficit que será superior al proyectado y las amortizaciones normales, habrá que pagar $1.500 millones de los Bonos 2020 y $500 millones del préstamo de Goldman Sachs garantizado con oro.

Las reglas macrofiscales marcan otro quehacer fiscal. No obstante, los inversionistas y la comunidad económica, realizarán un riguroso escrutinio de la evolución fiscal y de la economía. Ante el temor del no pago de los Bonos Soberanos y para la toma de decisiones de inversión, esperan resultados sobre la viabilidad fiscal de mediano plazo; en caso contrario las puertas del financiamiento serán cerradas. El futuro fiscal seguirá en terapia intensiva si, cada número no tiene sólidos fundamentos y construye credibilidad. La presentación del Presupuesto del Estado de 2019, debe acompañarse de un programa de estabilización fiscal creíble, que aplique con rigor las reglas macrofiscales y la reducción del gasto público y, transmita solidez y confianza, en el marco de una clara visión del país que queremos y de la estrategia de desarrollo para alcanzarlo. El Plan Económico y Fiscal en ciernes, debe vestirse de un traje formal que traduzca seriedad en su configuración.

Jaime Carrera es economista.

8 Comments

  1. Como los organismos internacionales van a confiar su dinero, en un país que muestra una economía estancada, que se intenta frenar el gasto público con bombos y platillos y se hace lo contrario se incrementa la nómina de burócratas, en un país con obras mal hechas, como las hidroeléctricas que no funcionan, por sus fallas técnicas y porque fueron sobreestimadas en su capacidad, con un pueblo que a duras penas tiene lo básico para vivir porque las oportunidades de empleo no existen y con un indice de riesgo país otra vez por las nubes, quien invierte en este escenario???

  2. Discrepo con la persona que piensa que el Ecuador,su poblacion, puede salir de la pobreza con proyectos liricos,cuando la gran mayoria no tiene para comer.
    Necesitamos mucho dinero, bien habido, para reactivar la economia,venga de donde venga .Ejemplos : China, Singapur.
    El presidente chino dijo en su momento :” no importa si el gato es negro o blanco con tal que cace ratones.”

  3. Buen análisis y con esto cuáles son las propuestas para mejorar el panorama económico, eso sí unas que incluyan medidas que no nos lleven a esos aciagos años que nuestra memoria prefiere borrar

  4. La desmantelacion del Estado por el neoliberalismo no trajo ningún resultado positivo. La recuperación del Estado por el progresismo tampoco. Y ahora Carrera quiere una versión corregida del neoliberalismo. En este vaivén el Ecuador desde su fundación sigue en el mismo círculo vicioso. Más de 200 años y no pueden ver las causas y peor otras salidas. Sólo pueden ver más o menos Estado. Más o menos mercado. Ecuador no puede ser Suiza mientras sea dependiente. Y para dejar de serlo ni el privatismo ni el estatismo o sus intermedios son una solución, como no han sido en ninguna parte del mundo. El Ecuador tiene que salir de esa lógica si quiere ser otro país. Y para ello debe lograr autosuficiencia, y eso es posible con una economía en donde la mayoría de su población emprende proyectos sustentables y no al servicio de las corporaciones o del Estado. Carrera solo aspira que el y la mayoría de personas sean empleados de las empresas y que tengan mejores salarios. Quiere un mundo donde casi todos trabajen para un pequeño puñado de dueños de empresarios. El señor Hernández y Pallares sólo quieren un mejor salario o quisieran ser dueños de los grandes periódicos que trabajaron. Podrán llegar a tener algo así dedicando toda su vida solo escribiendo artículos para defender el sistema privado. No lo pueden ni lo podrán, pero no pueden ver que derecha e izquierda.

  5. Estoy deacuerdo con ESMERALDA. Ecuador esta en manos de politiqueros
    y ladrones de cuello blanco. Ojala algun dia nuestros dirigentes sean sensatos.

  6. Señor Economista Carrera, que lamentable que personajes como Usted no ocupen una Cartera de Estado;Latinoamérica está en manos de politiqueros y ladrones sin conciencia, una impunidad indecorosa que alienta a los corruptos, miremos Nicaragua convertida en una hacienda de esa familia impresentable, miremos Venezuela, Argentina donde esa viuda horrible y tenebrosa, hace gala de su inmundicia frente a un país obnubilado en fútbol y circo pero eso sí con un papa que sonríe y bendice a los tiranos, con un periodista como Santiago Spinetta, torturado, perseguido, acosado y condenado a la mendicidad por haber denunciado la corrupción menemista, eso es Argentina , de pronto la próxima Venezuela, creo que le corresponde tocar fondo pata aprender la lección .

  7. Jaime carrera es un experto en materia económica…y desmenuza la realidad del país en cifras…que de no mediar un giro de timón del Gobierno de L.Moreno, será dificil q el Gobierno cumpla sus metas propuestas…

  8. TREMENDO CABLE A TIERRA!!!

    Extraordinario como todos los artículos de Carrera. Muy buen documentado y con gran conocimiento de las cifras. Difícil de refutar! Perfecta radiografía de la economía ecuatoriana

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