Brasil encerrado en un dilema shakesperiano: en la segunda vuelta se enfrentan el perfecto representante de Lula da Silva y Dilma Rousseff, dirigentes que se feriaron la bonanza económico y articularon una empresa de corrupción sin precedentes, y un político que, por sus convicciones, es un extremista xenófobo, defensor de valores ultra reaccionarios y favorable a que los ciudadanos se armen. Dos males para la sociedad más numerosa de América del Sur. Chamorro capta el terrible dilema que hacen pesar Jair Bolsonaro, de la derecha extrema que obtuvo 46% de votos, y Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, que apenas logró 29%, en la primera vuelta. Los 143 millones de brasileños votarán de nuevo el 28 de octubre.

Es un grave dilema el de Brasil y el de muchos paises de cualquier parte del mundo. Las masas acaban eligiendo entre extremismos mesiánicos que acabarán generando más caos y división. Un maniqueismo perverso.
Los ROBOLUCIONARIOS ya fueron probados y se conoce que perjudicará al país. El otro aún no se sabe que podrá hacer, de pronto sale otro Pinochet, y Brasil se va para arriba. Si sale otro Correa se hunden mas y con ello media América del Sur.