Post correísmo: nuestro maravilloso mundo animal

En la relación hombre naturaleza, algunos no lograrán pasar a la historia porque sus actos apenas les alcanzan para mantenerse con uñas y dientes en la zoología. Otros en cambio nacieron con ese instinto animal y no necesitan hacer mayores esfuerzos para sobresalir en la jungla. De todas maneras, lo que se trata en política es de perpetuar las especies (o mejorarlas), cruzándose con ejemplares de diversa estirpe o linaje. Pasemos a descubrir algunas características de los seres vivos y vivísimos de nuestra fauna.

El reino animal, animalia o metazoa lo componen todos los vertebrados e invertebrados, mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles. Pero parece que aquí hay gato encerrado porque se toma en cuenta solamente su naturaleza, más dejan a un lado todas las bestialidades que se cometen en nombre de la democracia.

En el grupo de los de pezuña tenemos a los chivos expiatorios del 30-S que hasta ahora están pagando culpas ajenas. En finanzas sobresalen las cabras que tiran al monte del FMI para empeñar nuestra alma al diablo. Los sementales asambleístas torean el hambre de la opinión pública, sacrificando solo a dos de sus vacas sagradas. Curiosamente, los ciervos que más de una década fueron amamantados por la revolución ciudadana, ahora pasaron a ser no contactados y ya no los toman en cuenta ni para los sánduches.

En avecillas tenemos de todo. Desde aves del corral constitucional como el Gallo, hasta la Gallinita Ciega que preside la Asamblea. Otras de un colorido plumaje verdeflex como un jilguerito cantor que se quedó mudo y a dieta, al ser transferido de la cárcel 4 a la de Latacunga. En el Plenario destacan varios plumíferos: desde las palomas mensajeras del ático hasta las mansas palomas que solo se despiertan para levantar la mano. Así como buitres –únicos en su especie– que no se alimentan de carroña sino de los diezmos de sus asesores, cerrándoles el pico bajo amenaza de dejarlos sin trabajo. Capítulo aparte son los pájaros de alto vuelo; bandadas de pajarracos que viven fuera de nuestro espacio aéreo y que regresan al país solo para reproducirse.

De la última década tenemos a los grandes mamíferos, derivados del horóscopo chino. Mammalia de sangre caliente y de medio pelo donde destacan los grandes depredadores de nuestra economía y sus crías. Destaca en este grupo el líder de la manada que empezó como el pequeño saltamontes del dragón y terminó convirtiéndose en el jaguar sudamericano. Junto a sus cachorros defendían -y defienden- con uñas y dientes a sus presas políticas de la década ganada. Ya retirado y despojado de su pedigrí, el jaguar quedó reducido a un simple conejillo de indias. Tampoco dejemos de lado a los camaleones, saurópsidos que cambian de color según la ocasión. Cuando estaban junto al jaguar eran de un color verdeflex, ahora son del mismo color, pero más Moreno.

El trabajo de hormiga y hormigón armado de las grandes obras, fueron ejecutadas por grandes saurios y contratados bajo la modalidad de que lagarto no come a lagarto. Ya en obra, el reptil contratado se comió todo lo que se movía por el Coca Codo Sinclair. En cuanto a los contratantes, todos han desaparecido. Los sapos dan la cara a la vanidad de las inauguraciones pero jamás a la justicia. Para otras obras de proporciones descomunales y acordes a la revolución, se contrataron los servicios de los elefantes blancos. Por la cantidad de recursos que ingresaban a las ancas y sobacos fiscales, se contrataba de emergencia y se terminaba al apuro, hasta que se acabó la plata y se acabó la fiesta. Hasta hoy no sabemos quién ganó la carrera de caballos y parada de burros.

En las fábulas de la comunicación teníamos de todo. Desde las Bestias salvajes de la prensa corrugta, hasta sus grandes depredadores que los perseguían a lo bestia. Desde la selva virgen de la Supercom, Chita organizaba safaris para cazarlos y luego llevarlos a Tarzán para que los exhiba como trofeos en las sabatinas o en el Salón Amarillo. De la familia de lo vivíparos, tampoco podemos dejar de mencionar al par de hienas que se encargaron de la pauta publicitaria del reino.

En lo internacional, brillaron en Italia los vasos de Ruga, la tortuga. Por su modus operandi, el pavo real Assange no tuvo más remedio que someterse a la humillación de volverse ecuatoriano y cambiar su modus vivendi. Y qué decir de los ovejunos que aprendieron a aullar como lobos, juntándose con amistades como Nicolás Maduro.  

En nuestra vida marina tenemos al delfín de la derecha, que según parece, va a nadar en las aguas profundas de las próximas presidenciales. Así mismo, algunos caballitos marinos de Creo, que alelados se dirigen hacia los cantos de sirena de la Asamblea. En criaturas abisales tenemos a los peces gordos que viven a oscuras en el lecho marino y brillan con luz propia, esperando que una u otra presa caiga en las redes del giro específico del negocio.

De la familia de los úrsidos tenemos a los osos de anteojos y las nuevas camadas de Adelante Ecuatoriano Adelante, cuyo progenitor se la pasa hibernando en la cueva del oso y solo lo despiertan para las épocas electorales. Otros mamíferos de las familia de los rumiantes como las reses, se preocupan del medio ambiente y hacen vaca por la desaparición del control electoral.

Cómo olvidarnos de los grandes depredadores que perpetúan su especie a costa de tragarse enteritos a los demás. Los anfibios del gobierno actual, no contaban con que los reptiles corruptos del sector público no solo se arrastran y escurren entre sus piernas sino que además se reproducen como conejos. Imposibilitados de controlar su apetito voraz, no les quedó más remedio que entregarse en cuerpo y alma a sus bajos instintos y ser devorados por la costumbre. Quién los manda a meterse en la boca del lobo.

Nuestra política también la conforman microorganismos unicelulares y asexuados. O huéspedes intestinales como lombrices, tenias, giardias, elicobacter pillori, amebas y otros parásitos que ayudan a la digestión de nuestro país. A otras tiendas pertenecen los Insectos voladores como los zancudos, abejas y abejorros. O Moscas que ayer volaban alrededor de la revolución ciudadana y hoy vuelan alrededor del asiento de quien les da de comer.

En salud tenemos una gran variedad de especies. Pero ninguna tiene remedio. Y si lo tiene, las medicinas ya están caducadas. En este sector impera la ley de la selva donde solo los más fuertes sobreviven. Entre los ejemplares que dan o piden lana al homo erectus están las ovejas, las llamas y las vicuñas.

De nuestra economía solo quedan los huesos sobre la mesa servida. Los buitres se la tragaron. No responden y es inútil gastar pólvora en gallinazo. El IESS no da señales de vida; los pagos que hacemos los patos afiliados, no alcanzan para satisfacer la demanda de toda la prole del vecino.

En cuanto a los semovientes de los cuarteles, algunos militares trabajan como bueyes, mientras que otros como mulas (del narcotráfico). Algunos están implicados en corrupción, porque según dicen, es más fácil ver volar un burro que un helicóptero Dhruv. Alguien habló, pero los herbívoros lo callaron.

En educación tenemos a los vampiros que chuparon la sangre a la infeliz Yachay. O Sanguijuelas que se hicieron de la vista gorda con los proyectos del milenio y sabandijas que se aprovecharon de la inocencia de sus educandos.

Las ratas, ratones y rateros están escondidos. No saben en dónde meterse porque tienen vergüenza de que los confundan con los perseguidos políticos.
Hasta aquí, los gobiernos solucionan los problemas de su gallada más no de la manada. Los que vivimos en esta jungla seguimos esperando la cirugía mayor. Hasta tanto, nos conformamos con una mano de gato.
PD.
Por un error de tipeo no incluimos al escurridizo Speady González. (José Serrano).

Caricatura: Marcelo Chamorro.