Hay excepciones que no menciono para que no aparezcan sesgadas. Pero son pocas. En realidad, la mayoría de políticos y de formas diferentes, más crudas o maquilladas, no son referentes de ideas. La escuela de política ecuatoriana arroja el arquetipo del tarimero, maniobrero, oportunista y electorero.
Un dirigente político, al definir su organización, la identificaba como un sitio en el caben todas las ideas y todas las visiones. Con certeza no razonó apropiadamente o si lo hizo mostraba la ética con que estructura la representación política. No importa si el militante o aspirante a candidato tiene ideas, o si las tiene, tampoco importa si son coherentes con las que supuestamente impulsa o defiende el movimiento político. Lo que importa es si “sus números” son buenos para ganar una elección. Tampoco importa si el elegido va en pos de llenarse los bolsillos o son previsibles sus incapacidades de gestión y, menos, si en el futuro se virará.
Hay un desencanto en la política. Entre aquellos que tienen ideas y sentido de la lealtad con esas ideas, porque el espacio de participación se constriñe en favor de aquellos que arriendan y cambian de clubes, como jugadores de fútbol. El otro tipo de desencanto es el prematuro de jóvenes narcisistas que están urgidos de éxito económico y en construir su hábitat abstraído de intentar incidir en cómo se organiza y funciona la sociedad y el Estado.
En los ochentas, surgieron potentes liderazgos en el primer mundo con la evidente intención de impulsar profundas transformaciones ideológicas cuyas secuelas persisten. Ronald Reagan y Margaret Tachter, liberales y anticomunistas, compartieron una agenda para acabar con el socialismo real, que se desmoronó finalmente en 1989, y llevar a cabo reformas económicas para superar el keynesianismo hegemónico en las economías, lo que más adelante fue denominado “Consenso de Washington”. Más tarde, un líder de características similares surgió en España. José María Aznar es un referente de un sistema de ideas que condujo al despunte económico; sistema que ha recuperado con la elección de Pablo Casado como presidente del Partido Popular.
En Ecuador hubo organizaciones políticas que eran identificadas con ideas. Generalmente, sus militantes y candidatos tenían la formación y capacidad de defender esas ideas. Generalmente, sus estructuras estuvieron a salvo del inmediatismo perverso de ser alquiladas para que algún oportunista se haga de un cargo público. Luego de la crisis de 1999, esas organizaciones fueron devastadas por la re-emergencia del populismo y el electorerismo. El correísmo hizo metástasis en la política. Al parecer muchas, y sin duda no todas las personas, involucradas en organizaciones políticas reducen su rol a usar los graves y serios dramas económicos y de corrupción como insumo para el escándalo y/o restringir el ejercicio de la política a cumplir formalidades legales o llenar listas con nombres sin beneficio de inventario.
El ansia de poder, el figuretismo y la vanidad desnudan las bajas pasiones. Ansiosos de candidaturas por el riesgo que su mediocridad u oportunismo los conduzca al olvido, en alianza con quienes confunden los fines de las organizaciones políticas y las inmediatizan exclusivamente con lo electoral, aportan en degradar la política hacia lo pedestre. Un partido o un movimiento político debe ganar elecciones no por ganarlas, sino por que esos éxitos electorales validan la fuerza de las ideas, permiten su aplicación en el propósito de transformar la realidad y de sostener ese proceso en el largo plazo.
Con Moreno, la urgencia de sepultar a Correa, ha inmediatizado mucho más la política y ha anulado el debate de ideas. La noción que oponerse a Moreno favorece a Correa, muy generalizada entre las élites, le cabe el calificativo de limitadita. Oponerse a Correa no era expresión emocional sino la discrepancia ética contra sus ideas autoritarias, el estatismo y, finalmente, su contumaz corrupción. Oponerse a Moreno no es por favorecer al inmoral del ático (qué peregrina idea!). Moreno es un socialista por intuición, sin la decisión de dar el viraje que la realidad y la historia exigen. La oposición debe construirse sobre su propuesta de ideas y las estructuras políticas deben armarse en esa lógica. Inmediatizarlas para ganar elecciones, como fin en sí mismo, no va en la línea de tener partidos que sirvan de instrumentos de la democracia sino como cenáculo del oportunismo.
La izquierda en el Ecuador, generalmente, se sostiene en sus consignas. Persiste en etiquetar como neoliberal no a la economía sostenida por el libre mercado, sino al proteccionismo; no a la inversión privada sin restricciones, sino a los estímulos que crean favoritismo que atenta contra la competencia; no a eliminar subsidios estatales, sino a sostenerlos a pretexto de competitividad. El sistema de libertades, que en los ochenta arrasó con la Cortina de Hierro, necesita líderes empresariales que lo defiendan y no defienda sus antítesis. Y necesita de organizaciones políticas que se repleten de cuadros para multiplicar el pensamiento y garantizar que esas ideas sean eficientes, a través de ganar elecciones, en ese orden.
Diego Ordóñez es abogado.
Falicitaciones, una visión bastante acertada sobre la práctica y el objetivo de nuestros polítiqueros?…
Es una realidad lamentable y triste, oportunismo y endiosados con el poder, indiferentes con el bienestar y la responsabilidad que tienen con el pueblo.
Nada de valores, solo se va tras el poder, se hacen leyes que les beneficien a ellos y solo hay persecución cuando un desacuerdo se ha presentado entre bandas o perdón bandos politicos.
Excelente análisis.
BUENO EL ENSAYO FELICITACIONES, A MI JUICIO EN EL ECUADOR SE PROSTITUYÓ EL TÉRMINO POLÍTICA Y SE LO SUSTITUYÓ POR EL DE LA POLITIQUERÍA…LA POLÍTICA EN ESENCIA ES EL ARTE DE HACER BIEN LAS COSAS, EN BENEFICIO DE LOS DEMÁS… UN TEMA NETAMENTE TÉCNICO SE LO TRANSFORMÓ EN POLITIQUERO… Y ALLÍ ASOMARON LOS ARRIBISTAS, AVENTUREROS, PETULANTES, ABUSIVOS DE SIEMPRE, QUE SIN NINGUNA PREPARACIÓN ENTENDIERON QUE LA POLÍTICA ES BENEFICIARSE EN LO PERSONAL Y AL GRUPO DE AMIGUITOS…A LAS PRUEBAS ME REMITO, LA BANDA DE A.P….
Cómo siempre un acertado análisis y con propuestas de lo que sería socialmente saludable llevar a cabo. Pero para quienes procuran entrar en la política pareciera que la única idea que tienen es llegar al poder a como de lugar para robar lo que mas puedan. Prohibido olvidar los delincuentes de la última década. Y los que todavía siguen con el cuántico a la cabeza.
felicitaciones….pero…….
De acuerdo con su manera de ver la POLÍTICA ecuatoriana,pero desgraciadamente nuestra triste realidad es producto de agentes endógenos y exógenos que inciden en nuestro comportamiento,como son la genética y el factor tropical,fuera de nuestra policromía étnica.Estos factores inciden directamente en el comportamiento y forma de pensar o ver las cosas desde diferentes puntos de vista y hasta intereses.- Un so)lo ejemplo para demostrar mi cosmovisión costeña-amazónica ( calientes) – frente a la andina (frios ). Sería bueno hacer una investigación sobre el manejo económico de los Municipios ,de acuerdo a la Contraloría. E inclusive el como se lleva la política partidista en las regiones.
Felicitaciones un análisis bien estructurado de la realidad de la política ecuatoriana.
Acertado análisis de nuestra política Nacional y mundial…