En un país acostumbrado a envolverse en los dimes y diretes de la coyuntura, dejando de lado los grandes temas de interés nacional, la noticia que ahora causa revuelo tiene que ver con las colaboraciones “voluntarias” que realizan los funcionarios de la Asamblea Nacional en favor de los legisladores. Aunque a los más jóvenes y a quienes no se preocuparon antes por la política las revelaciones del asambleísta Villamar llaman la atención, para quienes conocen un poco más el país profundo, lo que se ha dicho no es sino una pública evidencia de lo que ocurría en la legislatura, al menos desde 1979. Los que abiertamente no trabajan y cobran sueldo (alias pipones), los asesores que viven de un solo sueldo (modalidad ganancias compartidas) o los que trabajan y cooperan con los gastos del legislador (profesantes de la economía popular y solidaria) son tan antiguos en el Ecuador como la corrupción misma. “Pagar por trabajar” ha sido y es parte constitutiva de la legislatura ecuatoriana.
Es más, casos como los que ahora se ventilan han sido ya denunciados con anterioridad y, ayer como ahora, la justicia se encargará de no resolver nada. Mañana ya habrá otro escándalo que sea la comidilla de la opinión pública y los medios de comunicación. Todo se olvidará y la vida continuará. No hay nada más viejo que el periódico de ayer. En el mejor de los casos, se destituirá a algún legislador poco conocido, de una provincia con poca densidad poblacional y al que se habrá elegido como chivo expiatorio. Los grandes nombres, de los grandes partidos, continuarán ocultos. Nada sucederá con ellos y mucho menos con los sofisticados engranajes de corrupción que han sido parte consustancial de la legislatura ecuatoriana, al menos desde 1979. Tan enraizado es el sistema de “pagar por trabajar” en la legislatura ecuatoriana que no hay partido político que no tenga las manos embarradas. Por ello, las denuncias del asambleísta Villamar no pasarán de ser un acto de buena voluntad que morirá en la vorágine de una institución destruida en sus valores básicos.
Tristemente, el esquema de corrupción de la legislatura así como los pagos “voluntarios” a los que se vieron expuestos miles de funcionarios públicos en la década de las manos limpias (el sarcasmo es mío), no hacen sino reflejar un conjunto de prácticas corruptas que forman parte del conjunto de códigos de comportamiento cotidiano del país. Por ello es que las declaraciones de que “vamos a llegar hasta las últimas consecuencias” o “caiga quien caiga” no consiguen sino desprender una sonrisa de quienes ya hemos visto de esto a granel. No va a pasar nada, no se sabrá nada y todo quedará en nada. La impunidad y el cinismo siempre pueden más. Por eso es que legisladores con varias décadas en el Congreso/Asamblea ahora dicen estar conmocionados al enterarse de lo que el asambleísta Villamar ha denunciado. Como algunos dicen, efectivamente no son todos los asambleístas los que están envueltos en el sistema “pagar por trabajar”… pero sí la gran mayoría, por acción u omisión.
Si la Asamblea Nacional en realidad quiere dar una imagen distinta a la que ahora tiene entre la ciudadanía, podría empezar por evidenciar los nombres de los responsables de la muerte del General Gabela o por identificar a los involucrados en los delitos cometidos durante el 30-S. También los asambleístas pudieron tener más precaución al aprobar hace pocos días esa turbia ley anticorrupción orientada a beneficiar a Glas. Esos temas, profundos y trascendentales para el país, desde luego, no son asumidos por la Asamblea Nacional pues allí hay temores, sustos, amigos involucrados. Por ello, las denuncias sobre el sistema “pagar por trabajar” no hacen sino echar más lodo y desprestigio a una institución que no merece el respeto de nadie. Si bien la intención del asambleísta Villamar seguramente fue loable, lo que conseguirá es que la ciudadanía repudie cada vez más a la Asamblea Nacional. A la par, las denuncias de “pagar por trabajar” darán más impulso a los que andan susurrando la posibilidad de que el Ejecutivo aplique la “grave crisis política y conmoción interna” del artículo 148 de la Constitución para así llegar al poder antes del 2021.
Santiago Basabe es académico en la Flacso.
Pues está muy bien, todo lo sabíamos – pero, me pregunto, dónde estaban las voces sabias durante los últimos años?? Y dónde durante los tiempos turbios de los 80 y 90? Y dónde, por fin, en cuanto a la – “excelente” – administración de Nebot y de los próximos gobiernos nacionales?!
El problema es que cuando la gente se calle durante los turnos todos se vuelven complices.
Efectivamente desde cuando la Asamblea era Congreso los honorables sumaban a sus ingresos los extras de los pipones que ellos mismos contrataban ..cuanta miseria humana se ha destapado luego de la década de las manos limpias, corazones ardientes y revolución ciudadana corrupta…claro..este es otro tema para distraernos..que no será resuelto..
Que desconcierto e infinita ira produce tener que una vez mas constatar, que la etica y los principios tiempo ha que alzaron el vuelo.
La tan mentada cirugia ojala llegue pronto antes de que los aludidos hagan maletas y aqui no ha pasado nada.
Una pregunta incomoda, quizas: tienen hijos estas gentes? como pueden guiarlos, corregirlos cuando, viendose en ese espejo tratan de copiar tan repugnante viveza criolla? Como pueden mirar a los ojos a sus hijos? no captan que esas creaturas son el futuro del pais? como podran ser gentes de bien que aseguren el progreso de Ecuador? Vaya enigmas, vaya preguntas que a saber quien de estos corruptos/as se atrevera a contestar.
Regio e indispensable editorial.
Ningún cambio de ley en contra de la corrupción se iba a dar paso con esas comisiones infestadas de ratas correista..Asi que fue un buen intento Sr.Callejas peeo en eso queda, un intento!! Las ratas de dos pies de la asamblea se cubren las espaldas porque todos tienen rabo de paja..Ninguno se salva…Excelente artículo como siempre…👍
Se entiende que quien daba más por el puesto fue el más necesitado, el de menos conocimiento o quien sufrió la conquista española y su felicidad radica en estar bajo el yugo de los analfabetos /as de la asamblea. A todos estos que engañaban y pedían recompensas por un puesto de trabajo, debería el Lcdo realizarles la cirugía mayor que tanto amenazó en la hora cero, al hacerse cargo del poder político, estas actitudes y comportamientos tan execrables solo es parte de una mafia que sigue enquistada en la política ecuatoriana de hoy.
En los últimos días la Asamblea Nacional se ha visto sacudida por las denuncias de varios asesores de asambleístas quienes se han visto perjudicados por las exigencias de aportes, contribuciones, dádivas, regalos, etc., de sus asambleístas y dirigentes políticos. Es ampliamente conocido que estas contribuciones se las vienen realizando en las instituciones del Estado desde hace mucho tiempo bajo el nombre inconsulto de “impuesto al trabajo” o “diezmo”.
Para evitar estas prácticas de corrupción, el asambleísta por Tungurahua, Fernando Callejas Barona, presentó al Pleno de la Asamblea Nacional, el 24 de enero de 2018, un Proyecto de Ley Orgánica Reformatoria al Código Orgánico Integral Penal, de Combate a la Corrupción. Entre la exposición de motivos del Proyecto de Ley se indicaba que la corrupción es uno de los grandes flagelos que afecta actualmente a las instituciones públicas y privadas de la sociedad, hasta el punto de poner en crisis el orden social.
Entre los objetivos que se planteaba en el Proyecto estaba el crear el tipo penal denominado “exacción”, mismo que inexplicablemente no ha sido considerado y acogido en la legislación penal ecuatoriana hasta la actualidad, cuya acción delictiva está dada por el aprovechamiento de ciertas autoridades inescrupulosos que otorgan nombramientos o contratos para cargos públicos, a cambio de que se entregue un porcentaje de la remuneración mensual de los servidores designados o contratados para desempeñar funciones subalternas.
Lamentablemente este Proyecto no fue considerado por la Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional, al no incorporar este delito en la Ley de Lucha contra la Corrupción, por lo que el asambleísta Fernando Callejas protestó en la Sesión del Pleno de la Asamblea del 14 de agosto de 2018, exigiendo para que su Proyecto se incluya en el propio COIP el delito de la exacción. Esperemos que ahora si haya conciencia en los asambleístas para que se acoja su propuesta, lo que reflejará la decisión de transparentar los actos de la Función Legislativa.
Lo manifestado por el señor Basabe en efecto constituye un secreto a voces, ahora lo que resulta admirable es que sea un asambleista el que lo denuncie por lo que es indispensable que ” caiga quien caiga” se proceda a una invetigación profunda y se sancione ejemplarizadoramente a los corruptos.
Es inadmisible que la asamblea se haya convertido en un nido de ratas , víboras y otras alimañas cuando se supone que debe ser un templo ( figuradamente) del honor, la decencia, el servicio a los demás, la honradez y pulcritud mental
ESO NO ES NOVEDAD EN EL GOBIERNO DE CORREA PARA TODO CARGO PUBLICO HABIA QUE PAGAR DESDE EL MANDO SUPERIOR, MEDIO E INCLUSO EL MANDO INFERIOR NADA ERA POR MERITOS ESO QUEDABA A UN LADO, A ELLOS LO QUE LES INTERESABA ES QUIEN DA MAS POR EL CARGO, UNO SE QUEDA ABSORTO DE TANTA PILLERIA.
Estimado Señor Santiago Basabe:
Me permito extenderle mi felicitación por el excelente artículo titulado: “Pagos por trabajar” en la Asamblea: lo que todos ya sabíamos, mismo que enfoca claramente el estigma de descomposición moral heredado de los últimos años y que en estos días se ha destapado en la Asamblea Nacional con denuncias en contra de ciertos Asambleístas que antes y hoy han cometido un grave delito en contra de sus propios colaboradores, al exigirles pagos a cambio de sus puestos de trabajo, hecho que jurídicamente se lo conoce como delito de exacción
Al respecto, pongo en su conocimiento que en el mes de Enero de este año presenté en la Asamblea un Proyecto de Reforma al Código Integral Penal COIP, contra la Corrupción, para que, entre otras cosas, se incluya la exacción en este cuerpo legal; proyecto que lamentablemente no fue tomado en cuenta por la Comisión de Justicia al no incorporarlo en la Ley de Lucha contra la Corrupción, lo que ocasionó mi firme reclamo en la Sesión del Pleno N.º 531 del 14 de Agosto del presente, razón por la que estoy exigiendo se lo incluya al COIP como un delito específicamente tipificado para que sean sancionados severamente las autoridades que cometan este acto execrable.
Agradezco su gentil atención
Asambleísta Fernando Callejas Barona
Ud ha puesto le dedo en la llaga mi estimado Santiago; la sal en la herida, etc, etc, lo que Ud manifiesta es una verdad como una catedral, sólo que se olvidó de algo también más vergonzoso y que por honor a la verdad, hay que decirlo: los favores sexuales por cargos que han sido también la comidilla de los pasillos legislativos; quien escribe esto, lo hace con conocimiento de causa, ya que fui secretario particular de un diputado allá en los 80 y fui testigo de muuuchos casos de esta índole. El famoso palacio legislativo no es mejor que un nido de ratas de dos patas.
Una medida práctica sería establecer por ley, como es en otros países del mundo que sólo los bloques legisaltivos tengan asistentes y asesores; no más asesores ni asistentes para los asambleistas individuales.