Una consigna, casi clandestina, recorre cenáculos donde políticos y otras elites se dan cita: no hay cómo criticar a Lenín Moreno. Es una consigna que tiene justificaciones: Rafael Correa dejó un país descuadernado, con una institucionalidad secuestrada, una economía en crisis y una corrupción galopante. La tarea nacional es, entonces, cerrar el ciclo correísta, recuperar la institucionalidad, parar la economía, llevar a los corruptos ante la Justicia que, se supone, está en la senda de proceder con independencia.
No hay nada, en apariencia, que pueda contrarrestar esas razones que se antojan ajustadas al momento que vive el país. Pero hay algunos fundamentos conceptuales y de política pública que acompañan ese raciocinio, muestran sus límites. Y su inconveniencia en una sociedad democrática. Por ejemplo, suponer que aquellos que emiten críticas sobre el gobierno de Lenín Moreno hacen el juego del correísmo militante. Suponer que Moreno es tan débil, que la crítica pone en jaque su gobierno. O suponer, en fin, que para cumplir con un bien superior, hay que cerrar los ojos sobre la gestión de la actual administración.
¿Qué duda cabe de que Correa y los suyos piensen generar caos para intentar pescar a río revuelto? Basta leer las redes sociales del señor del ático, oír a Ricardo Patiño o ver los esfuerzos desaforados alrededor de Jorge Glas para convertirlo en víctima propiciatoria. Ese es un problema que –si el correísmo no atenta contra la legalidad– la democracia tiene que administrar. Para eso está. Pero salir del correísmo entraña precisamente reconocer que la democracia ni es unívoca ni se protege simulando falsas unanimidades alrededor del poder político. La democracia no solo es la expresión de las diferencias sino que celebra la crítica y la polémica como mecanismos indispensables de su dinámica. La supuesta unanimidad (voluntaria o impuesta) convierte la sociedad en cementerio.
Los partidarios de no criticar las cosas criticables del gobierno de Lenín Moreno están repitiendo a Rafael Correa. Al revés, claro. Correa y los suyos crearon una enorme presión social, política y mediática para hacer de sus críticos agentes (de la oligarquía, de los poderes fácticos, de la CIA…) encargados de dar al traste con su supuesto proyecto de cambio. Fue tal la presión que las llamadas minorías (en las cuales se ubicaban paradójicamente grupos organizados de mujeres) renunciaron a sus agendas para defender “el proyecto”. Hubo unanimidad social para acallar voces disidentes, para criminalizar las críticas (justificadas o no; interesadas o no), perseguir a periodistas y convertir a los ciudadanos en fans de un líder y de sus ideas.
Salir del correísmo (y no únicamente de Correa) empieza por desmontar (y no repetir en sentido contrario) las estructuras y los mecanismos que usaron Correa y los suyos para usurpar el poder, controlarlo todo y convertir a los ciudadanos en ovejas de un supuesto pastor. Y desmontar ese sistema (si ese fuera el objetivo de Moreno) solo se logra poniendo en práctica la dinámica que Correa quiso anular. En claro, ahora, como siempre en democracia, los ciudadanos y sobre todo la prensa, tienen que aprender de lo que pasó durante una década y volver al sentido común que tan mala vida tuvo durante el correísmo. Si Moreno tiene aciertos (y ha tenido algunos) hay que celebrarlos. Pero en el resto –y en todo lo que sea o parezca un error– el rol de los ciudadanos y de la prensa es alertar, debatir, criticar o polemizar con el gobierno. ¿Cómo puede rectificar –si esa fuera su intención– si no hay en la esfera pública ciudadanos y medios que señalen sus equivocaciones a tiempo? ¿En qué queda la máxima del Presidente según la cual la prensa es un asesor de tiempo completo cuyos servicios le resultan totalmente gratuitos?
La consigna de no criticar a Moreno es la mejor prueba de que algunas elites del país entienden mal, o no entienden, lo que significó el correísmo: el poder político librado a su propia lógica, sin contrapesos y sin ciudadanos. También sin prensa (porque la persiguió pensando en desaparecerla). Lo que hay que reponer es eso: no el silencio. No la abdicación de roles. No la ficción de que en democracia hay bienes superiores ante los cuales las razones profundas de la propia democracia deben sucumbir.
El reto no es volver a firmar cheques en blanco al poder. El reto es subir los estándares. Que el gobierno sea más transparente, más convincente (mediante sus acciones), que haga más política de la buena. Que no se esconda. Que encare las críticas y las responda. Que no busque unanimidades ficticias. La situación crítica del país no requiere cegueras pactadas o inducidas. Requiere un gobierno que hable claro, que dé certezas, que negocie un acuerdo político mínimo; un gobierno que renuncie a tener futuro político porque tiene tareas trascendentes hasta que acabe su período. En definitiva, el país necesita un gobierno democrático que sea más creativo, más propositivo, más convocante. Que quiera tener ciudadanos en frente; no un coro de admiradores. O de mudos.
La situación del país no reclama, como proponen ciertas elites, que los ciudadanos y la prensa salgan de la escena y crean que el futuro común se limita a mirar por el retrovisor donde Correa y los suyos sueñan con avivar el caos: reclama que esas elites se hagan cargo, con entusiasmo, de ayudar a proponer, con compromisos reales y públicos de su parte, un país donde vivir y trabajar vuelva a ser parte del sueño global de los ciudadanos de a pie.
Foto: Presidencia de la República
Sr. Hernandez, la ceguera parece que no tiene componte…………
Le comento y copio a continuacion el titulo de un reportaje publicado en el periodico britanico The Guardian, sobre lo que parece cada dia mas el enredado tema assange, su relacion con correa, la intromision del primero en las elecciones estadounidenses de 2016. Y todos sabemos el daño y los problemas que ha creado a Ecuador esta ideota del mente brillante, entiendase correa, empezando por la forma negativa que afecto la imagen internacional del pais. Bueno ahi va el titulo. Ojala el Presidente Moreno y el regio canciller que felizmente tiene ahora Ecuador, capten de una vez por todas que el impresentable australiano, contrario a lo que dicen y pintan los abogados defensores, NO ESTA EN PELIGRO DE MUERTE, lo que sucede es que tendra que responder ante la Justicia Norteamericana, y al final del dia ir a dar con su repugnante humanidad tras las rejas por decadas y amen. Se le olvido en su prepotencia, que los actos de cada persona tienen consecuencias, por mas que al ver la realidad juegue a la victima y pataleen el y sus abogados.
Manafort held secret talks with Assange in Ecuadorian embassy
Exclusive: Trump ally met WikiLeaks founder months before emails hacked by Russia were published
(Manafort mantuvo conversaciones secretas con Assange en la embajada Ecuatoriana. Exclusivo: Aliado de Trump se reunio con el fundador de Wikileaks meses antes de que los emails robados por Rusia fueren publicados.
Un antiguo proverbio árabe dice:
“El prudente no acepta ser mordido dos veces desde el mismo nido de serpientes”.
Está claro qué hay cada vez menos prudencia en la política nacional y cada vez más oportunismo y corrupción.
Los comentarios de Patricio y de Santiago Fernando hablan claramente de la cruda realidad en la cual se desenvuelve el país, sin rumbo, sin objetivos y en la realidad gobernado por por correistas aupados bajo la bandera de AP. El país no puede seguir así, con leyes laborales y económicas que asustan a los inversionistas internos y externos mientras los ministros expresan declaraciones rimbombantes que ya no se las cree nadie. La desidia cunde en el país, no hay trabajo, no hay liquidez y es increíble que el Presidente Moreno no se de cuenta de lo que está pasando. Por qué no sale a las calles y mira a los miles de compatriotas dedicados a la venta informal para poder ganarse unos pocos centavos? El país se hunde poco a poco en un abismo sin fondo. Es una pena.
Nuestro principal derecho e ineludible obligación es apoyar los aciertos del gobierno y oponernos a sus errores. Tal conducta representa el ejercicio de la lealtad cívica. El triunfo del gobierno como su fracaso es el fracaso o el triunfo de todos. Por tanto, callar lo malo o las equivocaciones no solo es atentar contra el gobierno que lo comete, sino, en especial, contra el país. El prohibido callar también significa la obligación de criticar con respeto, firmeza y sentido constructivo. El que no lo entiende es porque no atina cómo gobernar o hace de su política de gobierno un dogma del cual no es legítimo dudar. O sea, nos condena al fracaso. Así pues, no solo los periodistas y los ciudadanos estamos obligados a disentir y a explicar el por qué con argumentos. También, llegado el caso, y esperemos que no llegue, y si el gobierno ignora los planteamientos edificantes, deberá producirse un grito que se escuche en todo el territorio nacional y convoque a la población ecuatoriana a que la calle no calle. Entonces los argumentos se convertirían en patriótica y vibrante demanda colectiva.
¿Recuperar Institucionalidad?, no se puede recuperar lo que nunca se ha tenido.
..Si Moreno tiene aciertos (y ha tenido algunos) …….no se de que aciertos habla Sr. Hernandez…realmente somos críticos con nosotros mismos y las circuntancias porque llegamos hasta aquí..todo un embrollo de multiples situaciones que sucedieron hasta en elecciones..la historia nos juzgará..sin embargo presiento que se legitiman algunas acciones de este gobierno que no genera ninguna politica estatal certera..
Deberíamos considerar que la falta de políticas nacionales, independientemente de la ideología de derecha o izquierda, de quien ostente el poder del estado, hace que el Ecuador no tenga rumbo y pocas probabilidades de alcanzar el éxito económico y social. La participación ciudadana deja mucho que decir y hacer, no participa porque no está claro el norte del gobierno y la desconfianza que genera el gobierno porque la cirugía mayor a la corrupción quedó suspendida por falta de voluntad política y porque en su entorno presidencial, está infestado de correístas activos y pasivos, que no quieren rendir cuentas a la sociedad y justicia, se encubren ahora como morenistas para tener la protección estatal. En política o se hace bien las cosas o no se las hace. La historia y la sociedad sabrá juzgar a dichos actores políticos.
Lenin esta rodeado y manipulado por correistas que le hacen creer que el gobierna, pero tienen agenda propia al tiempo que se reparten el pastel estatal hasta empacharse.
Hace unos dias leía “La Fiscalía del Estado es tierra de nadie”…el titulo debería ser: el Ecuador entero es tierra de nadie, el país esta mas desinstitucionalizado que nunca, mas corrupto que nunca, las mismas practicas se repiten pero ahora bien aprendidas y aleccionadas. Presidente que pasa dando discursos inicuos y chistes idiotas, tontos con la sonrisa y beneplácito de una clase política de espanto, con un presidente q en su tontería nos pasa diciendo que el no buscaba ser presidente, que el no quería ser presidente, que a el no le gusta trabajar, que evita a toda costa el trabajo, que quiere largarse a su casa, que le importa un bledo el país, …ahora a las migajas llamamos logros, nos parecen grandes logros lo que nos debería parecer mas que normal…pais de encargados, transitorios, subrogantes, todos nombrados a dedo, sin corte constitucional, sin líder, sin plan económico, con un gabinete donde dos impresentables como michelena y roldan son lo máximo….a ese nivel hemos llegado, no esperemos mas tiempo y que se de paso a nuevas elecciones donde un presidente con legitimidad, conocimiento y sobre todo con personalidad férrea haga lo que tenga que hacer…al país lo están farreando…
Me parece que esta escribiendo un fanatico correista
Bien dicho Sr. Hernández, ¡Asi se habla! necesitamos que el gobierno sea sincero siempre y no solo cuando le conviene.