En cartas dirigidas al presidente Moreno por José Hernández, director de este Portal, repasa lo que ha sido una reflexión editorial constante: salir de un régimen autoritario y corrupto, obliga a una transición concertada entre la mayor parte de la sociedad política y civil. No obstante que en la campaña electoral, Moreno fue un obsecuente con el discurso mentiroso y difamador de Correa, al asumir la presidencia denunció las reales condiciones en las que la recibió, de colapso económico y secuestro institucional y ofreció cambiarlas. Al hacerlo, se entendió que aparte de romper con Correa, había necesidad de romper con el correísmo y su modelo incrustado en la estructura legal y administrativa.
En España y Chile, buenos ejemplos del carácter de una transición, muestran que la decisión política de salir de una dictadura a una democracia se combinaba entre el liderazgo y certeza de quienes ejercían el gobierno, una agenda de cambios políticos y económicos y una concertación amplia en torno de ella. Moreno, venido del correísmo, se impuso la tarea de liderar esa transición. Dieciocho meses han decurrido de su gobierno y a más de prolífica retórica y cambios coyunturales, el gobierno no tiene una agenda de transición y menos aún, voluntad de consensuar mayoritariamente.
En realidad, desde el inicio, Moreno planteó severas exclusiones al diálogo. Con la derecha ni a la esquina, dijo, que según los datos electorales representaban la mitad del electorado. Y ha preferido usar esos atávicos procedimientos encubiertos de acuerdos políticos. No a diálogos visibles, transparentes y objeto de escrutinio social.
Salir del correísmo requería y requiere ampliar la posibilidad de encontrar ministros, asesores y otros colaboradores para reemplazar a agnados, cognados y obsecuentes que fueron enquistados en la administración pública. Moreno con lentitud ha realizado cambios de su equipo. Incorporó algunos miembros de Ruptura 25 que parecía iba a dar un carácter, una identidad al gobierno. También incorporó profesionales en áreas de Defensa y Relaciones Exteriores. Parecía que iba a dar una viraje importante en el manejo de la economía. Pero ha sumado en su entorno más cercano, personajes que expresan conflictos de intereses o que tienen cuestionables relaciones personales o de negocios. El gobierno, así armado, es un collage que muestra esas alianzas políticas subterráneas en torno a repartir espacios de poder y áreas de negocios. En el gobierno no hay proyecto que lo articule, que le atribuya identidad.
¿Cuál es la agenda del acuerdo entre Nebot y Moreno? Algunos negarán su existencia, pero los signos muestran lo contrario. Una nocturna visita del presidente Moreno, a la casa de un asambleísta socialcristiano tiene una sola lectura, y es que hay una proximidad política. Que no se critica pero que se debe explicar por saber alcances, intenciones y perspectivas. Los votos del PSC en la Asamblea han servido para elegir a la actual Presidente de la Asamblea, para votar la ley que llamaron de “prosperidad” y en general para defender al gobierno de las amenazas del bloque correísta y de las críticas del bloque de CREO. Fue notorio el frenazo que puso Moreno al inminente inicio de conversaciones con el FMI, impulsado por el equipo económico, luego de la iracunda recomendación de Jaime Nebot en sentido contrario que también fue transmitida al Ministro de Economía por intermedio de dirigentes gremiales. Los recientes festejos del 9 de Octubre sirven también para confirmar esa percepción de un acuerdo, que también parece será electoral, pues Alianza País no presentará candidato a la Alcaldía de Guayaquil y tampoco, se nota, apoyaría a Jairala.
Ese acuerdo, que también explica la presencia de muchos cercanos al PSC en importantes puestos públicos, ¿es el soporte de gobernabilidad para la transición? Es decir, hay ¿una agenda sobre las reformas estructurales y políticas que se requieren para sepultar el oprobioso correísmo? O se trata de la reedición del formato de control que Jaime Nebot y en su momento Febres Cordero tuvieron sobre gobiernos políticamente débiles. Esta relación, ¿impide ampliar la base del diálogo con otros sectores políticos? .
En el campo del deber ser, una transición, entendida en la dimensión de lo que significa en contenidos, liderazgo y convocatoria, debe ser una tarea mancomunada, resultado de consensos políticos y legítimos. En términos de la realidad, Moreno ha dado evidencia de no entender su rol, ni tampoco de contar con el liderazgo. Ha mediatizado los acuerdos a lo estrictamente coyuntural, ha desestimado una agenda de mediano y largo plazo, tanto en lo político y más grave en lo económico. Se percibe en lo que hace y mucho en lo que no hace, la intención de salir del paso, hasta que termine su mandato.
José Hernández en las cartas a Moreno se mueve en el escenario de lo necesario. Agenda nacional, reforma institucional, diálogo y amplios acuerdos. Moreno cerró apoyo político y ciudadano cuando recogió la lucha en las calles, liderada por Guillermo Lasso, contra la reelección indefinida y a favor de una consulta popular. Luego de esa consulta, el gobierno perdió liderazgo y Moreno se ha perdido ese apoyo del que gozó. Para reponerse, no intenta retomar la agenda de la transición, sino ha optado por obtener apoyos políticos, tácitos o tapados, de sectores que tarde o temprano de pasarán la factura. Eso ha sucedido siempre.
Diego Ordóñez es abogado.
El segundo parrafo de este su regio analisis describe con claridad y acertadamente lo que deberia ser una transicion, como usted menciona España y Chile, paises que sufrieron epocas negras y supieron manejar momentos tan cruciales en la vida de sus paises en pos de lograr se estableciera la democracia en beneficio de toda su gente.
Me permito copiar a continuacion uno de los parrafos de su escrito,
“En el campo del deber ser, una transición, entendida en la dimensión de lo que significa en contenidos, liderazgo y convocatoria, debe ser una tarea mancomunada, resultado de consensos políticos y legítimos. En términos de la realidad, Moreno ha dado evidencia de no entender su rol, ni tampoco de contar con el liderazgo.”
Concuerdo con el mismo pues hablando francamente, un ejemplo simple: en el sector privado quien dirige una empresa, rodeado de colaboradores expertos en las diferentes areas, sabe que para que la empresa crezca, conciente de la competencia, es vital tener un plan de inmediato, mediano y largo plazo, con vision y pragmatismo, pues ni las improvisaciones, ni el estilo de practicar la ley del menor esfuerzo, ni las soluciones “parche” ni son aceptables, ni funcionan, y si se comportara de ese modo, demostrando que el cargo le quedo grande, no hay vuelva luegos y pronto seria reemplazado.
Alguna vez expreso Moreno que gobernaria para todos, suponemos que implica rodearse de gente preparada, capaz, honrada, sin importar filiacion politica ni cosas que se le parezcan, que pienso todos entendemos no significa “componendas de conveniencia” para salir del paso hasta que cumpla su mandato…………Preocupante si fuere el caso, pues la ciudadania le brindo su respaldo conciente de la situacion en que recibio el pais, pero “mucho ruido y pocas nueces” no mismo convence, no hay mas fuentes de trabajo para que baje el desempleo y subempleo, y la paciencia de la ciudadania tiene su limite. Sin pesimismo, pero con realismo el titulo de su escrito es preciso: hacia donde vamos?
¡Excelente análisis!. El Dr. Ordóñez describe, con meridiana claridad, las contradicciones e indecisiones del Presidente Moreno, y también la siempre sinuosa manera de hacer política de los social cristianos. Mientras Lenín Moreno no se decida a romper definitivamente con el correísmo, deshaciéndose de todas sus “figuras” que están en el Gobierno, y que aún añoran en secreto al caudillo, no habrá una verdadera recuperación de la institucionalidad en el Ecuador.